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Una anti Thatcher radical o un moderado pro UE: ¿quién podrá rescatar al laborismo?
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Una anti Thatcher radical o un moderado pro UE: ¿quién podrá rescatar al laborismo?

La carrera ahora está entre dos caballos: Starmer, el "moderado", y Long Bailey, la "aspirante continuista", grandísima defensora de Corbyn: "Como líder le pongo un 10 de 10"

Foto: Rebecca Long-Bailey junto a Jeremy Corbyn en 2018. (EFE)
Rebecca Long-Bailey junto a Jeremy Corbyn en 2018. (EFE)

"En 1979, el año en que nací, la victoria electoral de Thatcher precipitó un ataque contra nuestras comunidades de clase trabajadora, separando los lazos que nos mantenían unidos y las instituciones que nos enorgullecían. Crecí viendo a los amigos de mi padre perder sus trabajos. Los muelles petroleros de Shell (…) se cerraron y mi familia se vio obligada a mudarse", relata Rebecca Long Bailey. Para muchos es todavía una gran desconocida pero, en una carrera meteórica que despierta a partes iguales halagos y recelos, tiene ahora muchas papeletas para convertirse en la primera mujer en ponerse al frente del Partido Laborista desde su fundación en 1900. El próximo 4 de abril podría convertirse en la sucesora del vituperado Jeremy Corbyn, si logra imponerse en las urnas a su principal rival, Keir Starmer.

Su círculo más cercano siempre ha dicho que la mejor manera de entenderla es conociendo su infancia en pleno auge de la era de la Dama de Hierro. Lo cierto es que la abogada no se metió en política hasta 2015, cuando se convirtió por primera vez en diputada, representando al distrito Salford and Eccles, uno de los bastiones laboristas del norte de Inglaterra.

Después de que Jeremy Corbyn -defensor de las nacionalizaciones y Hugo Chávez- cosechara el pasado mes de diciembre los peores resultados desde 1935 -perdiendo hasta 24 circunscripciones del conocido como "Muro Rojo", donde el electorado había apostado por los laboristas desde la II Guerra Mundial- la formación se enfrenta ahora a un "periodo de reflexión" que se materializa en primarias.

Foto: Jeremy Corbyn, la noche de la derrota. (Reuters)

Desde hace tiempo, en los pasillos de Westminster se viene escuchando que el nuevo líder será una mujer. A sus 40 años, Long Bailey -euroescéptica y gran protegida del influyente portavoz de Finanzas, John McDonnell- ha acaparado gran protagonismo. Aunque precisamente, el hecho de que cuente ahora con el respaldo de la actual cúpula y el ala de la izquierda más radical es lo que podría volverse contra ella cual boomerang, ya que un sector importante de filas y bases demandan ahora un cambio de rumbo.

En este sentido, es sumamente relevante el hecho de que Unison -el mayor sindicato del Reino Unido y uno de los grandes apoyos que tuvo Corbyn para convertirse en líder en 2015- haya apostado ahora por Keir Starmer (57 años), el actual portavoz del Brexit de la oposición.

Europeísta (si es que sirve ya de algo el apunte en la política británica) y mucho más moderado, el diputado por el distrito londinense de Holborn and St Pancras desde 2015 supone la mayor amenaza para la que muchos ven como la favorita, que se da por hecho contará con el respaldo de Unite, el segundo sindicato más importante del país.

placeholder El principal rival de Long Bailey, Keir Starmer. (Reuters)
El principal rival de Long Bailey, Keir Starmer. (Reuters)

Starmer guarda grandes enemistades dentro de la formación por defender un nuevo referéndum sobre la permanencia en el bloque, promesa que provocó en las últimas generales la gran estampida de la clase obrera en los que hasta ese momento habían sido los principales bastiones. Asimismo, muchos creen que es un "Blairista" encubierto. Casado y padre de dos hijos, en 2014 le nombraron "Sir" por sus labores como abogado. Aunque prefiere que le llamen directamente por su nombre.

En cualquier caso, tras conseguir el apoyo de Unison y de más de 22 diputados tiene prácticamente garantizado pasar a la última fase de las primarias. Aparte de afiliados, todo aquel miembro del público que quiera votar podrá hacerlo registrándose en el plazo de 48 horas que se presentará la próxima semana y pagando 26 libras. En 2015, cuando Corbyn salió victorioso, pudo votar todo aquel que pagó tan solo 3 libras. El registro estuvo entonces abierto durante casi tres meses.

En definitiva, la carrera ahora está entre dos caballos: Starmer, el "moderado", y Long Bailey, la "aspirante continuista". Por más que la abogada -casada y madre de un niño- quiera quitarse ese título, sus acciones la delatan. Y ya no solo porque a día de hoy siga siendo la grandísima defensora de Corbyn –"como líder le pongo un 10 de 10", ha dicho en una de sus últimas intervenciones-, sino porque para anunciar su candidatura, en vez de The Guardian o Daily Mirror, como viene siendo habitual en estos casos, decidió publicar un artículo en Tribune, la veterana revista socialista fundada en 1937, en la que por cierto George Orwell trabajó como editor literario entre 1943 y 1945.

Necesitamos un socialista orgulloso para liderar el Partido Laborista

"Necesitamos un socialista orgulloso para liderar el Partido Laborista, impulsado por sus principios y una determinación inquebrantable de ver el socialismo democrático en nuestra vida", asegura en un texto donde no hace ninguna mención ni al Brexit ni los problemas de antisemitismo, los dos grandes talones de Aquiles que viene arrastrando desde hace tiempo la formación.

