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May ofrece su cabeza para tener Brexit con acuerdo, pero no convence a los rebeldes
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55 DIPUTADOS EN CONTRA

May ofrece su cabeza para tener Brexit con acuerdo, pero no convence a los rebeldes

May confía en cumplir la promesa que le hizo al pueblo al mudarse a Downing Street: "Sacaré al Reino Unido de la UE". Y si para ello tiene que renunciar a su puesto, está dispuesta

Foto: Theresa May. (EFE)
Theresa May. (EFE)

Theresa May ha roto prácticamente todas sus promesas. Pero aún guarda la esperanza de poder cumplir aquella que le hizo al pueblo al mudarse a Downing Street, tras el histórico referéndum de 2016: “Sacaré al Reino Unido de la UE”. Y si para ello tiene que renunciar a su puesto, está dispuesta. En definitiva, la rendición para ganar la batalla, un plan al que acude a la desesperada cuando se ve ya completamente acorralada.

Tras una semana de tremenda presión, la líder 'tory' se reunió el miércoles a puerta cerrada con el llamado Comité 1922, que agrupa a los diputados conservadores sin cartera, para comunicarles que dejaría el Número 10 si el acuerdo de retirada finalmente logra ser ratificado en la Cámara de los Comunes.

Foto: European union leaders summit in brussels

Hace ya tiempo que anunció que no iba a presentarse como candidata para las próximas elecciones generales, fijadas ahora para 2022. Y aunque quería quedarse al menos un año más al frente del Ejecutivo para no dejar tan solo en su legado el tortuoso divorcio, no ha podido ser. “Estoy preparada para terminar este trabajo antes de lo que pretendía para asegurar un Brexit suave y ordenado”, recalcó. “Estamos ante un momento decisivo para nuestro país y para nuestro partido. Y estamos a punto de conseguirlo”, añadió.

El carácter reservado de May

Durante su intervención, también hubo alusiones a su particular manera de ser. “No frecuento la barra del bar ni me gustan los cotilleos”, señaló en clara alusión a aquellos que la acusan de antisocial, incluidos sus propios asesores. Durante estos dos años, han echado en falta que hiciera un poco más de pasillo en Westminster. En algunas ocasiones, ni siquiera sus propios ministros sabían realmente lo que le pasaba por la cabeza.

Pero tampoco se pudieron llevar sorpresas. Cuando May sucedió a David Cameron en julio de 2017 —después de que este abandonara silbando el Número 10, tras la inesperada victoria del Brexit—, ya llevaba al frente de Interior seis años, mostrando un carácter de lo más reservado.

May ofrece su cabeza a cambio de cerrar el acuerdo

En cualquier caso, May no ha establecido una fecha concreta para su marcha ni tampoco ha especificado qué sucedería si el convenio finalmente no es ratificado. En definitiva, una ambigüedad que ya forma parte de su marca personal. Por lo tanto, no está muy claro si el mensaje será suficiente para los 'tories' rebeldes. Al fin y al cabo, se daba prácticamente por hecho que no sería ella quien liderara la nueva fase de negociaciones con Bruselas sobre futuras relaciones con el bloque.

Tras un discurso calificado por unos como “emotivo” y por otros como “bochornoso”, aún hay alrededor de 55 diputados rebeldes —entre euroescépticos y pro UE— que se niegan a dar su aprobación al documento.

¿Qué harán los euroescépticos?

El núcleo duro de conservadores 'brexiters' está completamente dividido. Algunos, como Jacob Rees-Mogg o Boris Johnson —que ya están entre los nombres que barajan las casas de apuestas como sucesores—, aseguran ahora que es mejor respaldar el pacto que arriesgarse a no tener Brexit. Pero todavía quedan alrededor de 15 euroescépticos a los que nada va a hacerles cambiar de opinión.

Por su parte, los 10 norirlandeses del DUP —de cuyo apoyo depende el Gobierno en minoría— han vuelto a reiterar que no van a votar a favor de un texto al que califican como “tóxico”, por dejar a Irlanda del Norte con un estatus diferente al del resto del país, hasta que se cierre un acuerdo comercial, para evitar frontera dura en la isla.

Foto: Tusk se saluda con el presidente de la Comisión Europea en el Pleno de Estrasburgo. (Reuters)

El acuerdo de retirada ha sido rechazado ya en dos ocasiones en la Cámara de los Comunes. La última vez, el pasado 12 de marzo, cuando sus señorías lo tumbaron por 391 votos en contra frente a 242 a favor. El margen de 149 escaños mejoró la derrota histórica de 230 que May sufrió el pasado mes de enero, pero volvió a ser una gran humillación.

