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Del Brexit al Chinexit: un poderoso 'lobby' para cambiar la estrategia de UK con China
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Influir en Boris Johnson y acercarse a EEUU

Del Brexit al Chinexit: un poderoso 'lobby' para cambiar la estrategia de UK con China

En el Partido Conservador se vive algo similar a lo que ocurría con la cuestión europea: hay gente a la que no le gusta China y otros que quieren marcar distancias

Foto: La sede del Parlamento británico, a finales de abril. (EFE)
La sede del Parlamento británico, a finales de abril. (EFE)

Han pasado cinco años desde que David Cameron invitara a Xi Jinping a tomar una cerveza en el pub local cerca de Chequers (sudeste de Inglaterra). La residencia de descanso del inquilino del Número 10 siempre ha dado mucho juego. En momentos de crisis o de grandes cambios, los políticos siempre se escapan a la campiña inglesa, por lo que al entonces líder conservador no se le ocurrió mejor escenario para revelar al mundo que las relaciones entre Londres y Pekín entraban en una nueva fase. "Comienza una nueva era dorada", llegó a decir al respecto el que fuera titular de Hacienda, el 'chancellor' George Osborne.

Sin embargo, las cosas han cambiado, el mundo ha cambiado y los intereses que mueven ahora al Partido Conservador del Gobierno del Reino Unido no pueden ir en una dirección más diferente. Durante décadas, la animadversión ante la UE fue lo que mantuvo unidas las filas 'tories', haciendo bailar al compás euroescéptico al primer ministro de turno hasta conseguir el histórico referéndum y posteriormente el divorcio del bloque. Pero el Brexit forma ya parte del pasado y la nueva 'bête noire' es China.

Foto: Caricatura de Donald Trump en un restaurante en Guangzhou, China. (Reuters)

Downing Street ha respaldado esta semana la decisión de la Asamblea Mundial de la Salud de llevar a cabo una investigación independiente sobre la respuesta internacional ante la pandemia del coronavirus. Con todo, los 'tories' quieren que el Ejecutivo de Boris Johnson vaya más allá y endurezca su postura ante Pekín, ya que existe una gran preocupación por el poder global y la influencia del régimen comunista.

“Podríamos decir que la política ante China se ha convertido en la nueva falla clave después del Brexit”, explica Dean Godson, director del influyente 'think tank' Policy Exchange, en un artículo publicado en la web Conservative Home, biblia para el Partido Conservador.

Un poderoso 'lobby' entre los conservadores

Durante las arduas negociaciones de divorcio con Bruselas, el llamado European Research Group (Grupo de Investigación Europeo), formado por los 'tories' euroescépticos más radicales, se convirtió en la gran pesadilla de Theresa May, forzando en última instancia su dimisión. Y ahora los diputados han creado el China Research Group. En apenas unas semanas, el 'lobby' ha conseguido reunir a más de 50 miembros.

Foto: Neil Melvin. (Cedida)

Los cabecillas son Tom Tugendhat, actual presidente del comité parlamentario para Asuntos Exteriores, y Neil O’Brien, en su día asistente de Osborne, artífice de la frase de la 'nueva era dorada' en las relaciones entre Reino Unido y China. El primero ya ha sufrido diferentes 'hackeos' a su correo electrónico. “Sería asombroso si no fuera el Estado chino pretendiendo ser yo”, asegura.

En cualquier caso, Tugendhat insiste en que nadie le va a disuadir de su misión de hacer entender a los ciudadanos “la amenaza de Pekín”. “Hay que encontrar una mejor manera de relacionarse con China”, matiza.

'Tories' contra lobos chinos

Lo cierto es que la nueva táctica, cada vez más agresiva, de los 'wolf warriors' (lobos guerreros) de la Administración de Jinping ha cambiado en las últimas semanas el equilibrio que existía en Westminster. Cuando Australia solicitó una investigación independiente sobre el origen de la pandemia en la provincia de Wuhan, Pekín impuso aranceles a sus productos, y después de que Suecia reprobase la desaparición de un crítico del Gobierno chino, el embajador de China en Estocolmo declaró: "Para nuestros enemigos, tenemos escopetas". En este sentido, O'Brien asegura: “No podemos permitir que el Partido Comunista engañe diplomáticamente a nuestros amigos uno por uno”.

Foto: Enrique Villarino.
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Incluso los laboristas también se están preparando para adoptar un enfoque más hostil. Durante el liderazgo de Jeremy Corbyn, su actitud antiestadounidense llevó al principal partido de la oposición a una simpatía instintiva hacia Pekín con el argumento de que 'el enemigo de mi enemigo es mi amigo'. Pero con el moderado Keir Starmer, la situación es distinta.

Tanto la gente de izquierdas como la de derechas se ha cansado de que China aproveche la pandemia para intimidar en otros lugares

Lord Patten de Barnes, el que fuera presidente del Partido Conservador y último gobernador de Hong Kong, asegura que “tanto la gente de izquierdas como la de derechas se ha cansado de que China aproveche la pandemia para intimidar en otros lugares”. “China se ha salido con la suya durante años. Siempre existe la ilusión de que al final, de alguna manera, nos beneficiaremos enormemente del comercio. Pero cada vez hay más personas que creen que ha llegado el momento de pararles los pies”, matiza.

