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¿Cómo controlar un brote en una discoteca? Zúrich y el límite de la responsabilidad social
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Más de 300 personas en cuarentena

¿Cómo controlar un brote en una discoteca? Zúrich y el límite de la responsabilidad social

Para la reapertura de discotecas y facilitar el rastreo de contactos, Suiza hacía obligatorio el registro de asistentes. Sin embargo, el último brote con más de 300 personas muestra lo difícil que es

Foto: Foto de archivo: La ciudad de Zurich, Suiza. (Reuters)
Foto de archivo: La ciudad de Zurich, Suiza. (Reuters)

Cuando la curva del coronavirus en Europa empieza a estar más controlada, los distintos países y gobiernos van poco a poco tanteando los límites de la nueva normalidad. Las economías se reabren, los ciudadanos vuelven a las calles. Y quizá lo más peliagudo: regresan los bares, pubs, discotecas y fiestas. Cada gobierno está intentando encontrar su receta perfecta para evitar que estos eventos y lugares, que cumplen casi todos los requisitos para ser perfectos espacios de transmisión del virus (cerrados, atestados, con mucho contacto entre personas), se conviertan en el pasaporte a una vuelta a los picos de la epidemia.

Y Zúrich, en Suiza, que tras un primer conato de brote explosivo en marzo logró controlar admirablemente la pandemia pese a la cercanía con el norte de Italia, durante muchos meses epicentro europeo del coronavirus, es el último país en tantear los límites de la responsabilidad individual de los ciudadanos, la confianza y el virus. Este fin de semana, las autoridades sanitarias del cantón han tenido que poner en cuarentena a más de 300 personas después de que un "supercontagiador" acudiera a una discoteca. Sin embargo, las personas expuestas podrían ser muchas más, y el gobierno local admite que no tiene forma de saberlo.

Foto: Una mujer en kimono, en Kioto, Japón. (EFE)

La noche del domingo 21 de junio, cientos de personas visitaban una discoteca en Zúrich. Como medida de precaución, el Gobierno suizo ha obligado a sus discotecas y algunos bares y clubes nocturnos que soliciten al entrar información personal de los asistentes, desde su nombre a un correo electrónico de contacto a través del cual poder comunicarse con ellos en caso de que algún otro asistente fuera positivo de coronavirus. Después de todo, en un mundo en el que se tendrá que convivir con el virus hasta que la vacuna esté disponible, el 'contact tracing', o rastreo de contactos para detectar los focos de infección cuanto antes se está demostrando como la mejor opción para controlar la epidemia.

No es el primer país que se plantea este tipo de listas o recopilación de información como medida necesaria para la apertura de bares. Reino Unido, cuyos míticos pubs abrirán el próximo 4 de julio, también se barajó la idea, aunque los proverbiales celos de su intimidad de los británicos (que ni siquiera tienen un DNI propiamente dicho) hacían casi ridículo el ritual de tener que entregar un teléfono de contacto e información de identidad para poder disfrutar de una pinta. Finalmente, estas medidas no han sido todavía aplicadas en el país. En España, las medidas de reapertura de discotecas dependerán de cada comunidad autónoma, y la mayoría hasta el momento se han centrado tanto en la limpieza del local como en porcentajes de aforo.

Direcciones falsas

Sin embargo, estas precauciones han demostrado ya sus límites con el clúster en la discoteca de Zúrich. Cuatro días después de que asistiera al club, un hombre daba positivo por covid-19. Las autoridades sanitarias dieron la voz de alarma, y los detectives del coronavirus se ponían en marcha. Otras cinco personas que habían estado en el club dieron también positivo, así que las autoridades sanitarias solicitaron al club la lista de asistentes: más de un tercio de las direcciones de correos ofrecidas eran falsas. "En estas condiciones, el rastreo es simplemente imposible", afirmaba este lunes Christiane Meier, doctora del cantón, en la cadena local Blick TV. El rastreo de contactos es ahora la principal línea de defensa efectiva, y sin embargo, el incidente en Zúrich muestra lo difícil que es todavía.

