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Llega el momento de que Europa airee sus trapos sucios en el blanqueo de capitales
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Todo comenzó con los Panama Papers

Llega el momento de que Europa airee sus trapos sucios en el blanqueo de capitales

Los escándalos de blanqueo que han golpeado a la UE durante los últimos meses muestran muchas de sus debilidades y la necesidad de una supervisión única

Foto: Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo. (Reuters)
Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo. (Reuters)

La llegada de cientos de policías a las oficinas de Deutsche Bank en noviembre de 2018 por casos relacionados con el blanqueo de dinero hizo que saltara a la primera plana de muchísimos telediarios. Pero la historia estaba ahí desde mucho antes. Europa tiene un problema con el blanqueo de dinero que lleva gangrenando desde hace años.

El inicio del huracán está en los Panama Papers, la publicación de un paquete de un millón de documentos del bufete Mossack Fonseca en Panamá que destapaba el uso generalizado de compañías anónimas, cuentas 'off-shore' y una serie de actividades que apuntaban a una quiebra importante de las normas contra el blanqueo de capitales.

Una mezcla de intereses nacionales, voluntad por esconder las propias vergüenzas y falta de percepción de los riesgos geoestratégicos formaron el caldo de cultivo perfecto para que en Europa comenzara a pudrirse algo en el sistema bancario de todo el continente, pero especialmente en un grupo de países nórdicos y bálticos.

Hay un hecho que refleja hasta qué punto Europa tiene un problema grave con el blanqueo de capitales. En febrero de 2018 ABLV Bank, la tercera entidad más grande de Letonia, acabó metiéndose en un lío y en junio de 2018 el regulador letón aprobó la liquidación del banco. Se la acusaba de "institucionalizar el blanqueo de capitales", de violar las sanciones impuestas contra Corea del Norte y de utilizar sobornos. Ilmars Rimsevics, el gobernador del banco central letón, era investigado por la policía con relación a los sobornos.

Foto: Sede del Europarlamento en Estrasburgo. (EFE)

El problema es que esa cadena de hechos no arrancó en Europa. Solo ocurrió después de que el departamento de crímenes financieros del Tesoro americano acusara directamente a ABLV. "Es muy vergonzoso depender de los Estados Unidos para hacer el trabajo", aseguró el entonces presidente de la Junta de Supervisión del Banco Central Europeo (BCE), Danièle Nouy.

Pero el inicio de todo el descubrimiento del enorme problema europeo con el blanqueo se encuentra en Estonia. El brazo estonio del banco danés Danske Bank estaba bajo el foco del mayor escándalo de blanqueo de capitales de la historia de Europa: 200.000 millones de euros sospechosos provenientes de Rusia y otros países del antiguo bloque soviético.

Las sospechas venían de mucho más atrás, aunque en realidad los problemas comienzan en el mismo momento en el que el banco danés compra Sampo Bank en 2007. En 2013, JP Morgan ya dejó sus lazos estrechos con la filial estonia del Danske después de que se descubriera que habían estado prácticamente un año sin una persona encargada del control contra el blanqueo de capitales, una exigencia de la ley danesa. Por esa época, el 99% de los beneficios de la filial estonia venía de cuentas de no residentes sobre los que no había un control. Un correo interno lanzó todas las alarmas dentro de la entidad.

Danske Bank estaba bajo el foco del mayor escándalo de blanqueo de capitales de la historia de Europa

En 2015 Danske comienza a cerrar cuentas de no residentes, algo a lo que la dirección del banco se había negado solo dos años antes, en el momento álgido de los beneficios para la rama estonia de la entidad.

Hay muchos más casos en Luxemburgo, Malta, Países Bajos o Chipre, pero también en el resto de Estados miembros de la UE. En 2017 y 2018, las autoridades francesas impusieron multas de 2 millones de euros en Crédit Agricole group, 5 millones de euros a Société Générale y 10 millones de euros al BNP Paribas por infracciones a la hora de cumplir con las normas antiblanqueo.

Hay ejemplos en la propia España. En 2017 se inició una investigación contra la sucursal en Madrid de la filial de Luxemburgo del Banco Industrial y Comercial de China y en 2017 el Tribunal Supremo confirmó una multa de un millón de euros contra el Banco Santander por no cumplir las normas contra el blanqueo de capitales.

Foto: Foto: Reuters.

Pero el grueso afecta a los países nórdicos, que además desarrollaron actividades en los Estados bálticos con su expansión o en Malta y Chipre, países donde tradicionalmente hay escándalos relacionados con el blanqueo y que, además, son famosos por los llamados "pasaportes dorados", la venta de la ciudadanía a cambio de inversión. La familia de Daphne Caruana Galizia, una periodista de investigación maltesa asesinada hace un año, acusa a las autoridades del país y las de otros Estados miembros como Letonia de no hacer lo suficiente para luchar contra una red de blanqueo de capitales que, aseguran, está conectada con el asesinato de su familiar.

Rusia lo cambia todo

El blanqueo de capitales tiene que ver con la imagen, con la moral. Y muchos, dentro de los bancos nórdicos, creen que hace una década nadie habría mostrado especial problema ni celo a la hora de descubrirse que mantenían lazos profundos con Rusia y que había operaciones sospechosas de fondos. Y es cierto.

