¿Verse o no cara a cara con Putin? La UE se divide sobre cómo tratar a Rusia
Los jefes de Estado y de Gobierno se dividen después de que Francia y Alemania hayan propuesto recuperar los contactos con Rusia y la celebración de cumbres con Putin
Todo parecía más o menos hecho este miércoles por la tarde. Eran las últimas horas antes del inicio de la cumbre, cuando intentan ponerse los últimos puntos y las últimas comas en el texto de las conclusiones para evitar que los jefes de Estado y de Gobierno tengan un texto demasiado volátil frente a ellos. Los diplomáticos de los Veintisiete daban los últimos retoques cuando Alemania y Francia decidieron dejar caer una auténtica bomba: ¿por qué no verse cara a cara con Vladimir Putin, presidente ruso? ¿Por qué no proponer un diálogo al más alto nivel? La propuesta sorprendió prácticamente a todos los presentes y de repente complicó todo el punto de asuntos exteriores de esta cumbre.
Berlín y París consideran que la reunión entre Joe Biden, presidente de Estados Unidos, y Vladimir Putin hace solamente unos días en Ginebra establece una posible vía de diálogo con Moscú. Si Washington, que claramente es de las voces más duras contra el Kremlin, lo hace, ¿por qué no seguir su ejemplo? Pero los países del este y los Bálticos no están dispuestos a dar ese paso. Y lo han dejado claro en las últimas horas.
No están solos, porque, por ejemplo, Mark Rutte, primer ministro holandés, aclaraba a su llegada al Consejo Europeo este jueves que en caso de que se celebrara una cumbre cara a cara con Putin, él no estaría presente, y ha señalado que no tiene un problema especial con que haya un encuentro al más alto nivel, pero que esa reunión tendría que ser entre el presidente ruso y Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, pero no con todos los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión. Mientras los países del este y del Báltico tienen relaciones tensas con Moscú por su apetito territorial y su actitud agresiva, el Gobierno holandés tiene malas relaciones con Rusia por el derribo en 2014 del avión MH17 en el que murieron 196 holandeses. No hay reuniones en persona con el líder ruso desde que en 2014 se anexionara de forma ilegal la península de Crimea (Ucrania).
Rusia es el vecino más grande y poderoso que tiene la Unión Europea, por lo que hay que hablar con él de algunos asuntos clave
Otros países, como España, se encuentran en un terreno intermedio. Rusia es el vecino más grande y poderoso que tiene la Unión Europea, por lo que hay que hablar con él de algunos asuntos clave, e intentar no volar todos los puentes, pero incluso así ha generado sorpresa la propuesta franco-alemana, que llegó a última hora antes de que se celebrara la cumbre europea, cuando todo parecía atado, generando cierta irritación entre diplomáticos y líderes del resto de países. La idea de que es necesario mantener los puentes en pie es el mensaje que también han enviado este jueves Emmanuel Macron, presidente francés, y Angela Merkel, canciller alemana. Austria se ha alineado claramente con Berlín y París. "Estoy muy feliz de que finalmente haya un movimiento en la dirección de un diálogo con Rusia", ha explicado Sebastian Kurz, canciller austriaco.
Pero el momento parece totalmente equivocado, tras el intento de asesinato del líder opositor Alekséi Navalni y toda la tensión que ese conflicto ha generado, y también justo cuando el Kremlin instrumentaliza a Bielorrusia mientras la Unión Europea acorrala al régimen de Minsk. Los que se oponen han respondido de forma muy agresiva. “Iniciar cualquier diálogo directo al más alto nivel político solamente es posible en una situación en la que hay una desescalada real y una retirada real de la política agresiva”, ha explicado a su llegada a la cumbre Mateusz Morawiecki, primer ministro de Polonia, uno de los países más sensibles en cualquier aspecto de las relaciones con Rusia.
La demostración de que el momento es cuanto menos extraño es que hace solamente unos días la Comisión Europea publicaba un informe en el que había trabajado el equipo de Josep Borrell, alto representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad, en el que el catalán advertía de una “espiral negativa” en las relaciones con el Kremlin, y marcaba una agenda en que el tono general no era optimista. Sí, hay que intentar mantener el diálogo en los puntos en que es necesario, como por ejemplo en materia de cambio climático, pero teniendo que ser más duros en otros aspectos.
Algunos de los países que más se oponen a este paso consideran que es una estrategia en la que Rusia siempre gana: tensa la cuerda, empuja un poco más a la Unión Europea que, tras unas primeras quejas y algunas sanciones, vuelve a señalar la necesidad de entablar un diálogo. Hace solamente unos meses que Borrell fue ridiculizado por parte del ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, durante una visita a Moscú. Aquel incidente enfadó mucho a las capitales europeas, pero, solamente unos meses después, París y Berlín vuelven a tender la mano.
El proyecto Nord Stream 2 es, para muchas de estas capitales, uno de los ejemplos más claros de esa política en la que, si bien hay enfado con el Gobierno ruso, no se tocan los elementos cruciales. Berlín abronca a Moscú por cada nuevo paso que da, pero en ningún momento ataca el talón de Aquiles del Kremlin, que es la energía, sino más bien al revés: mantiene el proyecto de un gasoducto que conectará directamente el territorio ruso con el norte de Alemania. Y cada nueva crisis acaba reajustando las líneas rojas de las cosas que se le permiten a Putin, se lamentan en el campo de los críticos a esta estrategia de acercamiento al Gobierno ruso.
Todo parecía más o menos hecho este miércoles por la tarde. Eran las últimas horas antes del inicio de la cumbre, cuando intentan ponerse los últimos puntos y las últimas comas en el texto de las conclusiones para evitar que los jefes de Estado y de Gobierno tengan un texto demasiado volátil frente a ellos. Los diplomáticos de los Veintisiete daban los últimos retoques cuando Alemania y Francia decidieron dejar caer una auténtica bomba: ¿por qué no verse cara a cara con Vladimir Putin, presidente ruso? ¿Por qué no proponer un diálogo al más alto nivel? La propuesta sorprendió prácticamente a todos los presentes y de repente complicó todo el punto de asuntos exteriores de esta cumbre.
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