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'Better call Elliot': el hombre al que llaman los ultrarricos para conectar con el poder
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Escándalo de tráfico de influencias

'Better call Elliot': el hombre al que llaman los ultrarricos para conectar con el poder

La mayor parte del tiempo, el baile íntimo que mantiene la política-realeza-dinero está protegido de la vista del público. Pero una traición ha desvelado todos los detalles

Foto: El príncipe Carlos en bebe whisky en una visita a Escocia (Reuters)
El príncipe Carlos en bebe whisky en una visita a Escocia (Reuters)

Mohamed Amersi, multimillonario británico de origen keniano del mundo de telecomunicaciones, recibió por 'e-mail' todos los detalles del itinerario del viaje. A primera hora, tomaría un 'jet' privado de Londres a Glasgow. Allí le recibiría un chófer que le llevaría directo a Dumfries House, una espectacular mansión en Ayrshire (Escocia) del siglo XVIII. A su llegada, tendría una visita guiada. Y tras un té y un necesario descanso vendría el plato fuerte: una cena de una hora con el príncipe Carlos donde, rodeado de candelabros, muebles Chippendale y obras de arte barroco de un valor incalculable, tendría absoluta libertad de discutir cualquier asunto con el futuro monarca del Reino Unido.

Amersi es miembro de Quintessentially, una compañía que desde su creación en el año 2000 pretende hacer más fácil la vida de aquellos que están en el selecto grupo del 0,01% de la sociedad. Los extremadamente ricos. El responsable es Ben Elliot, de 46 años. La empresa se encarga de cualquier cosa: aviones privados rosas, entradas para Wimbledon en zona VIP, actuación privada de Elton John... Aunque el modelo de negocio va más allá. Entre los ricos también hay subgrupos, y aquellos que pagan la cuota más alta anual tienen acceso al 'establishment'. Y esto incluye tanto Casa Real como Downing Street. En definitiva, influencia y poder.

Foto: Un cartel protesta muestra a Boris Johnson (der.) junto a su ex asesor Dominic Cummings (centro) y el canciller del ducado de Lancaster Michael Gove. (EFE)

Aparte del mundo de los negocios, Elliot también controla el de política. Desde 2019, es copresidente del Partido Conservador, donde ahora se ha sabido dirige un 'club secreto' —llamado Junta Asesora— formado por generosos donantes quienes, por sumas de 250.000 libras, pueden tener acceso a miembros del Gabinete, entre ellos, el propio primer ministro Boris Johnson o el responsable del Tesoro, Rishi Sunak.

La gran mayoría de donantes son, a su vez, clientes de Quintessentially. Tras la cena de 2013 con el heredero al trono, sin ir más lejos, Amersi también pagó 100.000 libras para poder desayunar con el inquilino del Número 10.

Pero Elliot es algo más. Se trata del hijo Annabel, hermana de Camilla, la esposa del príncipe Carlos. En otras palabras, es el sobrino del futuro rey. Por lo que el escándalo de conflicto de intereses y tráfico de influencias que ha explotado ahora en Reino Unido toca todos los palos posibles.

placeholder Elliot (derecha), con su primo el hijo de Camilla (Twitter)
Elliot (derecha), con su primo el hijo de Camilla (Twitter)

La venganza del ultrarrico despechado

La mayor parte del tiempo, el baile íntimo que mantiene la política-realeza-dinero está protegido de la vista del público. Los donantes ultrarricos tienen acceso a políticos, información avanzada sobre decisiones gubernamentales y otras oportunidades que se escapan al resto de los mortales. A cambio, mantienen discreción.

Pero Amersi ha roto ahora la reglas de juego. Tras su cena con el príncipe Carlos, el millonario se convirtió en uno de los principales donantes de las ONG con las que trabaja el heredero. La relación del magnate con Elliot era cada vez más estrecha hasta el punto de que este le aseguró que pronto se convertiría en el presidente de un nuevo grupo afiliado: Los amigos conservadores de Oriente Medio y Norte de África (COMENA, por sus siglas en inglés). Le convertiría en el vínculo oficial entre los 'tories' y los gobiernos de la región, otorgándole un papel clave en las conversaciones sobre geopolítica, seguridad y comercio.

El escándalo refleja la extensión de la política 'dinero a cambio de acceso' del Gobierno

Sin embargo, al igual que su desayuno con el primer ministro, esto tampoco llegó a materializarse. El millonario se siente decepcionado y ahora ha desvelado todo tipo de detalles de un baile que no es nuevo…, pero que, cuando sale a la luz, acapara portadas y, en ocasiones, fuerza alguna dimisión. De momento, el Partido Conservador ha intentado defenderse asegurando que ese 'club secreto de donantes' con acceso directo al Gabinete no han influido en las políticas del Gobierno y que las donaciones se declararon bajo las reglas que marca el regulador competente.

Foto: Allegra Mostyn-Owen, primera pareja de Boris Johnson, en Oxford en 1987

Los datos que cada día van publicando los rotativos británicos sobre Elliot —alumno del exclusivo colegio de Eton, donde el uniforme de los alumnos es un chaqué— plantean cada vez más preguntas sobre conflicto de intereses y la superposición de los tres mundos: política, negocios y realeza.

