El nuevo ministro de Exteriores remodela el cuartel general de España en la UE de cara a 2023

Con el paso de los años, una sala del Edificio Europa, en el corazón del barrio europeo de Bruselas, se ha convertido en uno de los centros de poder de la política continental. Una mesa redonda en la que se sientan los representantes permanentes de los Estados miembros ante la Unión Europea, el llamdo 'Coreper'. Durante la pandemia, este auténtico cuarto de máquinas de la Unión se ha consagrado en lo más alto de la influencia europea al convertirse en el único órgano que ha seguido funcionando ininterrumpidamente de manera presencial.

Este punto neurálgico de la gestión europea ha sido el primero en tocar el nuevo ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, quien nombró el martes a Marcos Alonso Alonso como nuevo embajador español en la Representación Permanente ante la Unión Europea (Reper). este gijonés trabajó estrechamente con Albares durante su etapa como 'sherpa' -un negociador personal- del presidente Pedro Sánchez y conoce muy bien la casa, y la ciudad, dos requisitos importantes para alguien que se tiene que hacer al puesto de forma muy rápida.

Además, tiene la confianza de Madrid y la del equipo con el que va a tener que trabajar codo con codo en Bruselas. Fue consejero 'Mertens' (coordinador del 'Coreper I', el que lleva dossieres como agricultura y pesca, educación, medio ambiente o transporte) en la propia Reper española, y tiene además una extensa experiencia en la OTAN, en el Consejo de Europa y como experto nacional en la Secretaría de la Comisión de Asuntos Exteriores (AFET) del Parlamento Europeo.

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Alonso, que hacía solamente unos meses había sido nombrado embajador español en Albania, sustituirá a Pablo García-Berdoy, cuya salida se rumoreaba hace tiempo. García-Berdoy estaba en el puesto desde 2016, cuando aterrizó en Bruselas procedente de la Embajada de España ante Alemania tras la salida de Alfonso Dastis -quien a su vez fue nombrado ministro de Asuntos Exteriores por Mariano Rajoy-. Algunos consideraban que había que sustituirlo tras la moción de 2018, pero nunca había un buen momento para hacerlo, pero con Josep Borrell al frente del Ministerio de Asuntos Exteriores, se apostó en un primer momento por mantener las cosas tal y como estaban en muchos niveles.

La Reper es una plaza fundamental para el Gobierno, con un ritmo frenético que obliga a tener un conocimiento muy detallado de una enorme cantidad de dosieres y que exige también tejer relaciones de confianza con los otros embajadores permanentes. Todo eso lo tenía ya el que hasta ahora ha sido embajador: tenía contactos, tenía los conocimientos técnicos y los “emocionales”, toda esa red de trato personal con otros embajadores que es mucho más importante de lo que parece en la sala de máquina de la UE. La transición de un embajador a otro nunca es sencilla.

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En 2018 y 2019 fue la negociación del Brexit la que hacía impensable una sustitución. Una negociación en la que García-Berdoy, junto precisamente con Albares, tuvo que jugar un papel importante remediando un error del equipo negociador de Michel Barnier había cometido en relación con el alcance territorial del acuerdo, para evitar que Gibraltar quedara vinculado a un acuerdo entre la UE y el Reino Unido sin una negociación separada.

Después llegó la pandemia y la negociación de un Fondo de Recuperación de 800.000 millones, así como su implementación. Durante todo ese tiempo García-Berdoy se ganó la confianza del círculo cercano del presidente del Gobierno, al que acompaña por su cargo en cada movimiento que hace en Bruselas. Pero su tiempo estaba agotado, aunque no hubiera buen momento para proceder a una transición. Ahora, con los primeros desembolsos del Fondo garantizados, tras la sustitución de Arancha González Laya al frente del Palacio de Santa Cruz y sin crisis en el horizonte, parecía el momento adecuado.

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Alonso necesita tiempo para ajustarse al puesto teniendo en cuenta que dentro de muy poco comenzarán los preparativos de la presidencia española del Consejo de la Unión Europea, que asumirá el país a partir de julio de 2023 y hasta diciembre de ese año. Serán unos meses muy intensos en los que España tendrá que pilotar dosieres muy delicados para la Unión Europea, teniendo en cuenta, además, que al celebrarse unas elecciones europeas en mayo de 2024 la presidencia española cubrirá los últimos meses de verdadera maratón legislativa antes de entrar en la “hibernación” previa a los comicios del Parlamento Europeo.

La Reper ha tenido otras sustituciones en las últimas semanas. Uno de los tres embajadores dentro de la Reper, Manuel Acerete Gómez, Representante de España para el Comité Político y de Seguridad (COPS) desde 2017, ha cesado recientemente. Su sustituta ha sido Elena Gómez Castro, que hasta ahora desempeñaba las funciones de directora general de Política de Defensa en el ministerio del ramo.

También desembarcó el año pasado el embajador adjunto, Raúl Fuentes Milani, sustituyendo a Juan Arístegui Laborde, que ocupaba el cargo desde 2015 y que cesó en febrero de 2020 para ser nombrado en abril de ese año nuevo embajador de España ante Eslovenia. Otra de las sustituciones destacadas es la de Pablo Rupérez, que era “Mertens” de la Reper, conocía perfectamente la casa y era muy valorado tanto dentro de la representación como por la comunidad de españoles dentro de las instituciones y en todo el tejido que hay alrededor de la Unión Europea en Bruselas. Rupérez pasa a ser jefe de gabinete de Juan González-Barba, secretario de Estado de la Unión Europea y el único de los altos cargos en el ministerio de Asuntos Exteriores que se ha mantenido tras la llegada de Albares.