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Más de 5.000 fallecidos y parques llenos: ¿cuál es la gestión belga del covid-19?
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LÍDER EN MUERTES PER CÁPITA POR CORONAVIRUS

Más de 5.000 fallecidos y parques llenos: ¿cuál es la gestión belga del covid-19?

El país, que entró en la crisis del covid-19 con un Gobierno en funciones, ha logrado cierta estabilidad política y ha decidido contar más fallecidos por coronavirus que el resto de sus socios

Foto: Una mujer pasea en bicicleta con su hija en Bruselas. EFE
Una mujer pasea en bicicleta con su hija en Bruselas. EFE

Desde hace un mes, en Bélgica sale el sol cada mañana, algo que no es muy habitual. Los parques están concurridos, en la calle hay cierta actividad a determinadas horas del día y, aunque a las ocho de la tarde mucha gente se asoma para aplaudir, hay bastantes ciudadanos que lo hacen desde la calle. Justo en este momento vuelven a casa tras un agradable paseo por el Parque del Cincuentenario, aprovechando los últimos rayos de sol.

Parece que los ciudadanos y que el país vivieran en una realidad paralela a la que reflejan los datos. Bélgica, con poco más de 11 millones de habitantes, lidera las tablas de muertos per cápita en la crisis del coronavirus, con más de 5.000 fallecidos. Más que España, más que Italia, más que China. Pero como si fuera una crisis política como las que acostumbra a sufrir el país, los belgas siguen con su vida: Bélgica se las arregla para salir viva de unas cuatro crisis cada semana, siempre en el último momento, cuando parece que todo está perdido.

placeholder Imágenes de un parque de Bruselas durante el confinamiento. (EFE)
Imágenes de un parque de Bruselas durante el confinamiento. (EFE)

El confinamiento belga ha sido flexible, como casi todas las cosas en un país acostumbrado a adaptarse a las circunstancias por surrealistas que puedan llegar a ser, pero bastante estricto dentro de esa flexibilidad. En los parques hay mucha gente, porque el Gobierno ha recomendado que se den paseos para aliviar el confinamiento, pero al mismo tiempo coches de policía pasean por los caminos de tierra pidiendo un metro y medio de distancia y precaución. La policía también ha estrenado unos drones que lanzan avisos.

Pero ¿qué pasa en Bélgica para que haya tantos muertos? Las autoridades belgas prefieren darle la vuelta: ¿qué están haciendo el resto de países para tener tan pocos muertos? O mejor dicho, ¿cómo están contando el resto de países para tener tan pocos muertos? No es que Bélgica tenga más fallecidos por coronavirus, sino que está contando de más.

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En el caso español, el conteo difiere entre comunidades autónomas, con algunas sumando a los fallecidos en residencias y otras que no lo hacen, y falta un criterio único en el país, aunque Sanidad pide a las CCAA que solo notifiquen los fallecidos que hayan dado positivo en los test. En Francia, por su parte, solo se contabilizan los fallecidos en hospitales. Las autoridades belgas no están contabilizando únicamente a los fallecidos que han dado positivo en las pruebas. Tampoco a los que han fallecido solo en hospitales. En Bélgica se suman a las estadísticas todos los ciudadanos que han perdido la vida en residencias de ancianos teniendo síntomas compatibles con el coronavirus, aunque no hayan recibido la prueba.

De hecho, los cálculos señalan que, de las víctimas que se registran fuera de las instalaciones hospitalarias, menos del 10% ha dado positivo en las pruebas. El 90% restante solo son sospechosos o tenían síntomas compatibles con el coronavirus. La mayoría de estas personas son mayores que han fallecido en residencias de ancianos de todo el país, pero especialmente en la parte flamenca. Solo el 44% de las víctimas ha muerto en hospitales. El resto lo ha hecho en residencias de ancianos, donde también ha habido una falta de testeo.

Foto: Foto: Efe

Cuando comenzó la crisis, el número de test era muy limitado. Había dos opciones: contar de más o contar de menos. Y el epicentro de esta decisión eran las residencias de ancianos. Bélgica optó por contar de más, otros países como Francia o España decidieron no contabilizar los fallecidos en residencias sin test, y ahora sus gobiernos reciben presiones para cambiar su método de contabilización.

Steven van Gucht, presidente de Sciensano y el hombre encargado de comunicar los avances del coronavirus en Bélgica, lo que sería el Fernando Simón belga, es una de las figuras clave en la respuesta que el pequeño país está dando a la enfermedad. Y cuando a Van Gucht le preguntan por las diferencias con otros Estados miembros de la Unión, se muestra claro: “Para comparar el número de muertes con otros países, dividan la cifra [de Bélgica] entre dos”. “En Europa, ningún país cuenta como los otros. Pero nosotros tenemos el método más detallado”, ha defendido también en la televisión belga la ministra de Sanidad Pública, Maggie De Block.

placeholder Bruselas, durante el confinamiento. (EFE)
Bruselas, durante el confinamiento. (EFE)

Mismas críticas, solo que al revés

Si en España se critica al Gobierno por estar contando menos muertos de los que en realidad puede haber por coronavirus, en Bélgica también empieza a haber críticas al Gobierno, solo que al revés. El foco internacional se empieza a situar en el caso belga, con decenas de medios internacionales preguntándose qué ocurre mientras los ciudadanos pasean por el parque, se tumban en el césped o pasean en bicicleta.

