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Voluntarios en Nagorno-Karabaj: "He viajado de Barcelona a Armenia para luchar"
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La diáspora armenia se moviliza

Voluntarios en Nagorno-Karabaj: "He viajado de Barcelona a Armenia para luchar"

Zareh (nombre ficticio) abandonó la cómoda vida que tenía en Barcelona, con esposa e hijos, para presentarse como voluntario en el frente de Nagorno Karabaj

Foto: Una calle en Stepanakert, capital de Nagorno-Karabaj. (Reuters)
Una calle en Stepanakert, capital de Nagorno-Karabaj. (Reuters)

"Quien te diga que no tiene miedo, miente". Hace poco menos de una semana, Zareh (nombre ficticio) abandonó la cómoda vida que tenía en Barcelona, con esposa e hijos, por el frente en Armenia. Desde hace dos semanas, la región del Cáucaso sur vive el conflicto más violento desde hace más de 25 años entre Armenia y Azerbaiyán (apoyado en esta ocasión por Turquía) por la región secesionista de Nagorno-Karabaj. Nuevamente, cuenta por teléfono a El Confidencial, "Armenia está sola". Como parte de la diáspora armenia, Zareh se ha ofrecido a ayudar con lo que tiene. En su caso, su cuerpo. "Hay mucho que hacer por Armenia, cualquier mano es útil. Yo he venido para hacer lo que pueda por mi patria".

No es el único. Con una de las diásporas más activas y numerosas, miles de armenios de origen se han organizado durante las últimas semanas en todo el mundo para hacer 'lobby' a sus Gobiernos, han hecho colectas de dinero o enviado contenedores de apoyo y materiales útiles en el combate. Algunos miles incluso han abandonado sus países de acogida y han vuelto a Armenia, dispuestos a luchar en el frente. Cerca de 10.000 se han ofrecido voluntarios a tomar las armas, según el Ministerio de Defensa de Armenia. Uno de ellos es Zareh. "He visto también compatriotas que han venido de Bélgica, de Estados Unidos...". En Armenia viven apenas 3 millones de personas, mientras que la diáspora en el exterior se calcula en 9 millones. En España hay censados 13.000 armenios, según el INE de 2019, pero la cifra real es difícil de cuantificar.

"Los armenios son así. Cuando la cosa está económicamente mal, salen, pero cuando hay guerra, vuelven. A la hora de la verdad siempre respondemos", explica Zareh desde Ereván, la capital armenia, por teléfono a El Confidencial.

Foto: Captura del vídeo distribuido por el Ministerio de Defensa de Azerbaiyán el 28 de septiembre, que presuntamente muestra dos tanques de las Fuerzas Armadas armenias destruidos por los azerbaiyanos. (EFE)

La diáspora armenia surge principalmente por dos oleadas de migración. La surgida tras el genocidio armenio en 1915 y la primera Guerra Mundial, cuyos armenios son ya de tercera e incluso cuarta generación, y una segunda que surgió a partir de la disolución de la Unión Soviética, que abocó al colapso económico y una durísima transición a la mayoría de las exrepúblicas soviéticas, un periodo que coincide con la primera guerra en Nagorno-Karabaj. "La mayoría de los armenios que viven fuera, en la diáspora, surgen de la primera ola, la del genocidio armenio, y eso basa su identidad: en la búsqueda de la supervivencia. Por eso la diáspora armenia es mucho más activa que otras diásporas", sostiene Anush Aghajanyan, armenia de 27 años residente en Sevilla. "Lo que está pasando ahora en Nagorno-Karabaj se entiende como una cuestión de supervivencia, y por eso la diáspora se está implicando mucho", añade la joven.

Los actuales choques entre Armenia y Azerbaiyán son los más violentos desde los años 90, cuando Nagorno Karabaj (cuyo nombre oficial es República de Artsaj) proclamó su independencia y fuerzas étnicamente armenias ocuparon una amplia zona 'tapón' en el territorio azerí. El conflicto separatista (1988 y 1994) dejó más de 30.000 muertos y un millón de desplazados. Tras décadas con las negociaciones congeladas y esporádicos estallidos de tensión, ambos países han vuelto a enfrentarse: Azerbaiyán asegura haber tomado una docena de aldeas en territorio que rodea Nagorno-Karabaj; la capital separatista karabají, Stepanakert, ha sido fuertemente bombardeada, incluso en instalaciones civiles; y Ganja, segunda ciudad más importante de Azerbaiyán también ha recibido fuego enemigo.

La intensidad de la lucha hace temer un conflicto abierto en el sur del Cáucaso que acabe arrastrando a potencias regionales como Turquía y Rusia. El pasado fin de semana se firmó un breve alto el fuego auspiciado por Rusia que apenas se respetó unas horas y que ambas partes, Armenia y Azerbaiyán, se acusan mutuamente de haber roto. Los combates han regresado a la línea.

