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¿Volverá algún día Reino Unido a la UE? 15 expertos del Brexit lanzan sus predicciones
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La gran pregunta de la próxima década

¿Volverá algún día Reino Unido a la UE? 15 expertos del Brexit lanzan sus predicciones

El Confidencial ha preguntado a expertos de diversos ámbitos, tanto británicos como europeos, para tratar de averiguar si, en algún momento, volverá a formar parte de la UE

Foto: Montaje: Raquel Cano
Montaje: Raquel Cano
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Cuando el ingeniero francés Louis Blériot aterrizó en Dover el 25 de julio de 1909, tras una turbulenta travesía de 31 minutos, empezó la fiesta. Grandes multitudes vitorearon a Blériot, que se había convertido en la primera persona en cruzar por el aire el Canal de la Mancha. Al día siguiente, los periódicos celebraron su hazaña a toda plana: “¡Inglaterra ya no es una isla!”, tituló Le Matin. 112 años después, el titular es justo el contrario: Reino Unido vuelve a ser una isla.

Tras más de cuatro años de tensas negociaciones entre Londres y Bruselas, el Brexit se ha hecho efectivo este mismo 1 de enero. Desde hoy, el país británico emprenderá su viaje en solitario para “recuperar la soberanía” perdida, en palabras de Boris Johnson. “Hemos recuperado el control de nuestras leyes y nuestro destino”, dijo el primer ministro, después de que se distribuyeran imágenes suyas celebrando el acuerdo del pasado 24 de diciembre como si hubieran ganado el Mundial de fútbol.

Sin embargo, no todo es alegría y alivio en Reino Unido. Por un lado, las encuestas siguen mostrando un país dividido ante la cuestión europea, sobre todo en términos generacionales. “El Brexit fue una victoria de los votantes más mayores. La generación de 'brexiters' morirá y los jóvenes cada vez sentirán con mayor intensidad que les han robado el futuro”, apunta Anthony Gardner, exembajador de Estados Unidos ante la UE.

Foto: Protesta de un activista contrario al Brexit, frente al Parlamento británico, el pasado 30 de diciembre. (EFE)

Muchos personajes contrarios al Brexit, como Keir Starmer, líder laborista que hizo campaña contra el divorcio y uno de los políticos con más papeletas de suceder a Boris Johnson en 2024, ya han advertido que van a pasar página. Pero si el Brexit acaba siendo un desastre económico, el debate promete resurgir de nuevo. La campaña euroescéptica prometió que, cuando el país abandonara la UE, Reino Unido sería una nación más próspera, un paraíso financiero que podría firmar acuerdos comerciales con todo el planeta sin las molestas regulaciones bruselenses.

De momento, no parece que vaya a ser así: tras el acuerdo logrado ‘in extremis’ con la UE, Londres está aún lejos de ser “el Singapur del Támesis” con el que soñaban los euroescépticos. En palabras de Anu Bradford, autora del influyente ‘Efecto Bruselas’, Reino Unido va a convertirse en un ‘rule taker’ (actor que asume decisiones o regulaciones externas) en vez de en un ‘rule maker’.

Por muy dolorosas que sean las consecuencias del divorcio, Reino Unido ha cerrado ya por fin el largo debate sobre la pertenencia a la UE

“Los verdaderos costes del Brexit se empezarán a hacer evidentes en los próximos años”, destaca Bradford, quien cree que las excesivas promesas de los ‘brexiters’ acabarán abriendo los ojos a una gran mayoría de la población. “Tras el Brexit, Reino Unido será menos próspero y menos influyente y, por lo tanto, incapaz de declarar ninguna soberanía regulatoria”. En la misma línea apunta Susana del Río, doctora en Ciencias Políticas y directora del grupo de expertos de la Convención sobre el Futuro de Europa en España: “Se abre un periodo en el que van a tocar la realidad de lo que significa no formar parte de la UE. Su carácter geográfico de ‘isla’ va a hacerse aún más tangible a todos los niveles”.

Según esa tesis, en el futuro los británicos verán que en el siglo XXI, en un mundo donde las potencias occidentales cada vez tienen menos peso económico, fuera del mercado único hace demasiado frío. Así lo creen varios diplomáticos españoles, que en privado bromean con hacer una porra de cuánto tardará Reino Unido en regresar a la UE. Pero algunos en Reino Unido tienen otras previsiones.

