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'Arrivederci' a la excepción europea de la segunda ola: Italia vuelve a la casilla de salida
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Suben los contagios y las restricciones

'Arrivederci' a la excepción europea de la segunda ola: Italia vuelve a la casilla de salida

El Gobierno ruega a la población responsabilidad para evitar un cierre y el posterior desastre económico

Foto: Una mujer limpia una cinta de correr en Milán. (EFE)
Una mujer limpia una cinta de correr en Milán. (EFE)
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“La fase 2 de la emergencia covid no se puede enfrentar igual que la 1. Debemos tutelar la salud de las personas, pero también la economía”, anunció el domingo por la noche el primer ministro italiano, Giuseppe Conte. Con su regreso a las televisiones de toda Italia en un mensaje a la nación, regresaban también las restricciones y las admoniciones. Pero el mensaje de Conte fue tan difuso, casi hubo más ruegos que soluciones, que al terminar los ciudadanos no sabían si celebrar por adelantado la Navidad con la familia, cerrar la ventana o tirarse por ella. La escena de volver a escuchar desde el sofá si mañana se puede o no salir a la calle devolvió a marzo, como si de una máquina del tiempo se tratara, a millones de ciudadanos que despertaron de la efímera ilusión de que el coronavirus había sido casi desterrado de Italia.

Nunca se venció esa batalla, pese a los alentadores datos del verano que anunciaban un milagro y que fueron fruto quizá de dónde y cuántos test se realizaban o, quizá, porque salvar la temporada estival del otro virus, el económico, era crucial también. “Quizá no estamos haciendo los test en los focos de contagio”, dijo ya en agosto el virólogo italiano Andrea Crisanti al ver las inexplicables diferencias de contagios entre países muy similares como España o Francia, inmersos de lleno en la segunda ola, e Italia, que se mantenía en unos contagios muy controlados. En ajedrez, se dice en determinadas posiciones que “no hay ningún movimiento bueno”. En términos ajedrecísticos, Italia está en esa situación y ha hecho el único movimiento posible: un enroque.

Foto: Toque de queda en París, Francia. (EFE)

El domingo 18 de octubre, día de la comparecencia de Conte, se realizaron 146.541 test, de los cuales 11.705 fueron positivos (7,9%). El viernes 18 de septiembre, un mes antes, el número de test fue de 99.839 y los positivos apenas 1.907 (1,9%). En las últimas semanas, el crecimiento de contagios ha sido muy superior a los test realizados. ¿Por qué? No hay acuerdo entre la comunidad científica y pueden ser diversos factores los que han influido en este aumento como una mejor búsqueda de los focos de contagios, la apertura de escuelas y el retorno de los encuentros multitudinarios en espacios cerrados como bares y restaurantes ante la llegada del frío.

En todo caso parece que esta vez es Italia la que tiene dos semanas de retraso respecto a otros países europeos. Algo no claramente identificado, se apunta a una más estricta y larga primera cuarentena, se hizo bien para, parece, llegar al mismo lugar que los que lo hicieron peor.

Mejor y peor preparados a la vez

Italia está ya oficialmente inmersa en la segunda ola de esta crisis con un doble horizonte: la emergencia de una crisis sanitaria y la de una crisis económica. En los dos campos hay diferencias respecto a marzo: en lo sanitario el país está mejor preparado (entonces ni siquiera había alcohol o mascarillas en las farmacias); en lo económico, sin embargo, la situación comienza a ser crítica y el margen para evitar el colapso es reducido.

El 11,9% de la economía italiana es sumergida, según el Instituto de Estadística. Eso significa que decenas de miles de personas están incluso fuera del sistema de ayudas oficiales y más expuestos ante un posible segundo confinamiento. ¿Socialmente está el país preparado para aguantar una segunda cuarentena sin poder llevar comida a las mesas? "Un 20% de los italianos ya cree que está crisis pone en peligro la democracia", recoge una encuesta reciente de Ipsos. El caldo de cultivo en todo caso está ya listo ante un previsible complicado 2021, porque un 56% de los encuestados cree que la democracia italiana funciona mal y hay que buscar un sistema diverso o mejor.

