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¿Regresa la diplomacia de Zoom? Se complican las cumbres en persona de la UE
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TRES SILLAS VACÍAS EN EL ÚLTIMO CONSEJO

¿Regresa la diplomacia de Zoom? Se complican las cumbres en persona de la UE

La cumbre de esta semana ha estado literalmente marcada por el coronavirus, con varios abandonos debido a contactos estrechos con positivos.

Foto: Cumbre europea por videoconferencia en junio. (EFE)
Cumbre europea por videoconferencia en junio. (EFE)

Hacer funcionar a la Unión Europea en tiempos de pandemia no es sencillo. Durante los peores días de la primera ola solamente funcionaba el corazón de la sala de máquinas del engranaje institucional, la reunión de embajadores permanentes ante la UE. Retomar los encuentros presenciales de los líderes europeos resultó, al final, ser completamente necesario para poder cerrar un acuerdo para establecer un Fondo de Recuperación de 750.000 millones de euros para reactivar la economía europea tras el coronavirus.

Fue clave la cumbre en julio, en la que los líderes europeos estuvieron encerrados durante días y noches hasta que fue posible el acuerdo. Pasaban una y otra vez por el 'confesionario', la terraza del despacho del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, que hablaba con unos y otros y buscaba cambios que pudieran acercar posturas. Los diplomáticos echaban de menos la acción, y estaban ya cansados de la “diplomacia por Zoom” y sus limitaciones. Aquella cumbre fue muy bienvenida por todos ellos.

Foto: Un corresponsal duerme durante una cumbre en julio de 2019. (Reuters) Opinión
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Pero las cosas han cambiado. El coronavirus vuelve a copar todas las portadas, los rebrotes se descontrolan por toda Europa, y Bruselas, capital comunitaria, es uno de los epicentros de la pandemia. Este jueves y viernes los líderes europeos han viajado a la ciudad para celebrar el Consejo Europeo ordinario de octubre, solo dos semanas después de celebrar uno dedicado a exteriores. Y son muchas las bondades de las cumbres presenciales, pero algunos líderes se quejaron a Michel. Dinamarca y Finlandia mostraron claramente su descontento con el encuentro. ¿La razón? Primero, la agenda no llegaba demasiado cargada, aunque eso sí, con un debate importante sobre Brexit. Y segundo, cada vez hay más riesgos en estos encuentros. Es fácil ver por qué.

La cumbre empezó con una persona menos de lo normal, porque Mateusz Morawiecki, primer ministro polaco, no pudo viajar a Bruselas debido a un contacto estrecho con un positivo por coronavirus. Y la cosa no se queda ahí: el Consejo Europeo terminó con dos sillas vacías más. Una era la de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, que, literalmente, salió corriendo del edificio tras detectarse un positivo en su equipo solo unos minutos después de que comenzara el encuentro el jueves por la tarde. La segunda fue la de Sanna Marin, primera ministra finlandesa, precisamente una de las personas que se había quejado, que abandonó el encuentro el viernes por la mañana por haber estado en contacto con otra persona que había dado positivo.

placeholder Merkel tose durante la rueda de prensa posterior al último Consejo Europeo. (Reuters)
Merkel tose durante la rueda de prensa posterior al último Consejo Europeo. (Reuters)

No es la primera vez en las últimas semanas que el coronavirus afecta a los planes de la Unión Europea. La anterior cumbre se celebró una semana después de lo previsto porque Michel estuvo también cerca de una persona de su equipo de seguridad que había dado positivo por coronavirus. Es, además, la segunda vez que Von der Leyen tiene que autoaislarse después de que alguien de su entorno resulte ser positivo. También ha tenido que aislarse en otra ocasión David Sassoli, presidente del Parlamento Europeo.

Por eso son muchos los que dudan que la maquinaria de la Unión Europea, que funciona continuamente con reuniones de expertos, ministros y diplomáticos, más allá de los encuentros de los líderes, pueda seguir funcionando presencialmente. En una muestra de que la pandemia se está descontrolando por segunda vez, líderes y diplomáticos empiezan a hacerse a la idea de volver a la “diplomacia del Zoom”.

Foto: Angela Merkel, canciller alemana, recibe un regalo del primer ministro portugués. (Reuters)

Por lo pronto Angela Merkel, canciller alemana, ha anunciado que una cumbre extraordinaria que se celebraría en Berlín en noviembre no tendrá lugar de manera presencial debido al aumento de casos. Esa cita se veía por muchos como la fecha en la que los jefes de Estado y de Gobierno volverían a abordar el asunto del Brexit tras días de negociaciones intensivas entre los equipos europeo y británico, que tienen tres semanas para cerrar un acuerdo que entre en marcha el próximo 1 de enero de 2021. Esa cumbre decisiva quizás tenga que tener lugar por Zoom.

Es un asunto importante para los líderes. De hecho, en este Consejo Europeo han dedicado un tiempo a discutirlo. Merkel, junto con otros jefes de Gobierno, entre los que se encontraba por ejemplo Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, apuesta por cumbres presenciales para determinados asuntos que, como ya aseguraban diplomáticos y fuentes europeas durante la primera ola, son muy difíciles de gestionar a través de una pantalla. Los líderes han acordado que el asunto quedará en manos de Michel, que decidirá en cada una de las ocasiones tras su tradicional ronda de contacto con las capitales.

placeholder Charles Michel, presidente del Consejo Europeo. (Reuters)
Charles Michel, presidente del Consejo Europeo. (Reuters)

Lío parlamentario

El Consejo no es el único que está viendo afectada su actividad. La Comisión Europea también ha cambiado su protocolo de reuniones y del Colegio de Comisarios debido al aumento de los positivos en la región de Bruselas, y el Parlamento Europeo ha cancelado, una vez más, el traslado a la ciudad francesa de Estrasburgo, donde tradicionalmente tiene lugar el Pleno de la Eurocámara.

Es un asunto sensible, porque el Gobierno francés reacciona siempre de manera agresiva a cualquier movimiento que pueda poner en duda que Estrasburgo es sede del Parlamento Europeo. Hay una mayoría de eurodiputados que están a favor de que la Eurocámara tenga una única sede, y que esta sea en Bruselas, para evitar continuos traslados y muchas toneladas de emisiones de CO2. Incluso hay varios votos en el Pleno, pero París siempre se niega a abordarlo y el asunto depende en última instancia de los Estados miembros.

Hacer funcionar a la Unión Europea en tiempos de pandemia no es sencillo. Durante los peores días de la primera ola solamente funcionaba el corazón de la sala de máquinas del engranaje institucional, la reunión de embajadores permanentes ante la UE. Retomar los encuentros presenciales de los líderes europeos resultó, al final, ser completamente necesario para poder cerrar un acuerdo para establecer un Fondo de Recuperación de 750.000 millones de euros para reactivar la economía europea tras el coronavirus.

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