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Ni frugales ni voraces: los que realmente controlan la UE son los 'eurodramáticos'
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LA UE SALE REFORZADA TRAS EL ACUERDO

Ni frugales ni voraces: los que realmente controlan la UE son los 'eurodramáticos'

¿Por qué la Unión Europea solo parece construirse a base de anunciar su colapso inminente?

Foto: Líderes europeos, en la cumbre de este fin de semana. (Reuters)
Líderes europeos, en la cumbre de este fin de semana. (Reuters)
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Durante las eternas cumbres de la crisis del euro en 2011-2012, el antiguo presidente del Consejo Europeo Herman van Rompuy decía que solo era capaz de poner de acuerdo a Angela Merkel y Nicolas Sarkozy empujándoles al borde del precipicio con un cuchillo en su garganta. “La retórica de la supervivencia es parte de la respuesta política habitual de la Unión Europea: consiste en exagerar los riesgos de forma colectiva para que podamos llegar a un acuerdo”, explicaba hace unos meses Luuk van Middelaar, escritor de discursos de Van Rompuy por aquella época y famoso historiador de la UE.

En los primeros compases de la pandemia, los discursos catastrofistas sobre el futuro de la Unión Europea inundaron todo el continente. Una pequeña muestra: “El coronavirus podría desintegrar la UE” ('Politico' - 16 de marzo); “La falta de solidaridad puede suponer un peligro mortal para la UE” (Jacques Delors - 28 de marzo); “El coronavirus podría ser el golpe definitivo para la UE, según los expertos europeos” ('The Guardian' - 1 de abril), “La UE está en peligro si no hay solidaridad sin fisuras” (Pedro Sánchez - 9 de abril); “Estamos ante un momento revelador: decidir si la UE es un proyecto político o solo un proyecto de mercado” (Emmanuel Macron - 16 de abril). Hasta el Papa advirtió del riesgo de colapso de la UE si no se actuaba rápido.

Foto: Los líderes de España, Francia y Alemania charlan durante la cumbre europea. (Reuters)

Es cierto que todas estas frases y titulares se pronuncian en medio de la mayor crisis sanitaria y económica que ha vivido Europa en mucho tiempo; pero también que se repiten cada vez que la UE se enfrenta a un problema interno. Sus portavoces son muy variados: desde los euroescépticos deseosos de derrumbar el edificio común hasta los 'eurofanáticos' que piensan que cualquier desviación de su proyecto supone el fin de la UE, pasando por los medios anglosajones que llevan años y años vaticinando el fin del euro. Después de que este martes los líderes europeos alcanzaran un acuerdo histórico para el fondo de recuperación contra el covid, surge la pregunta: ¿Era necesario tanto eurodramatismo?, ¿por qué la UE solo se construye a base de anunciar su colapso inminente?

Si no aceptas, la UE desaparece

“Decir que la UE se enfrenta a una crisis existencial se ha convertido en un recurso ineludible para solucionar problemas europeos en circunstancias excepcionales”, explica Alberto Alemanno, profesor de Derecho de la UE en la Universidad Jean Monnet. “Este tipo de retórica ayuda a que los líderes europeos tengan cierto margen de maniobra en su país y puedan vender el acuerdo en casa", asegura. También tiene otras ventajas: extiende el debate hasta otros rincones del continente y persuade a los líderes europeos, según Alemanno, a hacer concesiones por estar ante momentos "históricos". Un ejemplo de esta cumbre ha sido la presión francoalemana sobre los líderes de los países 'frugales' (especialmente Países Bajos y Austria) para que aceptaran realizar transferencias a fondo perdido. Y ha funcionado.

Por primera vez en la historia del club comunitario, la UE se financiará con emisiones de deuda conjunta. Este impulso fiscal supone una novedad en un momento de alta incertidumbre, pero también un gran paso en el camino de integración hacia una posible unión fiscal. Hace unos meses este acuerdo habría resultado impensable. Los 27 socios de la UE acordaron por unanimidad establecer un fondo de recuperación para frenar los daños económicos del covid con 750.000 millones de euros, 390.000 de ellos en transferencias. “No fue fácil, pero al final nos encontramos”, dijo Angela Merkel tras la segunda cumbre europea más larga de la historia.

placeholder Mark Rutte. (Reuters)
Mark Rutte. (Reuters)

Europa, recalcaba la canciller alemana, ha demostrado ser capaz de “abrirse camino en una situación tan especial”, como si diera por buena la filosofía bruselense cimentada en las famosas palabras de Jean Monnet, padre fundador de la UE, quien profetizó que Europa se forjaría en crisis y sería el resultado de la suma de las soluciones adoptadas durante esas crisis. “Las crisis son tan divisivas porque los Estados tienen intereses y visiones diferentes. Solo ante un riesgo muy grande son capaces de sentarse para solucionar los obstáculos y encontrar un acuerdo común”, decía recientemente Luuk van Middelaar en entrevista con El Confidencial. Pero esta sensación de urgencia también tiene sus inconvenientes. "Aunque ha funcionado hasta la fecha, decir que viene el lobo también puede tener sus efectos negativos", recuerda Alemanno.

