Es noticia
La pelea interna de la OMS que simboliza todo lo que Italia hizo mal ante la pandemia
  1. Mundo
  2. Europa
LA LUCHA POR EL RELATO

La pelea interna de la OMS que simboliza todo lo que Italia hizo mal ante la pandemia

Un escándalo en el seno del organismo por los presuntos intentos de enmascarar la falta de preparación italiana contra la pandemia se ha extendido por todo el país

Foto: Protesta en Roma contra las medidas restrictivas contra el covid-19. (Reuters)
Protesta en Roma contra las medidas restrictivas contra el covid-19. (Reuters)

Los primeros en levantar la sospecha sobre lo que había ocurrido fueron dos periodistas de la RAI, Giulio Valesini y Cataldo Ciccolella, en mayo del año pasado. Los reporteros investigaban sobre la gestión de la pandemia por parte del Gobierno italiano y de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y, pesquisa tras pesquisa, descubrieron que el plan para combatir el covid-19 del país transalpino, el primero europeo en ser golpeado de gravedad por el virus, llevaba tiempo sin actualizarse. Contactaron un perito que, tras indagar, afirmó que el documento original, de 2006, había sido copiado y pegado tal cual varias veces. Y así llegaron hasta Ranieri Guerra, exfuncionario del Ministerio de Salud de Italia hasta 2017 y subdirector de la OMS desde ese mismo año.

El escándalo ya estaba servido y había provocado numerosas polémicas cuando, el 30 de noviembre pasado, Valesini y Ciccolella abrieron un nuevo capítulo: el de un informe financiado por Kuwait y elaborado por una decena de investigadores de la OMS con el objetivo de ayudar a otros países en su respuesta a la pandemia a través del análisis del caso italiano. El documento, según se reveló, había sido publicado —incluso en Facebook— y misteriosamente retirado poco después. Con testigos y pruebas a la mano, los periodistas sugerían que Guerra había presionado para modificar ese informe, para que se indicase que el plan pandémico de Italia había sido actualizado en una fecha más reciente a la de 2006. Para más inri, también se difundió una entrevista a Francesco Zambon, coordinador del grupo de trabajo que había realizado el informe desaparecido, quien confirmaba la hipótesis de los reporteros. La guerra había comenzado.

Foto: Un doctor recibe una caja de vacunas de Pfizer-BioNTech en Turin. (Reuters)

El escándalo ha desatado una tormenta en un país en el que llueve sobre mojado: con un Gobierno —de Mario Draghi, llamado al rescate tras el colapso de la administración anterior— recién estrenado por enésima vez y sumergido de lleno en la segunda ola meses después haberse convertido en el epicentro europeo de la primera. Las supuestas maniobras para enmascarar la falta de preparación italiana de cara al covid-19 han desatado la indignación en un país que todavía busca identificar a los responsables de las desastrosas consecuencias de la primera fase de la pandemia.

El 10 de enero, Zambon contó su versión de los hechos en una larga entrevista con el canal de televisión La 7: “[Ranieri Guerra] dijo que el texto [del informe] tenía que ser cambiado con una fecha que no tenía nada que ver”, declaró, al asegurar que había recibido un correo electrónico de Guerra en el que le solicitaba explícitamente la modificación.

“Cuando recibí el 'e-mail', cuyo tono era bastante intimidatorio, lo primero que pensé fue que Guerra estaba actuando de buena fe y que había un error en el informe. Por eso le pedí al equipo de verificar todos los planes pandémicos desde 2006 hasta hoy. Luego me di cuenta de que no había buena fe alguna (…) Él me había pedido que falsificara algo que había ocurrido mientras él era director de la Prevención [de Italia], lo que yo vi como un grave conflicto de intereses”, denunció el coordinador, al recordar que, además, la OMS había realizado importantes actualizaciones de sus hojas de ruta sobre estas emergencias en 2009, 2013 y 2017.

Foto: Test de coronavirus en Turín, Italia. (Reuters)

Acto seguido, Zambon explicó que también había informado al mismísimo Tedros Adhanom, director general de la OMS, a quien le había pedido un encuentro urgente para discutir las potenciales “consecuencias” del incidente. “Nunca me respondió”, agregó. También indicó que tampoco es una praxis común que un funcionario sea enviado como enlace de la OMS a un país de su misma nacionalidad, como ocurrió con Guerra. Más dardos en la misma dirección.

