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Trampa mortal en la frontera entre España y Marruecos: "Es un pasillo de Guantánamo"
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al menos 9 porteadoras muertas desde 2017

Trampa mortal en la frontera entre España y Marruecos: "Es un pasillo de Guantánamo"

Avalanchas, asfixias, golpes y empujones. Así es el día a día de las mujeres porteadoras

Foto: Una porteadora en Melilla. (EFE)
Una porteadora en Melilla. (EFE)

"84 porteadoras heridas y 2 fallecidas, balance de un año de porteo". Este fue el sumario que presentaron este mes las autoridades marroquíes sobre la crisis en los cruces de frontera con España. No son las únicas. Al menos nueve mujeres han muerto desde que se abrió el nuevo paso fronterizo Tarajal II en febrero de 2017, aunque solo los episodios más dramáticos llegan a los titulares y los informes oficiales. Son el peaje invisible del boyante comercio bilateral.

Avalanchas, asfixias, golpes y empujones. Así es el día a día de las mujeres porteadoras. Algunas fallecieron en los tumultos que se forman cuando vuelven a Marruecos cargadas con fardos que recogieron en España. Otras, en aglomeraciones cuando esperaban a cruzar, con las manos vacías, en lado marroquí. La última se produjo hace tan solo unas semanas debido a un infarto mientras esperaba la cola para hacer el porteo.

Foto: El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, durante la visita que realizó en febrero al puesto fronterizo de El Tarajal y el perímetro fronterizo de Ceuta (EFE).

Asociaciones y expertos que trabajan sobre el terreno para denunciar la vulneración de los derechos de las porteadoras cifran en al menos nueve las muertes en apenas tres años, pero advierten que el número podría ser muy superior.

“Solo se cuentan las muertes que se han producido allí mismo en el paso fronterizo, durante el ejercicio de la actividad”, explica a El Confidencial Cristina Fuentes, voluntaria de la APDHA (Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía).

Avalanchas, asfixias, golpes y empujones. Así es el día a día de las mujeres porteadoras

"Pero hay otras muchas que se han producido a posteriori, por consecuencias directamente relacionadas con el porteo: estrés, incertidumbre, horas y horas en la fila sin dormir, golpes en aglomeraciones y avalanchas, trato vejatorio de los gendarmes. Esas no se contabilizan", agrega la también investigadora de la Universidad de Granada y de la Rey Juan Carlos de Madrid.

Frontera desigual

El nuevo paso fronterizo construido por iniciativa española en Tarajal -que conecta directamente Marruecos con el polígono comercial ceutí homónimo- venía a resolver la persistencia de aglomeraciones mortales. Pero a los pocos días de su apertura se desbordó con numerosas avalanchas humanas. El cruce, que es un pasillo cubierto con un muro que discurre en paralelo a la frontera tradicional, se cerró en abril de 2017, pero se reabrió un mes después.

"Se asemeja a una jaula o a un pasillo de Guantánamo", describe Latifa Ben Aziz, socióloga y activista marroquí de Tetuán. Se habilitó sólo para el porteo por razones de seguridad, pretendiendo mostrar la buena intención de España con las mujeres que se dedican al comercio atípico -tal y como se denomina al porteo en España-, o el comercio ilegal o contrabando -como lo llaman en el lado marroquí-, explica la experta.

Esta frontera situada entre España y Marruecos es la séptima más desigual del mundo, superando con creces la de México y Estados Unidos, y uno de los pasos limítrofes donde más se vulneran los derechos humanos, según un informe elaborado por Iñigo Moré, investigador y autor de libros como "La desigualdad de las fronteras".

Es la séptima frontera más desigual del mundo

La realidad pues, dicen los expertos, está lejos de esas buenas intenciones. "Fue una medida estética, para invisibilizar el trabajo esclavo de las porteadoras y que el ciudadano de a pie, el turista, no pueda ver lo que allí sucede", cuenta Ana Rosado, investigadora del porteo de la APDHA, una de las asociaciones más activas en la lucha de los derechos de estas mujeres.

Cuando algo cruje en tu vida

El perfil de la porteadora es una mujer marroquí de 45 años -aunque van desde los 18 a los 65- con varios hijos a su cargo y un marido ausente. No nacen porteadoras. Ni siquiera es una actividad tradicional que se transmite de madres a hijas. Entran en el negocio después de que algo hace 'crack' en sus vidas, se tuerce y quiebra. Inesperadamente, estas mujeres se ven a cargo de la familia y deben ganarse la vida para cuidar de sus padres, madres o hijos.

“Se convierten en porteadoras tras una alarma social, tras el nacimiento de un hijo, quedarse viudas o separarse. Todas tienes un marido ausente, bien porque no trabaje y no lleve dinero al hogar o tenga trabajos temporales. El común denominador es que todas tienen hijos a su cargo” continúa narrando Cristina Fuentes a este diario.

El perfil: mujer marroquí de unos 45 años con varios hijos a su cargo y marido ausente

Entonces, por el boca a boca de una vecina o una amiga, deciden probar suerte en el porteo. La llamada ineludible de dar de comer los suyos las hace emigrar a la zona fronteriza del norte de Marruecos (Nador o Tetuán). Allí se empadronan, ya que en virtud del Acuerdo Schengen los residentes de las zonas situadas cerca de los enclaves españoles -Tetuán, en el caso de Ceuta y Nador, en el de Melilla-, solo necesitan mostrar el pasaporte para acceder a las ciudades vecinas. Una vez allí, no pueden pernoctar ni viajar hacia la península.

