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El misterio de los caballos mutilados y asesinados en Francia
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El misterio de los caballos mutilados y asesinados en Francia

Las primeras conclusiones de la investigación policial apuntan que la mayoría de agresiones contra estos animales se debieron a causas naturales o accidentales

Foto: Foto: EFE
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Todo empezó como una historia de una novela negra, pero ha terminado como un reflejo de la asustadiza sociedad francesa —y europea— de 2020. Una buena ilustración de los don Quijotes de la inseguridad. De aquellos que solo ven molinos que amenazan sus bienes privados, cuando en realidad se producen hechos naturales o accidentales, fruto de la mala fortuna. Así se podría resumir el fenómeno de los caballos mutilados en Francia. ¿Recuerdan este caso? Hay que remontarse hasta finales del verano.

Unas misteriosas mutilaciones de caballos hicieron correr ríos de tinta en Francia desde mediados de agosto. Orejas y testículos cortados y profundas heridas que provocaron el desangramiento del animal. ¿A qué se debían estas agresiones? Ritos satánicos, odio a los équidos, una apuesta en internet, mimetismo de comportamientos macabros… Las fuerzas de seguridad no descartaban ninguna pista. Abrieron hasta 200 investigaciones en septiembre por denuncias de este tipo de agresiones. El ministro de Agricultura, Julien Denormandie, visitó entonces a los propietarios de un caballo muerto y un centro ecuestre para “mostrar la movilización de todos los servicios para que se haga justicia”.

Foto: Beatriz López, con uno de los caballos de los que se ha hecho cargo en Lucena del Cid (Castellón)

Sin embargo, las primeras conclusiones de la investigación policial han supuesto una ducha de agua fría para aquellos que deseaban una trama digna de los libros de Fred Vargas o Henning Mankell. Cerca de 500 mutilaciones de caballos fueron denunciadas en 2020, pero solo en un 16% de los casos se debieron a una intervención humana, indicaron en diciembre fuentes cercanas a la investigación. Una unidad de agentes dedicada en exclusiva a este caso sigue investigando unas 60 heridas o muertes de caballos de las que aún no se ha establecido la causa. Lo que significa que al menos el 72% de las mutilaciones denunciadas se debieron a causas naturales o accidentales.

Un aumento fulgurante de las denuncias

“Los actos de crueldad no aumentaron de forma significativa respecto a otros años. Hubo un ligero aumento, quizás debido a la mediatización y los imitadores. Lo que aumentó de manera fulgurante fueron las denuncias, las llamadas de personas diciendo: 'Mi caballo ha sido herido'”, dijo Marie-Béatrice Tonanny, coordinadora nacional para la subdirección de la policía judicial, en una entrevista para la AFP. Teniendo en cuenta que casi tres cuartas partes de las mutilaciones no se debieron a una acción humana, la dimensión criminal del suceso quedó muy atenuada.

De momento, la gendarmería ha detenido a cuatro personas por agresiones contra caballos. El último de ellos ya fue condenado a una pena de doce años de prisión tras haber cortado los testículos a un animal en una granja en el noreste del país. Los otros cometieron un acto bastante menos violento, pero de un gusto muy peculiar. Los arrestaron por desviaciones zoofílicas. Unos actos aislados contra animales que no resultan ninguna novedad en Francia. Los investigadores estiman en 84 las acciones crueles contra caballos, una cifra parecida a la de los años anteriores y que solo afecta a una minoría de los 17.000 propietarios ecuestres que hay en el país.

“Sin duda, ha habido comportamientos irracionales que consideraron como acciones humanas algunas mutilaciones cuando se trataba de accidentes o heridas mientras pastaban”, reconoció Jean-Luc Vernon, miembro de la dirección de la Federación Francesa de Equitación, a la cadena BFM TV. “Quizás hubo un interés mediático descontrolado, ya que afecta a las personas, a lo afectivo y a unos animales que nos son muy cercanos”, añadió. De hecho, en algunos de los departamentos (provincias) donde hubo más denuncias, la policía determinó que en realidad no se produjo ninguna agresión. Es el caso de Ille-et-Vilaine, en Bretaña, donde se abrieron veinte investigaciones, pero ninguna de ellas desembocó en ningún hecho criminal.

