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10 claves para entender el resultado de las elecciones alemanas
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Adiós Merkel, hola ¿Scholz?

10 claves para entender el resultado de las elecciones alemanas

De la debacle de la CDU al rescate 'in extremis' de Die Linke, repasemos lo más importante que nos deja el resultado de ayer en 10 puntos.

Foto: Foto: EC Diseño.
Foto: EC Diseño.

Caras muy serias anoche en la Berliner Runde, más conocida como ronda de los elefantes, un debate en el que participan los candidatos de todos los partidos con representación en el Bundestag. Caras de tristeza también. Daba la sensación de que todos habían perdido y de alguna manera era así. Incluso el SPD, que ganó las elecciones, parecía lamentar el escaso margen por el que finalmente se decidió su victoria. Las encuestas clavaron el resultado del partido socialdemócrata, pero no terminaron de detectar la recuperación experimentada por la Unión en los últimos días. El miedo a una coalición de izquierdas, imposible aritméticamente ya por la debacle de Die Linke, y las tres o cuatro apariciones de Angela Merkel maquillaron la derrota del partido conservador. Pero repasemos lo más importante que nos deja el resultado de ayer en 10 puntos.

El SPD, gran triunfador de la noche electoral

No solo se impuso en la elección federal, sino que ganó también en las elecciones regionales de Berlín y Mecklenburg-Vorpommern, en esta última rozando el 40% de los votos. La fiesta de anoche en la Willy-Brandt-Haus es comprensible. Desde el año 2002, en aquella victoria por la mínima de Gerhard Schroeder, que se impuso por solo 6.000 votos al conservador Edmund Stoiber, los socialdemócratas no terminaban una noche electoral en la primera posición. La paz interna entre moderados e izquierdistas, la campaña sin errores del candidato más parecido a Merkel y los incontables desaciertos de sus rivales han llevado al SPD a una victoria absolutamente impensable cuando a principios del mes pasado estaba por debajo del 20% en intención de voto. Ni hay resurgir de la socialdemocracia ni lo tendrá fácil para formar Gobierno, pero ayer por la noche los militantes del partido más antiguo de Europa se fueron a dormir felices tras mucho tiempo sin poder celebrar nada.

Foto: Imagen: EC Diseño.

La Unión ha obtenido el peor resultado de la historia

De los 10 puntos que le aportaba Angela Merkel solo fue capaz de mantener uno. Extraña que anoche Laschet hablara de que su partido ha recibido un encargo de los alemanes para formar Gobierno. El prestigioso ‘Süddeutsche Zeitung’ le ha llamado mal perdedor y hay voces importantes dentro de la formación, como la del presidente de Sachsen, Michael Kretschmer, que han criticado públicamente el mensaje del líder de la CDU y habla de un nítido voto de cambio contra la Unión. Mientras tanto, en Baviera, la CSU destaca tres debilidades: falta de rumbo, campaña electoral errónea y mal candidato. La pelea interna en la Unión nunca terminó y puede estallar de nuevo en los próximos días. Laschet se juega su futuro político y tiene muy complicado reconstruir su autoridad y legitimidad en el partido, donde quieren evitar a toda costa que las tres victorias socialdemócratas del domingo consoliden un dominio del SPD en las cuatro elecciones regionales que se celebrarán en 2022, entre ellas las de Renania del Norte-Westfalia, gobernada todavía por Armin Laschet.

Foto: Imagen: EC Diseño.

Coalición semáforo

Olaf Scholz se ha impuesto por la mínima a Armin Laschet, les separa un punto y medio de porcentaje de voto, pero es el ganador de las elecciones y defiende que ha recibido un mandato claro para formar Gobierno. Los medios de comunicación alemanes respaldan la idea y Alemania se prepara para una coalición semáforo, inédita a nivel federal, con Los Verdes y el FDP como socios. Es la coalición de los únicos tres partidos que aumentaron su porcentaje de voto con respecto al 2017, como se apresuró a destacar el candidato del SPD en la ronda de los elefantes. Es también una coalición generacional, porque los socialdemócratas ganaron entre las personas mayores de 60 años y ecologistas y liberales triunfaron entre las menores de 25. Es una coalición del centro político, que representa a la vez continuidad y cambio. Pero es también una coalición entre partidos que tienen posiciones muy diferentes en los temas claves a los que se enfrenta el país. Van a tener que ceder mucho todos.

