Órdago final de Johnson: o salvaguarda irlandesa hasta 2025 o Brexit sin acuerdo

"No queremos un Brexit sin acuerdo, pero si ese fuera finalmente el resultado, estamos preparados", ha asegurado este miércoles el 'premier' británico, Boris Johnson, resumiendo así cuáles son sus intenciones para el 31 de octubre. El excéntrico político ha clausurado en Mánchester su primer congreso del Partido Conservador como inquilino de Downing Street con un discurso donde se ha presentado como líder de "una formación que no es antieuropea" y como primer ministro de un país que "ama a Europa".

"Somos europeos, amamos a Europa", ha señalado ante unos fieles entregados. "Pero después de 45 años de dramáticos cambios constitucionales, tenemos que tener una nueva relación con la UE", ha aseverado.

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El 'premier' presentará esta tarde a Bruselas su esperada propuesta para un acuerdo de retirada. La salvaguarda para evitar frontera dura en la isla de Irlanda siempre ha sido el principal escollo en las negociaciones del Brexit. Y lo que ahora plantea el líder 'tory' es sacar a todo el Reino Unido de la unión aduanera, pero dejar la provincia británica de Irlanda del Norte alineada con el mercado único —eso sí, tan solo en cuanto a agricultura, alimentación y productos manufacturados— al menos hasta 2025, según ha adelantado en exclusiva el diario 'The Telegraph'.

Tras esta fecha, la Asamblea de Belfast podrá elegir si quiere seguir alineada con regulación comunitaria o prefiere asumir la normativa del resto del Reino Unido que, para entonces, según el sueño euroescéptico, tendrá suculentos acuerdos comerciales con terceros países, incluido Estados Unidos. "Bajo ninguna circunstancia permitiremos controles en la frontera o cerca de la frontera de Irlanda del Norte", ha afirmado Johnson, categórico.

Arlene Foster, líder de los norirlandeses del DUP, de cuyo apoyo depende el Gobierno, ya ha dicho que respalda la idea. Los norirlandeses siempre habían querido que la polémica salvaguarda para evitar la frontera dura con la República de Irlanda fuera solo por un tiempo limitado.

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Pero lo cierto es que el plan de Johnson plantea diferentes obstáculos y él es consciente de todos ellos. Por una parte, se antoja complicado que los Veintisiete vayan ahora a aceptar que Irlanda del Norte solo acepte regulación comunitaria en materias específicas. Si uno quiere beneficiarse de las ventajas, tiene que cumplir con todas las obligaciones. El Gobierno irlandés ya ha calificado el planteamiento como "inaceptable".

Por otra parte, los escoceses del SNP de Nicola Sturgeon no van a tardar en pedir un nuevo referéndum de independencia al ver cómo Belfast queda con un estatus especial que a Edimburgo siempre se le ha negado.

Por su parte, el Partido Laborista ha considerado que el plan de Johnson no es "creíble ni viable". "Se trata de un intento cínico para forzar un Brexit sin acuerdo", afirmó en un comunicado John McDonnell, el portavoz de Economía laborista.

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En definitiva, Downing Street baraja que Bruselas rechace ahora su oferta. Pero formaría parte de la estrategia: nosotros lo intentamos, pero vosotros no quisisteis tener un acuerdo por lo que nos vamos, ahora sí, dando un portazo.

En cualquier caso, si se alinearan los astros y la UE diera su beneplácito, todavía quedaría el obstáculo más complicado: la ratificación del texto en Westminster, donde el ambiente es de lo más hostil desde que el 'premier' derogara el Parlamento, una decisión declarada por el Tribunal Supremo como "ilegal".

"Estamos preparados"

La llamada Ley Benn obliga ahora a Johnson a pedir una nueva prórroga hasta el 31 de enero de 2020 si no consigue aprobar un pacto para el 19 de octubre. Pero el Gobierno estudia triquiñuelas legales para sortear la normativa.

Según se escucha por los pasillos del centro de convenciones de Mánchester, Dominic Cummings, el cerebro de la campaña euroescéptica convertido ahora en el hombre que realmente maneja los hilos en Downing Street, habría dicho a los suyos que se "preparen para pasar el fin de mes de nuevo en los tribunales".

"Hay determinadas fuerzas en este país que no quieren cumplir con el Brexit", subrayó Johnson en su intervención, en clara referencia a los diputados de la oposición. "Pero no vamos a pedir más prórrogas innecesarias y costosas", añadió.

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Según el 'premier', “lo que la gente quiere, lo que quieren los partidarios de la salida y también los de la permanencia, lo que quiere el mundo, es que avancemos”, por lo que está decidido a sacar al Reino Unido del bloque el 31 de octubre con o sin pacto.

Durante su esperado discurso, se vio a un Boris en estado puro. Con su oratoria rimbombante, sus críticas y ridiculización al líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, y sus promesas de llevar a cabo la mayor inversión para el Sistema Nacional de Salud Pública británico (NHS) "de toda una generación". "Somos el partido del NHS, somos el partido del dinámico mercado libre del capitalismo", recalcó ante una audiencia completamente entregada.

"Queremos un sistema al estilo australiano para la inmigración. Corbyn ha dicho que ni siquiera cree en el control de la inmigración. Si se permite que Jeremy Corbyn llegue a Downing Street, subirá vuestros impuestos, hundirá la economía y acabará con la alianza entre Gran Bretaña y Estados Unidos. Y dividiría el Reino Unido. No podemos permitir que eso suceda", ha dicho el 'premier'.

Nadie sabe con certeza qué es lo va a pasar realmente con el Brexit. Pero Johnson ha saboreado cada minuto de gloria de un congreso donde los 'groupies' le han tratado como a un auténtico 'rockstar' euroescéptico. El excéntrico político cumplió finalmente su sueño de dirigirse a los suyos como inquilino de Downing Street y ahora está dispuesto a todo para mantenerse en el poder.