Desde entonces, la líder 'tory' está obsesionada con una cifra: 75. Este es el número de diputados que necesita hacer ahora cambiar de opinión si quiere sacar al Reino Unido de manera ordenada del bloque y con un periodo de transición. La cifra de rebeldes ha disminuido, pero sigue sin tener certeza de que con su último cartucho vaya a tener éxito.

Cambios en el acuerdo

De ahí que siga sin haber fecha para una nueva votación. Además, está el principal escollo que plantea el conocido como Mr. Speaker. El presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, insistió de nuevo el miércoles en que el convenio no se podrá votar por tercera vez si no se introducen “cambios sustanciales”. “No deberían tratar de burlar mi decisión”, aseveró, en alusión a la posible presentación de una moción parlamentaria que incumpliera su instrucción, porque esta “no sería aceptada”, remarcó.

El portavoz oficial de May recordó que desde la última votación del convenio se han producido modificaciones en relación con la temporalidad de la salvaguarda irlandesa. Apuntó, además, que también cambiaría la fecha de salida del Reino Unido del bloque comunitario, prevista inicialmente para el 29 de marzo.

El Parlamento aprueba retrasar el Brexit más allá del 29 de marzo

No se descarta, por tanto, una votación 'in extremis' este viernes. Aunque algunos ministros, como la euroescéptica Andrea Leadsom, responsable del Partido Conservador en la Cámara de los Comunes, se oponen. El hecho de que sus señorías voten el acuerdo en la fecha marcada desde hace dos años para salir del bloque dejaría, a su entender, una imagen de lo más humillante. La UE marcó en un principio como fecha límite el 29 de marzo. Pero podría permitir ahora la votación a principios de la próxima semana. Eso sí, sin más demoras.

Si el convenio es ratificado, el Reino Unido saldría de la UE el 22 de mayo de manera ordenada y con periodo de transición. Pero si no hay pacto, Londres debe comunicar a Bruselas para el 12 de abril cuál es su plan B.

Primera vez en la historia

En este contexto, los diputados debatieron este miércoles hasta ocho alternativas al acuerdo de retirada. Es la primera vez en la historia reciente que el Parlamento arrebata la iniciativa legislativa al Gobierno. Las opciones con más apoyos fueron la convocatoria de un referéndum para ratificar un eventual acuerdo —que obtuvo 295 votos en contra y 268 a favor— y la negociación de una unión aduanera con la UE —272 votos en contra y 264 a favor—. En cualquier caso, ninguna consiguió mayoría en la Cámara Baja, frustrando así el objetivo de intentar arrojar algo de luz sobre los futuros pasos del agónico divorcio.

La falta de mayorías podría jugar ahora a favor de May, quien defiende que su acuerdo, aunque no perfecto, es la única vía para evitar el caos de una salida abrupta o la incertidumbre de una prórroga larga que obligue al Reino Unido a participar en las próximas elecciones europeas.

Con todo, los parlamentarios han dejado la puerta abierta a que el próximo lunes se convoque una segunda ronda de votaciones para intentar que alguna opción logre el respaldo mayoritario.

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Las votaciones son, en cualquier caso, no vinculantes para el Gobierno, y la 'premier' ya ha advertido de que no cumplirá ninguna indicación de Westminster que vaya en contra de la negociación que ha mantenido con Bruselas en los últimos dos años.

Las posibilidades que había propuesto el ala más euroescéptica de los conservadores estuvieron entre las menos votadas. Abandonar la UE sin un acuerdo el próximo 12 abril recibió solo 100 apoyos, y la misma opción, pero con un tratado temporal para comerciar con la Unión sin tarifas, 139.

Con todo, la alternativa menos respaldada fue la de permanecer en el mercado único comunitario, lo que implicaría mantener la libre circulación de ciudadanos: 377 en contra frente a 65 a favor.

Theresa May ha roto prácticamente todas sus promesas. Pero aún guarda la esperanza de poder cumplir aquella que le hizo al pueblo al mudarse a Downing Street, tras el histórico referéndum de 2016: “Sacaré al Reino Unido de la UE”. Y si para ello tiene que renunciar a su puesto, está dispuesta. En definitiva, la rendición para ganar la batalla, un plan al que acude a la desesperada cuando se ve ya completamente acorralada.

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