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Sin acuerdo comercial

UK amenaza con romper las negociaciones en junio si la UE no se pliega a sus exigencias

El Gobierno de Boris Johnson no quiere alinearse con las normas comunitarias. Advierte que si no se avanza hacia un acuerdo con la UE estilo Canadá, abandonará la mesa en el 1 de julio

Foto: El primer ministro británico Boris Johnson. (Reuters)
El primer ministro británico Boris Johnson. (Reuters)

Dicen que las segundas partes no son buenas y que las nuevas entregas de las largas sagas no son tan memorables. Pero la nueva temporada del psicodrama Brexit promete. La serie no se estrena hasta el lunes, cuando comenzarán las negociaciones para cerrar (o al menos intentarlo) un nuevo acuerdo comercial entre el Reino Unido y la UE. Sin embargo, el tráiler ya avanza momentos de gran tensión. Y es que hay que reconocer que los últimos fichajes para el papel protagonista son de todo, menos predecibles.

Boris Johnson ha publicado este jueves sus líneas rojas para la nueva fase de negociaciones y básicamente se trata de un auténtico choque frontal con las demandas planteadas el martes por la UE.

Foto: El primer ministro británico, Boris Johnson. (Reuters)

Downing Street no acepta la alineación con la normativa comunitaria ni tampoco el papel del Tribunal de Justicia de la UE (TJUE) como árbitro. Y hay más. Para aquellos que decían que diez meses no son suficientes para cerrar un pacto se lanza el siguiente órdago: no sólo no habrá extensiones de plazos, sino que si para junio no hay avances, Londres se levantará de la mesa sin convenio. En ese caso, la relación entre el Reino Unido y el bloque se regularía tan sólo bajo los parámetros de la Organización Mundial del Comercio. En otras palabras, el Brexit duro que tanto se había intentado evitar.

El Reino Unido salió de facto del bloque el pasado mes de enero, aunque a efectos prácticos seguirá siendo miembro del mercado único y la unión aduanera hasta finales de 2020. Durante este periodo de transición, se deben negociar las futuras relaciones que existirán a partir de ahora entre ambas partes. El acuerdo comercial se lleva todo el protagonismo, pero también hay otras cuestiones claves, como la seguridad.

'No' a las euroórdenes

Y en este sentido, en contra de las advertencias de altos funcionarios, el Gobierno de Johnson ha anunciado que no tiene intención de seguir participando en el sistema de orden de detención europea. En su lugar, plantea acuerdos de extradición por vía rápida, basados en el acuerdo de entrega de la UE con Noruega e Islandia, que entró en vigor en 2019.

El documento de 30 páginas, publicado este jueves, no pilla por sorpresa. Al fin y al cabo, a principios de mes, el primer ministro británico ya avanzó que su objetivo era cerrar un acuerdo de libre comercio inspirado en el modelo canadiense y que si este no fuera posible, apostaría por replicar el australiano.

Foto: La bandera británica, sobre el Big Ben, en Londres. (EFE)

Pero Bruselas recalca que no es realista plantear como referencia el pacto cerrado con Ottawa, que por cierto tardó siete años en negociarse. Primero porque el volumen de comercio con el Reino Unido es diez veces mayor que con Canadá. Y segundo porque la cuestión geográfica también resulta clave.

Para conseguir un acuerdo de "cero aranceles, cero cuotas y cero 'dumping'”, los Veintisiete exigen a Londres igualdad en competencia y una convergencia regulatoria ("level playing field"), con los estándares de la Unión como punto de referencia. Ante todo, lo que se quiere evitar ahora es un Singapur a la orilla del Támesis, es decir, que un país cercano e integrado productivamente juegue a una carrera fiscal o regulatoria a la baja, en otras palabras, hay que evitar competencia desleal.

La UE quiere evitar un 'Singapur a la orilla del Támesis'

Sin embargo, Downing Street no está por la labor. “No aceptaremos ni acordaremos ningún pacto que obligue a nuestras leyes o instituciones alinearse con las de la UE. Nosotros respetamos la soberanía y los tribunales de la UE, por lo que pedimos que se respeten los nuestros”, ha explicado Michael Gove, a efectos prácticos el viceprimer ministro, cuando presentaba el plan ante la Cámara de los Comunes, donde los 'tories' tienen ahora una holgada mayoría absoluta de 80 escaños tras las elecciones generales de diciembre.

Incumple el acuerdo del Brexit

En este sentido, el Reino Unido podría estar ahora incumpliendo la Declaración Política, el texto legalmente no vinculante que acompañaba al Acuerdo de Retirada y donde se esbozaba el marco para cerrar un acuerdo comercial. Sin embargo, desde el anonimato, fuentes gubernamentales aseguran a la prensa local que es la UE quien se ha desviado de lo pactado en octubre. "En la Declaración Política solo hay un párrafo sobre la igualdad de condiciones (“level playing field”) y ahora en la hoja de ruta de Bruselas esto se menciona hasta en 20 ocasiones. Lo han convertido en algo más, algo distinto a lo que acordó en su momento", matizan.

