Es noticia
El futuro del Brexit está en manos de 10 norirlandeses
  1. Mundo
  2. Europa
¿Cómo logrará may que cambien de opinión?

El futuro del Brexit está en manos de 10 norirlandeses

Las miradas se centran más que nunca en el DUP. Si May consigue el beneplácito de los 10 norirlandeses, muchos 'tories' acabarán también apoyando el acuerdo en última instancia

Foto: Nigel Dodds, del DUP, se dirige a los medios ante el Cabinet Office, en Londres. (Reuters)
Nigel Dodds, del DUP, se dirige a los medios ante el Cabinet Office, en Londres. (Reuters)

Culpar a Westminster del caos del Brexit no ha sido la estrategia más acertada de Theresa May. Especialmente, cuando depende más que nunca de sus señorías, una vez Bruselas ha condicionado la prórroga a la ratificación previa del acuerdo de retirada. El mensaje que la 'premier' dirigió a la nación, responsabilizando a los diputados del “hartazgo” que existe en la calle, ha creado mucho malestar en la Cámara de los Comunes.

Es más, algunos conservadores que rechazaron el pacto en la primera votación y luego votaron a favor en el segundo intento se están planteando ahora tumbarlo de nuevo. Por lo que las miradas se centran más que nunca en el DUP. Pese al malestar actual, los analistas consultados consideran que, si finalmente May consigue el beneplácito de los 10 norirlandeses, muchos 'tories' acabarán también apoyando el convenio en última instancia.

Cuando en el referéndum de 2016 ganó el Brexit, nadie reparó en esta pequeña formación de unionistas protestantes, que se muestran a favor de que Irlanda del Norte sea parte del Reino Unido. En las elecciones anticipadas que se celebraron al año siguiente, ocuparon las portadas al convertirse en el "inesperado socio" del Gobierno después de que May perdiera la mayoría absoluta. Con todo, nadie hablaba aún del 'backstop'. Pero la salvaguarda para evitar una frontera dura entre la República de Irlanda y la provincia británica es ahora el principal escollo para aprobar el pacto de salida. Y si no hay convenio, no hay prórroga ni periodo de transición.

La gran pregunta: ¿qué puede haber ahora capaz de hacerles cambiar de opinión? En esta recta final, se han intensificado más que nunca los esfuerzos de Downing Street para ganar el respaldo del DUP, que en las dos votaciones previas ha rechazado el acuerdo.

Foto: Un policía y una soldado montan guardia en Downing Street. (Reuters)

El Ejecutivo ha realizado distintas concesiones, entre ellas la propuesta para eliminar el impuesto de los vuelos que salen de Irlanda del Norte. La tasa siempre ha sido criticada por empresarios y políticos, que argumentan que deja la provincia británica en una clara desventaja respectode los vecinos del sur de la isla, donde no se impone el pago de 13 libras (17 euros) para todos los vuelos de corta distancia.

Por otra parte, aunque no cuenta con confirmación oficial, el Gobierno también habría puesto encima de la mesa el llamado 'candado de Stormont', una medida que se introduciría en los trámites legislativos que deben llevarse a cabo en Westminster para legalizar la salida del bloque y 'transformar' en británico el actual marco comunitario.

Bajo este bloqueo, el Ejecutivo no podría acordar ninguna divergencia entre las regulaciones de Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido durante la aplicación del polémico 'backstop', a menos que haya sido aprobada en el Parlamento de Belfast. Y aquí hay un pero, porque Stormont lleva suspendido más de dos años y, sin señales de un acercamiento entre el Sinn Fein y el DUP, se plantean varias preguntas sobre quién tendría realmente capacidad de veto.

Por otra parte, está la cuestión económica. Con el trato al que se llegó tras las elecciones de 2017, el Gobierno central destinó 1.000 millones de libras a Irlanda del Norte, y ahora hay muchos rumores sobre otro paquete extra —de la misma cuantía— que se aprobaría si finalmente el DUP ayuda a sacar adelante el acuerdo de retirada.

placeholder La frontera entre irlanda e Irlanda del Norte, en Jonesborough. (Reuters)
La frontera entre irlanda e Irlanda del Norte, en Jonesborough. (Reuters)

Como parte crucial de estas negociaciones, estaría también el fiscal general del Estado, Geoffrey Cox. La opinión del letrado es clave tanto para los norirlandeses como para los 'tories' euroescépticos. Hasta ahora, no ha tenido reparo en advertir que el Reino Unido podría quedar atrapado en el 'backstop' sine díe hasta que se firmase un acuerdo comercial. Esto dejaría todo el Reino Unido dentro de la unión aduanera, y a Irlanda del Norte alineado además en mercado único solo para bienes. Sin embargo, ahora defiende que, llegado el caso, se podría aplicar el artículo 62 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, que sostiene que los pactos pueden ser anulados si se da “un cambio fundamental en las circunstancias”.

En los últimos días, se habían producido avances significativos. En parte también por la presión que tiene el DUP de empresarios y agricultores, para quienes una frontera con el sur haría prácticamente imposible su trabajo. Pero ahora las conversaciones se han estancado debido a los últimos acontecimientos.

Lo cierto es que, tras el órdago de Bruselas, muchos diputados en Westminster consideran ahora que si votan finalmente por el acuerdo de retirada, están votando por una prórroga e incumpliendo, por tanto, la promesa que realizaron en sus correspondientes distritos para sacar el país del bloque el 29 de marzo.

Aunque hagan lo que hagan la promesa estará ya rota porque la cumbre europea ha acordado que aún sin pacto habrá una extensión hasta el 12 de abril. Llegados a este escenario, sus señorías tendrían que decidir si abandonan el bloque sin convenio, si revocan el artículo 50 para cancelar el Brexit o apuestan por una prórroga más larga.

Después de que, durante el tortuoso proceso, se hayan cambiado tantas fechas clave y Downing Street haya modificado tantas veces su posición oficial (haciendo cosas que previamente había rechazado tajantemente), en Londres no existía un miedo real al divorcio caótico para el 29 de marzo.

En los corrillos del Parlamento, las opciones que se barajan ahora son el pacto actual u otro que acabe con un Brexit blando, muy posiblemente con el Reino Unido dentro de la unión aduanera. A día de hoy, un segundo referéndum no cuenta con mayoría en la Cámara.

Culpar a Westminster del caos del Brexit no ha sido la estrategia más acertada de Theresa May. Especialmente, cuando depende más que nunca de sus señorías, una vez Bruselas ha condicionado la prórroga a la ratificación previa del acuerdo de retirada. El mensaje que la 'premier' dirigió a la nación, responsabilizando a los diputados del “hartazgo” que existe en la calle, ha creado mucho malestar en la Cámara de los Comunes.

Brexit Theresa May Irlanda del Norte Reino Unido Partido Conservador Británico
El redactor recomienda