Más bicicletas, más cartas, más condones: así está cambiando Alemania con el coronavirus
El coronavirus —con cuatro semanas largas de restricciones a la vida social y la actividad económica— está dejando su impronta en la sociedad alemana. Algunos cambios llegaron para quedarse
La crisis del coronavirus —y las ya cuatro semanas largas con restricciones a la vida social y actividad económica— están dejando su impronta en la sociedad alemana, donde empiezan a emerger cambios de conducta en todos los ámbitos. El uso de bicicletas para evitar el transporte público se ha disparado. Los servicios postales funcionan al máximo de su capacidad y los vendedores de preservativos y juguetes eróticos viven una pequeña edad dorada en medio de los estragos de la pandemia.
El fabricante alemán de preservativos Ritex anunciaba recientemente que sus ventas casi se duplicaron el pasado marzo en comparación con el mismo mes del año anterior, hasta los 12,7 millones de unidades. "Nos alegra que en tiempos de 'social distancing' (distanciamiento social) podamos contribuir a que al menos no haya que renunciar a los momentos íntimos y de pasión", asegura en un comunicado la portavoz de la empresa, Elena Reimer. La empresa subrayó que pese al despegue de la demanda y las dificultades generales para mantener la producción por los cuellos de botella en la cadena de suministro, pueden atender todos los pedidos. De hecho, pese a las recomendaciones profilácticas para evitar la propagación del Sars-CoV2, Ritex ha destacado que mantiene el lema de su campaña "Acércate más".
No es la única empresa del sector que se está beneficiando de la situación. Los proveedores 'online' de juguetes eróticos alemanes Dildoking y Eis han visto asimismo como se elevaban de forma notable sus ventas desde que se instauró el confinamiento, informa el diario 'Financial Times'. El primero —que está vendiendo ahora también mascarillas— asegura que en las últimas cuatro semanas ha vendido un 87% más en términos interanuales (y que la facturación de algunos modelos de "masturbadores" se ha multiplicado por ocho). Eis, por su parte, asegura que el 23 de marzo, el día en que se anunciaron las restricciones, sus ventas rompieron todos los récords de ventas previos. Desde entonces su facturación absoluta se ha doblado.
La pandemia y la preocupación derivada por la incertidumbre generan adrenalina y en muchas ocasiones también dopamina, lo que incrementa "el deseo y la libido", argumentaba para explicar estos datos el sexólogo Axel-Jürg Potempa, en declaraciones al diario 'Berliner Kurier'. En su opinión, dentro de nueve meses, en torno a Navidades, será perceptible un 'baby-boom' en Alemania.
Carriles-bici más amplios
Los cambios, no obstante, no se limitan al interior de los hogares. Algunos son ya visibles en el pavimento de las calles. En algunos distritos de Berlín se han empezado a ensanchar los carriles-bici para adecuarlos al mayor uso de este medio de transporte, al menos durante la pandemia. El uso del coche ha caído de forma notable en la capital —como en otras grandes ciudades—, las frecuencias del transporte público se han reducido —porque las aglomeraciones son puntos de riesgo de contagio— y, animadas por el buen tiempo, las bicicletas han tomado las calles.
Cada vez son más los ciclistas y entre ellos también tienen que poder guardar la distancia de seguridad de al menos 1,5 metros. "La superficie pública puede reconfigurarse de forma temporal sin que esto suponga impedimentos inaceptables y atascos excesivos", indicó en un comunicado el distrito de Kreuzberg, pionero en la iniciativa. Los cambios en la calzada se están haciendo con la cinta adhesiva amarilla que se emplea para los desvíos provisionales por obra. Tras el éxito de un proyecto piloto a finales de marzo, la medida se están extendiendo ya por al menos cuatro distritos de Berlín.
El proyecto, además, cuenta con difundirse por todo el país. Colectivos de 39 ciudades alemanas han remitido escritos a sus respectivas autoridades locales demandando medidas similares en sus calles (y que se limite de forma general la velocidad a 30 kilómetros por hora en todo el casco urbano). Les apoya el grupo ecologista Ayuda Alemana al Medioambiente (DUH), muy reivindicativo y activo en el ámbito legal, que basa su argumentación en un estudio de la Universidad de Harvard recién publicado en el que se relaciona unas mayores tasas de mortalidad del Covid-19 con los puntos con mayores niveles de contaminación atmosférica en más de 3.000 condados de Estados Unidos.
"El coronavirus nos está demostrando que el aire limpio es un activo indispensable. Es muy importante ahora lograr de forma temporal que la gente se pueda desplazar segura en bici. Mejorará la calidad del aire y permitirá el ejercicio al aire libre a la vez que se mantiene la distancia de seguridad y se evitan accidentes innecesarios", aseguró el presidente de la DUH, Jürgen Resch.
Algunos estados federados están promoviendo la bicicleta como medio de transporte que permite el distanciamiento social y dificulta la propagación del nuevo coronavirus en una fase en la que la mayoría de comercios están cerrados y no se permiten grupos de más de dos personas en la calle (a menos de que residan juntas). De hecho, las tiendas de reparación de bicicletas son algunas de las pocas que se han salvado del cierre general en algunos Länder, como Berlín, Sajonia-Anhalt y Mecklemburgo-Antepomerania.
Comercio sin contacto físico
Otro de los cambios más evidentes se está produciendo en los servicios de mensajería y paquetería. Los envíos postales se han disparado por la prevención de la mayoría ante el contacto directo, la aplicación masiva del 'home-office' y el recurso a la venta 'online' de grandes y pequeños negocios ante el parón forzado por motivos sanitarios a la actividad comercial.
El grupo Deutsche Post DHL está estudiando abrir algunas filiales también los domingos para atender a la creciente demanda, equiparable en sus centros logísticos a las "jornadas prenavideñas". Además, de forma generalizada en el sector, se ha introducido la entrega sin contacto, cuando antes lo habitual era tener que firmar un recibí electrónico.
Muchas empresas alemanas se están teniendo que reinventar en esta crisis, que ha puesto en aprietos a miles de negocios y obligado a cerrar temporalmente a sectores enteros. El productor de café Melitta ha empezado a confeccionar mascarillas con las máquinas con las que fabricaba filtros de café. Aspira a alcanzar un volumen de un millón de unidades al día (si cuenta con los materiales necesarios). Bosch ha iniciado la producción unos nuevos test rápidos. Varias cervecerías y el gigante de la cosmética Beiersdorf están fabricando desinfectantes para hospitales y equipos de emergencia. La aerolínea Lufthansa está empezando a traer mascarillas (40 millones de unidades a la semana) en lugar de personas en sus vuelos comerciales desde Shanghái a distintas ciudades alemanas. Y la compañía aérea de bajo coste Eurowings está trasladando a Alemania a recolectores agrícolas de Rumanía para la cosecha del espárrago en vuelos 'charter' para grupos cerrados a los que se hace el test del coronavirus.
La crisis del coronavirus —y las ya cuatro semanas largas con restricciones a la vida social y actividad económica— están dejando su impronta en la sociedad alemana, donde empiezan a emerger cambios de conducta en todos los ámbitos. El uso de bicicletas para evitar el transporte público se ha disparado. Los servicios postales funcionan al máximo de su capacidad y los vendedores de preservativos y juguetes eróticos viven una pequeña edad dorada en medio de los estragos de la pandemia.
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