"Los observadores externos pueden creer que la UE es incapaz de ejercer su poder como un actor coherente”, recuerda Alexander Clarkson, profesor de Estudios Alemanes y Europeos en la universidad de King's College. Clarkson, quien reconoce los efectos positivos de usar esta retórica como herramienta de movilización y presión sobre los políticos, insiste en que puede generar falta de confianza a la hora de analizar el poder geopolítico de la UE. Al fin y al cabo, ¿quién teme a alguien que siempre tiene problemas en casa? "Esta retórica de crisis permanente puede dañar la habilidad de la UE para ser más asertivo como un actor geopolítico", afirma.

Separar el grano de la paja

Otros prefieren mostrarse más cautos a la hora de criticar esta herramienta discursiva. “Tenemos que reconocer que parte de esta retórica tiene sentido”, afirma Ana Andrade, analista de Europa en la unidad de inteligencia de 'The Economist', quien recuerda que la UE y la Unión Monetaria han sufrido crisis muy severas en los últimos años. “En 2010 tuvimos una crisis de balanza de pagos que se convirtió en una crisis de deuda soberana. Los políticos debatieron en los despachos la posibilidad de que un miembro periférico de la UE abandonara el euro. En 2016, Reino Unido votó Brexit y recientemente tuvimos la sentencia del tribunal constitucional alemán sobre el BCE, señalando la incertidumbre legal existente”.

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En ese sentido, la UE se construye sobre una base frágil que hace que el riesgo de ruptura exista. Pero esas fricciones, bien sean económicas, políticas o legales, no son las que desatan los discursos catastrofistas de nuestros líderes: “Estos temas son complejos y no son a los que se refieren los políticos y los medios cuando dicen que el proyecto europeo está en riesgo. En su lugar, el debate público está lleno de simplificaciones y malentendidos. Es necesario transmitir que los distintos países europeos tienen diferentes ambiciones europeas. Y eso no les hace más o menos proeuropeos”, añade.

Mientras que los países del sur tienden a creer más en un proyecto federalista de la UE, los países del norte lo suelen ver como un proyecto económico sin ambiciones políticas. "Esto es un problema estructural integrado en el ADN de la UE. Estas visiones tienden a chocar durante las crisis y malinterpretarse o a analizarse como el fin de la UE", recuerda Andrade. "Los actores políticos son incapaces de hablar de conceptos que unen como el libre comercio, el mercado único, la democracia, el estado de bienestar, la seguridad social, etc. Estos temas son más complejos pero más sólidos, porque tienden a hacer una posible salida de la UE muchísimo más costosa de lo que los políticos dicen".

Al fin y al cabo, el error es analizar cualquier debate en Europa como una enmienda a la totalidad del proyecto común. Las críticas que se hacen durante una crisis no deben ser vistas como a favor o en contra de la UE, sino como parte del debate político mismo, enfatiza Hylke Dijkstra, director del máster de Estudios Europeos de la Universidad de Maastricht. Que todo el mundo hable de Europa no significa que el proyecto europeo esté en riesgo, sino que Bruselas, por fin, se ha politizado.

La UE se ha convertido en una parte intrínseca de nuestro sistema político y no desaparecerá

Los analistas consultados coinciden en que en las próximas crisis volveremos a ver la sensación de urgencia sobre el futuro de la UE. No solo por la argucia política de los líderes europeos sino porque también el colapso, sea ajeno o propio, vende mucho. Los medios, sobre todo los anglosajones, volverán a gastar tinta para engordar el debate sobre el fin de la UE. Pero la realidad seguirá muy lejos de la narrativa.

"Parte del mundo anglosajón sigue viendo la UE desde un prisma de la política transaccional. Ven Bruselas como un lugar en el que se llegan a acuerdos a favor de uno u otro", asegura Dijkstra. “Sin embargo, la UE se ha convertido en una parte intrínseca de nuestro sistema político y no desaparecerá. De hecho, con el covid-19 la UE ha adquirido nuevas competencias en sanidad y en políticas sociales, aspectos fundamentales hasta el momento de la soberanía nacional”.

Un analista alemán ironizaba este martes en Twitter sobre los opinadores que durante la pandemia se dedicaron a decir una y otra vez que la UE estaba acabada. "Uno de los grandes logros de este paquete [de recuperación] es que esta industria estará callada durante un tiempo", escribió. "¡Idiota optimista!", le contestaba un académico británico de broma. "Se tomarán solo un tiempo para coger aire. Después encontrarán otro motivo para decir que la UE va a colapsar de forma inevitable. Es como los profetas del fin del mundo: siempre queda muy poco para que ocurra".

Durante las eternas cumbres de la crisis del euro en 2011-2012, el antiguo presidente del Consejo Europeo Herman van Rompuy decía que solo era capaz de poner de acuerdo a Angela Merkel y Nicolas Sarkozy empujándoles al borde del precipicio con un cuchillo en su garganta. “La retórica de la supervivencia es parte de la respuesta política habitual de la Unión Europea: consiste en exagerar los riesgos de forma colectiva para que podamos llegar a un acuerdo”, explicaba hace unos meses Luuk van Middelaar, escritor de discursos de Van Rompuy por aquella época y famoso historiador de la UE.

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