La victoria de los nacionalistas en Escocia aviva las esperanzas de un nuevo referéndum
Los nacionalistas escoceses se hacen con 48 de los 59 escaños de la región y prometen poner sobre la mesa la opción de un segundo referéndum de independencia
Cuando se publicaron los resultados de la macroencuesta a pie de urna de las elecciones del 12 de diciembre, que daban a los nacionalistas escoceses la friolera de 55 escaños de las 59 circunscripciones en juego en la región, Nicola Sturgeon, la líder del Partido Nacionalista Escocés (SNP, por sus siglas en inglés) no debía saber si reír o llorar. Por un lado, la aplastante victoria del conservador Boris Johnson, con mayoría absoluta en Westminster, hace ya tangible la consumación de un Brexit el próximo 31 de enero. Por otro, la victoria de los nacionalistas daba una nueva oportunidad a lo que ha sido su promesa de campaña: un nuevo referéndum sobre la independencia de Escocia del Reino Unido.
Finalmente, las encuestas pecaron de optimistas y los del SNP han obtenido 48 escaños de los 59 posibles, trece más que en 2017 (35), pero la llama ya estaba prendida. "El panorama en el conjunto del Reino Unido es sombrío", tuiteó la líder escocesa al principio de la noche, pero "el hecho de que vaya a haber un gobierno de mayoría conservadora subraya la importancia de que Escocia tenga una opción diferente. [Estos resultados] Mandan un mensaje claro de que la demanda de un nuevo plebiscito ha recibido un nuevo, renovado y reforzado mandato".
Con los resultados finales sobre la mesa, Sturgeon ya ha avanzado que enviará en las próximas semanas una carta al reelegido 'premier' Boris Johnson para solicitar formalmente la convocatoria de un nuevo plebiscito, que tiene que ser organizado con el beneplácito del Gobierno central. Sturgeon ha avanzado que "la semana que viene" el Gobierno escocés publicará "una propuesta detallada y democrática" para solicitar al Ejecutivo la convocatoria de un nuevo plebiscito y agregó que Boris Johnson "no tiene derecho a interponerse en el camino" de esta consulta.
Boris Johnson ya ha dejado claro en anteriores ocasiones durante la campaña que no permitirá la celebración de un nuevo referéndum sobre la independencia de Escocia del Reino Unido, una cuestión que en su opinión quedó "zanjada" tras la consulta de 2015, cuando el 55% de los electores escoceses eligieron permanecer en el Reino Unido. Sin embargo, la inminente consumación de un Brexit el próximo 31 de enero, que dejaría a Escocia especialmente vulnerable, así como el amplio espíritu 'remain' en la Unión Europea de región ha cambiado el prisma de muchos que votaron por la permanencia en Reino Unido. "Escocia ha mandado un mensaje muy claro. No queremos un gobierno de Boris Johnson, y no queremos abandonar la UE".
Agrio enfrentamiento en Westminster
No será suficiente, y se espera un agrio enfrentamiento en los próximos cinco años entre el Gobierno de Johnson y los representantes escoceses en Westmisnter. El ministro conservador Michael Gove ha declarado este mismo jueves que un nuevo referéndum de independencia para Escocia dañaría tanto Escocia como el Reino Unido, a pesar de este resultado.
De su parte los del SNP tienen también el porcentaje de voto, pues se han hecho con algo más del 45% de los electores, 8 puntos más que en 2017. Según los primeros datos publicados, la participación en los distritos tradicionales del SNP ha sido bastante alta y por encima de elecciones anteriores. No es, sin embargo, su mejor resultado, pues en 2015, poco antes del primer referéndum de independencia y con los del SNP en la cresta de la ola, obtuvieron 56 escaños y todo parecía posible. Tras la derrota en el plebiscito, el SNP cayó como una piedra hasta los 35 escaños.
En estas elecciones, los 'amarillos' del SNP han sido los únicos victoriosos de la noche electoral escocesa. Tras la dimisión de la popular y carismática candidata 'tory' en la región, Ruth Davidson, por las políticas radicales de Boris Johnson con respecto al Brexit, el partido conservador quedó sin un liderazgo fuerte que pudiera plantar cara a la candidata del SNP. Sturgeon podía respirar tranquila.
Los resultados de los 'tories' en Escocia no podían estar más alejados de la tónica general de alegría en el resto del país: con los 59 distritos ya escrutados, los conservadores pierden 7 escaños, quedándose con solo 6 distritos. La debacle, aunque más esperada, también ha sido laborista, que se quedan con apenas un diputado de los siete que obtuvo en 2017.
En cuanto a los liberaldemócratas, mantuvieron sus 4 escaños, pero con una pérdida emocional devastadora: la líder del partido liberal, la joven Jo Swinson, ha pedido su propia circunscripción a favor de los del SNP por apenas 149 votos. Swinson, que no ha logrado aunar los apoyos de los 'remainers' y que incluso ha perdido un escaño frente a los que obtuvo la formación en 2017, ha presentado su dimisión.
"No pretendo decir que cada una de las personas que votaron ayer al SNP necesariamente apoyen la independencia, pero ha habido un fuerte apoyo en estas elecciones de la idea de Escocia teniendo opción de elegir sobre nuestro futuro, o no tener que soportar un gobierno conservador que no hemos votado y no aceptar vivir una vida de una nación fuera de la UE", ha declarado Sturgeon.
Cuando se publicaron los resultados de la macroencuesta a pie de urna de las elecciones del 12 de diciembre, que daban a los nacionalistas escoceses la friolera de 55 escaños de las 59 circunscripciones en juego en la región, Nicola Sturgeon, la líder del Partido Nacionalista Escocés (SNP, por sus siglas en inglés) no debía saber si reír o llorar. Por un lado, la aplastante victoria del conservador Boris Johnson, con mayoría absoluta en Westminster, hace ya tangible la consumación de un Brexit el próximo 31 de enero. Por otro, la victoria de los nacionalistas daba una nueva oportunidad a lo que ha sido su promesa de campaña: un nuevo referéndum sobre la independencia de Escocia del Reino Unido.