Pero expertos admiten que hay un componente que lo cambió todo: la anexión ilegal de Crimea por parte de Rusia. La guerra en Ucrania devolvió a Moscú al tablero global como una fuerza geopolítica agresiva, un verdadero riesgo para el resto de Europa, después de años en los que había sido considerado un oso durmiente, sobre el que todavía existían esperanzas de solaparlo completamente al orden occidental.

El enfriamiento de la relación de Occidente con Rusia ha supuesto un cambio total. La percepción de que se blanquea dinero en tu banco hace hoy mucho más daño que en 2010. La geopolítica juega un rol.

"Es una cuestión de integridad, especialmente cuando vemos muchas intrusiones en el mercado europeo particularmente por parte de Rusia, porque la mayoría de estos casos tienen que ver con Moscú. Y la cuestión es, ¿estamos a favor de que Rusia pueda dejar su dinero en el sistema financiero europeo, no importa cómo lo haya conseguido?", señala Nicolas Véron, investigador del 'think tank' económico Bruegel.

Es una cuestión de integridad, especialmente cuando vemos muchas intrusiones en el mercado europeo, particularmente por parte de Rusia

No todo el dinero viene de Rusia y de las repúblicas exsoviéticas. "Ni siquiera está claro que la mayoría del blanqueo venga de Rusia", explica el economista. Pero sí es Moscú la que hace que todo cambie. "Creo que lo que ha lanzado el debate es Rusia en el contexto de la actitud agresiva por su parte hacia la UE, y en ese sentido la cuestión del cumplimiento de las normas antiblanqueo pasa a ser no solo de integridad, sino un tema de seguridad, y eso es lo que hace que sea urgente", añade Véron.

¿Qué se puede hacer?

Hay dos preguntas clave que surgen con los escándalos que han ido surgiendo: cómo ha podido pasar y qué se puede hacer. La respuesta de la mayoría ante la primera cuestión es que las entidades nacionales tienden a proteger los intereses de sus bancos, tratan de esconder sus propias vergüenzas y eso ha ayudado a mantener muchos de ellos bajo la alfombra.

Lo que se ha demostrado es que había un incumplimiento sistemático de las normas europeas, que exigen tener un control sobre los clientes de los bancos que los escándalos han demostrado inexistentes en muchos casos. Y también que existía una falta evidente de control a nivel europeo, como apuntaba Nouy cuando decía que era "vergonzoso depender de los EEUU para hacer el trabajo".

Para la segunda cuestión la respuesta es europea. En septiembre, Benoit Coeuré, miembro del comité ejecutivo del BCE, lanzaba el mensaje clave: "Apoyamos cualquier iniciativa que lleve a una aproximación más armonizada y coordinada de las medidas contra el blanqueo de capitales. Idealmente esto sería una agencia única".

La Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) es una de las instituciones a las que normalmente se mira tras conocerse nuevos detalles de estos escándalos. Pero José Manuel Campa, el nuevo presidente, ha explicado ya que las nuevas competencias que se le han otorgado a la EBA no son suficientes, que se limitan a una coordinación de todas las autoridades nacionales más que a una armonización de las normas AML.

Foto: Elke König (dcha.), presidenta de la JUR, en el Congreso en 2017. (EFE)

"No creo que el mandato que la EBA ha recibido sea el que resuelva el problema", aseguró en una entrevista con el 'Financial Times'. Además de que Campa está seguro de que no han recibido las suficientes competencias y que existen demasiadas divergencias en toda la legislación AML de la Eurozona, la EBA solo ha recibido un equipo de 10 personas para su nuevo rol, que consiste mucho más en un intercambio de información entre autoridades nacionales que en una centralización del control.


"Las reglas no son el problema en Europa, es cómo se aplican", asegura Nicolas Véron, del 'think tank' económico Bruegel, que explica que el problema está "en la práctica, no en la teoría": "hay una armonización significativa, pero hay una extrema diversidad en la aplicación". Véron apoya la creación de una agencia europea centralizada.

Deutsche Bank envió notificaciones a 1.000 de sus clientes advirtiéndoles de que cerrarán sus cuentas si no verifican su identidad

Sobre la explicación de Campa, de la incapacidad de la EBA por hacer más, después de haber cerrado una investigación por la posible violación de normas europeas por parte de Danske, el investigador de Bruegel señala que "es estructuralmente imposible hacer lo correcto porque está gobernada por las autoridades nacionales", que están dirigidas por sus intereses.

Se están dando pasos en la buena dirección. Recientemente Deutsche Bank envió notificaciones a 1.000 de sus clientes advirtiéndoles de que cerrarían sus cuentas si no recibían los documentos necesarios para verificar su identidad.

Véron cree que, en cualquier caso, hay esperanzas en el nivel político, donde señala que hay más apetito por la creación de una autoridad de supervisión a nivel europeo contra los delitos. "Si lo dejas al nivel técnico creo que hay demasiada inercia, tiene que subir al nivel político", señala el investigador de Bruegel.

La llegada de cientos de policías a las oficinas de Deutsche Bank en noviembre de 2018 por casos relacionados con el blanqueo de dinero hizo que saltara a la primera plana de muchísimos telediarios. Pero la historia estaba ahí desde mucho antes. Europa tiene un problema con el blanqueo de dinero que lleva gangrenando desde hace años.

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