En su día, el Brexit sí llegó a crear división en el Partido Conservador. Aunque una minoría, había 'tories' rebeldes pro UE que intentaron sin éxito convocar un segundo referéndum sobre la permanencia en el bloque.

El 'muro rojo' exlaborista

Sin embargo, la nueva 'bête noire' china ha conseguido unificar los diferentes frentes. Los 'tories' que en las últimas generales de diciembre ganaron en los distritos del llamado 'muro rojo' (donde los laboristas habían conseguido escaños desde la II Guerra Mundial) argumentan que una estrategia industrial británica exitosa depende de evitar el dominio chino sobre los sectores del futuro, como el de las telecomunicaciones y la inteligencia artificial.

Foto: La bandera británica, sobre el Big Ben, en Londres. (EFE)

Por su parte, los conservadores ecologistas critican el historial de Pekín con el medio ambiente y los animales. La propia Carrie Symonds, la prometida del primer ministro británico, se encuentra entre los firmantes de una petición para prohibir los 'wet-markets', mercadillos de productos frescos, tan criticados desde el inicio del brote del covid-19.

No hacer peligrar la relación con EEUU

Luego están los conservadores liberales (en su día, los pro UE) preocupados por los abusos de los derechos humanos y, por último, los euroescépticos, que no quieren ahora que las relaciones con China arruinen las posibilidades de un acuerdo comercial entre el Reino Unido y Estados Unidos en la era pos-Brexit. Al fin y al cabo, la batalla por la narrativa del coronavirus no es un mero ejercicio de retórica diplomática, sino la expresión pública del pulso hegemónico que sostienen Washington y Pekín, un enfrentamiento que ha derivado ya en un nuevo término: 'decoupling' (desacople).

“Lo que se está viviendo ahora en el Partido Conservador es similar a lo que ocurría con la cuestión europea en los viejos tiempos: hay una mezcla de personas a las que realmente no les gusta China y personas que dicen que tenemos que tratar con ellos, pero de una manera más controlada. Esa es una coalición poderosa”, explica David Davis, el que en su día fue ministro del Brexit.

Foto: Reunión bilateral entre el 'premier' británico Boris Johnson y Donald Trump, presidente de los Estados Unidos. (Reuters) Opinión

Y si hay alguien que entienda de coaliciones poderosas en las filas 'tories', ese es Boris Johnson. Fue este camino el que le llevó a Downing Street. Y sabe que los 'lobbies' tan pronto ensalzan la carrera de un primer ministro como la destruyen.

El 'affaire' Huawei

El gran sueño del excéntrico político en la era pos-Brexit era construir ese concepto de “Reino Unido global”, con nuevos aliados. De ahí que, a principios de este año, abriera las puertas al gigante chino Huawei para que participe en el desarrollo de la red 5G. Al considerarlo como “de alto riesgo”, se le excluyó de todos los elementos críticos del sistema y se limitó a un máximo del 35% su presencia en el resto de funciones de la infraestructura. Pero la medida creó bastante polémica tanto al otro lado del Atlántico, ya que la Casa Blanca había pedido un bloqueo total, como en las propias filas 'tories'.

De hecho, a principios de marzo, Johnson sufrió su primera rebelión interna después de que un grupo de 30 conservadores apoyara una enmienda al proyecto de Ley de Telecomunicaciones para que Huawei sea expulsado por completo de la infraestructura de telecomunicaciones móviles del Reino Unido para el año 2023. Al primer ministro no le queda ninguna duda de que la actitud ante el régimen comunista se está endureciendo en su formación, por lo que, como buen populista, debe tomar cartas en el asunto para no correr ningún riesgo.

Foto: Foto: Reuters.

De momento, no ha habido una discusión formal dentro del Gabinete sobre la política ante China, aunque desde el inicio del brote del coronavirus, Downing Street ha sugerido que Pekín debe dar explicaciones por su respuesta ante la pandemia. El ministro de Exteriores, Dominic Raab, señaló el mes pasado que las relaciones con el régimen comunista “no podían seguir como si nada hubiera pasado”. Por su parte, la titular de Interior, Priti Patel, prohibió recientemente a la empresa china Hikvision participar en una conferencia de seguridad debido a su papel en la vigilancia de los uigures, la etnia china que se ha mandado a “campamentos de reeducación”.

“No es que no supiéramos de antemano que China era un régimen autoritario”, asegura de manera anónima un miembro del Gabinete a 'The Times'. “La posición económica de China significa que el contacto es inevitable, pero al mismo tiempo necesitamos reducir la dependencia. Ahora no es el momento de abordar la cuestión, porque nos debemos centrar en gestionar la pandemia, pero a largo a plazo es un asunto que deberá analizarse”, concluye.

Han pasado cinco años desde que David Cameron invitara a Xi Jinping a tomar una cerveza en el pub local cerca de Chequers (sudeste de Inglaterra). La residencia de descanso del inquilino del Número 10 siempre ha dado mucho juego. En momentos de crisis o de grandes cambios, los políticos siempre se escapan a la campiña inglesa, por lo que al entonces líder conservador no se le ocurrió mejor escenario para revelar al mundo que las relaciones entre Londres y Pekín entraban en una nueva fase. "Comienza una nueva era dorada", llegó a decir al respecto el que fuera titular de Hacienda, el 'chancellor' George Osborne.

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