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"¿Te parece el fin del mundo?" Le Pen se la juega en la Costa Azul, laboratorio ultra
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Elecciones regionales en Francia

"¿Te parece el fin del mundo?" Le Pen se la juega en la Costa Azul, laboratorio ultra

Reagrupación Nacional aspira a conquistar su primera administración territorial en la región marsellesa de PACA, donde se confronta a la derecha republicana en un ajustado duelo

Foto: Una playa en Frejus en 2014. (Reuters)
Una playa en Frejus en 2014. (Reuters)

Marine Le Pen se lo juega todo a una carta. Pese a unos resultados algo más bajos de los que se temía en la primera vuelta, el riesgo de que la Reagrupación Nacional (RN) se haga con el control de al menos una región francesa no se ha disipado. Este domingo, en la segunda vuelta de las elecciones regionales y departamentales, las miradas en Francia se centrarán en Provence-Alpes-Côte d’Azur (PACA). En esta macrorregión del sudeste se disputa un ajustado duelo entre la ultraderecha y la derecha republicana. Una contienda con una evidente resonancia en el resto del país, dado que es el único territorio en que la RN tiene ciertas opciones de ganar.

Los niveles récord de abstención —del 67% y de más del 80% en el caso de los jóvenes— marcaron la primera vuelta del 20 de junio y favorecieron la resistencia local de los partidos tradicionales. En prácticamente todas las 12 regiones continentales francesas, está previsto que se mantengan las actuales mayorías de Los Republicanos (LR, derecha), que dirige siete regiones, y del Partido Socialista, al frente de cinco.

Foto: El presidente francés, Emmanuel Macron, junto a los jefes de las fuerzas armadas durante la ceremonia que marca el fin de la Segunda Guerra Mundial. (EFE)

Sin embargo, un cambio podría producirse en PACA. La lista del ultraderechista Thierry Mariani, un exministro de Nicolas Sarkozy, se impuso en la primera vuelta con el 36% de los sufragios, por delante de la del presidente saliente Renaud Muselier (31%), de la derecha republicana. Esta región, cuya capital es Marsella, fue la única en que la extrema derecha terminó en cabeza. Tras haber logrado casi el 17% de los votos, la lista de ecologistas y socialistas se retiró de la contienda. ¿Una decisión suficiente para evitar la llegada al poder de los ultras?

Según los últimos sondeos, ambos candidatos se encuentran empatados con el 50% de los votos. Desde el expresidente Sarkozy hasta la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, han expresado su apoyo al actual presidente regional saliente. Sin duda, son conscientes del terremoto que supondría una victoria de la derecha lepenista. No solo sería la primera vez que un consejo regional cae en manos de la ultraderecha, sino que también haría olvidar el batacazo de la RN en la primera vuelta, en la que consiguió el 19% de los votos en el conjunto del país, mientras que en las anteriores regionales de 2015 logró el 28%. Y así se reforzaría el relato victorioso de Le Pen de cara a las presidenciales de 2022.

"La verdadera derecha"

“La victoria en PACA será la señal de la gran reconquista que llegará el año que viene a nivel nacional”, aseguraba este jueves por la tarde Louis Aliot, alcalde de Perpiñán, en el mitin de cierre de campaña en el sudeste. La RN reunió a varios de sus principales barones —con la excepción destacada de Le Pen, que no quiere salir demasiado escaldada en el caso de otra derrota— en Fréjus, donde gobierna la extrema derecha desde 2014. Esta localidad de la Costa Azul, con unos 55.000 habitantes y situada a menos de 40 kilómetros de la lujosa Saint-Tropez, se ha convertido en un laboratorio para los ultras. Un modelo que pretende reproducir en el resto de la región, un bastión conservador.

“Nuestra implantación territorial no ha parado de reforzarse en los últimos años”, presumió David Rachline, de 33 años, el joven alcalde de Fréjus, ante varias decenas de militantes. Muchos de ellos peinaban canas, como suele ser habitual entre los simpatizantes ultras de una de las regiones más envejecidas de Francia. Celebrado en frente del Ayuntamiento y junto a la Catedral, este mitin concluyó con una intervención del candidato Mariani. “Ha llegado el momento de la movilización. El domingo es muy sencillo lo que sucederá. Si os quedáis en casa, es Emmanuel Macron quien logrará finalmente una victoria en esta región. (…) Si os quedáis en casa, la inseguridad permanecerá. (…) Si os quedáis en casa, el apoyo a la inmigración continuará”.