Por otra parte, respecto al sector pesquero, Gove anunció que se demandará un acuerdo específico y subrayó que "no se vinculará el acceso a nuestras aguas para acceder al mercado único". Y este es otra de las cuestiones claves. Aunque la pesca solo representa el 0,1% de la economía británica, es tremendamente simbólica en el mundo Brexit, ya que históricamente, recuperar el control de las aguas siempre fue una de las principales demandas euroescépticas.

En este sentido, lo que la UE plantea es que antes del 1 de julio se alcance un acuerdo para el acceso recíproco de las aguas con el objetivo de que los pescadores comunitarios no sufran ningún daño por el divorcio y puedan seguir faenando en los caladeros británicos, con las mismas condiciones que hasta ahora. Sin embargo, Londres quiere negociar cuotas año a año.

Pero la cosa no queda ahí. Tal y como adelantó el ex Fiscal General del Estado, Dominic Grieve, con una entrevista a El Confidencial, el Gobierno británico no tiene ahora intención de cumplir con el Acuerdo de Retirada (que permitió un divorcio ordenado) porque no está dispuesto a llevar controles en la frontera en el Mar de Irlanda.

Según el Acuerdo de Retirada cerrado el pasado octubre entre Londres y Bruselas, para evitar una frontera dura en la isla de Irlanda que pudiera poner en riesgo la paz en el Ulster, la provincia británica de Irlanda del Norte quedará dentro del territorio aduanero del Reino Unido, pero estará alineada con la UE en productos agrícolas y manufacturados.

Foto: Dominic Grieve. (Reuters)

En este sentido, Johnson accedió a llevar a cabo "controles" en los puertos de entrada norirlandeses, para garantizar la integridad del mercado único. Sin embargo, según el diario británico The Times, el primer ministro habría dado ahora órdenes a su equipo para evitarlo y la nueva Fiscal General del Estado, Suella Braverman, ya está trabajando en una argumentación para defender la legalidad de la medida.

Braverman, que era una de las figuras de más peso del ERG (núcleo duro de los 'tories' euroescépticos) ha sido una de las últimas incorporaciones al Gabinete tras la reciente reestructuración llevada a cabo por Johnson y forma parte también del llamado "XS team". Liderado por el primer ministro, en el equipo responsable de diseñar la estrategia de salida del bloque está también Michael Gove (vice primer ministro), Dominic Raab (Exteriores) y Rishi Sunak (nuevo ministro del Tesoro). En definitiva, todos ellos fervientes euroescépticos.

placeholder Dominic Raab, ministro de Exteriores, en una reunión de Gabinete. (Reuters)
Dominic Raab, ministro de Exteriores, en una reunión de Gabinete. (Reuters)

Atrás quedaron las negociaciones de divorcio lideradas por una débil Theresa May, con un Westminster completamente dividido y un Gobierno asediado por rebeldes. En Downing Street el escenario no puede ser ahora más diferente. El 'premier' cuenta con todo el poder. Controla el Gabinete, la Cámara de los Comunes y los tories euroescépticos. Es más, se rodea ahora de los 'brexiteers' más radicales.

Mientras que en Londres solo hay una única voz soberana, en la UE deben ponerse ahora de acuerdo los intereses de 27 Estados miembros. Un apunte al respecto: la viñeta de The Telegraph ilustraba esta semana la difícil tarea que tiene ahora Michel Barnier (el negociador de la UE), y ante el "queso italiano", "los viñedos franceses" o "los coches alemanes", el rotativo destacaba el "separatismo español".

En efecto, el escenario actual en Westminster es más estable que el del bloque, donde Marine Le Pen avanza en Francia, Angela Merkel acaba de sufrir su peor resultado en las elecciones de Hamburgo y Leo Varadkar acaba de renunciar como primer ministro Irlandés tras el triunfo histórico del Sinn Féin, el brazo político del ya desaparecido IRA.

Por lo que es comprensible que ahora Londres venga pisando fuerte. Será cuestión de tiempo, comprobar si va en serio o lo suyo solo es un farol. Con el divorcio acabó aceptando en el último momento un pacto. Pese a todo, el propósito del Brexit siempre fue el de recuperar el control. Por lo tanto, ya sea suave o duro, hay que ir haciéndose a la idea de que a partir del próximo año habrá divorcio. Y en esta ocasión, no hay vuelta atrás

Dicen que las segundas partes no son buenas y que las nuevas entregas de las largas sagas no son tan memorables. Pero la nueva temporada del psicodrama Brexit promete. La serie no se estrena hasta el lunes, cuando comenzarán las negociaciones para cerrar (o al menos intentarlo) un nuevo acuerdo comercial entre el Reino Unido y la UE. Sin embargo, el tráiler ya avanza momentos de gran tensión. Y es que hay que reconocer que los últimos fichajes para el papel protagonista son de todo, menos predecibles.

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