Más de un tercio de las direcciones de correos de los asistentes a la discoteca eran falsas

Al menos 300 personas, entre trabajadores del club y los asistentes que sí han podido ser localizados han sido puestos en cuarentena, pero el foco ya está ahí. En su última actualización de los datos este domingo, Suiza reportó 69 nuevos casos (del viernes al sábado). Hasta el momento, Suiza contabiliza 31.555 contagios de coronavirus y 1.681 fallecidos.

¿Dónde compraste esas copas?

No es el primer país que se enfrenta a un rebrote en sus bares y otros locales de ocio nocturno, que se han demostrado como uno de los ambientes más propensos al contagio. Japón, país que ha basado su estrategia contra el coronavirus en la detección de los 'clústers' y focos de infección, ha apuntado a gimnasios, pubs, locales de música en vivo, salas de karaoke y establecimientos similares, donde las personas se reúnen, comen y beben, charlan, cantan, hacen ejercicio o bailan, en un contacto muy cercano durante periodos de tiempo relativamente largos, como los principales focos de coronavirus en el país, por encima por ejemplo del demonizado transporte público. Son cerrados, abarrotados y de contacto cercano en donde se habla cara a cara y a muy poca distancia, ya sea por la música a muy alto volumen o por el ambiente propicio.

A principios de mayo, Corea del Sur detectó un tremendo pico de contagios que rastreó hasta una zona de bares de copas en una conocida zona de ocio de Seúl, Itaewon, cuando el gobierno surcoreano creía que ya tenía la pandemia controlada. El rebrote forzó al gobierno de Seúl a ordenar el cierre temporal de los bares, y el rastreo de contactos fue radical. Para poder detectar quién había asistido a algunos de los bares afectados, las autoridades sanitarias llegaron tan lejos como hacer un seguimiento de las tarjetas de crédito que habían efectuado pagos en el área, historial del GPS de los móviles o incluso cámaras de vigilancia en las calles. En dos semanas, los 'detectives de contactos' surcoreanos habían detectado 46.000 personas que habían estado en contacto con el brote.

En Corea del Sur, hicieron seguimiento de las tarjetas de crédito, historial del GPS de los móviles o incluso cámaras de vigilancia en las calles

Este rastreo tuvo consecuencias sociales: la prensa surcoreana empezó a enlazar el brote con varios "clubes gay", y como resultado del rastreo, cientos de personas fueron "sacadas del armario" a la fuerza en un país donde la homosexualidad todavía no está aceptada socialmente.

Un rastreo tan invasivo como el de Corea del Sur no es tan factible para otros países de la Unión Europea. La medida de registro voluntario al acceder a los bares, basada en la idea de que los ciudadanos entregarían una información de contacto verdadera era la primera opción de Suiza, cuyo Gobierno se está planteando ahora otras opciones, desde hacer obligatorias las mascarillas a controles de temperatura en la puerta, copias del documento de identificación para poder entrar o, si finalmente los propietarios de los clubes no pueden encontrar formas de hacer que sus clientes cumplan con las reglas y si surgen otros casos de supertransmisión, el cierre forzado de los bares nocturnos y discotecas en el cantón de Zúrich, según han advertido las autoridades locales. Por su parte, la Policía está barajando algún tipo de sanción para los que ofrecieron información de contacto falsa.

Cuando la curva del coronavirus en Europa empieza a estar más controlada, los distintos países y gobiernos van poco a poco tanteando los límites de la nueva normalidad. Las economías se reabren, los ciudadanos vuelven a las calles. Y quizá lo más peliagudo: regresan los bares, pubs, discotecas y fiestas. Cada gobierno está intentando encontrar su receta perfecta para evitar que estos eventos y lugares, que cumplen casi todos los requisitos para ser perfectos espacios de transmisión del virus (cerrados, atestados, con mucho contacto entre personas), se conviertan en el pasaporte a una vuelta a los picos de la epidemia.

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