“No hay ninguna opción real de que el Brexit sea revertido”, explica Robert Tombs, profesor de historia en la universidad de Oxford y autor de ‘This Sovereign Isle: Britain In and Out of Europe’. “Tendría que ocurrir un desastre político y económico en Reino Unido y ahora los think tanks predicen un éxito pos Brexit”.

Reabrir heridas

El Confidencial ha preguntado a una quincena de expertos de diversos ámbitos, tanto británicos como europeos, para dilucidar el futuro de Reino Unido y tratar de averiguar si, en algún momento, volverá a formar parte de la UE. Ya sea a favor o en contra del Brexit, dos cosas parecen claras: la primera es que, por muy dolorosas que sean las consecuencias del divorcio, Reino Unido ha cerrado ya por fin el largo debate sobre la pertenencia británica a la UE y muy pocos -con la excepción de los escoceses- están dispuestos a reabrir las heridas de forma inmediata. La segunda es que, políticamente, un cambio de rumbo tan brusco sería muy costoso.

En virtud del artículo 49 de los Tratados de la Unión Europea, para entrar de nuevo al club tendría que ponerse a la cola de adhesión junto a países como Turquía o Serbia, algo que demostraría que John Bercow, famoso por poner orden en Westminster durante las alocadas sesiones de debate sobre el tema, tenía razón cuando dijo que el Brexit era el mayor error desde la Segunda Guerra Mundial. Si quiere volver a la UE, tardará décadas en llamar a las puertas de Bruselas.

“Si algo ha demostrado Gran Bretaña es ser flexible”, afirma Ignacio Peyró, director del Instituto Cervantes de Londres. “Dicho esto, ahora mismo no veo el debate del regreso”.

Entre volver a ser miembro de pleno derecho dentro de la UE o quedarse fuera del club hay más opciones. De hecho, uno de los escenarios más probables es que elija acercarse de nuevo al bloque comunitario con un modelo mixto. “Reino Unido buscará acuerdos bilaterales con la UE en áreas específicas y limitadas que estén dentro del interés de Londres, como los servicios financieros”, señala Agathe Demarais, directora del programa de predicción global del The Economist Intelligence Unit.

"Ocurrirá de manera silenciosa y sin dramas, pero Reino Unido se realineará poco a poco con Europa"

Precisamente uno de los puntos más abiertos del acuerdo comercial alcanzado con la UE es que el sector servicios, apenas cubierto en el pacto y que aglutina el 80% de la economía de Reino Unido. "Todo depende de una negociación fundamental que todavía no ha empezado: la de los servicios. La City es fundamental. Hay mucha ambición en algunas capitales europeas para sustituir a los británicos con sus bancas", explica César Molinas, economista y autor de ‘La crisis existencial de Europa: ¿Es la Unión Europea el problema o la solución?’.

“[En los próximos años] veremos que Reino Unido lentamente tratará de entrar de nuevo en las agencias técnicas europeas y negociar nuevos acuerdos sectoriales. Esto ocurrirá de manera silenciosa y sin dramas, pero Reino Unido se realineará poco a poco con Europa”, apunta por su parte Fintan O’Toole, escritor irlandés y autor del libro ‘Un fracaso heroico: El Brexit y la política del dolor’, publicado en español por Capitán Swing.

Un acercamiento 'a la noruega'

Algunos analistas afinan incluso más y hablan de una solución “pragmática” en el que la relación bilateral “irá yendo hacia un modelo más cercano al de Noruega”, sostiene Enrique Feás, investigador del Real Instituto Elcano. El modelo noruego fue a priori rechazado porque significa estar dentro del mercado único, con todos sus beneficios, y es el que menos shock económico generaría, pero también con sus obligaciones, con el conscuente peaje político de decepcionar a los más euroescépticos.

¿De qué depende que Londres se acerque de nuevo a la UE? Del éxito, o no, de la Unión Europea en este nuevo camino sin Reino Unido. Nada más anunciarse que se había llegado a un acuerdo comercial, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, afirmaba aliviada que la UE ya podía "seguir adelante”. Portazo al Brexit, hola nuevos proyectos de una Unión Europea cada vez más interconectada en el mundo pos coronavirus: la emisión de deuda conjunta es solo el ejemplo más llamativo.