Foto: Marine Le Pen, líder de Reagrupamiento Nacional, y Louis Aliot, nuevo alcalde de Perpiñán, en una imagen de archivo. (Reuters)

Una de las claves de la campaña lepenista en PACA ha sido otorgarse la etiqueta de la “verdadera derecha”. Primero, centraron sus ataques en el pacto realizado entre Muselier y el partido de Macron, y ahora los multiplicaron después de que los partidos de izquierdas expresaran su apoyo al presidente regional saliente. “Es una alianza de traidores e hipócritas”, afirmaba Jacques Lacaillon, 82 años, quien milita en las filas lepenistas desde los ochenta, a El Confidencial.

Además de los militantes históricos, la candidatura de Mariani también seduce a exvotantes de Los Republicanos. “No apoyo al partido de Le Pen, pero sí a Mariani, ya que él defiende mis ideas conservadoras”, sostenía Michelle Memoz, 78 años, una expiloto de helicóptero ahora jubilada.

"Si os quedáis en casa, es Macron quien logrará finalmente una victoria en esta región"

Criticado por sus vínculos con la Rusia de Putin y la Siria de Al Asad, el candidato lepenista a presidir la región, Mariani, de 62 años, es un histórico dirigente de la derecha republicana. Este nieto de inmigrantes italianos ejerció como ministro de Transportes entre 2010 y 2012. Hace una década ya había liderado una candidatura regional en PACA, aunque esa vez fue por la UMP (ahora LR) de Sarkozy. “Su candidatura sirve para banalizar y normalizar a la RN. También le aporta credibilidad en la gestión de gobierno, uno de los grandes hándicaps de la formación de Le Pen”, destaca la politóloga Virginie Martin, investigadora en la Kedge Business School.

Fréjus, la vitrina del partido de Le Pen

“En todos los comicios nos dicen que si gana la RN, será el fin del mundo. ¿Pero esta ciudad te parece el fin del mundo?”, afirmaba al concluir el mitin Andrea Oralona, de 20 años, un joven militante ultra que repasaba sonriente con su mirada los edificios del centro histórico de la niñita de los ojos de la ultraderecha. Fréjus comparte con el resto de localidades del departamento (provincia) del Var la belleza típica de la Provenza, conocida por sus casas coloreadas con tonos cálidos y unos magníficos paisajes en que las colinas de los Alpes penetran en el mar.

Tras haber logrado su alcaldía en 2014 gracias a una carambola —la derecha republicana se presentó divida en dos candidaturas—, el partido de Le Pen convirtió esta localidad playera en una de sus vitrinas. Después de Perpiñán, es la ciudad con más habitantes en manos de la extrema derecha. Primero, se concentró en reducir la deuda, sin aumentar los impuestos, de uno de los Ayuntamientos más endeudados en ese momento en Francia. Pero lo hizo vendiendo terrenos municipales de espacios verdes, lo que le ha valido la crítica recurrente de promover la especulación inmobiliaria en una localidad en que la mitad de los domicilios son residencias secundarias, pero como en el resto de la Costa Azul, el litoral se encuentra mejor preservado que las costas españolas.

"Nos dicen que si gana la RN, será el fin del mundo. ¿Esta ciudad te parece el fin del mundo?"

“Ha vendido terrenos valorados en 43 millones de euros, pero solo ha logrado reducir la deuda en 11 millones”, critica Bernadette Verneau, presidenta del Comité de defensa de los intereses generales de Fréjus-Playa. Esta histórica asociación, que defiende los intereses de los habitantes y la preservación del territorio litoral, se convirtió prácticamente en el enemigo número uno de la alcaldía ultra, puesto que logró detener la construcción de un macroproyecto que incluía un hotel cinco estrellas, una discoteca y un acuario. “Si debemos construir tanto, se debe la necesidad de construir viviendas sociales como nos exige la legislación nacional”, defiende Franck Giletti, delegado departamental en el Var de la RN y candidato en los comicios departamentales, en los que se eligen el equivalente francés de los consejos provinciales.

placeholder Un mítin de Le Pen en Frejus en 2019 (Reuters)
Un mítin de Le Pen en Frejus en 2019 (Reuters)

Otro ámbito con claroscuros en la gestión de Fréjus ha sido la seguridad, uno de los tótems en el discurso de la ultraderecha. Pese haber aumentado el número de policías municipales e instalado numerosas cámaras, “nunca antes se habían producido tantos casos de violencia urbana”, explica el periodista Thomas Huet, responsable de la oficina local del diario regional Var-Matin, refiriéndose a la tensa situación en el barrio de la Gabelle.

