Es noticia
Polonia deja la Convención de Defensa de la Mujer: "Es el caballo de Troya de la izquierda"
  1. Mundo
  2. Europa
Una maniobra que oculta luchas de poder

Polonia deja la Convención de Defensa de la Mujer: "Es el caballo de Troya de la izquierda"

El ministro de Justicia polaco que su país ha iniciado los trámites para retirarse de la Convención de Defensa de la Mujer. ¿Qué esconde esta decisión?

Foto: Una protesta en contra de la retirada de Polonia de la Convención de Estambul en Katowice, Polonia. (EFE)
Una protesta en contra de la retirada de Polonia de la Convención de Estambul en Katowice, Polonia. (EFE)

En 2015, Polonia, al igual que otros 44 países y la Unión Europea, se adhirió al tratado internacional de prevención y lucha contra la violencia doméstica y hacia la mujer. Ahora, el ministro de Justicia polaco que su país ha iniciado los trámites para retirar su firma del acuerdo y convertirse, junto a Rusia y Azerbaiyán, en el único país del Consejo de Europa ausente de un acuerdo que ha calificado de “palabrería izquierdista” (según la ministra de Familia) y “una herramienta para la propaganda de género” (según el ministro de Justicia).

La llamada Convención de Estambul es un tratado que establece definiciones y obligaciones referentes a la violencia contra la mujer, e implica consenso de los Estados firmantes en temas cruciales, como por ejemplo, definir qué es una violación. Además, propone herramientas de detección, ayuda y protección para las víctimas, a la vez que pide a los gobiernos que contemplen en sus leyes la violencia de género en todas sus formas (violaciones, agresiones sexuales, matrimonios forzados, mutilación genital) como un delito de discriminación y un atentado a los derechos humanos.

Tuvieron que pasar 22 años desde que se iniciaron los trámites en 1990 hasta conseguir un tratado a gusto de todos. Desde que en 2012, Turquía fuera el primer país en suscribirla –de ahí que se la conozca como Convención de Estambul-, el recorrido de este acuerdo ha estado trufado de objeciones planteadas por países europeos como Bulgaria, Eslovaquia y, ahora, Polonia, donde los gobiernos ven “un caballo de Troya de la izquierda” y “un peligro para los niños y las familias”.

Foto: Jóvenes protestan en Polonia contra la "censura" del museo Nacional. (Reuters)

Esas palabras, pronunciadas por el ministro de Justicia, Zbigniew Ziobro, hace pocos días, encajan con la agenda conservadora del Gobierno polaco. Pero cuando fueron hechas públicas para justificar el abandono de la Convención pillaron por sorpresa al propio Ejecutivo. Ziobro lidera la facción que con su apoyo permite al gobierno ultraconservador del PiS mantener el orden en sus filas parlamentarias. Cuando se conocieron sus declaraciones, el portavoz del primer ministro Mateusz Morawiecki se mostró sorprendido y aseguró que, por ahora, no hay ninguna iniciativa oficial firme para desligarse del tratado de defensa de la mujer.

La situación creada pone de relieve las tensiones internas que, según los observadores, existen en el seno del gobierno, y que paradójicamente se han acrecentado tras la reelección del presidente Andrzej Duda. Con la perspectiva asegurada de tres años más de poder incontestado (el PiS ganó las elecciones el año pasado) y con el anuncio de una crisis ministerial a la vuelta de las vacaciones, Ziobro pude haber querido mandar un mensaje a sus colegas en el gobierno para reclamar una mayor cuota de poder en el nuevo cuadro ministerial.

Un ministro con ambiciones

La coalición que gobierna Polonia es vista desde el exterior como un bloque unitario, cuando en realidad se parece más a un tronco con dos cabezas: Jaroslaw Kaczynski, líder del PiS y controlador absoluto de las decisiones y composición del ejecutivo; y Zbigniew Ziobro, el poderoso ministro de Justicia que a veces parece actuar por libre y que ha incomodado más de una vez al gobierno con sus iniciativas. Ziobro es el único capaz de hacerle frente a Kaczynski y muchos expertos piensan que aspira a sustituir a Morawiecki cuanto antes y, eventualmente, al propio Kaczynski (de 71 años y con problemas de salud).