Foto: Colas del hambre en Roma. La asociación de okupas en Forte Prenestino entrega alimentos a los vecinos. (Javier Brandoli)

Muchas de esa desafección y rabia está estrechamente relacionada con los números y los números dicen que todo empeorará. La previsión de la Comisión Europea es que el PIB italiano se contraerá un 11,2% en 2020. El Fondo Monetario Internacional habla de 10,6%. En ambos casos, las previsiones de caída de PIB han mejorado respecto a un trimestre atrás, lo que es una buena noticia, pero el FMI alerta de una amenaza gigantesca que subyace detrás de esa mejora: el déficit público italiano se situará en el 161,8% año, cifra récord, y que supera en mucho el ya preocupante déficit público de 2019 que era del 134,8%.

Responsabilidad ciudadana

Lo que por ahora ha lanzado Conte es casi una advertencia desesperada a sus conciudadanos. Una especie de amenaza en la que se involucra a la población directamente en el resultado. “Todos deben empeñarse y hacer su parte”, dijo el primer ministro.

El virus baja de los despachos a la calle, donde convive y se expande, y donde la ciudadanía, ya altamente informada de cómo se producen los contagios, tiene al final una responsabilidad directa que parece eludir. ¿No sabe ya la población de todo el mundo cómo se contagia el virus y cuáles son las medidas de precaución a tomar? ¿Ha tomado la población italiana masivamente durante el verano las medidas de distanciamiento social y uso de mascarillas como recomendaban los expertos? La respuesta, seguramente similar a muchos otros países, es no. ¿Se pueden tomar todas esas medidas anticovid sin afectar gravemente a la economía? Posiblemente la respuesta es también no. Esto era, por tanto, como el gran libro del colombiano Gabriel García Márquez 'Crónica de una muerte anunciada'. Lo que se está intentando, sencillamente, es ahora rebajar la magnitud de la previsible catástrofe.

“No quiero oír hablar de 'lock down”, dijo Conte en una reunión de su gabinete a los ministros que vaticinaban que el cierre era ya casi inevitable. La economía italiana está al límite y el Gobierno no puede mantener indefinidamente las ayudas que se están dando a familias y empresas para evitar una masiva subida de desempleo y cierre de negocios.

placeholder Un restaurante en Roma. (Reuters)
Un restaurante en Roma. (Reuters)

Conte por ahora amaga y pasa en parte la responsabilidad a la población y a los alcaldes que tendrán la facultad de mandar evacuar o cerrar calles que a partir de las 21:00 estén llenas de gente. Se trata de acabar con las polémicas fiestas multitudinarias de jóvenes que este verano han sido señaladas como principal foco de contagios. Especialmente ejemplar ha sido el caso de la isla de Cerdeña, a donde han ido decenas de miles de italianos a pasar sus vacaciones, y que en agosto acabó siendo el epicentro de los contagios en el país.

Lo acordado por ahora es que los bares y restaurantes no podrán ocupar sus mesas con más de seis personas y cerrarán a las 0:00. Los bares o heladerías sin mesas cerrarán a las 18:00. El transporte público debe ir a una capacidad máxima del 80%, y para ello se recomienda siempre que sea posible que la gente regrese al teletrabajo (75%) y que las escuelas de secundaria y universidades hagan sus clases virtuales siempre que sea posible. Solo los más pequeños seguirán teniendo clases presenciales al 100%. Todas las competiciones de deporte 'amateur' se suspenden y por ahora se mantienen solo los entrenamientos de estos equipos. A los gimnasios se les da una semana para adecuarse a las normas o se cerrarán todos...