En este distrito con una importante población de origen argelino o marroquí, ya hubo una gran polémica por la tentativa fallida del alcalde de impedir la construcción de una mezquita. El edil ultra también adoptó en 2016 una resolución contra la llegada de inmigrantes. Incluso aprobó en septiembre de 2019 un toque de queda nocturno para los residentes en un centro de menores extranjeros no acompañados, aunque la justicia terminó tumbando la medida.

Foto: Un coche en llamas fruto de los disturbios en Dijon. (EFE)

“Estoy contento con mi alcalde y su política contra los migrantes”, asegura Emilio, de 64 años. “Nos gustaría recuperar una vida como la de antes, en la que podíamos salir de casa y dejar la puerta abierta. Ahora estamos obligados a encerrarnos y cambiar de acera cuando vemos a jóvenes en la calle”, añade.

Una frontera muy fina

Como la mayoría de los alcaldes de la extrema derecha, Rachline fue reelegido desde la primera vuelta, con más del 50% de los votos, en las elecciones municipales en marzo del año pasado, marcadas por unos niveles de abstención muy elevados. Cuando uno discute con los vecinos del centro de esta localidad, es habitual oír elogios de aquellos que considera “formidable” a su alcalde, aunque también hay voces críticas con sus excesos en materia de construcción o presencia policial. “No nos da la sensación de que se trate de un Ayuntamiento de ultraderecha”, reconoce Martine, una profesora que toma una cerveza con su marido en un bar cercano a la gran sede local que la RN dispone en esta ciudad.

El partido de Le Pen no solo se ha banalizado, sino que ha logrado incrustarse en el tejido local, donde comparte gestión con gran sintonía con la derecha republicana en aquellos organismos que aglutinan distintos municipios. “Los dirigentes locales de la RN como de LR resulta prácticamente imposible de distinguirlos”, lamenta Catherine Poggy Aubry, una de las referentes en este territorio de la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon. “Existe una gran decepción entre los votantes de izquierdas”, admite esta militante progresista, quien considera que muchos electores ecologistas, socialistas o insumisos podrían abstenerse este domingo.

"El electorado lepenista son clases medias-bajas que se consideran víctimas de una pinza entre familias ricas que vienen a instalarse en el sur y la población migrante"

“Esta región se caracteriza por una frontera muy fina entre los votantes de la derecha republicana y de la extrema derecha”, explica la politóloga Christèle Lagier, experta en el electorado de la RN, sobre un territorio en que los dirigentes conservadores se caracterizaron por sus posiciones duras contra la inmigración y el islam. Según esta profesora en la Universidad de Aviñón, “el electorado lepenista no lo componen los más desfavorecidos como se suele decir, sino las clases medias bajas que se consideran víctimas de una pinza entre aquellas familias ricas que vienen a instalarse en el sur y la población migrante, muy numerosa en esta región”.

De hecho, estas clases populares se abstuvieron de manera masiva en la primera vuelta. Al contrario de lo que dice el tópico de que un aumento de la participación beneficiaría a las opciones más progresistas y serviría para cerrar el paso a la extrema derecha, en los comicios en PACA podría resultar decisiva para que se imponga el candidato ultra. “Si se produce un aumento de la participación, la RN tiene todas las opciones de ganar”, advierte Martin.

Marine Le Pen se lo juega todo a una carta. Pese a unos resultados algo más bajos de los que se temía en la primera vuelta, el riesgo de que la Reagrupación Nacional (RN) se haga con el control de al menos una región francesa no se ha disipado. Este domingo, en la segunda vuelta de las elecciones regionales y departamentales, las miradas en Francia se centrarán en Provence-Alpes-Côte d’Azur (PACA). En esta macrorregión del sudeste se disputa un ajustado duelo entre la ultraderecha y la derecha republicana. Una contienda con una evidente resonancia en el resto del país, dado que es el único territorio en que la RN tiene ciertas opciones de ganar.