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Diez días de 'cuarentena' en un barco de rescate y los puertos cerrados por el Covid
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150 rescatados en el Alan Kurdi

Diez días de 'cuarentena' en un barco de rescate y los puertos cerrados por el Covid

Italia y Malta han cerrado sus puertos a los barcos de rescate por la ciris del coronavirus, dejando en el limbo al Alan Kurdi y a 150 rescatados. Ninguno muestra síntomas de Covid-19

Foto: Personas migrantes en el Alan Kurdi (EFE)
Personas migrantes en el Alan Kurdi (EFE)

Este febrero, más de 3.000 personas quedaron retenidas en un crucero en aguas de Japón tras detectar posibles casos de coronavirus entre los pasajeros. Aunque se les obligó a hacer cuarentena, el Diamond Princess pudo atracar en el puerto de Yokohama y cerca de 90 sanitarios japoneses subieron a bordo para atender las necesidades médicas del pasaje y la tripulación. Las comidas y bebidas se continuaron dando hasta que los pasajeros fueron evacuados días después. La situación en el Alan Kurdi no puede ser más distinta: 166 personas, entre rescatados y tripulación, se agolpan en cubierta, pues el barco apenas cuenta con camarotes. Llevan diez días de espera en el Mediterráneo. Italia y Malta han cerrado sus puertos por la crisis del coronavirus, e incluso Alemania, bandera bajo la que navega el barco de rescate de la ONG Sea-Eye, no ha podido ofrecerles solución. Y las condiciones climáticas empeoran con cada día que pasan en alta mar.

"La situación en el barco es muy complicada, el Alan Kurdi es un buque de apenas 38 metros de eslora y 7 de manga. Está concebido para 20 tripulantes. Ahora somos 149 tras una evacuación médica y 17 tripulantes", explica Salva Perelló, marinero español voluntario en el buque, a El Confidencial. "En el barco nuestra única opción es esperar y resistir, navegamos en la zona norte de Sicilia de un lado a otro, en aguas internacionales, esquivando viento, olas y mal tiempo, mientras el combustible nos lo permita" añade.

Foto: Fachada de la embajada de EEUU en Madrid. (EFE)
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Los rescatados llevan con su particular “cuarentena” hacinados en la cubierta del barco ya diez días y las peticiones de que Italia o Malta, las costas seguras más cercanas, permitan su descenso a tierra han sido desoídas.

El pasado 7 de abril, el gobierno italiano publicó un decreto por el que declaraba sus puertos "no seguros" para el desembarco de personas rescatadas del mar "durante el tiempo que dure la emergencia de salud pública nacional". Ese mismo día, el Ministerio de Interior alemán, pabellón bajo el que navega el barco, pidió a las ONG alemanas en el Mediterráneo que suspendieran sus operaciones de rescate.

Pero para entonces, el Alan Kurdi ya había efectuado dos rescates frente a las costas libias, el 6 de abril. Este fin de semana, Malta cerró también sus puertos al barco, afirmando que no podía garantizar los suficientes recursos ni para rescatar a migrantes del mar, ni para ponerlos luego en cuarentena en la isla, ya que sus recursos están todos dedicados a la lucha contra el coronavirus en la isla. El coronavirus ha conseguido lo que intentó el criticado exministro de Interior de la Liga, Matteo Salvini.

"El coronavirus ha cambiado todo"

Es la tercera misión de salvamento de Perelló en el Mediterráneo Central, pero la crisis del coronavirus lo ha cambiado todo. “[El coronavirus] Lo ha cambiado todo radicalmente. Comenzaron por impedir la salida de buques, el reemplazo de tripulaciones, hace un par de días Italia y Malta decretaron sus puertos cerrados a los rescatados por tener ellos problemas de coronavirus. Ayer ya directamente Malta renunció a su obligación inalienable de rescatar a náufragos en su zona asignada de rescate, intentando que los pocos buques comerciales que aún navegan los rescaten”, asevera Perelló.