Los pequeños tienen todo el poder de negociación

El partido verde y los liberales saben que son necesarios para formar la coalición semáforo, la más probable tras el resultado electoral, pero también lo son para esa coalición Jamaica, liderada por la Unión, de la que hablaron ayer en la ronda de los elefantes tanto Armin Laschet como Markus Söder, líder de la CSU. Ambas formaciones tienen por tanto un lugar asegurado en el próximo Gobierno, pero, paradójicamente, son los dos partidos que menos tienen en común. Para tratar de eliminar obstáculos, en Berlín se empezó a hablar ayer del papel que pueden jugar Robert Habeck, colíder de los Verdes, y Christian Lindner, presidente del FPD. Ambos pueden sentarse a negociar un acuerdo de mínimos y condiciones conjuntas para después plantearle al SPD. También podrían hacer lo mismo con la Unión. Si saben jugar bien sus cartas, van a tener mucho poder dentro del futuro Ejecutivo y una agenda en la que sean protagonistas los temas más importantes para estos partidos. El problema será ver qué hacen con asuntos como los impuestos o el salario mínimo, en los que ecologistas y liberales tienen posiciones antagónicas. En todo caso, la tradición pactista que domina la cultura política alemana puede allanar el camino.

La tristeza de los Verdes después del mejor resultado de su historia

Analenna Baerbock, candidata de los Verdes, tenía anoche el rostro más triste de todos los participantes en la ronda de elefantes. A pesar de que su partido nunca había conseguido ese gran volumen de apoyo electoral, es la formación que más crece en relación con el 2017 y formarán parte del próximo Gobierno alemán. Pero las expectativas eran otras y no se ha cumplido ninguna. Y duele más sabiendo que el clima era uno de los dos temas más decisivos para el voto, junto a la justicia social. Pero ha habido alemanes que han votado con la preocupación del cambio climático y no han elegido la papeleta de los Verdes. Porque la candidata llegó muy desgastada, por culpa de la terrible campaña sucia que sufrió y sus errores no forzados, y porque el clima necesita mejores relatos y otras demandas que lo acompañen. La tristeza de Baerbock y su sincera asunción de responsabilidades puede conllevar algún reposicionamiento dentro del partido, con Robert Habeck recuperando el protagonismo perdido y haciéndose cargo de las negociaciones de un acuerdo de coalición. Seguro que se entiende mejor con Lindner de lo que lo haría Baerbock. Ambos lucen barba de tres días y han sido educados en una sociedad patriarcal que les ha mostrado desde niños cuáles son sus privilegios como hombres.

AfD se reafirma

La ultraderecha pierde apoyos, pero se mantiene por encima del 10% y queda primera en Sachsen y Thüringen, dos regiones del este de Alemania. AfD continúa su camino hacia un partido de corte regional, que cosecha éxitos en el antiguo territorio de la RDA, donde se ha situado como segunda fuerza por delante de la CDU. Todo eso a pesar de los innumerables problemas internos, de contar con dos candidatos bastante flojos y sin capacidad de comunicación, y no encontrar su sitio en la campaña porque los temas de agenda no eran los suyos, ya que nunca se habló de inmigración como hace cuatro años. La ultraderecha pasa de tercera a quinta fuerza en el Bundestag, pero recibirá un buen montante de dinero público para diseminar su discurso del odio por el país.

