Es noticia
Francia se confina por tercera vez, pero los turistas galos siguen afluyendo a Madrid
  1. Mundo
  2. Europa
"Queremos recuperar la vida de antes"

Francia se confina por tercera vez, pero los turistas galos siguen afluyendo a Madrid

Los franceses no pueden desplazarse más allá de un radio de 10 kilómetros en su país, pero los viajes turísticos a otros estados de la Unión Europea continúan autorizados

Foto: Viajeros en la estación parisina de Montparnasse este Viernes Santo. (EFE)
Viajeros en la estación parisina de Montparnasse este Viernes Santo. (EFE)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Una extraña escena digna de las incoherencias de la estrategia europea de “aprender a vivir con el virus”. Es la una y media del Sábado Santo y los viajeros se suceden con sus maletas y carritos en el Aeropuerto de Orly. Cuando faltan pocas horas para la entrada en vigor del tercer confinamiento en Francia, esta infraestructura aeroportuaria del sur de París conserva una actividad considerable. Las imágenes de aeropuertos fantasmas son cosa del pasado. Los estands desiertos de algunas aerolíneas se alternan con largas colas en otros. En el 32, de Iberia y Vueling, numerosos viajeros esperan para embarcar sus maletas y recuperar su tarjeta de embarque para el vuelo que saldrá dentro de una hora. Su destino: Madrid.

“Ahí están las hordas de franceses borrachos”, dirán los más indignados de Twitter, mientras se imaginan una turba de jóvenes ávidos de bares y fiesta, con su inseparable bolsa de El Corte Inglés y a los que poco les falta por ponerse una máscara de Isabel Díaz Ayuso y tatuarse en el brazo “Comunismo o Libertad”. Sin embargo, la realidad de los franceses que viajan a España no se corresponde con la caricatura alimentada por las redes en las últimas semanas. Sus perfiles resultan diversos. Estudiantes erasmus, treintañeros que se van a disfrutar de las playas de las Canarias o la madre que viaja a la capital española para estar con su hijo que se rompió la tibia.

Foto: Varios turistas, en su mayoría franceses, disfrutan del sol en la Plaza Mayor de Madrid. (EFE)

Obviamente, entre ellos también hay jóvenes que van a Madrid por los bares y restaurantes abiertos hasta las once de la noche. Algo inédito en el resto de capitales europeas. “En España todo está abierto, queremos recuperar la vida de antes”, asegura Karina Harb, de 21 años, una estudiante de Matemáticas que aprovechará las vacaciones universitarias de abril en las facultades francesas para pasar una semana en la capital española con una amiga. “Más que los bares, queremos disfrutar de los restaurantes madrileños”, declara.

“Es como si Madrid y París estuvieran en épocas distintas. Allí se pueden hacer muchas cosas, mientras que aquí me he pasado una semana confinada en casa de mis padres”, afirma Marie Salczer, de 20 años, una estudiante de ingeniería que está haciendo un Erasmus en la escuela de negocios Icade. “Es impresionante el montón de franceses que hay en Madrid. Casi que me he cruzado con más conocidos aquí que en esta última semana que he estado de vacaciones en Francia”, añade esta joven francesa que lleva un elegante abrigo rojo.

Turismo internacional autorizado

En Francia, los bares y restaurantes, pero también los cines, teatros o museos, siguen cerrados desde el inicio de un segundo confinamiento a finales de octubre. El toque de queda nocturno ha oscilado entre las seis y las siete de la tarde. Unas restricciones que se endurecieron tras el anuncio el miércoles pasado de un tercer confinamiento. Todos los comercios no esenciales cerraron y los desplazamientos diurnos, antes del toque de queda, quedaron prohibidos más allá de un radio de 10 kilómetros del domicilio, excepto por motivos excepcionales. “A diferencia de Ayuso, Macron sí que se preocupa por la salud de los madrileños”, pensará más de uno. No se apresuren.

