Y al séptimo día, Boris Johnson vio la luz: impone el confinamiento por el coronavirus
Desde que irrumpió la crisis del coronavirus, Johnson había mantenido profundas reservas ideológicas sobre convertir el Reino Unido en un "Estado policial efectivo"
El plan elaborado por Downing Street recibe el nombre de 'superviviente designado': si Boris Johnson enferma, será Dominic Raab —responsable de Exteriores y primer secretario de Estado— quien tome las riendas del Ejecutivo. Definitivamente, el 'premier' tenía otro guion en la cabeza para celebrar sus 100 días al frente del Gobierno británico. Él, que había salido triunfante de las últimas elecciones generales; él, que siempre se ha creído la reencarnación en versión mejorada de Winston Churchill; él, que quería pasar a los libros de historia como el hombre que sacó al Reino Unido de la UE… Ha visto cómo la pandemia global más importante en tiempos de paz le ha estallado en las manos.
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— Boris Johnson #StayHomeSaveLives (@BorisJohnson) March 23, 2020
Y aunque cada vez que tiene ocasión repite que, pese a todo, Reino Unido se separará a efectos prácticos del bloque a finales de año, se da prácticamente por hecho que el periodo de transición deberá extenderse. El Ejecutivo no puede centrarse ahora en otra cosa que no sea el Covid-19 y no está en condiciones de preparar el país para una salida abrupta sin ningún acuerdo comercial con los Veintisiete. En cualquier caso, ¿realmente hay alguien interesado en estos momentos en el Brexit?
Desde que irrumpió la crisis del coronavirus, Johnson había mantenido profundas reservas ideológicas sobre convertir el Reino Unido en un "Estado policial efectivo", como han ido haciendo países vecinos. Quería mantenerse a toda costa fiel a sus "principios liberales", pero estaba claro que, con el cariz que iba tomando la situación, no tenía otro remedio que sacrificarlos si quería salvar a sus compatriotas de un asesino invisible y tremendamente efectivo como es el coronavirus, que suma 6.726 infectados y 335 muertes en Reino Unido.
Por lo tanto, siete días después de recomendar (sin éxito) a los británicos evitar contacto social, el 'premier' ha impuesto finalmente el confinamiento. Los ciudadanos solo podrán salir para comprar suministros básicos y acudir al trabajo, si resulta imposible hacerlo desde casa. Eso sí, podrán salir una vez al día a realizar ejercicio. Asimismo, se prohíben bodas, bautizos, comuniones y cualquier otra reunión familiar. Pero se seguirá permitiendo celebrar funerales. Se trata de una cuarentena más relajada que la española, pero cuarentena al fin y al cabo.
"Si no seguís las reglas, la policía tendrá poderes para aplicarlas, incluyendo multas y pudiendo dispersar concentraciones de ciudadanos", anunció Johnson el lunes por la noche en un mensaje dirigido a la nación.
"Ningún primer ministro querría tomar este tipo de decisiones —admitía—, pero si muchas personas enferman a la vez, el NHS [Sistema Nacional de Salud Pública] será incapaz de manejar esa situación y morirán más pacientes, no solo por coronavirus sino por otras enfermedades".
El primer ministro tenía poco margen de maniobra. Su propio Gabinete amenazaba con un motín si no se implementaban medidas drásticas más allá de recomendaciones. Las portadas de los últimos días —incluso de rotativos y tabloides pro 'tories'— con miles de personas en parques y playas soleadas se estaban convirtiendo ya en una humillación.
Miles de británicos, en las playas
Mientras el Instituto Nacional para la Excelencia en Salud y Atención Médica (NICE, en inglés) publicaba a primera hora del domingo la guía oficial para médicos de cuidados intensivos, detallando quién debe recibir cuidados críticos si se requiere un racionamiento en los hospitales (como ya está pasando en algunos centros de Londres), en el aparcamiento del parque natural de Snowdonial (Gales) no cabía ni un alma más. Se llegó a registrar el mayor número de visitas en su historia reciente.
Era como si los británicos estuvieran ajenos a la realidad, como si los ansiados rayos de sol de la esperada primavera les hubieran cegado, a pesar de que en el Reino Unido el número de muertes en las dos primeras semanas desde que se registró el primer fallecimiento ha superado la ratio italiana.
El Reino Unido tiene un tamaño de población similar al de Italia, y aunque Italia tiene una mayor proporción de personas mayores de 65 años, la diferencia no es enorme: 18,1% frente al 21,5%. Cierto es que los ancianos británicos tienden ya de por sí a estar más aislados. Sin embargo, la incidencia de obesidad en adultos británicos (un buen marcador de afecciones subyacentes, incluidas las enfermedades cardíacas y la diabetes) es mucho mayor: 27,8% en comparación con el 19,9% de Italia.
