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Una tragedia griega: las pymes se hunden tras la odisea del nuevo confinamiento
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OBLIGADOS A CERRAR

Una tragedia griega: las pymes se hunden tras la odisea del nuevo confinamiento

Muchos de los comercios denominados como “no esenciales” se vieron obligados a cerrar indefinidamente en Grecia, convirtiéndose en los grandes sacrificados de la segunda ola

Foto: Una cafetería cerrada frente a la colina de la Acrópolis en Atenas. (Reuters)
Una cafetería cerrada frente a la colina de la Acrópolis en Atenas. (Reuters)

Las normalmente bulliciosas calles de las principales ciudades griegas llevan dos meses prácticamente vacías debido a un segundo confinamiento nacional impuesto por el Gobierno heleno para controlar un peligroso aumento de las infecciones por coronavirus. Sumidos en un aislamiento más severo a los impuestos en otros países de la Unión Europea, como España, muchos de los comercios denominados como “no esenciales” se vieron obligados a cerrar indefinidamente, convirtiéndose en los grandes sacrificados de la segunda ola pandémica.

Grecia no se vio muy afectada durante la primera ola del coronavirus. Con una respuesta rápida y contundente, el Gobierno de Kyriakos Mitsotakis navegó con firmeza en el mar embravecido de una pandemia mundial en la que muchos países naufragaron. A pesar de que no se puede decir que la segunda ola haya cogido al país por sorpresa, se podría decir que para gran parte de la “confiada” población griega ha sido un 'shock' verse inmersa en un segundo confinamiento tan estricto y con medidas de contención tan duras.

Foto: Representación teatral en Grecia. (Reuters)

A pesar de que el Gobierno de Nueva Democracia adoptó una serie de medidas para ayudar a autónomos y minoristas, no han sido suficientes para asegurar la supervivencia de muchas medianas y pequeñas empresas. Este ha sido el caso de Dimitris, propietario de una tienda de moda y complementos en el municipio de Elinikó, a unos 10 kilómetros del centro de Atenas y que, como muchos otros comerciantes, se ha visto obligado a echar el cierre definitivo a su negocio. "El Gobierno tuvo todo el verano para incrementar el número de camas para pacientes con covid-19 en los hospitales y evitar un segundo confinamiento. No lo hicieron y ahora somos nosotros los que pagamos las consecuencias", se queja. “Desafortunadamente me es imposible seguir haciendo frente a todas las deudas y gastos simplemente con las subvenciones estatales”.

La experiencia griega supone una advertencia para el resto de Europa en un momento en el que varios países del continente han impuesto confinamientos a raíz de un empeoramiento generalizado de la pandemia. Reino Unido, Países Bajos, Austria, Irlanda y Portugal, entre otros, se han visto obligados a decretarlo y a extender las restricciones. Y varios de los países que hasta ahora se han resistido a volver a implementar esta medida están cerca de volver a aplicarla a regañadientes. El Gobierno francés, por ejemplo, discutirá este miércoles si somete al país a un tercer confinamiento general, impulsado por un coro de expertos médicos y asesores científicos que exigen medidas más estrictas que el toque de queda actual.

Andreas Kadas, propietario de un comercio de ropa infantil y de bautismo en Jalandri, un distrito de Atenas con uno de los mercados más activos de la capital griega, también ha tenido que decir adiós a su tienda. "Yo, así como miles de otros pequeños empresarios, he perdido las campañas de Pascua y Navidad, que son los periodos de más facturación en nuestro sector. El estado nos ha otorgado subvenciones que no solo son pequeñas cantidades, sino, por supuesto, reembolsables", lamenta el comerciante, quien ha tenido que pagar a los proveedores ropa que no ha vendido. "El estado debería hacer más por las pequeñas empresas, la Unión Europea debería hacer más por nuestra supervivencia a través de subvenciones no reembolsables que deberíamos conseguir más fácil y rápidamente", indica.

Foto: El viceministro de Protección Civil y Gestión de Crisis griego, Nikos Hardaliás. (Cedida)

Después de que el número de contagios y hospitalizaciones se incrementara drásticamente en todo el país, el plan inicial del Gobierno de evitar el confinamiento tuvo que ser sacrificado. En una rueda de prensa junto al experto en enfermedades infecciosas Sotiris Tsiodras, Mitsotakis anunció un confinamiento a nivel nacional a partir del 7 de noviembre de tres semanas para aliviar una creciente presión en el sistema sanitario público. A pesar de esta acción el número de contagios y muertes siguieron en aumento y el ejecutivo decidió prolongar el encierro de la población. Desde entonces el Gobierno fue respondiendo con medidas cada vez más estrictas. Se cerraron colegios de primaria y guarderías, hasta entonces abiertos y los movimientos de los griegos para acudir al médico, la farmacia, al supermercado o realizar ejercicio al aire libre volvieron a regularse previa comunicación mediante SMS, tal y como ya había sucedido en marzo. Bajo estas directrices cada vez más severas, los pequeños comerciantes comenzaron a sufrir las duras consecuencias de mantener sus negocios cerrados y esperaban, esperanzados, un alivio de las restricciones de cara la Navidad.

