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Despacho Global | La UE ya fantasea con el fin de Trump (pero no es ingenua con Biden)
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ELECCIONES PRESIDENCIALES DEL 3 DE NOVIEMBRE

Despacho Global | La UE ya fantasea con el fin de Trump (pero no es ingenua con Biden)

Las capitales europeas temen la reelección de Donald Trump, pero no esperan un cambio radical de la dirección estratégica de EEUU en caso de una victoria de Joe Biden

Foto: Emmanuel Macron y Angela Merkel. (Reuters)
Emmanuel Macron y Angela Merkel. (Reuters)

Hay dos tipos de diplomáticos estos días en Bruselas: los que creen que no es prudente hacer cábalas sobre el resultado de las elecciones estadounidenses y los que no pueden parar de hablar de ellas. Sin embargo, ambos grupos tienen algo en común. Lo exterioricen o no, nadie puede dejar de pensar en las consecuencias de los comicios del 3 de noviembre en Europa.

El último lustro ha enseñado a todo el mundo en Bruselas que, ante eventos internacionales que pueden acabar teniendo repercusiones negativas en el futuro de la UE, lo mejor es meter la bola de cristal en una caja. El Brexit y la elección de Donald Trump son dos ejemplos. Sin embargo, Europa empieza a trazar posibles escenarios de cómo serían las relaciones con EEUU según quién consiga las llaves de la Casa Blanca.

En el caso de España, el Gobierno mira con preocupación el devenir de las elecciones ya que el ganador podría trastocar algunos de los planes fiscales del Gobierno de Pedro Sánchez. Fuentes del Ejecutivo consultados por El Confidencial señalan que confían en que gane Joe Biden, pese a ser un candidato que no causa mucho furor entre las filas gubernamentales. En caso contrario, estarán preparados para enfrentarse a posibles represalias de Trump en cuestiones arancelarias en productos agroalimentarios o tecnológicos.

Tras el fracaso de las negociaciones a nivel de OCDE, el Gobierno español sigue pensando en aplicar la ‘tasa Google'. La Comisión Europea planea relanzar las conversaciones para lograr un impuesto digital a nivel europeo, pero algunos países, como Francia o España, han preferido dar un paso adelante a nivel nacional. Y la respuesta de Washington podría ser más contundente con una victoria republicana.

Prefieren a Biden... sin hacerse ilusiones

En general, las grandes capitales europeas desean que gane Joe Biden. Estos cuatro años de Donald Trump les ha pillado a contrapié y han sido incapaces de entender el rumbo de Washington. París, Roma, Berlín o La Haya entienden que, con la cantidad de sobresaltos que han deparado los últimos años es mejor contar con un aliado previsible como el candidato demócrata.

Sin embargo, respecto al futuro inquilino de la Casa Blanca también hay una división en la UE. Algunos Estados miembros del este y Bálticos preferirían una victoria de Trump, al que consideran una mayor garantía frente a la amenaza de Rusia, una sombra que cubre toda la política exterior de este grupo de Estados miembros. En los últimos cuatro años algunos países, especialmente Polonia, han visto que la presidencia de Trump les ha devuelto la atención del aliado más poderoso del mundo.

Janez Jansa, primer ministro de Eslovenia, también ha mostrado su apoyo por el líder conservador: “Respetamos la difícil y trágica vida personal de Joe Biden y algunos de sus logros políticos hace años. Pero hoy, de ser elegido, sería uno de los presidentes más débiles de la historia”, escribió hace poco en redes sociales. “Cuando un mundo libre necesita desesperadamente un Estados Unidos fuerte como nunca antes. Ve y gana, Donald Trump”.

Foto: Ian Bremmer. (Fotografía cedida)

Gane quien gane, la UE sabe de primera mano que ya no es una prioridad para Washington. De hecho, la crisis política a nivel nacional es tan grande en Estados Unidos que, más allá de unos pocos expertos en política exterior, pocos están pensando ahora mismo en el Viejo Continente. Si algo han aprendido los europeos estos años es que se tendrán que solucionar sus problemas ellos solos.

Gestión de daños

La sensación general ante la elección es la de cautela, no la de expectación. Hay preocupación porque una reelección de Trump ahondará todavía más en la peligrosa deriva en la que se encuentran las relaciones trasatlánticas, pero con la victoria del demócrata Joe Biden no se espera un regreso al pasado de las relaciones entre la Unión Europea y Estados Unidos. Se esperan menos sobresaltos, menos inflamación del lenguaje y, sobre todo, algún que otro objetivo global común. Pero no un cambio radical.

“Las relaciones personales de Trump están muy dañadas. El hecho de que la relación de los franceses y alemanes con los estadounidenses haya sido tan disfuncional es un problema muy importante”, explicaba Ian Bremmer, director de la consultoría política Eurasia Group, en esta entrevista con El Confidencial. Pero matizaba rápidamente. “Si Biden gana, eso se arreglará de inmediato, pero no creo que vayamos a volver a los 'viejos buenos tiempos'”.

El tablero geopolítico lleva años desplazándose por el mapa y Europa se ha convertido en una pieza más para Estados Unidos

Las relaciones con Estados Unidos se han convertido para la Unión Europea en una gestión de daños inevitables. Pero Donald Trump tan solo ha acelerado ese deterioro. Barack Obama estableció como prioridad de su mandato centrar los esfuerzos de EEUU en Asia, especialmente por el auge económico de China. El tablero geopolítico lleva años desplazándose por el mapa y Europa se ha convertido en una pieza más. Una pieza importante pero no trascendental.