“Si la UE fracasa a la hora de aprovechar la oportunidad del Brexit, Reino Unido puede llegar a la conclusión de que, al final, el club de los 27 no era tan atractivo. Si la industria financiera en Reino Unido empieza a perder competitividad y hay una transferencia evidente de activos a la UE, podría suponer un argumento de peso para quienes quieran volver”, explica Gardner, exembajador de EEUU ante la Unión Europea de 2014 a 2017, años calientes para la “pregunta europea” que desembocaron finalmente en el referéndum de 2016.

El referéndum selló entonces “un debate que ha dominado la política británica durante cincuenta años y que ahora se ha acabado”, apunta Matthew Goodwin, analista británico y profesor de políticas en la Universidad de Kent, escéptico ante la idea de que se vuelva a reabrir la cuestión en la próxima generación.

Foto: Una imagen de la City de Londres. (Reuters)

“Aunque una mayoría de los británicos creen ahora que fue un error abandonar la UE, todo el proceso ha sido tan traumático que no será fácil revertir la decisión", apunta Hugo Dixon, uno de los líderes de la campaña por la permanencia ‘People’s vote’. "El partido conservador está ahora totalmente comprometido con el Brexit, y el Partido Laborista, la principal oposición, lo ha aceptado de manera reticente. Para que volvamos [a la UE], una muy amplia mayoría de la población debería quererlo”. Como subraya Charles Grant, director del CER, uno de los 'think tanks' más influyentes de Europa, el Viejo Continente no aceptaría una petición de vuelta al club por parte de un gobierno laborista si no hay un amplio consenso también entre los conservadores. “Habría un riesgo de que Reino Unido estuviera entrando y saliendo cada pocos años”.

Golpe al orgullo británico

De hecho, varios de los analistas señalan posibles motivos de por qué Reino Unido no volverá a llamar a la puerta de la Unión Europea para unirse de nuevo al club. Primero, por el coste psicológico y político: “Aunque no lo descarto, Reino Unido es un país muy orgulloso, no agachará la cabeza fácilmente”, comenta al respecto Luuk van Middelaar, filósofo neerlandés; “Los superpetroleros no suelen cambiar de dirección fácilmente, será muy doloroso para Reino Unido admitir su error”, dice Gardener. Leonardo Carella, doctorando en políticas en la Universidad de Oxford, va incluso más allá: “Electoralmente, defender [la reincorporación] sería equivalente a decirle al país que ha estado viviendo una mentira. Políticamente, el proceso sería una humillación de un orden de magnitud mayor que la crisis de Suez de 1956 o el préstamo del FMI de 1976, y fueron lo suficientemente malos como para derrocar a dos primeros ministros”.

Pero también es una cuestión práctica: dentro de dos o tres generaciones, la UE será muy distinta a la que Reino Unido dejó. “Sin Reino Unido como miembro de la UE, Bruselas avanzará aún más rápidamente hacia una unión más estrecha y federal. Esta dirección es lo que los británicos rechazaron en 2016 y nunca han apoyado. Si la UE se mueve hacia unos Estados Unidos de Europa, es difícil ver a los británicos queriendo ser parte en el futuro”, sostiene Ben Harris-Quinney, director del ‘think tank’ conservador y pro Brexit Bow Grup.

Dentro de dos o tres generaciones, la UE será muy distinta a la que Reino Unido dejó

En ese sentido, las negociaciones del Brexit han demostrado una y otra vez las distintas cosmovisiones sobre el proyecto europeo entre Londres y Bruselas. Para los británicos, lo más importante de la UE era tener acceso al mercado único, mientras que el resto de las capitales conciben a la UE como algo más un club comercial. “Seis décadas después de su creación, la UE sigue representando un proyecto humanitario, social, político, financiero y económico que tan solo se seguirá entrelazando en las próximas décadas mientras Bruselas sigue empujando para conseguir una mayor integración entre los países”, concluye Demarais.

Adiós a los beneficios

Hay otro aspecto decisivo que podría congelar cualquier intento de “reentrada” a la UE. En el pasado, Reino Unido ha sido siempre un miembro especial del club comunitario, con una suerte de “freno de mano” (opt out) para muchas de las medidas de integración europeas. En cambio, si comenzaran de nuevo el proceso en virtud del artículo 49 que regula las nuevas incorporaciones, el país no recuperaría “ese nicho envidiado en la UE, con beneficios personalizados y opciones de exclusión”, añade Carella.

