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¿Son los euroescépticos unos nazis? UK, dividido ante la última polémica del Brexit
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POR LA ENTREVISTA AL LABORISTA DAVID LAMMY

¿Son los euroescépticos unos nazis? UK, dividido ante la última polémica del Brexit

Lammy -gran defensor de un segundo referéndum- ha conseguido que se siga discutiendo sobre el Brexit al comparar a los 'tories' euroescépticos con los nazis

Foto: Boris Johnson durante la campaña del Brexit, en Dartford. (Reuters)
Boris Johnson durante la campaña del Brexit, en Dartford. (Reuters)

Tras catorce semanas sin descanso atrapados en la Cámara de los Comunes debatiendo hasta altas horas de la madrugada el divorcio más polémico de la historia, los diputados abandonaron de manera rauda y veloz Westminster cuando Theresa May dio luz verde a las vacaciones de Semana Santa. La amenaza de suspender los días de asueto para intentar desbloquear la gran crisis institucional permaneció hasta el último momento. Pero finalmente la 'premier' decidió que vendría bien a todo el mundo tomarse un respiro para calmar las fuertes tensiones que se viven últimamente en el Parlamento.

Pues bien, el laborista David Lammy -gran defensor de un segundo referéndum- ha conseguido que sus señorías, a pesar de todo, sigan discutiendo sobre el Brexit. Sus comentarios donde compara a los 'tories' euroescépticos con los nazis y el 'apartheid' no han pasado desapercibidos a nadie. Pero, pese a las críticas, defiende que el intenso debate que se vive estos días en la Cámara Baja ha permitido dar impulso a las políticas de extrema derecha gracias, entre otros, a que la televisión pública sirve como altavoz a sus protagonistas.

El parlamentario acudió el domingo como invitado al programa de Andrew Marr, en la BBC, uno de los espacios más influyentes. El periodista le preguntó si quería retractarse de las afirmaciones que había realizado durante la última manifestación de People´s Vote, cuando comparó al ERG -que representa al núcleo duro de conservadores 'brexiters'- con el Tercer Reich y el Apartheid de Sudáfrica. Pero lejos de rectificar, fue más allá, insistiendo en que la comparación no había sido “lo suficientemente fuerte”.

Como “representante de una minoría étnica”, el parlamentario recalcó que “ahora no era el momento de “apaciguarse” cuando, según denunció, algunos 'tories' 'brexiters' habían comenzado a referirse a sí mismos como “Gran Mago”, un título vinculado al Klu Klux Klan "supremacista blanco".

La cara que se le quedó al periodista fue todo un poema y aunque señaló que quizá no era lo más oportuno dirigirse en estos términos a diputados que habían sido elegidos democráticamente, Lammy insistió en sus argumentos: “No me importa cómo fueron elegidos: también fue elegida en las urnas la extrema derecha en Alemania”.

Foto: Manifestantes antiBrexit durante una marcha convocada por People's Vote, en el centro de Londres. (Reuters)

El laborista se mostró especialmente crítico con Boris Johnson y Jacob Rees-Mogg -responsable del ERG-, a quienes acusa de asociarse con los propagandistas de extrema derecha. Debido a la popularidad que gozan entre las bases del partido conservador, ambos podrían presentarse ahora como candidatos para suceder a May en unas primarias que, de manera no oficial, ya han dado su pistoletazo de salida. Ante la perspectiva de que uno de ellos pueda convertirse en el nuevo primer ministro planteó: “¿Qué tipo de país vamos a ser si esta gente lo dirige?”.

Lo cierto es que Johnson cuenta con bastantes posibilidades de mudarse a Downing Street. Y este es en un escenario que preocupa a muchos a ambos lados del Canal de la Mancha por los contactos que supuestamente el excéntrico tory sigue manteniendo con Steve Bannon, ex asesor de Donald Trump, convertido ahora en uno de los padres de la actual oleada populista en Europa. Según Lammy, el estratega americano no quiere otra cosa que la “supremacía del hombre blanco”.

Como era de prever, Johnson ha utilizado este lunes su columna semanal en el rotativo 'The Telegraph' para dar su propia versión de los hechos. Primero asegura que conoce a Bannon tan sólo de su época como ministro de Exterior, cuando se pudieron ver “un par de veces”. Y luego, tirando de su particular estilo literario -el mismo que utilizó para describir a las mujeres musulmanas que llevan burka como “buzones de correo”- sugiere que Lammy podría estar sufriendo de “Brexichosis”, una “condición provocada por una fijación prolongada en el Brexit”.