Sin embargo, después de examinar a fondo los datos epidemiológicos y dejarse aconsejar por los expertos en enfermedades infecciosas, el ejecutivo decidió mantener cerrados los comercios no esenciales durante la campaña de Navidad autorizando tan solo el sistema de precompra por internet o teléfono y recogida en persona con cita previa de pedidos en el exterior de la tienda. También se permitió la apertura de peluquerías y de las librerías “por razones simbólicas y para promover la cultura”, declaró Antonis Georgiadis, ministro de Desarrollo e Inversión.

placeholder Una tienda de ropa cerrada por las medidas de confinamiento promociona la venta 'online'. (EFE)
Una tienda de ropa cerrada por las medidas de confinamiento promociona la venta 'online'. (EFE)

Pero el 3 de enero el portavoz del Gobierno, Stelios Petsas, anunciaba la suspensión de todo tipo de precompra y recogida en tienda para “alcanzar los mejores estándares epidemiológicos posibles en los días siguientes y permitir la reapertura de guarderías y centros de primaria el día 11”. Según la Asociación de Comerciantes de Atenas, solamente durante la campaña de Navidad los pequeños comercios perdieron entre 1,5 y 2 millones de euros y su presidente, Spyros Kafounis, declaró que sin una vuelta a la normalidad y más medidas de apoyo por parte del Gobierno una de cada dos tiendas podría verse obligada a cerrar definitivamente.

En una entrevista concedida al canal de televisión ANT1 el 12 de enero, Mitsotakis declaró ser consciente de lo difícil de la situación económica. “Cada mes de confinamiento le cuesta a la economía griega más de 3.000 millones de euros” reconoció el primer ministro agregando que “es el momento de tomar gradualmente el riesgo de reabrir la economía siempre que los expertos se muestren a favor de ello”.

Foto: El primer ministro de Grecia, Kyriakos Mitsotakis. (EFE) Opinión

Tres días después, el Gobierno anunciaba una nueva batería de medidas para paliar los efectos del covid-19 como la exclusión de pagar el alquiler del mes de enero de los locales y la reapertura de los comercios el 18 de enero con medidas sanitarias estrictas y límites de capacidad. Para Aris, propietario junto con otros dos socios de una tienda de decoración y regalos del centro de Atenas que se habían planteado no volver a abrir después del confinamiento, estas son buenas noticias aunque "las medidas decretadas no son más que parches". "Desde que nos vimos obligados a cerrar la tienda el pasado mes de marzo todo ha ido de mal en peor y el segundo confinamiento no ha hecho más que agravar nuestros problemas", afirma. “Todos nuestros esfuerzos por vender nuestros productos 'online' no han dado resultado. Ahora intentaremos salvar lo que podamos, pero somos conscientes de que cuando se da una situación a nivel mundial como la que estamos viviendo lo último en lo que piensa la gente que ha perdido su trabajo o ha visto reducido su poder adquisitivo es en comprar artículos de decoración”.

Aris (pequeño empresario): "Desde que nos vimos obligados a cerrar la tienda el pasado mes de marzo todo ha ido de mal en peor y el segundo confinamiento no ha hecho más que agravar nuestros problemas"

En toda Grecia se han registrado más de 5.600 muertes por coronavirus, de las cuales más de 4.000 han tenido lugar en los últimos tres meses. A pesar de que a finales de diciembre el Gobierno comenzó a vacunar a su población (dando prioridad al personal sanitario de hospitales, trabajadores en residencias de ancianos, mayores de 80 años y a todo aquel con problemas graves de salud), fuentes gubernamentales ya han comunicado la voluntad de mantener el confinamiento a largo plazo. “La lucha contra la pandemia es dura”, afirmó el viceministro de Protección Civil, Nikos Hardaliás, a principios del mes de enero. “Todavía tenemos por delante unas semanas difíciles”. Según Hardaliás el plan de Grecia es vacunar a dos millones de personas por mes.

Después de una década de austeridad, la economía griega finalmente comenzaba a dar muestras de recuperación y daba los primeros pasos para volver a una normalidad económica. Pero la pandemia dio un giro inesperado a un país en el que el impacto de dos confinamientos a nivel nacional ya se ha hecho patente. El Gobierno prevé una recesión más profunda a la prevista inicialmente. Según el Banco Central griego, la economía del país se contraerá en el peor de los casos un 11% durante 2020 mientras que la deuda pública se disparará hasta un 208,9% frente al 176,6% de 2019.

Las normalmente bulliciosas calles de las principales ciudades griegas llevan dos meses prácticamente vacías debido a un segundo confinamiento nacional impuesto por el Gobierno heleno para controlar un peligroso aumento de las infecciones por coronavirus. Sumidos en un aislamiento más severo a los impuestos en otros países de la Unión Europea, como España, muchos de los comercios denominados como “no esenciales” se vieron obligados a cerrar indefinidamente, convirtiéndose en los grandes sacrificados de la segunda ola pandémica.

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