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Ola migratoria argelina sobre España: Argelia preocupa ya tanto como Marruecos
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Inmigración en auge en el mediterráneo

Ola migratoria argelina sobre España: Argelia preocupa ya tanto como Marruecos

Los inmigrantes irregulares argelinos fueron más numerosos en el primer semestre de 2021 que los marroquíes. Además de la juventud, la clase media argelina tiene ansias crecientes de marcharse de su país

Foto: Grande-Marlaska, en un viaje a Argelia en 2020. (EFE)
Grande-Marlaska, en un viaje a Argelia en 2020. (EFE)

Chems Eddine Laalami, de 30 años, de profesión sastre, fue una de las principales figuras del Hirak, la revuelta pacífica contra el régimen argelino que empezó en febrero de 2019, pero que ahora ha sido ahogada. Las manifestaciones están prohibidas y unos 300 activistas, incluidos unos cuantos periodistas, están encarcelados, según el Comité Nacional para la Liberación de los Detenidos.

Como otros muchos jóvenes argelinos, Chems Eddine Laalami debió de perder la esperanza de que el Hirak lograse democratizar el país. El domingo 27 de junio, se embarcó cerca de Orán rumbo a España, junto con otros 13 'harragas', como se llama a los 'sin papeles' en el Magreb. Tuvo la mala suerte de que su barcaza fue interceptada por los guardacostas. Un tribunal argelino le condenó el domingo pasado a dos años de cárcel, pero no por emigrar ilegalmente, sino por desarrollar un “discurso de odio”, mostrar "desprecio a las instituciones y propagar noticias falsas".

"Existe un profundo sentimiento de frustración achacable a una revolución inacabada"

“El Hirak había logrado devolver la esperanza a los argelinos y por eso bajó la pulsión migratoria”, señalaba el pasado domingo el diario argelino 'El Watan'. La mala racha de “la economía no explica ella sola el actual auge migratorio”, añade. “Hoy en día, existe un profundo sentimiento de frustración achacable a una revolución inacabada, al mantenimiento del 'statu quo' político y a la feroz represión que sufren los opositores”, asegura.

Foto: La deportación de una marroquí en Ceuta (Reuters/Jon Nazca)

Marcharse de su país es ahora, para un joven argelino, su razón de existir”, afirma Fouad Hassam, militante de la Liga Argelina para la Defensa de los Derechos Humanos, que desde Orán sigue de cerca la evolución de la emigración. “Si ya era así cuando las arcas del Estado estaban repletas”, en tiempos de la bonanza gasística, “ahora, a causa de la actual situación política, es un auténtico sálvese quien pueda”, añade.

“Marcharse de su país es ahora, para un joven argelino, su razón de existir”

España es el primer país que padece las consecuencias de esa frustración colectiva de los argelinos. El 73% (4.005) de los inmigrantes irregulares que alcanzaron en la primera mitad del año la Península y Baleares eran argelinos, según fuentes estudiosas del fenómeno. Desembarcaron principalmente en Murcia y Almería. A esta provincia andaluza llegaron otros 800 más el primer fin de semana de julio, que se añaden a los del primer semestre. A esos 'sin papeles' argelinos hay además que sumar un puñado de sirios, egipcios y bangladesíes que también zarparon recientemente desde las costas argelinas.

Los aspirantes a emigrar de estas tres nacionalidades estaban antes en Libia, pero renunciaron a intentar hacer desde allí la travesía a Italia o Malta porque, si son interceptados, son devueltos 'manu militari' a ese país e ingresados en unos centros de retención donde pueden padecer hasta torturas. La Organización Internacional de Migraciones indicó, el 12 de junio, que más de 10.000 migrantes fueron retornados a Libia en los cinco primeros meses de este año. Aun así, hasta el 9 de julio pasado, otros 22.920 lograron desembarcar en Italia —el triple que durante el mismo periodo de 2020—, según el Ministerio del Interior italiano.

Foto: Efectivos de la Policía Nacional, junto a un grupo de migrantes, en Ceuta. (EFE)

El ministerio que en España dirige Fernando Grande-Marlaska apenas proporciona datos sobre la inmigración irregular, a diferencia de, por ejemplo, el de Italia, que actualiza sus cifras, mucho más pormenorizadas que las españolas, casi a diario. Interior se niega, por ejemplo, a facilitar el desglose de la inmigración irregular en España por nacionalidades que sí comunica la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados.

La poca información oficial disponible en España pone de relieve que la inmigración está en auge este año en todos los frentes, empezando por el de Canarias, donde ya se batió un récord en 2020. En el primer semestre, 6.952 'sin papeles' han puesto pie en el archipiélago, un 157% más que en el mismo periodo del año anterior.

La novedad de este primer semestre es, sin embargo, que los argelinos suponen la mayoría relativa (4.005 o el 32%) de las 12.622 llegadas por mar a España, por delante de los marroquíes (3.810 o el 30,2%). A este ritmo, con casi todo el verano de por medio, superarán holgadamente los 10.000 a finales de año. La estadística oficial no recoge, obviamente, todos aquellos que, a su llegada, logran sortear las fuerzas de seguridad. La emigración desde el país más poblado del Magreb —Argelia tiene 43 millones de habitantes— hacia España es vista ahora por Interior con la misma inquietud que la procedente de Marruecos.

