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Drones, cañones de sonido y 40 km de hormigón: el rompeolas griego espera la marea afgana
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Fantasmas del pasado 2015

Drones, cañones de sonido y 40 km de hormigón: el rompeolas griego espera la marea afgana

Grecia está reuniendo todos los medios posibles para 'protegerse' ante la previsible marea migratoria afgana. El ministro de Inmigración ha afirmado que el país no puede permitirse otra situación como la de 2015

Foto: Un soldado frente a la nueva valla construida por Grecia en su frontera con Turquía. (Reuters)
Un soldado frente a la nueva valla construida por Grecia en su frontera con Turquía. (Reuters)

Grecia no está esperando sentada a que la primera oleada de afganos fruto de la vertiginosa caída de Afganistán en manos de los talibanes rompa sobre sus costas como la oleada de sirios en 2015 o, en 2020, cuando cientos de inmigrantes intentaron cruzar a Europa por el río Evros cuando Turquía dejó caer que iba a abrir su frontera. En esta ocasión, Grecia está reuniendo todos los medios posibles para 'protegerse' ante la previsible marea migratoria afgana. El ministro de Inmigración, Notis Mitarakis, ha afirmado que Grecia no puede permitirse otra situación como la de 2015 ni “acepta ser la puerta de entrada para los flujos irregulares hacia la Unión Europea”.

Para ello, el Gobierno conservador de Nueva Democracia ha preparado un arsenal: ha levantado un polémico muro de hormigón con alambrada metálica de 40 kilómetros en una zona de su frontera terrestre con Turquía, reforzará la vigilancia con nuevos drones, cámaras de visión nocturna, radares y con cañones de sonido, un dispositivo acústico de largo alcance.

“No podemos esperar con apatía las posibles consecuencias” de la reconquista talibana de Afganistán, ha asegurado Mijalis Jrisojoidis, que hasta ayer mismo fue ministro griego de Protección Ciudadana. "Vamos a defender y asegurar nuestras fronteras".

Foto: Evacuados afganos llegan a la base militar de Estados Unidos en Kaiserslautern, Alemania. (Getty)

Estados Unidos y las tropas occidentales abandonaron definitivamente el país este 30 de agosto, dejando atrás a cientos de miles de afganos que, bajo el Gobierno talibán, temen por su vida o por las dificultades de un régimen integrista islámico hasta el momento no reconocido como Gobierno legítimo por ningún país. En las próximas semanas, incluso meses, se calcula que miles de afganos podrían intentar salir del país vía Irán o Pakistán. A día de hoy, la frontera pakistaní recibe un flujo de 20.000 afganos cada 24 horas.

A pesar de que algunos expertos afirman que el potencial migratorio hacia Europa de Afganistán no es el de Siria, ya que las distancias son muy largas y para llegar hasta la UE los inmigrantes tendrán que cruzar muchas fronteras, y que solo un pequeño número de afganos acabará llegando a territorio comunitario, el miedo a revivir los fantasmas del pasado ha hecho que las capitales europeas hayan movilizado recursos para los países fronterizos con Afganistán.

"Es importante que la Unión Europea apoye a los países cercanos a Afganistán y asegurarnos de que no haya flujos migratorios en Europa", declaraba el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, el pasado 23 de agosto. "Europa no puede por sí sola hacer frente a las consecuencias de la situación actual. Debemos anticiparnos y protegernos de los importantes flujos migratorios irregulares", afirmó el presidente francés, Emmanuel Macron. Tras un primer encuentro este lunes, los ministros de Interior de los Veintisiete han destinado una partida de hasta 600 millones de euros para países vecinos como Pakistán, Irán, Uzbekistán o Turkmenistán, según filtraba el 'Financial Times'.

placeholder Vista de la valla construida contrarreloj en la frontera con Turquía. (Reuters)
Vista de la valla construida contrarreloj en la frontera con Turquía. (Reuters)

La rápida vuelta al poder de los talibanes y una posible crisis humanitaria que podría trasladarse a las puertas del Viejo Continente han vuelto a poner sobre la mesa la carencia de una política migratoria unificada a nivel comunitario.

Europa sigue sin establecer un sistema para redistribuir a los solicitantes de asilo que lleguen a ella a través de sus fronteras, aunque la sensibilidad europea al tema migratorio ya no es la misma que hace seis años. Atrás ha quedado la famosa frase de “¡Lo lograremos!”, de la canciller Angela Merkel, cuando dejó entrar en Alemania a miles de personas que habían llegado a través de la ruta de los Balcanes. Ahora, el término que se maneja sin embragues en Bruselas es "movimientos ilegales masivos" o "migración ilegal". Siete veces aparece mencionada la palabra 'seguridad' y cinco el término 'ilegal' en los apenas nueve párrafos de la declaración que este lunes han suscrito los 27 ministros de Interior europeos.