Aunque la mayoría de expertos están de acuerdo en que el método belga es mucho más transparente que el que se está aplicando en otros países, desde dentro se señala la mala imagen que se está dando, el daño reputacional que está haciendo y, también, se está criticando que esas cifras son tan inexactas como las de los países que están contando menos muertes.

placeholder La ministra de Salud Pública camina dentro del Parlamento belga. (EFE)
La ministra de Salud Pública camina dentro del Parlamento belga. (EFE)

El virólogo belga Marc van Ranst ha calificado de “estúpida” la decisión de las autoridades belgas de registrar tantos muertos por coronavirus. “Parece que las personas solo están muriendo de covid-19 en nuestras residencias de ancianos”, ha criticado Van Ranst, que señala que la mortalidad en estos centros es alta “incluso en tiempos normales”, por lo que critica que las autoridades hayan tomado la decisión de colocarse a la cabeza del 'ranking' mundial.

Ante un aumento de la presión política y mediática, el Gobierno ha decidido reformular su conteo, pero manteniendo el espíritu de ‘mejor pasarse que quedarse cortos’: ahora cada día ofrecen el número total de fallecidos, divididos luego entre las víctimas en hospitales y en residencias de ancianos, y estos últimos divididos también entre los casos sospechosos y los que han sido confirmados como casos de coronavirus.

Y no es que el Gobierno belga esté libre de crítica. Las revelaciones de problemas en la compra de material sanitario, algo que ya les ha ocurrido a países como España o Reino Unido, han puesto al Ejecutivo belga en apuros, especialmente por las sospechas de haber sido víctimas de un fraude en la compra de mascarillas durante el mes de marzo.

Foto: Reparto de mascarillas en Baleares. (EFE)

Gobierno a la belga

Bélgica entró en la crisis de una manera muy belga: sin Gobierno. Desde hacía más de un año, diciembre de 2018, el país era dirigido por un Ejecutivo en funciones tras la salida de los derechistas de nacionalistas flamencos, que rompieron su acuerdo a raíz de una polémica migratoria para posicionarse y recoger votos de cara a los comicios de mayo de 2019.

Tras las elecciones y siguiendo la tradición belga (la pequeña nación europea tiene el récord de tiempo con un Gobierno en funciones, 541 días), el país quedó con un Parlamento enormemente fragmentado en el que los acuerdos serían muy complicados y en el que la cabeza de Charles Michel, primer ministro en funciones, tenía todas las papeletas de rodar. Pero el líder belga encontró una salida lujosa y acabó siendo elegido presidente del Consejo Europeo. Sophie Wilmès quedaba a los mandos del país como la primer mujer en convertirse en primera ministra de Bélgica.

placeholder Sophie Wilmès, primera ministra belga, durante la crisis del coronavirus. (EFE)
Sophie Wilmès, primera ministra belga, durante la crisis del coronavirus. (EFE)

Wilmès, un perfil relativamente bajo, exministra de Presupuestos del partido liberal francófono, ha ganado reputación y sustento en las últimas semanas. La primera ministra ha logrado que 10 partidos le den apoyo parlamentario, lo que significa que por primera vez desde diciembre de 2018, y aunque sea de manera puntual para afrontar la crisis, Bélgica tiene un Gobierno funcional.

La curva belga parece estar empezando a descender, con muchas camas de cuidados intensivos libres todavía en los hospitales del país. Por primera vez, el 5 de abril salieron más pacientes de los que entraron en los centros médicos de Bélgica. Ahora, el Gobierno afronta la planificación de la desescalada. A medida que la Administración adquiere más test y tiene más capacidad para hacer pruebas, el Ejecutivo quiere que todos los casos sospechosos sean sometidos a test, y que cualquier persona que no haya pasado por uno tenga que utilizar mascarilla en el proceso de desconfinamiento.

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Wilmès ha explicado en una entrevista que este viernes se presentará un plan de desconfinamiento, que será progresivo, paso a paso, y que podrá ser revertido si hay un repunte en los casos. Por el momento, la primera ministra ha propuesto que los ancianos encerrados en sus residencias puedan recibir a un visitante sano. “La soledad puede matar”, explicó la primera ministra para justificar una decisión que está siendo sometida a fuertes críticas.

Desde hace un mes, en Bélgica sale el sol cada mañana, algo que no es muy habitual. Los parques están concurridos, en la calle hay cierta actividad a determinadas horas del día y, aunque a las ocho de la tarde mucha gente se asoma para aplaudir, hay bastantes ciudadanos que lo hacen desde la calle. Justo en este momento vuelven a casa tras un agradable paseo por el Parque del Cincuentenario, aprovechando los últimos rayos de sol.

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