Inmunidad colectiva, proteger la economía y si eso significa que algunos jubilados mueren, pues qué pena
En cualquier caso, en Downing Street ha costado dar el paso. A finales de febrero, cuando Dominic Cummings (el todopoderoso asesor del 'premier') describió la estrategia del Gobierno, según 'The Sunday Times', la frase fue: “Inmunidad colectiva, proteger la economía y si eso significa que algunos jubilados mueren, pues qué pena”. El Número 10 ha dicho que la noticia es categóricamente incierta.
Con todo, según el rotativo, a partir del 13 de marzo, el asesor tuvo su particular “conversión” y se convirtió en una de las voces que más enérgicamente insistían en que había que echar el cierre, al menos en Londres, donde los contagios se están extendiendo con más rapidez y las escenas de vagones de metro colapsados inundan los periódicos. El lunes por la noche, el número de muertes en el Reino Unido era ya de 335.
Más de 25.000 muertos
Desde el inicio, el Gobierno dejó que los tiempos los fuera marcando Sir Patrick Vallance, el principal asesor científico de Downing Street. Pero el punto de inflexión llegó el 12 de marzo, cuando el Gabinete tuvo acceso al modelo matemático que más tarde presentaría el Imperial College de Londres: o se cambiaba de estrategia o más de un cuarto de millón de personas iba a morir a causa del coronavirus. En otras palabras, las estimaciones que habían realizado los asesores del Ejecutivo eran equivocadas.
Había voces de expertos que seguían apostando por retrasar las medidas de confinamiento. Pero el lunes, el 'Financial Times' adelantaba otro estudio, esta vez elaborado por la University College London (UCL), la Universidad de Cambridge y el Health Data Research UK. Distintos autores, pero mismas conclusiones: de no tomar medidas más drásticas, la estrategia del Gobierno podría causar entre 35.000 y 70.000 muertes más durante el próximo año.
Ley Coronavirus
Había que pasar a la acción. La Cámara de los Comunes ha aprobado este lunes por la vía rápida la tramitación de la llamada Ley Coronavirus para otorgar al Ejecutivo poderes extraordinarios para poder lidiar con la crisis. Para evitar rebelión interna, los poderes se revisarán cada seis meses y no se aplicarán directamente por dos años, como era el plan inicial. La normativa pasa ahora a la Cámara de los Lores, pero se da por hecha su aprobación esta misma semana debido a la excepcionalidad de las circunstancias.
El Gobierno podrá cerrar fronteras y la policía podrá obligar al confinamiento de las personas sospechosas de tener el virus. Asimismo, se agilizarán los trámites de entierros (en Reino Unido, el velatorio puede durar hasta una semana).
Por otra parte, el Ejército trabajará con los supermercados para asegurarse de que se entreguen alimentos y medicinas a los hogares de cientos de miles de personas vulnerables. Las autoridades ya han comenzado a mandar cartas a 1,5 millones de ciudadanos con riesgo de ser ingresados si son contagiados para que se queden en sus casas durante 12 semanas.
Algunas voces 'tories' han concluido que las decisiones de los últimos días cambiarán aspectos clave de la forma en que funciona el mundo. “El primer debate es sobre la globalización. ¿Trump tiene razón en que necesitamos construir muros más grandes o es Gordon Brown ['expremier' laborista] quien está en lo correcto al decir que ante problemas globales necesitamos soluciones globales?”, asegura uno de ellos a 'The Times'. El segundo debate es sobre el socialismo versus libre mercado. “Gran parte de la economía se socializará después de esto. Me temo que llevará a los nacionalistas y socialistas a ganar, al triunfo del nacionalsocialismo”, matiza otra reflexión.
El plan elaborado por Downing Street recibe el nombre de 'superviviente designado': si Boris Johnson enferma, será Dominic Raab —responsable de Exteriores y primer secretario de Estado— quien tome las riendas del Ejecutivo. Definitivamente, el 'premier' tenía otro guion en la cabeza para celebrar sus 100 días al frente del Gobierno británico. Él, que había salido triunfante de las últimas elecciones generales; él, que siempre se ha creído la reencarnación en versión mejorada de Winston Churchill; él, que quería pasar a los libros de historia como el hombre que sacó al Reino Unido de la UE… Ha visto cómo la pandemia global más importante en tiempos de paz le ha estallado en las manos.