Mientras que en otros países la gente huye, armenios de todo el mundo se están movilizando incluso para presentarse a luchar

"Estamos pegados a las redes sociales y las noticias. No estamos en Armenia y lo único que podemos hacer es estar informados en todo momento. Los hombres se están planteando volver a Armenia. No solo en mi familia, sino en todo el mundo. Mientras que en otros países la gente huye del conflicto, los armenios de todo el mundo se están movilizando incluso para presentarse a luchar, mi padre el primero", cuenta Anush.

Crespones negros en Ereván

Las calles de Ereván, capital de Armenia, se han llenado de crespones negros. "Dimo, 33". "Vzgo [diminutivo de Vazgen], 18". Un nombre y los años que tenía. Cada uno por cada soldado caído, la mayoría muy jóvenes. "Muchas casas tienen algún muerto, y todos son jóvenes. Podemos estar perdiendo una generación", lamenta Zareh. Armenia ha declarado la ley marcial y ha empezado a movilizar a sus reservistas. Más de 500 personas han fallecido en los choques, solo en el lado armenio y karabají, ya que Azerbaiyán no ha ofrecido datos sobre sus bajas, aunque se estiman también en torno a los centenares.

placeholder Crespones negros en las calles de Ereván, capital de Armenia. El texto reza
Crespones negros en las calles de Ereván, capital de Armenia. El texto reza

Según ha podido saber El Confidencial, varias decenas de armenios en España se han planteado seriamente viajar a Armenia para ofrecerse voluntarios (no necesariamente en el frente), pese a la dificultad añadida por la pandemia en cuanto a los viajes aéreos. "Azerbaiyán ha aprovechado la pandemia para lanzar su ataque, sabiendo que para la diáspora armenia será más complicado regresar al país y que la mayoría de los países está más preocupada por la pandemia de coronavirus", explica un armenio afincado en Madrid que ha declinado dar su nombre.

Gracias a una red de contactos armenios en España, El Confidencial ha logrado dar con Zareh, uno de los voluntarios que sí ha regresado a Armenia. Su nombre ha sido mantenido en el anonimato por precaución. "Aunque no es que esté haciendo nada ilegal", defiende Zareh. "Es mi patria".

'Guerra sucia' de drones turcos

En un par de días será desplegado, seguramente al frente, ya que tiene experiencia militar previa. El proceso es similar a otros voluntarios: una vez en Armenia, los voluntarios pasan un periodo de preparación y luego los reagrupan a donde puedan ser más útiles: "No mandan a todo el mundo a primera línea. Hay muchas otras cosas que hacer también", advierte Zareh. En casa ha dejado a su esposa y dos hijos, un joven en la veintena y una niña apenas adolescente. "Imagínate en qué estado los he dejado. La pequeña apenas comprende lo que está pasando, pero el mayor quería venir conmigo. Se lo prohibí. Es joven, no tiene formación [militar]", cuenta.

Zareh sí la tiene. En Armenia sigue siendo obligatorio el servicio militar, de dos años de duración, y con 18 años participó en los últimos años de la última guerra con Azerbaiyán, en 1993 y 1994. "Eso era una guerra honesta. Pensabas con la cabeza y en la mano solo tenías un kalashnikov. Ahora es totalmente diferente. Es una guerra de drones desde aire".

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Vídeo publicado por el Ministerio de Defensa azerí.

A diferencia de en los 80-90, en esta ocasión Azerbaiyán cuenta con el apoyo más explícito que nunca de Turquía. Las exportaciones militares turcas a Azerbaiyán se multiplicaron por seis en este último año, con ventas de drones y otros equipamientos militares por valor de 77 millones de dólares sólo en el mes antes de que estallara el conflicto, y 123 millones en equipamiento y defensa aérea en los primeros nueve meses de 2020, según informa Reuters. En una reciente declaración, el presidente Recep Tayyip Erdogan afirmó que "[Turquía] apoya a los azeríes en su lucha sagrada hasta la victoria". Este apoyo se habría traducido en más que palabras, con el envío de material militar y, muy especialmente, drones de guerra, que han cambiado radicalmente el rostro del conflicto del Cáucaso Sur.

Imagínate cómo he dejado a mi familia en Barcelona. La pequeña apenas comprende lo que está pasando, pero el mayor quería venir conmigo. Se lo prohibí.