Foto: Tino Chrupalla, candidato de AfD a la cancillería. (Reuters)

A Die Linke le salvó del desastre Berlín y Leipzig

El partido de izquierdas, desnortado y con dos candidatos insípidos, tuvo que recurrir al comodín de los mandatos directos para no quedarse fuera del Bundestag. Con el 4,9% no llega a superar la barrera electoral para acceder al Parlamento alemán, pero haber ganado en dos distritos electorales del este de Berlín y en uno de Leipzig le permite mantener su lugar en el legislativo sumando un total de 39 escaños. Un alto premio para tal pobre 'performance'. Un resultado que hace imposible una coalición de izquierdas con el SPD y los Verdes, a la que le faltarían seis escaños. Podría parecer que esto le resta poder de negociación a Olaf Scholz, que ahora no puede presionar a los liberales con mirar hacia la izquierda, pero en realidad le da la tranquilidad de que nadie en su partido tratará de obligarle a hacer algo que el moderado candidato a canciller nunca quiso hacer.

Voto 'inútil'

El porcentaje de voto de los partidos que no obtienen representación se ha doblado. Encabezados por los Freie Wähler, partido que gobierna en coalición con la CSU en Baviera, que obtuvo un 2,4% de los votos a nivel federal. Un gran resultado para un partido desconocido fuera de tierras bávaras. Tan bueno que Markus Söder les echó la culpa de la derrota de la Unión en la ronda de los elefantes. Markus sabe matemáticas. Si Laschet hubiera recibido esos votos que fueron a Freie Wähler, hubiera superado a Olaf Scholz. Pero la política no son matemáticas y harían mejor en no buscar fuera a los culpables de su debacle.

La Unión y el FDP ganan entre los autónomos

El SPD y AfD ganan entre los trabajadores por cuenta ajena y los desempleados. No hay grandes diferencias entre el voto de hombres y mujeres, salvo en lo referido a AfD, que recibe mucho más apoyo masculino. Si nos fijamos en la economía personal de los alemanes, el orden de mejor a peor situación económica es: liberales, ecologistas, conservadores, socialdemócratas, izquierda y ultraderecha. Los Verdes triunfan entre las personas con más formación académica, mientras que la Unión y el SPD entre las que no tienen estudios. El excepcional trabajo de las encuestadoras alemanas nos permite conocer, el mismo día de la votación, muchísimos datos sobre el comportamiento electoral de los alemanes, lo que ayuda a comprender mejor el resultado. Los partidos tienen material de sobra para reposicionar sus estrategias si son capaces de leer bien toda esta información.

Alemania está dividida. Generacional y territorialmente

Entre los mayores, la CDU y el SPD no tienen rival. La juventud, sin embargo, da la espalda a los dos grandes partidos y opta por los Verdes, quienes se consideran progresistas, y por los liberales, quienes son más conservadores. Por territorios, la Unión triunfa en el sur industrial, el SPD en el norte de Alemania, los Verdes ganan en las ciudades y son irrelevantes en las zonas rurales y Sachsen y Thüringen se independizan políticamente del resto de Alemania eligiendo a la ultraderecha de AfD como primera fuerza. El fin de la era Merkel deja un país más dividido y un Parlamento muy fragmentado. La cultura política del consenso y el respeto al contrario que ella pregonó y practicó tiene una prueba de fuego en la próxima legislatura. Los retos para Alemania son enormes.

Caras muy serias anoche en la Berliner Runde, más conocida como ronda de los elefantes, un debate en el que participan los candidatos de todos los partidos con representación en el Bundestag. Caras de tristeza también. Daba la sensación de que todos habían perdido y de alguna manera era así. Incluso el SPD, que ganó las elecciones, parecía lamentar el escaso margen por el que finalmente se decidió su victoria. Las encuestas clavaron el resultado del partido socialdemócrata, pero no terminaron de detectar la recuperación experimentada por la Unión en los últimos días. El miedo a una coalición de izquierdas, imposible aritméticamente ya por la debacle de Die Linke, y las tres o cuatro apariciones de Angela Merkel maquillaron la derrota del partido conservador. Pero repasemos lo más importante que nos deja el resultado de ayer en 10 puntos.

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