Foto: Theresa May a su llegada a Berlín para reunirse con Angela Merkel. (Reuters)

Por su parte, el laborista acusó a Rees-Mogg de haber utilizado su cuenta de Twitter para difundir un video del partido alemán de extrema derecha "Alternative für Deutschland". El euroescéptico escribió lo siguiente: “El líder de la AfD pregunta: ¿Es de extrañar que los británicos vean la mala fe detrás de cada maniobra desde Bruselas?”.

Si bien Rees-Mogg ha insistido en que no apoya la AfD y solo destacó una “visión alemana del Brexit”, el laborista le acusa de promover un partido “horrible y racista”. “Lo siento por el señor Lammy al comparar un grupo parlamentario con una organización y credo que mató a seis millones de judíos, lo hace parecer estúpido y sus comentarios desequilibrados. Daña su reputación”, matizó el 'brexiter' en sus cuenta de Twitter. Por último, durante su polémica entrevista, el diputado laborista también criticó a los medios de comunicación, incluida la propia BBC, al estar permitiendo que “florezca este fascismo de extrema derecha.

Lo cierto es que el Brexit ha dejado a la sociedad británica completamente dividida. Durante la campaña del plebiscito en 2016, la laborista Jo Cox, de 41 años y madre de dos hijos pequeños, fue asesinada por un hombre vinculado a la extrema derecha. En el mes posterior a la victoria de la salida de la UE, el número de incidentes racistas denunciados en Londres ante la Policía aumentó en más de un 50 por ciento. Scotland Yard recibió 599 notificaciones de sucesos motivados por el odio racial, una media de 67 incidentes diarios, por encima de la media de 44 incidentes que se registraba antes de la consulta.

placeholder  El diputado conservador Jacob Ress-Mogg (izq) es abordado por el activista anti 'brexit' Steve Bray (dcha), en Londres. (EFE)
El diputado conservador Jacob Ress-Mogg (izq) es abordado por el activista anti 'brexit' Steve Bray (dcha), en Londres. (EFE)

La situación no se ha calmado desde entonces. En el último año, este tipo de delitos ha aumentado un 17%, con más de 98.000 denuncias. Y en muchas ocasiones, los propios diputados son las víctimas. El panorama es tal que la vicepresidenta del Parlamento, Lyndsay Hoyle, escribió en marzo a sus señorías pidiéndoles que extremaran las precauciones, que no vayan a casa solos y que cojan taxis para desplazarse por la ciudad. “Nunca he sentido este clima de tensión y algunos de mis colegas dicen lo mismo”, explicó.

El 'tory' rebelde, Dominic Grieve, es uno de los que ha recibido amenazas de muerte por su postura europeísta. El columnista del rotativo 'The Guardian', Owen Jones, también ha sido interpelado por un grupo de manifestantes que le acusaron de fascista y mentiroso por defender en sus artículos la permanencia del Reino Unido en la UE. Y, por su parte, la conservadora Anna Soubry, que pide la convocatoria de un segundo referéndum, fue interrumpida mientras era entrevistada en directo por la BBC delante del Parlamento por un grupo de manifestantes que le acusaron de nazi. “Esto es lo que ha pasado en nuestro país”, se lamentaba la diputada.

Muchos consideran ahora que la entrevista de Lammy sólo describe la realidad. Otros denuncian que comparando a los 'brexiters' con Tercer Reich y el Apartheid no se ayuda especialmente a calmar los ánimos. De lo que no hay duda es que la sociedad británica está completamente dividida y, hoy por hoy, la clase política se muestra incapaz de desbloquear la crisis.

Tras catorce semanas sin descanso atrapados en la Cámara de los Comunes debatiendo hasta altas horas de la madrugada el divorcio más polémico de la historia, los diputados abandonaron de manera rauda y veloz Westminster cuando Theresa May dio luz verde a las vacaciones de Semana Santa. La amenaza de suspender los días de asueto para intentar desbloquear la gran crisis institucional permaneció hasta el último momento. Pero finalmente la 'premier' decidió que vendría bien a todo el mundo tomarse un respiro para calmar las fuertes tensiones que se viven últimamente en el Parlamento.

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