También hay que tener en cuenta los costes de la readmisión para la propia UE: aunque económicamente Reino Unido ha sido un socio clave de la unión, “hay mucha rabia acumulada por todo el tiempo y el dinero que ha costado este doloroso divorcio. En muchas áreas, la UE será capaz de progresar más rápido sin Reino Unido. Traerles de vuelta podría poner en riesgo ese proceso”, sostiene el exembajador estadounidense.

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En un contexto en el que la Unión es cada vez más consciente de la necesidad de reconstruirse y situarse estratégicamente en el mundo, “no tiene en el horizonte la ampliación, sino más bien el desarrollo a distintas velocidades o en círculos concéntricos de integración”, apunta Áurea Moltó, directora de la revista Política Exterior.

Un Reino (des)unido

Como efecto colateral, el Brexit ha vuelto a poner sobre la mesa el debate sobre la independencia de Escocia (o la escisión de Irlanda del Norte) que los políticos conservadores confiaban en que quedara sellado tras la victoria de la permanencia en el referéndum sobre Escocia en 2014. No ha sido así. Como recordó la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, nada más anunciarse el acuerdo del Brexit, Escocia votó por la permanencia en la UE, y la salida del Reino Unido aviva las aspiraciones secesionistas de un nuevo referéndum. Y los expertos consultados no lo ven ya tan imposible una hipotética entrada a la UE de una Escocia independiente o, incluso, una reunificación de la isla de Irlanda.

"Habrá algún que otro movimiento hacia una integración más estrecha [de Reino Unido con la UE] de alguna forma u otra. O bien Reino Unido vuelve a valorar unirse al mercado único en una relación al estilo Noruega, o una Escocia independiente se unirá a la Unión Europea, con Irlanda del Norte uniéndose también a través de una nueva Irlanda reunificada", apunta David Henig, director del Proyecto sobre Políticas de Comercio del ECIPE.

Ya sea con el modelo noruego, con un acercamiento a los postulados europeos soterrados o incluso tras una hipotética independencia de Escocia, es probable que, de una forma u otra, Londres vuelva a llamar a la puerta de Bruselas. "En algún momento y de un modo u otro, el Brexit será revertido. La ironía es que, para entonces, el país que se una de nuevo a la UE será mucho más pequeño que el que la dejó”, sella O’Toole.

Leonardo Carella, doctorando en Ciencias Políticas en la Universidad de Oxford: 

Los teóricos de la política internacional hablan de una “seguridad ontológica” para describir la necesidad de los estados de contar una historia consistente sobre su propio sentido y propósito. Además, aseguran, que preservar esa identidad coherente suele ser un pilar tan necesario como salvaguardar los intereses estratégicos y económicos del país. La decisión del Reino Unido de salir de la UE es uno de esos pocos momentos donde un estado reconfigura su ‘raison d’etre’ y se propone integrar esta nueva idea en sus instituciones.

Detrás de “la idea del yo” del Brexit se esconde una simple idea: que el siglo XXI pertenecerá a estados-nación ágiles y capaces frente a bloques supranacionales inmanejables. Salvo que ocurra una implosión espectacular de la UE o del Reino Unido será imposible decir si esta apuesta ha merecido la pena o no. Será muy importante para la seguridad ontológica de Reino Unido que se diga así mismo que ha triunfado abandonando la UE, así como la UE tendrá interés en decirse a sí misma (y a los estados miembros) que el Brexit ha sido un fracaso. Para alguien como yo, con profundas implicaciones personales a ambos lados, esta es la tragedia del Brexit: el éxito del Reino Unido se medirá en función del fracaso de la UE y viceversa.

Cuando el ingeniero francés Louis Blériot aterrizó en Dover el 25 de julio de 1909, tras una turbulenta travesía de 31 minutos, empezó la fiesta. Grandes multitudes vitorearon a Blériot, que se había convertido en la primera persona en cruzar por el aire el Canal de la Mancha. Al día siguiente, los periódicos celebraron su hazaña a toda plana: “¡Inglaterra ya no es una isla!”, tituló Le Matin. 112 años después, el titular es justo el contrario: Reino Unido vuelve a ser una isla.

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