Improvisación, rencillas y choques en la reapertura de fronteras en Europa
Bruselas pidió coordinación entre los Estados miembros para la reapertura de fronteras, pero las capitales están siendo incapaces de ponerse de acuerdo. España es solo un ejemplo más
La escena es muy representativa del caos español con las fronteras, pero es también un síntoma de la descoordinación general. Este jueves la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, anunciaba la apertura de fronteras terrestres con Portugal y Francia el próximo 22 de junio, antes de que el país abriera completamente las fronteras el 1 de julio. Para sorpresa de Lisboa, que no tenía ni idea de esa idea, lo que hizo que el ministro de Exteriores portugués, Augusto Santos Silva, explicara que “es Portugal quien decide sobre la apertura de la frontera portuguesa”.
Pero la falta de coordinación de España no ha evitado que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, firme junto a su homólogo italiano, Giuseppe Conte, una misiva destinada a la presidenta del Ejecutivo comunitario, la alemana Ursula von der Leyen, pidiendo que la reapertura de las fronteras se haga de forma coordinada y sin discriminación. "Para que la recuperación sea efectiva y armoniosa, el levantamiento de las restricciones en nuestras fronteras interiores debe llevarse a cabo de forma coordinada y no discriminatoria y basado en criterios epidemiológicos comunes, claros y transparentes", señalan en la carta.
Esa falta de comunicación es justo lo que pidió Bruselas hace semanas que se solucionara: que las capitales hablaran entre ellas y se coordinaran. Pero, como cuando comenzó el confinamiento, cuando en un “sálvese quien pueda” sanitario los Gobiernos cerraron fronteras sin criterios y en contra de la recomendación de la Comisión Europea, ahora esos mismos Ejecutivos abren y mantienen cerradas fronteras en una desbandada en la que entran en juego la necesidad de reactivar la economía y el turismo manteniendo bajo control la pandemia.
Este viernes se ha celebrado una reunión de ministros de Interior en la que la Comisión Europea ha presionado con la intención de que todos los países tengan sus fronteras abiertas a finales de mes como muy tarde. El Ejecutivo comunitario ha insistido que no puede denegarse la entrada a un país por criterios de nacionalidad, y que las regiones con situaciones epidemiológicas similares deben ser las primeras en levantar las restricciones.
Los países que han sido principal foco de contagios, como España o Italia, son los que más aislados van a quedar en un primer momento. Por ejemplo, Alemania ha anunciado la reapertura de sus fronteras a partir del 15 de junio, pero por ahora no lo hará con España, aunque Arancha González Laya, ministra de Exteriores, charló con su homólogo alemán y acordaron que cuando el país mediterráneo abra sus fronteras y elimine las cuarentenas obligatorias Berlín hará lo propio.
Suecia es otro país que se ve aislado por su polémica estrategia de no confinar a la población, lo que ha provocado que sea el país nórdico con más muertos y el Estado miembro de la UE con más fallecidos por millón de habitantes, y que la apertura de fronteras que están protagonizando otros Estados de la región. Por eso Dinamarca y Noruega han abierto sus fronteras, pero no con Suecia.
No solo hay falta de comunicación, también hay rencillas y choques. Uno de los más sonados está siendo el que han protagonizado Austria e Italia. Viena, que comenzó el cerrojazo a las fronteras cuando cortó el paso con el país transalpino cuando el coronavirus comenzó a extenderse por las regiones del norte italiano, vuelve a ser ahora el centro de atención después de que el Gobierno austriaco haya anunciado la apertura de sus fronteras terrestres con todos los países menos con Italia.
Luigi di Maio, ministro de Exteriores italiano y antiguo líder del Movimento 5 Stelle, ha advertido sobre la posibilidad de que se trate a Italia como un “leproso”. “Fuimos los primeros afectados por la pandemia y hoy nuestros datos son más tranquilizadores que los de muchos otros países”, aseguró esta semana el italiano, que ha pedido una “respuesta europea” ante una crisis que, cree, puede aislar al país Mediterráneo.
También hay tensiones en el Benelux. Aunque Bélgica ha explicado que planea reabrir fronteras a partir del 15 de junio, pero el Gobierno se ha visto obligado a aprobar algunas exenciones debido a las quejas que se han generado en una región en la que Luxemburgo, Países Bajos y Bélgica están muy interconectadas, y de hecho el Benelux tiene libertad de movimiento desde 1960. Nadie tiene en realidad muy claro para qué está permitido en estos momentos cruzar la frontera belga, pero en Luxemburgo, cuya economía y sistema dependen mucho de las fronteras abiertas, el hartazgo empieza a ser visible. El ministro de Exteriores belga ha tenido que disculparse por la “pobre comunicación” del Gobierno.
En general se van abriendo las fronteras terrestres poco a poco. Hace ya tiempo que en el Báltico el movimiento está garantizado, y ahora eso empieza a ocurrir en Europa Central, con Chequia siendo la última en anunciar que sus fronteras vuelven a estar abiertas. Grecia, que necesita del turismo para garantizar el rebote económico, ha abierto ya sus fronteras con casi todos los Estados miembros y ha anunciado el inicio de la temporada turística el próximo 1 de julio.
La escena es muy representativa del caos español con las fronteras, pero es también un síntoma de la descoordinación general. Este jueves la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, anunciaba la apertura de fronteras terrestres con Portugal y Francia el próximo 22 de junio, antes de que el país abriera completamente las fronteras el 1 de julio. Para sorpresa de Lisboa, que no tenía ni idea de esa idea, lo que hizo que el ministro de Exteriores portugués, Augusto Santos Silva, explicara que “es Portugal quien decide sobre la apertura de la frontera portuguesa”.