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Las autoridades argelinas se jactaron durante años de controlar eficazmente sus costas sin tener que 'mendigar', como Marruecos, ayuda a sus vecinos europeos y a la UE. Ahora ya no es así. Los traficantes de seres humanos utilizan “embarcaciones neumáticas semirrígidas de grandes dimensiones, provistas con motores de gran caballaje capaces de realizar trayectos en un corto espacio de tiempo”, señala un informe de la Guardia Civil, de septiembre de 2020, incorporado a un sumario del juzgado de Vera (Almería). Estas barcas veloces, cuyos motores se compran en España, han puesto a prueba la eficiencia de la Marina Nacional de Argelia. A principios de año, aún se vanagloriaba, sin embargo, de haber detenido en 2020 a 8.184 aspirantes a emigrar argelinos y a 3.085 de otras nacionalidades.

La irrupción de estas potentes lanchas, cuyos patrones intentan hacer varios viajes de ida y vuelta para rentabilizar sus costosos motores, no ha hecho desaparecer las barcazas más tradicionales, según la Guardia Civil. Son “embarcaciones de fibra, poco sofisticadas” y también pesqueros “que transportan a los inmigrantes irregulares hasta un punto cercano a las costas españolas y desde allí son trasbordados a pequeñas barcas, suministradas por el propio barco, para que con ellas arriben al litoral español”, revela el informe.

"Lloran, corren en todas las direcciones o besan el suelo dando gracias a Alá"

Una vez en tierra, los 'harragas' “se toman su tiempo para grabar su llegada (…), lloran, corren en todas las direcciones o besan el suelo dando gracias a Alá”, recordaba el jueves el escritor argelino Kamel Daoud en una de sus 'Crónicas argelinas' publicadas en Francia. Esos vídeos, subidos a las redes sociales, constituyen el mejor efecto llamada.

Foto: Linguère Mously Mbaye
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Quizá no sea solo la potencia de sus motores lo que permite a los pilotos sortear la vigilancia de la Marina Nacional. “Es imposible que cientos de embarcaciones zarpen de las costas de nuestro país sin que los servicios de seguridad apenas se den cuentan”, afirma Fouad Hassam. Algunos de los inmigrantes marroquíes que llegaron el año pasado a Canarias desde las costas del Sáhara Occidental confesaron a la policía haber pagado colectivamente una mordida de unos 5.600 euros por patera para poder echarse a la mar. ¿Sucede ahora otro tanto en Argelia?

A la merma de la eficacia de la Marina Nacional argelina; al incipiente trasvase de candidatos a emigrar a Europa de Libia a Argelia; a la dificultad para detener a los 'sin papeles' argelinos cuando desembarcan simultáneamente en varios puntos del Levante español; a la imposibilidad de repatriar a los inmigrantes argelinos —ninguno fue devuelto desde diciembre—, se añade otro motivo de preocupación. Aunque a Murcia llegó el año pasado un cirujano argelino, la mayoría de los 'harragas' son jóvenes poco instruidos y pertenecientes a familias modestas. Esto puede cambiar.

Foto: Imagen: Irene Gamella.

El diario 'El Watan' vaticina que, como ya sucedió en la década de los noventa cuando los islamistas estuvieron a punto de derrocar el régimen militar, la clase media está ahora tentada por la emigración. “Se teme que sectores enteros de la clase media estén haciendo sus maletas y solo esperen la reapertura de las fronteras para marcharse del país”, advierte. “La situación sanitaria mundial ha ido retrasando los plazos” de esta decisión tomada por argelinos que quizá no necesiten subirse a la patera porque podrían obtener un visado aunque sea como turistas. “A los espíritus patrióticos y sensibles, esta perspectiva les provoca escalofríos”. “Sería una sangría que hará que nuestro país pierda su savia”, se lamenta el periódico.

En los países emisores de emigración, como Argelia o Marruecos, el debate está candente, aunque no siempre a través de la prensa. En el país receptor, España, Vox es el único partido político que intenta capitalizar el reto migratorio. Mientras que su diputado Jorge Campos, del Parlament balear, denuncia que “delincuentes, toxicómanos e islamistas argelinos (…) vagan por las calles de Palma”, su correligionario de Jaén, Benito Morillo, pide que “la invasión migratoria que sufre Almería” sea debatida en el pleno del Parlamento andaluz. En política, la inmigración irregular es un monopolio de la extrema derecha.

Chems Eddine Laalami, de 30 años, de profesión sastre, fue una de las principales figuras del Hirak, la revuelta pacífica contra el régimen argelino que empezó en febrero de 2019, pero que ahora ha sido ahogada. Las manifestaciones están prohibidas y unos 300 activistas, incluidos unos cuantos periodistas, están encarcelados, según el Comité Nacional para la Liberación de los Detenidos.

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