Por eso, pocos europeos piensan que una victoria de Biden implique una vuelta al pasado. Los europeos han perdido la ingenuidad con Estados Unidos, en gran medida por el ‘shock’ continuo que ha supuesto la presidencia de Donald Trump. Y tanto la Comisión Europea como las capitales preparan distintos planes para estar listos pase lo que pase.

placeholder Joe Biden. (Reuters)
Joe Biden. (Reuters)

En asuntos comerciales, Alemania es una de las más preocupadas. Trump se ha pasado los últimos años coqueteando con la idea de imponer aranceles sobre las exportaciones automovilísticas alemanas, el corazón de la economía germana. Y, en caso de que el magnate repitiera mandato, a Berlín le resultaría complicado esquivar otros cuatro años más esos aranceles.

En el caso español, una victoria de Trump y un empeoramiento de las tensiones comerciales llevaría a más aranceles sobre productos nacionales, que ya han sufrido durante esta primera etapa de la administración Trump, como por ejemplo el aceite de oliva. Las aceitunas de mesa han sido otro ejemplo de un sector que se ha visto afectado de forma grave por las medidas norteamericanas. “En el sector agroalimentario español, todo el mundo desea que gane Biden, pero también tenemos claro que no seremos su prioridad número 1 y que los aranceles tardarán en levantarse”, recalcaba un trabajador de una empresa aceitera española con negocios en EEUU.

En otros campos, una posible victoria de Biden supondría un alivio para los diplomáticos europeos, pero tampoco se espera un gran cambio de rumbo. Una de las prioridades será buscar una mayor coordinación en el tratamiento a China, pero que al mismo tiempo respete la voluntad de la Unión Europea de diseñar sus propias relaciones con Pekín. Los Veintisiete no se quieren ver arrastrados a ser una “prolongación” de la política de Washington hacia el gigante asiático, porque de hecho no esperan que la relación vaya a tornarse más amigable entre ambas potencias. Será uno de los asuntos más delicados gane quien gane.

Foto: Imagen: Learte. Opinión
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Otro asunto que va a ser difícil de gestionar es la OTAN. Tampoco aquí habrá un cambio radical entre la administración Trump y la de Biden. Sí en las formas, sí en las palabras, pero no tanto en el fondo. Es cierto que no se espera que un presidente Biden se pasee por una cumbre de la alianza atlántica insultando a sus socios y montando escándalos, como Trump hizo en la cumbre de Bruselas de 2018, pero sí que se mantendrá la exigencia de una mayor implicación por parte del resto de socios. Lo harán, eso sí, pudiendo respirar más tranquilos sin la amenaza continua de una salida estadounidense de la alianza, aunque, en realidad, los hechos dicen una cosa distinta a las palabras de Trump: durante los últimos cuatro años EEUU ha seguido muy comprometido con la OTAN y ha mantenido la presencia militar en suelo europeo.

Donde sí se esperaría otra línea es en los Acuerdos de París sobre el Clima. Devolver a Estados Unidos al debate medioambiental es clave para la Unión Europea, así que en Bruselas se espera que una victoria de Biden se traduzca en una reintroducción rápida de Washington en el tablero.

Otros acuerdos internacionales, según creen algunos diplomáticos, no correrían tanta suerte. El ejemplo más obvio es el acuerdo nuclear iraní, del que Trump se retiró en 2018, dando al traste con uno de los mayores éxitos diplomáticos de la Unión Europea. Washington y, especialmente, los halcones republicanos, lo consideraron como un inmenso error estratégico. “El acuerdo estaba tan mal negociado que incluso si Irán cumple con todo, el régimen estaría al borde de conseguir armas nucleares en un corto periodo de tiempo", dijo el presidente cuando retiró a su país del tratado.

placeholder Donald Trump. (Reuters)
Donald Trump. (Reuters)

Como muchos asuntos internacionales y geoestratégicos, en la capital estadounidense el consenso “bipartisano” apuntala una postura de país que permanece insertada en la administración, esté quien esté en el despacho oval. Eso será un factor clave que hará que las relaciones bajo una hipotética administración Biden no presentaran grandes cambios en el alejamiento entre la Unión Europea y Estados Unidos.

Eso ocurrirá también porque la UE tiene un deseo firme de lograr una mayor autonomía respecto a Washington y Pekín, independientemente de quién esté en la Casa Blanca. No hay un camino de vuelta desde esa voluntad. Esa será, de hecho, una fuente de creciente tensión dentro de la UE. El este, que ve en Estados Unidos la garantía de su independencia y su protección contra Rusia, está dispuesto a una subordinación ante la política exterior estadounidense.

Gane quien gane, la Unión Europea espera los resultados con temor pero, al mismo tiempo, sin pasión. La ingenuidad ha quedado atrás y el amigo americano ha demostrado ser cada vez menos fiable. Ya lo adelantaba Josep Borrell, líder de la diplomacia europea, hace unos meses: para no quedar atrapado entre los intereses de EEUU y China, la UE debe empezar a aplicar la “Doctrina Sinatra”. Es decir, a hacer las cosas a su manera y dejar de pensar tanto en los demás.

Hay dos tipos de diplomáticos estos días en Bruselas: los que creen que no es prudente hacer cábalas sobre el resultado de las elecciones estadounidenses y los que no pueden parar de hablar de ellas. Sin embargo, ambos grupos tienen algo en común. Lo exterioricen o no, nadie puede dejar de pensar en las consecuencias de los comicios del 3 de noviembre en Europa.

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