Alemania pide más maquinistas españoles: "Ojo, son tres exámenes técnicos en alemán"
Deustche Bahn sigue buscando en España conductores de tren, pero los de la primera generación advierten de que hay que sudar para ganarse la plaza
Seguro que recuerda la historia: déjelo todo para ser maquinista de tren en Alemania, con un contrato indefinido y un salario de 3.000 euros. La noticia corrió por todos los medios de comunicación y, en tan solo unos días, Deustche Bahn, la principal ferroviaria alemana, se encontró con 11.000 solicitudes para cubrir 30 puestos, todas procedentes de España. "No esperábamos que se apuntase tanta gente. Aquello fue una locura, así que para la siguiente hornada priorizamos los perfiles que supieran algo de alemán", dice María Urreiztieta, de Transfesa, una filial española de DB. "Y eso que prescindimos de los candidatos de menos de 21 años, porque los maquinistas tienen mucha responsabilidad".
Desde Transfesa consiguieron que DB pagase el curso de formación, que cuesta 20.000 euros, y una mensualidad de 2.300 para vivir mientras completan el curso. "Y hay que incluir un plan de pensiones, viajes gratis en tren y un par de billetes de avión a España", dice Urreiztieta, "pero es que de otro modo no vendrían: si tienen que pagar el curso, se quedarían en España". La empresa alemana está tan contenta con el programa que adelanta que habrá una nueva convocatoria en pocas semanas: "Deustche Bahn necesita muchos maquinistas, así que nuestra idea es que se haga anualmente. Así que, si hay alguien que me lea y esté interesado, que se vaya apuntando a un intensivo de alemán, porque lo valoraremos mucho", dice.
Estoy sufriendo un poco, la verdad, porque no entiendo a los profesores
DB ofrece unas condiciones impensables en España, pero no es tan sencillo como superar un 'casting' y ponerse a ganar dinero. Los 29 españoles de la primera oleada acaban de llegar a Alemania y han sido repartidos en varias ciudades, dependiendo de las necesidades de personal en DB. Es la parte final de un proceso que comenzó hace un año, con dos entrevistas, un curso intensivo de alemán y otro de formación ferroviaria en España. Aún les queda lo más difícil.
"Estamos divididos en residencias, cada uno tiene su habitación. Yo he tenido suerte, porque la mía tiene baño con ducha, pero otros compañeros no tienen", dice María Reyes García, destinada en Stuttgart. "¿La ciudad? No me da tiempo a verla, estamos todo el día estudiando. Ojo, que antes de ponerse a trabajar hay que aprobar tres exámenes técnicos".
Todo el día estudiando
Los estudiantes reciben en torno a 7 horas diarias de clase y pasan el resto del día preparándose para los exámenes. Son tres: el primero, que equivaldría a la licencia de conductor, están a punto de hacerlo. Después vendrá otro, más orientado a la regulación, y por último un tercero, que tiene una parte teórica y otra práctica. En la teórica entra todo el temario. Mientras, irán realizando controles intermedios.
El programa es tan compacto, para acabarlo en nueve meses, que suspender un examen trastoca toda la planificación. El estudiante tiene que seguir adelante con el temario en clase al tiempo que en casa estudia el próximo examen y el que suspendió. Tienen tres convocatorias por cada examen y un total de 12 meses para obtener la licencia. Si no lo consiguen, se tienen que volver a España.
Para García, de 55 años, no está siendo una experiencia fácil: "Tuve que dejar la casa en la que había vivido los últimos 20 años, ahora si vuelvo no tengo nada", dice. "Estoy sufriendo un poco, la verdad, porque el nivel de alemán que adquirimos en España no me da para entender a los profesores", lamenta.
Todos los alumnos españoles están agobiados estos días ante la proximidad del primer examen: "Es un temario y una prueba bastante complicados. Ten en cuenta que estos estudios equivalen a un grado superior en España, aquí se hacen en tres años", dice. Ante el examen, temor: "Es un test de 60 preguntas que contiene preguntas abiertas en las que hay que redactar una respuesta argumentada. Si no eres capaz de hacerlo, no siguen corrigiéndote el examen. Nos van a examinar en las mismas condiciones que a cualquier alemán".
No me importa estudiar, pero hacerlo en un idioma distinto lo cambia todo
El sevillano Fernando López, desde la base española en Colonia, está algo menos apurado. Vivió hace varios años en Hamburgo y entiende a los alemanes. Pasa las semanas estudiando 10 horas diarias; al principio tenía que incorporar traducciones al español en cada página del temario, pero poco a poco va estudiando a pelo: "Sé que el examen es difícil, y a mí no me molesta estudiar, pero hacerlo en un idioma que no controlas lo cambia todo, avanzas muy despacio", dice. "En España estudié varias FP y no conseguía trabajo, así que, si todo va bien, me quedaré en Alemania muchos años".
"Afortunadamente, hay aquí otro sevillano que es bilingüe. De él estoy aprendiendo un montón", dice López. Se refiere a Jon Madina, también en Colonia, un técnico de sonido que se crio en Alemania. Madina se ahorró el intensivo de alemán y lleva meses de ventaja al resto de los españoles. Ha aprobado los dos primeros exámenes y está a expensas de llegar al final. "Pero antes tengo exámenes menores que también son complicados, como uno del sistema de frenado y los protocolos de emergencia que tengo en pocos días", dice.
Echando la mirada atrás, Madina adelanta los ocho meses de formación que le quedan al resto de españoles: "El primer examen, el que están estudiando ahora, es el más fácil. El segundo es peor y en el último entra todo. La verdad es que no me lo esperaba tan complicado, pero el trabajo merece la pena", zanja.
Seguro que recuerda la historia: déjelo todo para ser maquinista de tren en Alemania, con un contrato indefinido y un salario de 3.000 euros. La noticia corrió por todos los medios de comunicación y, en tan solo unos días, Deustche Bahn, la principal ferroviaria alemana, se encontró con 11.000 solicitudes para cubrir 30 puestos, todas procedentes de España. "No esperábamos que se apuntase tanta gente. Aquello fue una locura, así que para la siguiente hornada priorizamos los perfiles que supieran algo de alemán", dice María Urreiztieta, de Transfesa, una filial española de DB. "Y eso que prescindimos de los candidatos de menos de 21 años, porque los maquinistas tienen mucha responsabilidad".