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La primera campaña europea sin fronteras: de París a Madrid pasando por Atenas
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ELECCIONES EUROPEAS 2019

La primera campaña europea sin fronteras: de París a Madrid pasando por Atenas

La campaña de las elecciones europeas está siendo la primera sin fronteras. Empieza a surgir, de forma embrionaria, un debate europeo que va desde París a Roma pasando por Atenas

Foto: Bandera de la Unión Europea. (Reuters)
Bandera de la Unión Europea. (Reuters)

Bruselas ha gastado una cantidad enorme de dinero, tiempo y esfuerzo en convertir estas elecciones en las más europeas de la historia. Quiere revertir la apatía de la abstención (la participación apenas supera el 40%) pero también establecer un verdadero debate europeo.

Es un trabajo difícil, pero empiezan a surgir algunos brotes verdes. La paradoja es que está pasando lejos de Bruselas y de las instituciones que lo llevan intentando desde hace años. Está ocurriendo en Madrid, Lisboa o París, pero también en las capitales controladas por euroescépticos.

Emmanuel Macron, presidente francés, fue de los primeros en europeizar una campaña cuando en 2017 ganó las elecciones francesas con la bandera europea de fondo. En estas elecciones, el líder galo ha seguido en la misma línea. Hace algunas semanas envió una “carta” a los ciudadanos europeos publicada en distintos periódicos europeos, y su lista para el Parlamento Europeo incluye hasta siete nacionalidades distintas.

Foto: Candidatos a la presidencia de la Comisión Europea antes del debate. (Reuters)

Uno de los candidatos más destacados es Sandro Gozi, exsecretario de Estado italiano de Asuntos Europeos. “Nunca tendremos una democracia europea real sin verdaderos movimientos políticos transnacionales”, asegura Gozi a El Confidencial. “Propuse introducir listas trasnacionales para las elecciones de 2019. El PPE y los nacionalistas se opusieron. Debemos seguir dando esta batalla y por eso hemos decidido participar en este proyecto”, explica el italiano, muy cercano a Matteo Renzi, ex primer ministro italiano y antiguo líder del Partido Democrático, que a pesar de ser de la famila socialista europea siempre ha mantenido una relación estrecha con Macron.

Un caso parecido es el de António Costa, primer ministro socialista de Portugal. Costa también ha mostrado su apoyo a la campaña de Macron en Francia - el Partido Socialista francés está prácticamente desaparecido -.

Las fronteras son cada vez más porosas. La alianza entre Ciudadanos y el partido de Macron ha sido otro de los claros ejemplos de esa “federalización” de las elecciones. Eva María Poptcheva, candidata de la formación naranja al Parlamento Europeo, participó recientemente en un acto electoral del partido francés.

placeholder Sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo. (Reuters)
Sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo. (Reuters)

Tras el pacto de Gobierno en Andalucía muchos ojos se posaron en París, esperando que el partido de Macron sancionara a Ciudadanos por el acuerdo con el PP, que a su vez había cerrado un trato con Vox. Ese movimiento, el de buscar si los socios europeos de Albert Rivera le afeaban el movimiento forma parte también de ese debate europeo.

Pequeñas iniciativas

Hay otras formaciones que también están rompiendo fronteras. Hay dos que suenan por encima de las demás. Una de ellas es Volt, un partido paneuropeo que se presenta en ocho países distintos - España incluida - con el mismo programa y que en cada lista cuenta con nacionales de distintos Estados miembros de la UE. Defiende mayor integración y centra el discurso en el federalismo europeo.

El otro partido que está rompiendo fronteras es DiEM25, la formación fundada por Yannis Varoufakis, el polémico ex ministro de Finanzas de Grecia. En este caso se trata de un movimiento que es crítico con la actual UE y trata de seducir al votante indignado con la gestión de la crisis económica y financiera por parte de la Unión Europea.

placeholder Emmanuel Macron, presidente francés. (Reuters)
Emmanuel Macron, presidente francés. (Reuters)

Los nacionalistas abren fronteras

El italiano Matteo Salvini o la francesa Marine Le Pen son históricos eurófobos, contrarios al proyecto europeo desde el principio de su actividad política. En los últimos meses su discurso ha dejado de dirigirse directamente a la UE, y se centra en las “élites de Bruselas”. La paradoja es que, sin quererlo, se han acabado federalizando casi más que los propios partidos proeuropeos.

La mejor prueba de esta europeización del nacionalismo fue la manifestación de extrema derecha que organizó Salvini en Milán junto a otras fuerzas euroescépticas. De hecho, llevan meses discutiendo sobre cómo tejer alianzas tras las elecciones europeas y Salvini ha visitado muchas capitales buscando apoyos.

Progresivamente, unos y otros están creando una conversación europea que emborrona las fronteras. La cuestión, como todo en la historia de la Unión Europea, es si ese diálogo europeo se construye únicamente de arriba abajo o si el votante medio se involucra en este nuevo diálogo.

Foto: El presidente andaluz del Partido Popular, Juanma Moreno (2i), y el de Ciudadanos, Juan Marín (2d). (EFE)

El golpe a las listas paneuropeas

Las instituciones han luchado en los últimos años por diluir las fronteras en periodos preelectorales. Sin embargo, fue el Parlamento Europeo quien tumbó en 2018 la propuesta más federalista hasta la fecha: la creación de listas transnacionales para la Eurocámara.

Cuando Macron ganó las elecciones presidenciales francesas en 2017 hizo una serie de propuestas para el futuro de Europa. Entre ellas se encontraba la creación de estas listas, cuya idea básica consiste en que ciudadanos españoles puedan votar a candidatos alemanes, italianos o franceses, y viceversa. En febrero de 2018 la propuesta se presentó en la Eurocámara, pero una mayoría formada por eurodiputados del Partido Popular Europeo (PPE) - la fuerza más votada - y grupos euroescépticos la tumbó.

El PPE, por el contrario, siempre ha defendido mantener el "spitzenkandidaten", un sistema acordado en 2014 en el que cada familia política europea elige a un candidato a presidir la Comisión Europea y el Parlamento Europeo se compromete a votar solo a uno de esos cabezas de lista. Así fue como se eligió a Jean-Claude Juncker como presidente del Ejecutivo comunitario y así es como quieren que se elija a su sucesor. Pero los tiempos han cambiado y este sistema tiene ahora detractores tanto en el Parlamento como en el Consejo. Macron, por ejemplo, señala que sin listas transnacionales el sistema carece de sentido.

Foto: Uno de los actos fundacionales del partido, en Ámsterdam.

Los defensores de este sistema insisten en que se deben respetar el resultado de los comicios a la hora de nombrar un presidente de la Comisión. “Si no somos una federación, ¿por qué necesitaríamos unas listas así?”, señaló entonces el eurodiputado democristiano Paulo Rangel cuando el PPE votó en contra.

A pesar de las trabas internas, de los problemas logísticos y de los políticos que dificultan avanzar hacia una democracia europea, empieza a surgir un debate a nivel continental sobre cómo debe funcionar la Unión Europea.

Bruselas ha gastado una cantidad enorme de dinero, tiempo y esfuerzo en convertir estas elecciones en las más europeas de la historia. Quiere revertir la apatía de la abstención (la participación apenas supera el 40%) pero también establecer un verdadero debate europeo.

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