Prohibido llevar la comida de casa a los colegios italianos

Llevar la comida al colegio en Italia ya no será posible tras una decisión del Tribunal Supremo del país transalpino, que da la razón al ayuntamiento de Turín.

Según la sentencia, llevar la comida desde casa y consumirla en el horario de la comida y en los locales escolares no es un “derecho subjetivo perfecto e incondicional”, una decisión que crea jurisprudencia en la justicia italiana.

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¿Quién decide lo que comen nuestros hijos en el colegio?

Sandra Sánchez

Todo comenzó en 2013, cuando se creó una plataforma que defendía el derecho de las familias a que sus hijos se llevaran de casa la comida a los colegios de enseñanza elemental y media.

Caros y poco saludables

Entre los argumentos que defendían las familias impulsoras de esta plataforma estaba el alto precio de los menús escolares, que podían alcanzar los 7 euros, y a la calidad alimentaria y el higiene de los alimentos que se servían en los comedores.

El alto tribunal alude a los principios de igualdad y de no discriminación en base a las condiciones económicas

Tras una dura batalla legal, en la que se han visto envueltos padres, ayuntamiento de Turín y ministerio de Educación, con sentencias a favor y en contra de permitir llevar comida al colegio, finalmente la máxima autoridad judicial italiana ha decidido regresar al principio de la historia y prohibir que los alumnos lleven sus alimentos desde casa.

La sentencia afirma que llevar la comida desde casa supone “una posible violación de los principios de igualdad y de no discriminación en base a las condiciones económicas”, al mismo tiempo que asegura que “reduce los riesgos higiénico-sanitarios de una comida individual y no controlada”.

Los padres han reaccionado de forma airada ante la decisión del tribunal e, incluso, algunos lo consideran un “acto de violencia”, como es el caso de Lorenza, una madre de dos niños que, en declaraciones recogidas por la BBC, señalaba que se gasta unos 2.000 euros en el comedor de sus hijos.

¿Fin de la batalla judicial?

“Mi hija mayor no está contenta porque la calidad de los alimentos no justificaba su precio. Además, también se quejaba de que los cubiertos estaban sucios, de que los vasos no estaban particularmente limpios, o que había pelos en los platos", afirmaba.