Foto: Escenario de un terremoto en Oaxaca, México. (Javier Brandoli) Opinión

Es todo casi más una advertencia de precaución que un plan definido. Un ejemplo es el transporte público donde se habla de un 80% máximo de ocupación, algo imposible de cumplir en hora punta donde el metro y autobuses de las grandes ciudades van llenos. O se cierra, o se abre, pero es imposible evitar la congestión de personas dentro de los vagones, en los andenes o en las entradas a las estaciones.

"Halloween es un monumento a la imbecilidad"

Si hay sin embargo cosas que han mejorado algo en estos meses. En lo sanitario Italia está en mejor posición que en marzo. “Estamos preparados para enviar a las regiones 1.600 equipos de terapia intensiva, producimos 20 millones de mascarillas al día y somos uno de los pocos países del mundo que damos gratis una mascarilla cada día a cada estudiante”, ha defendido Conte. ¿Suficiente mejora? A tenor de las ya elevadas tasas de ocupación de ciertas UCI parece que no. La noticia preocupante, además, es que el virus ha dado el salto al sur. Las regiones de Campania (Nápoles) y Lazio (Roma) son ahora dos de las regiones con más contagios y las estructuras sanitarias, especialmente en la primera, son mucho más débiles que en las regiones del norte del país.

Todos los periódicos napolitanos salían ayer martes 20 de octubre destacando que las plazas en cuidados intensivos están ya casi al límite y se empieza a suspender la atención normal en los ambulatorios. “En Nápoles se llegará al confinamiento. Solo quedan 15 puestos libres de cuidados intensivos”, admitía ayer el alcalde la ciudad, Luigi de Magistris.

"En Nápoles, se llegará al confinamiento. Solo quedan 15 puestos libres de cuidados intensivos"

Ante ese panorama, el Gobierno regional ha decidido, entre una batería de medidas, que el próximo fin de semana después de las 23:00 se cierra todo y se prohíbe la movilidad hasta el lunes; los restaurantes y bares se cierran de domingo a jueves de 23:00 a 5:00; se prohíbe a partir de las 21:00 la venta de comida para llevar en bares y restaurantes; se prohíben fiestas, incluso bodas o bautizos, con personas que no sean del núcleo familiar; se prohíben los cortejos fúnebres…

El gobernador de Campania, Vincenzo de Luca, poniéndose la venda antes que la herida ha afirmado incluso que “el fin de semana de Halloween se cerrará todo entre las 22:00 y las 5:00. Halloween es esta inmensa estupidez, esta americanada que hemos importado a nuestro país. Halloween es un monumento a la imbecilidad”, dijo el mandatario para reconfortar a muchos que creen que no todo podía ser malo en 2020. La fiesta, o las fiestas en plural, están el punto de mira de todas las administraciones. Muchas regiones, también las más golpeadas como Lombardía o Piamonte, empiezan a restringir el movimiento y a decretar cuarentenas ante el retorno de los masivos contagios. Lombardía y Campania han decretado un toque de queda, y el Gobierno italiano está estudiando la posibilidad de aplicarlo a todo el país, según adelanta la prensa italiana. Todo empieza a tener un tufo a sendero ya caminado, película ya vista, ahora queda saber si el filme no será 'Halloween' pero sí 'Regreso al futuro'.

“La fase 2 de la emergencia covid no se puede enfrentar igual que la 1. Debemos tutelar la salud de las personas, pero también la economía”, anunció el domingo por la noche el primer ministro italiano, Giuseppe Conte. Con su regreso a las televisiones de toda Italia en un mensaje a la nación, regresaban también las restricciones y las admoniciones. Pero el mensaje de Conte fue tan difuso, casi hubo más ruegos que soluciones, que al terminar los ciudadanos no sabían si celebrar por adelantado la Navidad con la familia, cerrar la ventana o tirarse por ella. La escena de volver a escuchar desde el sofá si mañana se puede o no salir a la calle devolvió a marzo, como si de una máquina del tiempo se tratara, a millones de ciudadanos que despertaron de la efímera ilusión de que el coronavirus había sido casi desterrado de Italia.

Fondo Monetario Internacional (FMI) PIB
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