Lo cierto es que la abogada no se afilió al partido hasta poco antes de presentarse a las elecciones de 2015. Por lo que si finalmente ganara las primarias el próximo 4 de abril, lo haría siendo la diputada con menos tiempo de afiliación desde Keir Hardie, quien cofundó el partido en 1900 y se convirtió en líder seis años más tarde.

Candidata "de continuidad"

En cualquier caso, a pesar de ser "la candidata de continuidad", Long Bailey es un perfil de política muy diferente al de Corbyn. Este último, de 70 años, hijo de profesionales de clase media, se unió al laborismo en su adolescencia y se convirtió en líder después de medio siglo en el partido y 32 años como diputado rebelde, a menudo defendiendo causas locales.

Por su parte, Long Bailey es hija de padres irlandeses y tuvo una educación convencional de la clase trabajadora. Su madre, Una, miembro laborista de toda la vida (que llegó a presentarse a elecciones locales de 2011 donde perdió ante los 'tories'), era empleada en una tienda. Su padre, Jimmy, representante sindical, trabajaba en los muelles.

placeholder Rebecca Long-Bailey en la conferencia laborista de 2019. (Reuters)
Rebecca Long-Bailey en la conferencia laborista de 2019. (Reuters)

"Vi a mis padres luchar con la deuda, sin saber de una semana a la siguiente si llegarían a fin de mes. Vi a mis padres, ambos irlandeses, experimentar un racismo terrible", ha relatado en alguna ocasión.

En la década de los 80, Manchester, lugar de nacimiento de una revolución industrial, se había convertido en víctima de otra. Los nuevos buques portacontenedores no pudieron navegar por el canal, lo que provocó el cierre de los muelles con miles de pérdidas de empleos.

De la barra del bar a Westminster

La familia de Long Bailey se acabó mudando a Ellesmere Port, en Cheshire, donde ella creció y se educó en una escuela católica, como la mayoría de los hijos de irlandeses. A los 16 años, comenzó a trabajar en una casa de empeños donde, según explica, fue testigo de la injusticia. La joven conocida como “Becky Long” también trabajó en una fábrica de sofás, una oficina de correos y un bar.

Lo que no aparece ahora por su currículum es su paso por la oficina encargada de comunicar por teléfono a los inquilinos que podía ser elegibles para la emblemática política de propiedad de vivienda de Thatcher de "Derecho a compra".

Durante toda su juventud, Long Bailey se mantuvo al margen del movimiento laborista. Estudió Política y Sociología en la Universidad Metropolitana de Manchester antes de convertirse en abogada, especializándose en propiedad comercial y contratos del NHS (Sistema Nacional de Salud). Más tarde dijo que el mundo legal le dio una nueva visión de la privatización del NHS y la inspiró a entrar en la política.

Foto: Dos manifestantes contra la supuesta privatización del NHS, con caretas de Donald Trump y Boris Johnson. (Reuters)

No fue hasta 2014 cuando solicitó la ayuda de Unite, el poderoso sindicato, para conseguir postularse como candidata a las elecciones de 2015. Ese mismo año, se convirtió en uno de los 36 parlamentarios laboristas en nominar a Corbyn como candidato a líder.

La decisión tuvo su recompensa porque fue incluida en el conocido como "Gabinete en la sombra" (Equipo de Gobierno de la Oposición), lo que marcó el pistoletazo de salida a una carrera meteórica.

Sus aliados aseguran que es "diligente, brillante e imaginativa". Sus detractores sostienen que es buena planteando el "panorama general", pero débil a la hora de especificar los detalles. A pesar de su talento político, la pregunta clave ahora es si, más allá del sindicato Unite y los representantes de la izquierda radical, la abogada conseguirá el respaldo de las filas. Rara vez se la ve en los salones de té de la Cámara de los Comunes y no son pocos los que la tachan de "bastante tímida", algo que a veces le hace pasar por arrogante. ¿Estamos ante una nueva Theresa May?

Crisis de identidad laborista

Con la actual crisis de identidad que atraviesa la formación, el laborismo se juega mucho en estas primarias y tiene ahora la difícil tarea de recuperar a los votantes que, bien por el Brexit o por su postura de izquierda más radical, les han ido abandonando en los últimos años.

En cualquier caso, parece que a la formación le podría quedar aún un tiempo largo en la oposición porque tras cosechar una aplastante mayoría absoluta en diciembre, la nueva era del premier Boris Johnson no tiene pinta de finalizar en 2024, cuando están previstas los próximos comicios.

Los laboristas ya estuvieron 18 años fuera de Downing Street hasta que Tony Blair se hizo con el poder en 1997, triunfando con el centro izquierda que se alargó hasta la llegada de David Cameron en 2010.

"En 1979, el año en que nací, la victoria electoral de Thatcher precipitó un ataque contra nuestras comunidades de clase trabajadora, separando los lazos que nos mantenían unidos y las instituciones que nos enorgullecían. Crecí viendo a los amigos de mi padre perder sus trabajos. Los muelles petroleros de Shell (…) se cerraron y mi familia se vio obligada a mudarse", relata Rebecca Long Bailey. Para muchos es todavía una gran desconocida pero, en una carrera meteórica que despierta a partes iguales halagos y recelos, tiene ahora muchas papeletas para convertirse en la primera mujer en ponerse al frente del Partido Laborista desde su fundación en 1900. El próximo 4 de abril podría convertirse en la sucesora del vituperado Jeremy Corbyn, si logra imponerse en las urnas a su principal rival, Keir Starmer.

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