Despliegue policial e importantes subvenciones

Aunque se calmó la situación, los propietarios de caballos siguen atemorizados y estresados por el supuesto fenómeno. “Seguimos recibiendo denuncias todos los días, pero muchas menos que en verano. Ahora solo unas pocas decenas cada semana de media”, explicó Tonanny. Mientras las mutilaciones de caballos hacían correr ríos de tinta en la prensa francesa, el arte de la rumorología se puso en marcha. Las redes se llenaron de 'fake news' sobre el caso. Incluso algunas de ellas apuntaban que el responsable de las mutilaciones era el famoso presentador de televisión francés Nagui y que ya lo habían detenido por ello. Una sucesión de falsas informaciones cómica, pero que acentuaba la ansiedad del mundo ecuestre.

El Instituto Francés de los Caballos, que depende del Ministerio de Agricultura, creó una centralita para atender las llamadas de propietarios estresados por la situación. Las fuerzas de seguridad no escatimaron ningún esfuerzo en resolver el caso. Crearon una unidad específica para investigarlo y formaron a agentes en cada región para que se ocuparan de él. A pesar de ello, un grupo de propietarios ecuestres consideró que la investigación iba demasiado lenta. Y para aumentar la presión, creó el colectivo “Urgencia: los caballos y el mundo rural en peligro”. “Pedimos al Gobierno que garantice la seguridad de nuestros animales”, exigía.

placeholder El político francés Laurent Wauquiez, en una feria de agricultura. (EFE)
El político francés Laurent Wauquiez, en una feria de agricultura. (EFE)

Las administraciones territoriales también tomaron cartas en el asunto y decidieron ayudar a los angustiados propietarios ecuestres. El Gobierno regional de Auvergne Rhône Alpes (centro-este), dirigido por Laurent Wauquiez, exlíder nacional de Los Republicanos (socios del PP en Francia), les concedió una subvención de 100.000 euros para que instalen cámaras de seguridad en los establos, mientras que el Ejecutivo regional de París, también dirigido por la derecha, les dio 50.000 euros.

Casos parecidos en Suiza y Reino Unido

Los casos de muertes de animales que trastocan a la opinión pública no son una excepcionalidad francesa. En 2005, una sucesión de muertes de caballos, vacas y de un asno llamado Coca generaron una gran conmoción en Suiza y múltiples especulaciones sobre quién cometió esos actos atroces. Al final la investigación determinó que ninguna de esas muertes se debía a la acción humana. Murieron por causas naturales y luego fueron mutilados por zorros, cuervos y otros carroñeros.

Otra historia parecida tuvo lugar en Reino Unido. Entre 1983 y 1993, se produjeron un centenar de misteriosas mutilaciones de caballos. Los tabloides británicos ya apuntaban entonces a “asesinos satánicos”. La policía británica puso toda la carne al asador para arrestarlos. Destinó a decenas de agentes para que se ocuparan del caso y una prima de 20.000 libras (ahora corresponderían a 40.000 euros) era ofrecida por el 'Daily Mail' y asociaciones defensoras de los caballos a cualquiera que aportara informaciones que permitieran detener a los culpables. Tras años de investigaciones, descubrieron quién estaba detrás de esa oleada de crímenes macabros: nadie. Aunque algunas de las muertes fueron provocadas por acciones humanas aisladas, la mayoría se debían a causas naturales.

Curiosamente, treinta años después, un guion casi calcado se reprodujo en Francia. A veces la realidad no supera la ficción. Incluso en el fatídico 2020.

Todo empezó como una historia de una novela negra, pero ha terminado como un reflejo de la asustadiza sociedad francesa —y europea— de 2020. Una buena ilustración de los don Quijotes de la inseguridad. De aquellos que solo ven molinos que amenazan sus bienes privados, cuando en realidad se producen hechos naturales o accidentales, fruto de la mala fortuna. Así se podría resumir el fenómeno de los caballos mutilados en Francia. ¿Recuerdan este caso? Hay que remontarse hasta finales del verano.

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