Guerra, por supuesto, se ha defendido, negando haber presionado para ocultar el informe. En una entrevista publicada el 18 de diciembre por el diario La Stampa, aseguró que no tenía "ni motivos ni la autoridad" para comportarse de esa manera. “En la OMS hay mecanismos que protegen al personal: si Zambon se sintió objeto de amenazas o presiones, podría haber recurrido siguiendo los procedimientos institucionales”, argumentó, reduciendo el incidente a simples “divergencias de opinión”. En paralelo, Guerra también acudió a otros programas de televisión y se presentó ante los fiscales de Bérgamo, que desde la primavera investigan sobre posibles irregularidades que podrían explicar por qué Italia fue uno de los países más afectados por la primera ola de la pandemia.

Las declaraciones de Guerra se produjeron cuatro días después de que la propia OMS difundiese un comunicado sobre el caso. Según esta nota fechada en Copenhague, el informe elaborado por el equipo de Zambon —una sede de la OMS en Venecia— había sido retirado por "imprecisiones factuales" y porque, cuando estas había sido corregidas, el organismo sanitario había establecido nuevos mecanismos. “A causa del gran interés de los medios de comunicación por este informe y para evitar malas interpretaciones, la OMS puede compartir el documento que publicado y retirado de la web, previa solicitud”, se defendió la organización.

Foto: Giuseppe Conte. (Reuters)

El caso ha terminado por salpicar también al Gobierno italiano, aunque el propio Zambon —ahora reconvertido en la principal 'garganta profunda' de la investigación— ha reconocido que no hay pruebas de que el ministro de Salud italiano, Roberto Speranza, fuera informado de la existencia de este informe antes de su publicación. “En ningún momento el Gobierno italiano le pidió a la OMS que retirara el documento”, ha asegurado, por su parte, la organización internacional. Tanto Guerra como Zambon fueron contactados para este artículo, pero al momento de su publicación ninguno había contestado.

Tras el estallido del escándalo, el viceministro de Salud, Pierpaolo Sileri, ha reconocido en múltiples ocasiones que es cierto que el plan pandémico italiano no había sido actualizado en más de una década. Posteriormente, Sileri incluso ha llegado a pedir la renuncia del actual secretario general del ministerio de Salud, Giuseppe Rocco, uno de los tantos altos funcionarios que han sido involucrados en el caso, el cual parece estar lejos de haberse resuelto. Esto, no solo por la enorme polémica que sigue levantando el asunto, sino porque continúan las investigaciones de los magistrados de Bérgamo, los cuales han abierto una indagatoria con la hipótesis de delito de “epidemia culposa”. “Nos interesa en particular saber qué plan (Italia) puso en marcha” en 2020, declaró el fiscal de esta localidad del norte italiano, Antonio Chiappani.

En enero, la Guardia de Finanzas de Italia registró oficinas del ministerio de la Salud de Italia y del Instituto Superior de la Salud, entre otras instituciones, para adquirir documentos sobre el caso. Mientras tanto, cerca de un año después de la internacionalización del covid-19, Roma ha presentado un primer borrador de su nuevo plan pandémico, ahora sí, y como pide expresamente la Unión Europea, actualizado.

Los primeros en levantar la sospecha sobre lo que había ocurrido fueron dos periodistas de la RAI, Giulio Valesini y Cataldo Ciccolella, en mayo del año pasado. Los reporteros investigaban sobre la gestión de la pandemia por parte del Gobierno italiano y de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y, pesquisa tras pesquisa, descubrieron que el plan para combatir el covid-19 del país transalpino, el primero europeo en ser golpeado de gravedad por el virus, llevaba tiempo sin actualizarse. Contactaron un perito que, tras indagar, afirmó que el documento original, de 2006, había sido copiado y pegado tal cual varias veces. Y así llegaron hasta Ranieri Guerra, exfuncionario del Ministerio de Salud de Italia hasta 2017 y subdirector de la OMS desde ese mismo año.

OMS Unión Europea
El redactor recomienda