"[Esta situación] Plantea serias preocupaciones de que los países de la Unión Europea estén utilizando la pandemia de Covid-19 como una excusa para evadir sus responsabilidades según el derecho internacional de responder a los barcos en peligro en el mar, así como coordinar operaciones de rescate y garantizar el desembarco oportuno en un puerto seguro", han denunciado por su parte desde la organización Human Rights Watch.

placeholder Foto de archivo del barco de rescate Alan Kurdi. (Reuters)
Foto de archivo del barco de rescate Alan Kurdi. (Reuters)

El coronavirus y el cierre de puertos y fronteras a barcos privados ha cambiado también el patrón de llegadas de los migrantes a las costas italianas. Según un informe migratorio de la Comisión Europea y el Servicio Exterior de la UE que cubre del 30 de marzo al cinco de abril, tanto Italia como Malta no registraron ninguna llegada de migrantes vía marítima, comparada con las 44 llegadas (todas a Italia) de la semana anterior. Sin embargo, esos datos mínimos son hasta el 5 de abril, y desde entonces se ha vuelto a detectar un aumento de las llegadas.

La noche del 7 al 8 de abril dos botes cargados 124 personas llegaron a la isla italiana de Lampedusa, y la noche del 12 de abril otra embarcación con 77 personas a bordo llegó a Siracusa. El patrón de los traficantes también está cambiando: en lugar de las embarcaciones cochambrosas en las que abandonaban a los migrantes una vez salían de aguas libias, ahora han subido ligeramente la calidad de los botes para que puedan llegar directamente a Italia. Con la desaparición de las ONG de rescate, sin embargo, otros tantos se quedan en el camino, denuncia Perelló: "Los barcos de las ONG representan casi el 40% de los refugiados que llegan a Italia, si no estamos rescatando, gran descenso. Esas son sus matemáticas".

Solos en el mar

El Alan Kurdi es prácticamente el único barco civil de salvamento marítimo que queda en la ruta del Mediterráneo Central. Antes de salir del puerto de Burriana, sus tripulantes tuvieron que cumplir una cuarentena que demostrara que son "un buque libre de coronavirus". Las 150 personas rescatadas el lunes pasado han sido sometidas a chequeos médicos y ninguno ofrece síntomas de coronavirus: tos seca, fiebre alta, cansancio generalizado o anosmia. Tras diez días en el barco y sin mostrar síntomas, desde la propia Sea-Eye dejan caer que parece claro que ninguno de los rescatados es víctima del Covid-19.

Hasta el momento el barco ha recibido en dos ocasiones paquetes de víveres para los pasajeros, no así combustible ni test de diagnóstico de coronavirus. En virtud del cierre de fronteras italianas, ningún barco privado puede tampoco acercarse al Alan Kurdi y ofrecer su ayuda, ya que luego no podría regresar a puerto.

Sin embargo, la tensión sigue aumentando, con el espectro del mal clima cerniéndose sobre un barco atestado. Aunque sigue negándose a dejar desembarcarlos y poner en cuarentena a los rescatados, Italia ha ofrecido la posibilidad de que sean trasladados en alta mar a un barco de la Cruz Roja más grande. Por el momento, siguen navegando. Salva sentencia: "Entre el infierno libio, morir ahogados y vivir en Europa con riesgo del coronavirus, esta tercera opción es la que eligen y hacia la que desean ir".

Este febrero, más de 3.000 personas quedaron retenidas en un crucero en aguas de Japón tras detectar posibles casos de coronavirus entre los pasajeros. Aunque se les obligó a hacer cuarentena, el Diamond Princess pudo atracar en el puerto de Yokohama y cerca de 90 sanitarios japoneses subieron a bordo para atender las necesidades médicas del pasaje y la tripulación. Las comidas y bebidas se continuaron dando hasta que los pasajeros fueron evacuados días después. La situación en el Alan Kurdi no puede ser más distinta: 166 personas, entre rescatados y tripulación, se agolpan en cubierta, pues el barco apenas cuenta con camarotes. Llevan diez días de espera en el Mediterráneo. Italia y Malta han cerrado sus puertos por la crisis del coronavirus, e incluso Alemania, bandera bajo la que navega el barco de rescate de la ONG Sea-Eye, no ha podido ofrecerles solución. Y las condiciones climáticas empeoran con cada día que pasan en alta mar.

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