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La Atlántida soviética: cómo la URSS hundió una ciudad de 130.000 habitantes
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para crear un embalse artificial

La Atlántida soviética: cómo la URSS hundió una ciudad de 130.000 habitantes

Corría el año 1959 cuando el Gobierno de la URSS decidió llevar a cabo un megaproyecto para levantar una central hidroeléctrica... con el que tuvieron que sumergir toda una ciudad

Foto: Imagen de satélite del embalse de Kremenchuk. (CC/Wikimedia Commons)
Imagen de satélite del embalse de Kremenchuk. (CC/Wikimedia Commons)

A lo largo de los años, mucho se ha escrito sobre la Atlántida. Desde que Platón la mencionara en los diálogos 'Timeo y Critias' en torno al año 360 a. C., muchos investigadores se han afanado por tratar de descubrir si en realidad esta isla mítica existió y, en caso afirmativo, dónde se ubicaba. Pero, en ocasiones, la mano humana provoca que leyendas como esta se convierten en realidad: es lo que ocurrió en la URSS en el año 1959, cuando una ciudad de más de 130.000 habitantes quedó absolutamente sumergida para levantar una presa.

A mediados del siglo XX, la URSS decidió llevar a cabo un megaproyecto eléctrico, junto al río Dniéper, en la actual Ucrania. La idea era muy sencilla: crear una central hidroeléctrica que fuera abastecida por una cantidad ingente de agua, con el objetivo de multiplicar la creación hidroeléctrica de la zona y demostrar, con un nuevo proyecto de dimensiones descomunales, que el sistema comunista funcionaba mejor y era más poderoso que el capitalista. Pero tenía una contraprestación: para llevar a cabo este proyecto, era necesario sumergir toda una ciudad.

Foto: Duga-3, el radar soviético secreto escondido en los bosques de Chernóbil. (CC/Wikimedia Commons)

Por esa razón, la URSS decidió que la ciudad de Novogeorgijvsk tenía que ser sumergida, pues su espacio sería cubierto por un embalse que sería principalmente nutrido por el agua del río Dniéper, pero que también le abastecerían el río Tiasmin y el río Sula. Crear una enorme piscina de agua en la zona permitiría que la central hidroeléctrica de Kremenchuk fuera capaz de elevar la generación de su energía eléctrica hasta los 700 TWh, pudiendo abastecer a buena parte de la zona y poniendo sobre la mesa su capacidad para llevar a cabo un nuevo proyecto descomunal como una demostración de poderío.

La idea, en términos de ingenería y de tecnología, era positiva, pero para ello había que reubicar a toda una población. Según informa BBC, el estado pagaría una compensación a los pobladores para convencerlos de que dejaran su hogar, ofreciendo más dinero a aquellos cuyas casas eran más antiguas y menos a medida que las estructuras eran más modernas. Con ese apoyo económico y sin levantar la voz, todos los habitantes decidieron hacer lo que se les había ordenado.

El Gobierno soviético anunció que el proyecto se iba a llevar a cabo y que lo ideal sería que cada habitante hiciera los deberes con tiempo, trasladando a su nueva ubicación todo lo de valor e, incluso, permitiendo que se arrancaran los materiales que pudieran ser utilizados en la construcción de su nuevo hogar, allá donde cada uno decidiera. Según testimonios de la BBC, 50 pobladores eran capaces de construir una nueva casa en poco más de un día.

Esta situación provocó que, durante meses, los 130.000 habitantes de Novogeorgijvsk se encargaron, literalmente, de desmantelar sus hogares con el objetivo de poder reutilizar todos los materiales de valor a la hora de levantar un nuevo emplazamiento, además de desplazar a todas las reses ―no en vano era una población eminentemente ganadera― antes de que se decidiera contruir el embalse. Además, en las paredes exteriores de cada casa se grabó la fecha en la que tenía que ser abandonada: si no se abandona voluntariamente, los 'bulldozers' soviéticos la arrasarían sin más.

Sería en el año 1959 cuando se comenzó el llenado del envase artificial de Kremenchuk, una labor que terminaría en el año 1961, después de la construcción de una presa de 10 kilómetros de largo que formaba parte de la propia central hidroeléctrica. A día de hoy, el embalse mide 149 kilómetros de largo y 28 de ancho, y cuenta con una profundidad media de seis metros, generando un volumen de agua superior a los 13,5 kilómetros cúbicos, utilizada principalmente para electricidad, pero también para otras labores como irrigaciones o lucha contra la sequía.

A día de hoy, varias décadas después de que Novogeorgijvsk quedara sumergida bajo el agua del embalse, los habitantes que tuvieron que abandonar la zona continúan realizando un evento anual para recordar a su ciudad 'perdida'. La Atlántida soviética continúa perdida bajo las aguas, donde toda una localidad de más de 130.000 de habitantes quedó hundida para siempre en pos del progreso y de la supremacía ideológica: una ciudad en la que recuerdos, vivencias y toda una vida quedó hundida tras la construcción del envase artificial de Kremenchuk.

A lo largo de los años, mucho se ha escrito sobre la Atlántida. Desde que Platón la mencionara en los diálogos 'Timeo y Critias' en torno al año 360 a. C., muchos investigadores se han afanado por tratar de descubrir si en realidad esta isla mítica existió y, en caso afirmativo, dónde se ubicaba. Pero, en ocasiones, la mano humana provoca que leyendas como esta se convierten en realidad: es lo que ocurrió en la URSS en el año 1959, cuando una ciudad de más de 130.000 habitantes quedó absolutamente sumergida para levantar una presa.

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