El objetivo ya no es acoger a los refugiados, sino ayudar a los países vecinos para que contengan el flujo a cambio de una compensación económica y limitar la llegada masiva de personas a territorio europeo.

Foto: Miles de afganos se apelotonan en la frontera entre Afganistán y Pakistán, en Spin Boldak. (EFE)

A pesar de que trasladar el problema a terceros países puede convertirse en un 'arma' para presionar a Bruselas (tal y como ya ocurrió en Evros y más recientemente en España, cuando miles de inmigrantes cruzaron a Ceuta en un solo día después de que Marruecos relajara la vigilancia fronteriza), Europa ha vuelto a mirar hacia Ankara como una posible solución ante un posible drama humanitario.

De vuelta a los brazos de Turquía

Tras el auge de los partidos populistas y de extrema derecha en Europa en 2016, los gobiernos europeos se dieron cuenta de que acoger a un alto número de refugiados traería un coste político que no estaban dispuestos a asumir y terminaron firmando un pacto con Turquía para detener el flujo de personas que cruzaba el Egeo hacia Grecia a cambio de 6.000 millones de euros. El bloque de los Veintisiete parece dispuesto una vez más a compensar económicamente a Turquía para mantener una vez más sus fronteras a salvo.

“Los refugiados procedentes de Afganistán llegarán primero a Turquía por lo que es asunto de la Unión Europea fortalecer la declaración conjunta de 2016 y de apoyar a Turquía”, ha defendido Notis Mitarakis, quien también enfatizó el hecho de que la Convención de Ginebra sobre los refugiados se refiere a personas que se desplazan “a un país vecino, no a otro continente”.

placeholder Proceso de construcción de la verja entre Grecia y Turquía. (EFE)
Proceso de construcción de la verja entre Grecia y Turquía. (EFE)

Pero la situación tampoco es idílica en Turquía, donde el presidente, Recep Tayyip Erdogan, acusa este último mes numerosas y violentas protestas internas por la continuada presencia de millones de refugiados sirios todavía en Turquía. Erdogan, quien ha ordenado también la construcción de un muro en la frontera turca con Irán, ha pedido a los países europeos que brinden refugio a los inmigrantes que llegarán en la previsible oleada afgana, que romperá antes en Turquía. “Europa no puede mantenerse al margen del problema sellando duramente sus fronteras para proteger la seguridad y el bienestar de sus ciudadanos”. Y ha añadido: "Turquía no tiene ningún deber, responsabilidad u obligación de ser el almacén de refugiados de Europa".

Erdogan: "Turquía no tiene ningún deber, responsabilidad u obligación de ser el almacén de refugiados de Europa"

Grecia ha sido hasta ahora la ruta elegida por los inmigrantes procedentes de Oriente Medio para llegar a Europa, tanto por su frontera terrestre con Turquía como cruzando el mar Egeo. Pero en los últimos meses Europa ha sido testigo del incremento de una ruta alternativa a través de Bielorrusia. En lo que va de año más de 3.000 inmigrantes (la mayoría iraquíes) han cruzado la frontera hacia la Unión Europea, presuntamente alentados por el régimen de Alexander Lukashenko, al que se ha acusado de abrir las puertas de la inmigración ilegal e instrumentalizar a los inmigrantes como respuesta a las sanciones impuestas por Europa. Ante el incremento de estas llegadas Lituania ha solicitado la ayuda de Frontex y ha obtenido el beneplácito de la Unión para construir una alambrada a lo largo de su frontera con Bielorrusia para detener el flujo.

Además de Lituania y Grecia, otros países de la UE también tomarán medidas para protegerse contra los flujos migratorios. Bulgaria ha asegurado que reforzará su frontera tanto con Grecia como con Turquía y Polonia ha anunciado la intención de construir un muro en su frontera con Bielorrusia, mientras que Chipre ha solicitado formalmente ayuda a Frontex para prevenir la llegada de inmigrantes procedentes, sobre todo, de Turquía.

Grecia no está esperando sentada a que la primera oleada de afganos fruto de la vertiginosa caída de Afganistán en manos de los talibanes rompa sobre sus costas como la oleada de sirios en 2015 o, en 2020, cuando cientos de inmigrantes intentaron cruzar a Europa por el río Evros cuando Turquía dejó caer que iba a abrir su frontera. En esta ocasión, Grecia está reuniendo todos los medios posibles para 'protegerse' ante la previsible marea migratoria afgana. El ministro de Inmigración, Notis Mitarakis, ha afirmado que Grecia no puede permitirse otra situación como la de 2015 ni “acepta ser la puerta de entrada para los flujos irregulares hacia la Unión Europea”.

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