AstraZeneca entregará a la UE 40 millones de dosis hasta abril, la mitad de lo acordado

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha anunciado este domingo por la tarde a través de sus redes sociales y en una televisión alemana, que la farmacéutica AstraZeneca se ha comprometido a entregar 9 millones de dosis más respecto a su última oferta, por lo que finalmente entregará a la Unión Europea en el primer trimestre 40 millones de dosis.

Esa cifra está muy lejos de los 80 millones a los se comprometió la farmacéutica en el contrato firmado. Incluso algunas fuentes señalan que la cifra podría haber llegado a los 120 millones de dosis en el primer trimestre. Los negociadores de AstraZeneca ofrecían hasta hace algunos días 31 millones de dosis hasta finales de marzo, y subieron la cifra hasta los 39 millones, a los que ahora se ha añadido un millón más. Por otro lado, la presidenta del Ejecutivo comunitario ha señalado que el calendario de entrega se adelantará una semana.

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Antonio Villarreal

El anuncio de Von der Leyen parece marcar el punto y final a una guerra abierta entre la Comisión Europea y AstraZeneca desde que el viernes de hace dos semanas la compañía anunciara a las autoridades europeas que iba a entregar un cuarto de las dosis prometidas debido a problemas en la producción. El Ejecutivo comunitario nunca confió en las explicaciones de la compañía, y fuentes comunitarias llegaron a asegurar que habían recibido distintas versiones del problema por parte de distintas personas de la farmacéutica.

Además, desde el primer momento Bruselas acusó a AstraZeneca de haber vendido dosis producidas en Europa a países terceros, entre otros al Reino Unido. Durante toda la semana las autoridades europeas exigieron a la empresa que usara sus dos plantas en suelo británico para cumplir con los compromisos recogidos en el contrato. El miércoles Pascal Soriot, CEO de la compañía, aseguró en una entrevista que el contrato con la UE no incluía las plantas en el Reino Unido, y que el contrato con el Gobierno británico les comprometía a que las dos fábricas produjeran de forma preferente para dicho país.

La Comisión Europea empujó a AstraZeneca para publicar el contrato firmado entre ambas partes, omitiendo las secciones que deseara la empresa. El documento salió a la luz el viernes, y en él quedan claras dos cosas: que las dos plantas británicas estaban incluidas en el contrato, como aseguraban desde Bruselas, y que había una cláusula en la que la compañía aseguraba que no tenía ningún pacto que contradijera sus compromisos en ese nuevo contrato.

Los últimos días han sido una guerra pública entre la farmacéutica y la Comisión. Una reunión el miércoles por la tarde entre el Ejecutivo comunitario, representantes de los Veintisiete y Soriot, el CEO de la empresa, permitió poner las bases de un reencuentro. Para Bruselas su prioridad es llegar a un acuerdo con AstraZeneca y aumentar en la medida de lo posible el número de dosis que pueda entregar de forma rápida, por lo que descartó tomar acciones legales como la principal vía. “Las dosis las necesitamos ahora, no dentro de dos años”, señalaba una fuente comunitaria el miércoles.

El pasado viernes la Agencia Europea del Medicamento (EMA), aprobó el uso del medicamento para los mayores de 18 años, también para los que superen los 65, a pesar de que un día antes las autoridades alemanas habían recomendado que no se inyectara a partir de esa edad. La Comisión Europea se ha encontrado los últimos días bajo una enorme presión ante el cuestionamiento de la estrategia de vacunación europea, especialmente por parte de Alemania. Además, la vacuna de AstraZeneca era una de las principales cartas de Bruselas: era de la que esperaba más dosis de forma rápida. Por suerte, apuntaban esta semana fuentes comunitarias, la UE ha tenido sorpresas positivas con las dosis de Pfizer, que llegaron antes de lo esperado y que representan la base de la vacunación en este momento en el Viejo Continente.

Las críticas ya no llegan exclusivamente desde dentro. Von der Leyen tuvo un inicio complicado en la Comisión Europea, exportando a Bruselas buena parte de su círculo cercano del ministerio de Defensa alemán a finales de 2019, lo que provocó el escepticismo de una parte importante de los mandos intermedios y altos del Ejecutivo comunitario. Una de las críticas más repetidas a la alemana ha sido el uso excesivo de eslóganes y de una comunicación demasiado simple sumada a la falta de claridad y de dirección. Sus críticos señalan que lo visto en los últimos días es consecuencia de esos defectos que ya señalaban desde que llegó a la decimotercera planta del edificio Berlaymont, sede de la Comisión Europea en la capital comunitaria.