Los británicos siempre han sido los grandes maestros del 'lobby'; el arte de ejercer 'influencia', un término que queda mucho mejor que 'presión'. La cuestión es si se han sobrepasado los límites. El propio Gobierno ha tenido hasta hace nada un contrato con Quientessentially por valor de 400.000 libras anuales —pagadas de fondos públicos— para organizar eventos que vincularan a los funcionarios públicos con los posibles inversores después del Brexit.

Anneliese Dodds, la presidenta del Partido Laborista, denuncia que el caso de Elliot pone de manifiesto "la verdadera escala de la cultura de 'dinero por acceso' que existe bajo el gobierno de Boris Johnson". “No puede ser correcto que Elliot esté ofreciendo a un grupo selecto de donantes de élite acceso privilegiado al primer ministro y el responsable del Tesoro. Si los incentivos para hacer donaciones al Partido Conservador o convertirse en cliente de Quintessentially incluyen poder tener acceso a la familia real, es totalmente inaceptable. La posición de Ben Elliot es completamente insostenible y Boris Johnson tiene serias preguntas que responder”, defiende.

De 'laborista' a furibundo 'brexiter'

Elliot apareció por primera vez en la escena pública en la década de los 90. Actor principal de la adinerada vida de club nocturno de la elite británica, demandó a 'Sunday People' por informar erróneamente que había sido fotografiado desnudo con Jade Jagger en Ibiza. Ambos quedaron para preparar el juicio y terminaron convirtiéndose luego en pareja. Aunque él terminó casándose en 2011 con Mary-Clare Winwood, hija del cantante de Higher Love Steve Winwood.

Para 2015, cuando su compañía Quintessentially era ya todo un éxito, comenzó a interesarse por la política, manifestando su objetivo de convertirse en diputado. El que fuera miembro del club laborista en Eton que había rechazado el socialismo por un euroescepticismo feroz mientras estaba en la Universidad de Bristol encajaba bien en los ideales de los 'tories'. Aunque fueron sus habilidades para recaudar fondos lo que llamó verdaderamente la atención del Partido Conservador. Cuando Boris Johnson tomó las riendas del partido, fichó a Elliot como copresidente. En el año previo a las elecciones de 2019 -donde los 'tories' consiguieron mayoría absoluta-, recaudó un récord de 37,4 millones de libras en grandes donaciones.

placeholder Boris Johnson durante una reciente visita a Escocia (Reuters)
Boris Johnson durante una reciente visita a Escocia (Reuters)

En las filas, no obstante, comenzaron pronto las preocupaciones sobre si Elliot era la persona más adecuada para el cargo. Antes de que saliera a la luz todo el escándalo actual, ya se había visto envuelto en otras polémicas. Una de ellas, al colocar al multimillonario Richard Desmond junto a Robert Jenrick, ministro de Vivienda, en una recaudación de fondos poco antes de que el Gobierno aprobara ilegalmente sus planes de desarrollo. Y más recientemente, cuando fue puesto en copia en varios correos electrónicos relacionados con la controvertida remodelación del piso de Downing Street del primer ministro, financiada en un principio por donantes de la formación.

Elliot no solo ha utilizado sus contactos con la realeza y el Gobierno en beneficio de su empresa Quientessentially. También se ha podido saber ahora que está utilizando otra de sus compañías privadas para actividades políticas. Hod Hill fue creada en 2015, pero hasta ahora no se sabía de su existencia. En mayo del año pasado había acumulado más de 2,4 millones de libras en activos, según sus cuentas, que no fueron auditadas. No tiene ningún perfil público más allá de su inscripción en el registro de la Cámara de Sociedades, donde se limita a especificar que se dedica a relaciones públicas. En 2020 tenía cinco empleados.

Hasta el año pasado, Elliot era su director gerente y accionista mayoritario. Como codirector figura Jakob Widecki, también conocido como Jascha, un austriaco de 33 años que anteriormente trabajó para Quintessentially. A pesar de que los amigos de Elliot afirman que sus intereses comerciales y políticos no se mezclan, su socio en Hod Hill está muy implicado en las actividades del Partido Conservador, tal y como revelan una serie de correos electrónicos donde se discuten los planes para distintas reuniones de Johnson y otros conservadores de alto nivel.

Por otra parte, la formación también realizó entre abril y agosto del año pasado numerosos pagos a esta compañía. El partido se ha limitado a decir que fueron por “apoyo administrativo”. Pero no hay más aclaraciones sobre cantidades o la operación. Elliot dejó el año pasado su puesto como director, pero sigue siendo accionista. Un portavoz de la formación señala: “Ni Ben Elliot ni Hod Hill se han beneficiado económicamente de su relación con el Partido Conservador, directa o indirectamente”.

Mohamed Amersi, multimillonario británico de origen keniano del mundo de telecomunicaciones, recibió por 'e-mail' todos los detalles del itinerario del viaje. A primera hora, tomaría un 'jet' privado de Londres a Glasgow. Allí le recibiría un chófer que le llevaría directo a Dumfries House, una espectacular mansión en Ayrshire (Escocia) del siglo XVIII. A su llegada, tendría una visita guiada. Y tras un té y un necesario descanso vendría el plato fuerte: una cena de una hora con el príncipe Carlos donde, rodeado de candelabros, muebles Chippendale y obras de arte barroco de un valor incalculable, tendría absoluta libertad de discutir cualquier asunto con el futuro monarca del Reino Unido.

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