Albares retira el plácet al exjefe de Gabinete de Laya para ser embajador en Moscú

Camilo Villarino, hombre fuerte de la exministra de Asuntos Exteriores Arancha González Laya e investigado en el marco del llamado caso Ghali, no irá destinado como embajador a Moscú. El ministro José Manuel Albares ha decidido retirar la petición de plácet para el veterano funcionario, quien lograba un cotizado destino internacional tras servir como jefe de Gabinete bajo tres ministros —socialistas y populares—. Desde Exteriores enmarcan la decisión como parte de la remodelación integral que está llevando a cabo el nuevo jefe de la diplomacia española, pero algunos observadores lo ven como una nueva concesión del Gobierno de Pedro Sánchez a Marruecos.

Villarino ha sido llamado a declarar el próximo 1 de septiembre como único imputado por un juzgado de instrucción de Zaragoza que investiga la entrada irregular del líder saharaui Brahim Ghali en España, uno de los detonantes de la crisis bilateral con Marruecos. Algunos observadores creen que la demanda —impulsada con sospechoso ahínco por un abogado de Torremolinos con vínculos marroquíes— es una suerte de 'trampa diplomática' de Marruecos que busca, en última instancia, la imputación de González Laya.

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Desde el ministerio aseguran que la decisión de retirar el plácet solicitado a Moscú no está relacionada con la demanda, sino que forma parte del habitual recambio de nombramientos que se produce con la llegada de una nueva Administración. Además de Villarino, también ha sido retirado el plácet para Sudáfrica de Felipe De la Morena, aseguran fuentes de Exteriores. Albares llevará al Consejo de Ministros nuevos candidatos para Rusia y Sudáfrica así como otras plazas clave, como París —que él mismo ocupaba hasta julio—, para continuar aliviando el cuello de botella de nombramientos que se generó durante los meses de González Laya en el cargo. También se nombrarán de los embajadores en Reino Unido, Irán y Guinea.

¿Chantaje diplomático?

Villarino reconoció ante el juez su papel en la subrepticia llegada de Ghali a España para tratarse de covid, donde autorizó que el líder del Frente Polisario, considerado un "terrorista" por Rabat, entrara sin ser sometido a control de pasaportes. A mediados de abril, el dirigente saharaui, de 72 años, llegó procedente a la base aérea de Zaragoza de Argelia, y de ahí fue trasladado en secreto al Hospital San Pedro de Logroño. Cuando los servicios secretos marroquíes filtraron la noticia a la prensa, González Laya justificó la acogida "por razones estrictamente humanitarias".

Esta irregular entrada en el país es la base de la demanda por posible prevaricación, encubrimiento y malversación que impulsa Antonio Udiales. El polémico abogado ha asegurado actuar de 'motu proprio' como perjudicado por la crisis —ya que su esposa es marroquí—; aunque en entrevistas con medios del país magrebí se ha mostrado más político, asegurando que España había "provocado un conflicto diplomático con Marruecos".

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"Si Albares cede ante las maniobras diplomático-judiciales marroquíes, Rabat se habría así cobrado una segunda pieza, después de la propia ministra González Laya, cuya cabeza el presidente Pedro Sánchez ya ofreció al llevar a cabo la remodelación del Gobierno el 10 de julio. La ministra se había convertido en la bestia negra de las autoridades marroquíes por haber apostado por hospitalizar a Ghali en España y no comunicar de inmediato esa decisión a Rabat", adelantaba Ignacio Cembrero el mes pasado en El Confidencial.