"Además de bajos recursos económicos, todas estas mujeres vienen de un entorno sociocultural muy bajo. Las que son mayores de 45 años son analfabetas. Y las que son más jovencitas, han cursado solamente la primaria, como mucho. Esta actividad les permite tener un pago inmediato y lo pueden compaginar con los cuidados (a sus familias)”, concluye Fuentes.

Malvivir en la frontera

Una vez en la frontera, su vida es sólo eso: la frontera. Y eso conlleva vivir bajo el estigma de las porteadoras, que son comparadas en ocasiones con las trabajadoras sexuales porque pasan muchas horas fuera de casa, de noche y rodeadas de hombres. En sus ciudades de origen sufren el rechazo y acaban relacionándose solo con otras porteadoras. Su día a día, sus conversaciones, su vida gira en torno a eso.

En Marruecos hay unas 12.000 porteadoras, según cifras estimadas de la APDHA, aunque es un dato difícil de contabilizar. La vergüenza lleva a muchas de estas mujeres a ocultar, incluso a sus familias, que se dedican al porteo. Otras 45.000 personas viven directamente del porteo en todo Marruecos y unas 400.000 participan indirectamente del trasiego binacional.

En Marruecos hay unas 12.000 porteadoras

Las porteadoras viven en la incertidumbre. Deben levantarse a las 2:00 de la madrugada, compartir un taxi hasta la frontera y esperar horas y horas en una cola interminable para ser una de las privilegiadas que pueden entrar ese día. Sin sombras, ni baños, ni asientos.

"Duermen en cartones y con pañales, porque si se levantan de la fila para ir al servicio, pierden su sitio en la cola. Y si pierden su sitio en la cola, no entran y si no entran ese día no solo no ganan nada, si no que han perdido el dinero del transporte para llegar hasta allí. Es una economía de supervivencia, del día a día, sin posibilidad de ahorro", cuenta Fuentes.

Una vez en el polígono las mujeres recogen los fardos en las puertas de las naves. No saben qué tipo de mercancía hay en su interior, así que hasta que cruzan la frontera no saben lo que van a cobrar. La ropa, sobre todo los abrigos, y algunos alimentos valen más. Los productos de higiene, menos. Cargan hasta 100 kilos y vuelven a la frontera. Si tienen buena suerte llegarán a Marruecos antes de que cierre la frontera con la mercancía a medio día. Si no lo consiguen, tendrán que pernoctar en el lado español de la aduana con el fardo en custodia. En ocasiones, los gendarmes marroquíes pueden decomisarles los fardos porque considerar que se trata de mercadería ilegal y tendrán que seguir trabajando gratis hasta saldar su deuda.

Foto: El rey Mohamed VI. (MAP)

"Cuando estamos en la cola... Si salimos de la cola, te agarran y te dicen: 'vuelve atrás', y no hablan contigo... Te pegan... A veces cuando no pegan, tienen un cuchillo y te rompen la cuerda y tienes que recoger toda la mercancía y volver al final, sobre todo la Policía local, esos no tienen compasión, sinceramente", cuenta Fátima, una porteadora, en un testimonio recogido por APDHA. Otra mujer, Safija, explica: "Cuando hay un director, no podemos salir por el temor de que nos requisen la mercancía, nos esperamos hasta que se vaya y en otras veces los guardias nos no nos dejan pasar...".

Responsabilidad política

Las medidas adoptadas por las autoridades para acabar con las avalanchas en la frontera no han tenido un efecto positivo para las porteadoras. Las medidas estéticas -que poco tienen que ver con cambios estructurales- no ha aliviado la situación de las mujeres. Y las medidas administrativas directamente las han perjudicado.

Por ejemplo, el sistema del ticket implantado en el paso Tarajal II, que limita la entrada de porteadoras a 2.000 al día -antes entraban 7.000- ha masculinizado el trabajo. Los hombres siempre habían hecho el porteo en coche con los productos más rentables, como electrodomésticos, aparatos tecnológicos, el alcohol o los utensilios de ferretería.

placeholder Porteadoras en Ceuta. (EFE)
Porteadoras en Ceuta. (EFE)

"Con la regularización del ticket, subió el precio de bulto y los hombres lo vieron como una oportunidad para ganar dinero pese a que el porteo a la espalda es una actividad tradicionalmente hecha por mujeres. Esto ha acentuado la feminización de la pobreza”, explica Ana Rosado.

El comercio bilateral es una actividad clave para la región, que deja solo en Ceuta 400 millones de euros al año, según el informe "Estudio sobre el Régimen Económico y Fiscal de Ceuta" de la Universidad de Granada. Esto, unido al abandono de Marruecos de la zona, que tiene un 80% de paro, perpetúa el porteo. La APDHA han tratado de involucrar al Gobierno español y al Parlamento Europeo para resolver la crisis.

España dice que el polígono es privado y que, pese a ser conscientes de las malas condiciones laborales, se trata de mujeres marroquíes y no son de sus competencia. Europa ni siquiera ha contestado.

"Una vez más se está priorizando el capital en vez de las vidas y los derechos humanos de estas mujeres", concluye Cristina.

"84 porteadoras heridas y 2 fallecidas, balance de un año de porteo". Este fue el sumario que presentaron este mes las autoridades marroquíes sobre la crisis en los cruces de frontera con España. No son las únicas. Al menos nueve mujeres han muerto desde que se abrió el nuevo paso fronterizo Tarajal II en febrero de 2017, aunque solo los episodios más dramáticos llegan a los titulares y los informes oficiales. Son el peaje invisible del boyante comercio bilateral.

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