El ministro Ziobro, acostumbrado a lanzar órdagos a sus socios en el gobierno y descrito a menudo como un conspirador con ambiciones superiores a su poder real, ha sabido rentabilizar el apoyo que su pequeño partido le brinda al PiS. Un apoyo que actúa como palanca para que el Gobierno conserve, por los pelos, la tan necesaria mayoría. Sin embargo, los comentaristas polacos hace tiempo que hablan de un Kaczynski cansado del afán de protagonismo de Ziobro y de que incluso la derecha radical de Konfederacja (una mezcla de antisistema, nacionalismo ultra y filofascismo) podría ser la pieza de repuesto en caso de que se desencadene un “juego de tronos”.

placeholder El ministro de Justicia polaco, Zbigniew Ziobro. (EFE)
El ministro de Justicia polaco, Zbigniew Ziobro. (EFE)

Todo parece indicar que el anuncio de Ziobro, aunque está en sintonía ideológica con el Gobierno del PiS, ha sido hecho de forma unilateral. Las objeciones que el ministro ha expuesto para desentenderse de la Convención de Estambul se refieren, por ejemplo, a la definición de los géneros que, según Ziobro es “dañina” por estar cargada de “ideología”, ya que -según sus palabras- implica la obligación de educar a los niños en una realidad que descontextualiza el género biológico para presentar el género como una construcción social.

Desde otros países, casi todos del centro y Este de Europa, se han lanzado acusaciones similares, a lo que el Consejo de Europa ha respondido diciendo que “no pretende imponer un estilo de vida u organización de la vida privada ni mucho menos entiende que hombre y mujeres sean lo mismo”. La definición de familia se escapa del alcance de la convención, que sí aboga, por ejemplo, por definir las agresiones sexuales contra la mujer de una manera similar en las leyes de todos los países miembros.

En toda Polonia se han producido protestas contra la decisión del ministro de Justicia, con algunos grupos de mujeres manifestándose en Varsovia disfrazadas como las “hembras” sometidas en la distopía de “El Cuento de la Criada”, donde una sociedad ficticia instrumentaliza a las mujeres como meras herramientas de reproducción sometidas a una dictadura masculina y fanática religiosa. Por su parte, los medios de comunicación afines al gobierno recordaban que la ratificación del acuerdo en cuestión se hizo bajo el mandato del gobierno anterior, hoy en la oposición, y afirman que los documentos de la Convención relacionan la violencia doméstica con la religión.

Según estadísticas policiales, unas 250.000 polacas sufren violencia doméstica cada año y casi medio millar es asesinada en estas circunstancias. Una reciente reforma legal permite a la policía expulsar al agresor del hogar familiar inmediatamente y sin esperar a la orden judicial.

Foto: Varias mujeres acuden en 2017 a una manifestación en el primer aniversario del 'Black Protest' contra los planes para cambiar las leyes del aborto. (Reuters)
TE PUEDE INTERESAR
Heteropatriarcado, capital Varsovia: la trinchera clave del feminismo europeo
Miguel Á. Gayo Macías. Cracovia

El gobierno polaco, que ha sido reconvenido en varias ocasiones por atentar contra la separación de poderes y amenazar la independencia judicial, se está distinguiendo por no aceptar los acuerdos internacionales que sus socios europeos comparten: se ha negado repetidamente a acoger refugiados, fue el único gobierno que no firmó el acuerdo sobre neutralidad climática en diciembre, desde abril Polonia está sujeta a un proceso abierto por la Comisión Europea contra sus reformas judiciales, la legislación sobre aborto es de las más restrictivas del mundo y los ataques contra las minorías LGBT forman parte de la retórica oficial del gobierno.

El presidente Duda, que calificó de “ideología, no personas”, “virus peor que el coronavirus” y “peor que el comunismo” a las personas LGBT, se declaró en un programa de televisión como antivacunas, y el ministro de medio ambiente puso en cuestión hace días la influencia de la intervención humana en el cambio climático. Si además se retira de una convención internacional que defiende a las mujeres de la violencia, seguirá adentrándose en un túnel cada vez más profundo y más alejado de los ideales europeos de igualdad y justicia. Entonces, las polacas que se manifiestan vestidas como criadas de pesadilla dejarán de ser una mera imagen pintoresca para ser una advertencia.

En 2015, Polonia, al igual que otros 44 países y la Unión Europea, se adhirió al tratado internacional de prevención y lucha contra la violencia doméstica y hacia la mujer. Ahora, el ministro de Justicia polaco que su país ha iniciado los trámites para retirar su firma del acuerdo y convertirse, junto a Rusia y Azerbaiyán, en el único país del Consejo de Europa ausente de un acuerdo que ha calificado de “palabrería izquierdista” (según la ministra de Familia) y “una herramienta para la propaganda de género” (según el ministro de Justicia).

Polonia Unión Europea Comisión Europea Derechos humanos
El redactor recomienda