Los desplazamientos más allá de 10 kilómetros no solo están permitidos por motivos laborales o familiares, como la enfermedad de un pariente, sino también para hacer un viaje internacional en avión o en tren. Así lo recoge el certificado oficial que cada ciudadano debe rellenar para justificar cada uno de estos desplazamientos, en principio excepcionales pero que permiten el turismo internacional. De hecho, este confinamiento “suave”, ahora extendido en todo el país, se aplica en la región parisina desde el 20 de marzo y esto no impidió más de 30 vuelos diarios entre París y Madrid durante la Semana Santa. La mayoría de ellos con el cartel de completos.

placeholder Las calles de París, vacías. (EFE)
Las calles de París, vacías. (EFE)

“El principio que se aplica actualmente es que uno puede desplazarse a otro país europeo con un test PCR”, reconocía el viernes el ministro de Transportes, Jean-Baptiste Djebbari, en una entrevista para Europe1. “En concreto, puedo viajar por vacaciones a otro país europeo y no lo puedo hacer en Francia”, le contestaba Sonia Mabrouk, presentadora de la matinal de esta emisora de radio privada. “Es un caso teórico que existe y lo estamos discutiendo en estos momentos”, zanjaba el dirigente francés sobre una de las grandes incoherencias de la gestión de la pandemia en Europa.

Dirigentes y prensa obvian la polémica

La doble vara de medir entre los desplazamientos nacionales y los internacionales ha suscitado un debate incipiente en Francia. Pero para nada comparable con la indignación creciente en España. Mientras las imágenes y los memes grotescos del jolgorio francés ocupaban portadas de periódicos españoles, la prensa francesa ha tratado la polémica de manera más bien marginal. A menudo intentando quitar hierro al asunto y presentando a sus conciudadanos como víctimas.

“Los franceses son los chivos expiatorios de una rabia creciente”, advirtió 'Ouest-France'. Este periódico regional, el más leído en el país vecino, recordaba los últimos datos oficiales que indican que 117.000 franceses viajaron a España en enero, mientras que en el mismo mes del año pasado fueron más de 200.000. “Entre la invasión y el puro fantasma, los datos nos muestran una realidad matizable”, añadía el corresponsal de 'Le Figaro', Mathieu de Taillac, buen conocedor de la realidad española.

Los dirigentes galos también prefirieron ponerse de perfil ante las juergas de sus conciudadanos en Madrid que hicieron correr ríos de tinta en la prensa española. La Administración francesa solo se pronunció sobre esta polémica con la respuesta de su embajada en Madrid al tuit de Mónica García, candidata de Más Madrid, en que tachaba de “hordas de franceses” que “iban a emborracharse” a los jóvenes ansiosos por redescubrir los bares y las fiestas. “No hacen falta ni alcohol ni alfombra roja… Como a todos los europeos, a las “hordas” de franceses siempre nos gustarán Madrid y España”, respondió la embajada en un mensaje retuiteado por Ayuso y que fue visto por más de un millón de usuarios de Twitter.

El turismo de borrachera de los franceses se ha convertido en un arma arrojadiza en la campaña de las autonómicas en Madrid y esta realidad parece que ha llegado para quedarse. La gratuidad de los test PCR en Francia facilita los viajes de ocio a otros países europeos, permitidos a pesar del confinamiento. A diferencia de Italia, que exige una cuarentena; o Bélgica, que prohibió el turismo internacional, las exigencias de España a los viajeros europeos resultan bastante asequibles. Una ecuación, absurda, que favorece la afluencia de franceses confinados a las terrazas madrileñas.

Una extraña escena digna de las incoherencias de la estrategia europea de “aprender a vivir con el virus”. Es la una y media del Sábado Santo y los viajeros se suceden con sus maletas y carritos en el Aeropuerto de Orly. Cuando faltan pocas horas para la entrada en vigor del tercer confinamiento en Francia, esta infraestructura aeroportuaria del sur de París conserva una actividad considerable. Las imágenes de aeropuertos fantasmas son cosa del pasado. Los estands desiertos de algunas aerolíneas se alternan con largas colas en otros. En el 32, de Iberia y Vueling, numerosos viajeros esperan para embarcar sus maletas y recuperar su tarjeta de embarque para el vuelo que saldrá dentro de una hora. Su destino: Madrid.

Isabel Díaz Ayuso París
El redactor recomienda