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La lección irlandesa del Brexit: lo que la UE significa para los países pequeños
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POR PRIMERA VEZ DUBLÍN GANA UN PULSO A LONDRES

La lección irlandesa del Brexit: lo que la UE significa para los países pequeños

Irlanda ha vivido toda su historia a la sombra de Londres. Por primera vez Dublín está ganando el pulso y lo está haciendo gracias a la UE

Foto: Leo Varadkar, primer ministro irlandés (REUTERS)
Leo Varadkar, primer ministro irlandés (REUTERS)

La historia irlandesa ha estado siempre a la sombra británica. La más reciente no es diferente. Dublín no entró en Europa por una profunda convicción europeísta inicial. Cuando accedió al club europeo, junto al Reino Unido, lo hizo, fundamentalmente, porque su hermano mayor había decidido dar ese paso.

Pero el Brexit lo ha cambiado todo. También quién gana un pulso entre Dublín y Londres. Las negociaciones con el Reino Unido han sido una demostración técnica de por qué la Unión Europea es útil para los Estados miembros pequeños.

El backstop, el plan de emergencia propuesto por la UE para que no aparezca una nueva frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda, ha sido el motivo principal por el cual el acuerdo del Brexit sigue sin salir adelante. Los euroescépticos consideran que no pueden aprobar ese plan y han pedido desde hace mucho tiempo que se elimine, que se modifique o que se le dé una patada hacia delante.

Durante una reunión celebrada hace algunos meses entre Theresa May, primera ministra británica, y Donald Tusk, presidente del Consejo, la líder conservador le explicó al polaco que no se podía seguir bloqueando todo el acuerdo solo por algo que interesaba a un pequeño Estado miembro. Pero justo ahí le estaba dando al clavo: precisamente por eso merecía la pena bloquearlo.

placeholder Frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda (REUTERS)
Frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda (REUTERS)

En noviembre se vivieron momentos de mucha tensión. El Reino Unido había dejado a conciencia el asunto del backstop como el último punto a salvar, con la esperanza de que el resto de Estados miembros acabaran presionando a Irlanda para que cejara en su intento de evitar una frontera dura en Irlanda del Norte.

Dublín tenía miedo de que eso ocurriera, que comenzaran a aparecer grietas en la solidaridad del resto de capitales. Que, al final, por un asunto que no les incumbía directamente a sus países se acabara en un Brexit sin acuerdo. Pero en un viaje de Donald Tusk a la capital irlandesa quedó clara la posición europea: “Si la oferta británica es inaceptable para Irlanda también lo será para la UE”, aseguró.

Fue más allá: “Sé que para algunos políticos británicos esto puede ser difícil de comprender. Pero esa es la lógica detrás de que Irlanda es un miembro de la Unión Europea mientras el Reino Unido está abandonándola”. “Es por eso que la llave del futuro británico está en Dublín, al menos mientras las negociaciones continúen”, aseguró.

Foto: El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. (Reuters)

Todo el mundo coincidía: fuentes diplomáticas y de la negociación insistían e insistieron durante los meses posteriores en que no había ninguna fisura en la posición europea, que estaba al 100% con Dublín.

Además de un acto de solidaridad, el apoyo a Irlanda se debe a un muy buen trabajo: es el país que más sufrirá el Brexit pero a la vez el mejor preparado. Algunos en Londres tenían esperanzas en que Dublín siguiera el camino británico si finalmente abandonaban la UE pero al Gobierno irlandés le tomó solo unos minutos lanzar un comunicado tras el referéndum del Brexit señalando que ellos se quedaban en Europa. El Reino Unido lo intentó todo, incluso una gira por capitales europeas para desprestigiar al primer ministro irlandés Leo Varadkar, al que acusaban de inexperto. Pero el trabajo fue impecable: en solo unos meses Dublín había cimentado su posición en el Brexit y había preparado un camino tremendamente espinoso para el Gobierno británico. Y la UE lo ha recompensado con pleno apoyo.

Hace una semana Varadkar, de visita en Bruselas, hacía un brindis por ese cierre de filas europeo con los socios de menor tamaño. “Como líder de un país pequeño que está totalmente comprometido con la Unión Europea, esta solidaridad resuena profundamente en Irlanda, pero no solo allí, también en todos los pequeños Estados miembros”, aseguró el irlandés.

La UE permite a Dublín contar con el respaldo de 26 países, y por eso está ganando su primer pulso crucial a Londres. En el Reino Unido muchos políticos no han comprendido por qué el bloque europeo sigue apoyando a Irlanda, pero la razón es que la UE es un club de países, y todos deben cubrirse entre ellos, especialmente a los más pequeños. Es un asunto político: ¿qué mensaje mandaría el que el resto de países europeos pisaran los intereses de un socio para contentar a un Estado miembro que se va del club?

La historia irlandesa ha estado siempre a la sombra británica. La más reciente no es diferente. Dublín no entró en Europa por una profunda convicción europeísta inicial. Cuando accedió al club europeo, junto al Reino Unido, lo hizo, fundamentalmente, porque su hermano mayor había decidido dar ese paso.

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