Tras negarlo inicialmente, las autoridades azeríes admitieron a principios de octubre el uso de drones manufacturados en Turquía. "Gracias a los avanzados drones turcos del Ejército azerí, nuestras bajas en el frente se han reducido. Estos drones muestran la fuerza de Turquía. Eso nos empodera", declaró el presidente azerí Ilham Aliyev en una entrevista con el canal turco TRT. Esta flota de drones, del modelo TB2 (ya probados en otras zonas de conflicto con presdencia turca, desde Siria a Libia, mucho más baratos que una aviación militar convencional), están infligiendo un gran daño en las defensas y artillería karabajíes y del Ejército armenio, que aunque similar en otros elementos militares, no cuenta con esta tecnología.

"Hace 25 años nosotros vencimos la guerra, honesta, con fusiles, con Kalashnikov... Lo que está pasando ahora es una guerra muy sucia y cruel", lamenta Zareh.

Pese a las bajas, Armenia afirma orgullosa que ha conseguido frenar las ambiciones de "una guerra relámpago" de la ofensiva azerí. El primer ministro de Armenia, Nikol Pashinián, ha declarado este miércoles que "el plan de la ocupación total de Nagorno Karabaj mediante una guerra relámpago ha fracasado". "Esto ha sido gracias a las acciones de nuestro ejército, de los voluntarios y de las milicias" armenias.

1.000 euros para "terroristas" a sueldo

La narrativa en el lado armenio se ha reforzado en torno al presunto uso de mercenarios, traídos desde Siria por Turquía. Ankara ha negado la mayor, pero las evidencias en este sentido empiezan a acumularse y el propio presidente francés Enmanuel Macron llegó a afirmar el traslado de "yihadistas" militantes sirios desde la ciudad turca de Gaziantep hasta el frente del Alto Karabaj.

El primer mininistro de Armenia, Nikol Pashinián, ha denunciado que en el lado azerbaiyano participan varios miles de miembros de las fuerzas especiales de Turquía y Paquistán, así como "mercenarios y terroristas provenientes de Siria". "El ejército de Karabaj lucha heroicamente contra la alianza turco-azerbaiyana, que emplea mercenarios y terroristas. Utilizan todo tipo de armamentos, un ingente número de efectivos".

No son solo acusaciones: en las redes sociales se están multiplicando vídeos, subidos por los propios milicianos sirios, en la línea de batalla. Hace menos de una semana, el diario británico The Guardian recogía testimonios de varias familias sirias en Turquía que habían recibido los cadáveres de sus familiares enviados desde Bakú. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, un grupo de monitoreo del conflicto con base en Londres, cifra en 72 los mercenarios sirios muertos en combate en el Karabaj. Esta misma organización cifra en 1.500 dólares (unos 1.300 euros) al mes la retribución de estos mercenarios a sueldo de Ankara. Los testimonios en el reportaje de The Guardian hablan de 10.000 liras turcas, unos 1.000 euros.

Para la narrativa armenia, no son mercenarios, son terroristas. "El pequeño pueblo armenio, cristiano, está luchando no contra Azerbaiyán, sino también contra Turquía y lo peor, contra los yihadistas del ISIS", insiste Zareh desde Ereván. "Nosotros no tenemos problema para eliminar a esos animales [los yihadistas], pero lo peor que puede suceder es que el Cáucaso se podría convertir en una segunda Siria", afirma el voluntario.

En las montañas en disputa de Karabaj, en el Cáucaso sur, está llegando el invierno. En unas semanas caerán las primeras nieves sobre los Ejércitos, voluntarios, reservistas y milicianos de ambos bandos. Rusia, que está atada a Armenia por un acuerdo de defensa mutua pero que por el momento ha intentado distanciarse de la participación directa en el conflicto por sus buenas relaciones (y jugosas ventas de armamento) a Azerbaiyán, insiste en volver a la mesa de negociación. Está por ver si la llama del conflicto se termina apagando y se vuelve al antiguo 'statu quo' o Azerbaiyán y Turquía continúan su ofensiva por retomar Nagorno-Karabaj.

"Quien te diga que no tiene miedo, miente". Hace poco menos de una semana, Zareh (nombre ficticio) abandonó la cómoda vida que tenía en Barcelona, con esposa e hijos, por el frente en Armenia. Desde hace dos semanas, la región del Cáucaso sur vive el conflicto más violento desde hace más de 25 años entre Armenia y Azerbaiyán (apoyado en esta ocasión por Turquía) por la región secesionista de Nagorno-Karabaj. Nuevamente, cuenta por teléfono a El Confidencial, "Armenia está sola". Como parte de la diáspora armenia, Zareh se ha ofrecido a ayudar con lo que tiene. En su caso, su cuerpo. "Hay mucho que hacer por Armenia, cualquier mano es útil. Yo he venido para hacer lo que pueda por mi patria".

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