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Los equilibrios europeos del Reino Unido: ¿era la UE el club correcto al que unirse?
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Los equilibrios europeos del Reino Unido: ¿era la UE el club correcto al que unirse?

Para personajes como Angela Merkel o Sir Ivan Rogers, embajador británico ante la Unión Europea, Gran Bretaña siempre ha ido por libre y con un pie fuera del bloque continental

Foto: Manifestantes euroescépticos queman una bandera europea en Londres, el 9 de diciembre de 2018. (REUTERS)
Manifestantes euroescépticos queman una bandera europea en Londres, el 9 de diciembre de 2018. (REUTERS)

Sir Ivan Rogers, antiguo embajador permanente del Reino Unido ante la Unión Europea, y seguramente una de las personas que mejor comprende el encaje del país en el bloque comunitario, tiene una respuesta sencilla a la pregunta de por qué Londres no ha abandonado antes la UE: porque no se le ha preguntado antes a los británicos.

Para él, que abandonó su cargo el 3 de enero de 2017 tras fuertes presiones por parte de los euroescépticos que lo consideraban demasiado cercanos a las posturas de la UE, hay una razón fundamental que impulsó el Brexit: la soberanía. Es ese discurso el que Rogers cree que hizo triunfar al ‘Leave’ en el referéndum: soberanía para recuperar el control sobre leyes, fronteras o regulaciones.

Rogers responde a por qué Londres no ha abandonado antes la UE: porque no se le ha preguntado antes

“Si crees que las consecuencias de vivir en un bloque en el que la cesión de soberanía ha ido mucho más allá de los asuntos regulatorios técnicos y ha entrado en grandes áreas de la vida pública son intolerables, sin legitimidad democrática ni control, eso es una posición más que honorable”, aseguró Rogers en un discurso reciente.

En esa frase el británico recoge lo que muchos creen que se convirtió en el punto de inflexión para el Reino Unido en la Unión Europea: Londres solo quería formar parte de un bloque de libre comercio, pero a muchos otros países les pareció mejor ir más allá, ceder soberanía hace al bloque más fuerte en el mundo. “No querían que la cesión se limitara simplemente en el plano técnico de comercio y regulación”, explicaba el exembajador.

placeholder Ivan Rogers, exembajador del Reino Unido ante la UE (REUTERS)
Ivan Rogers, exembajador del Reino Unido ante la UE (REUTERS)

El problema de la soberanía

Pero el problema es mucho más profundo. En un debate ciudadano celebrado hace poco en la ciudad alemana de Aquisgrán, Angela Merkel, canciller alemana, iba al corazón del problema: “La relación del Reino Unido con Europa fue siempre muy… inestable. No han participado en muchas de nuestras políticas. No forman parte de la Eurozona, de Schengen, no participan en la política interior. Siempre dicen: somos una isla y queremos más independencia. Para ellos Europa siempre fue esencialmente una zona de libre comercio. No lo valoraban realmente cuando profundizábamos en nuestras relaciones”.

Para Londres Europa era eso: una zona de libre comercio. Así que cuando el proceso de integración política empezó a tener lugar, el Reino Unido empezó su lento camino en la dirección contraria. Aunque los problema existieron desde el primer momento. Cuando en 1972 el negociador británico que había cerrado un acuerdo para el acceso del Reino Unido a las comunidades europeas (después de dos negativas francesas) escribió un informe confidencial de 280 páginas sobre las conversaciones, resumió la postura europea durante las mismas: “Trágalo todo y trágalo ahora”.

placeholder Angela Merkel y Emmenuel Macron durante un debate ciudadano en Aachen (EFE)
Angela Merkel y Emmenuel Macron durante un debate ciudadano en Aachen (EFE)

El Reino Unido no entró como quería en el bloque, y desde 1972 comenzó una pelea continua para asegurarse la particularidad británica dentro del club. Le pasó exactamente lo mismo que en estas negociaciones: con la UE, la antigua y la nueva, no se negocia, por lo general consiste en un proceso en el que tú te adaptas a las condiciones que ellos imponen. Es cuestión de fuerza, lo era antes como lo es ahora: no puedes ganar un pulso contra 27 países juntos.

Por eso el encaje del Reino Unido en Europa no era el deseado desde el primer momento, porque en las negociaciones los europeos habían pasado por encima de sus prioridades. En 1984 Margaret Thatcher, entonces primera ministra británica, ya estaba pidiendo su dinero de vuelta, el llamado rebate o cheque británico.

Thatcher acabó defenestrada de su partido por sus visiones cada vez más euroescépticas, pero la gran popularidad de la ‘Dama de hierro’ entre los votantes conservadores hacen ver hasta qué punto un líder euroescéptico era valorado por la ciudadanía. Cuando se ha intentado ensalzar la figura de la primera ministra Theresa May se ha hecho utilizando la imagen de Thatcher.

Foto: Juncker, presidente de la Comisión Europea, saluda a Nigel farage durante una sesión del Parlamento Europeo en Bruselas. (Reuters)

Cuando en 1992 John Major firmó el Tratado de Maastricht se alcanzó el punto de inflexión que muchos señalan como la marcha atrás. Ese texto llevaba la integración de los mercados que se había producido hasta entonces a un nuevo nivel político y se encontró, como hoy lo hace Theresa May, con un grupo de rebeldes dispuestos a votar en contra de su ratificación. Thatcher los alentaba desde la Cámara de los Lores.

Después llegó el Tratado de Lisboa, que no hizo más que reforzar a los que pensaban que el Reino Unido estaba entregando su soberanía a los “burócratas” de Bruselas, impulsó el discurso de los que acusaban a la UE de estar encaminándose hacia un “súper Estado” y consolidó definitivamente al euroescepticismo como una tendencia política al alza en Londres.

placeholder John Major, exprimer ministro del Reino Unido (REUTERS)
John Major, exprimer ministro del Reino Unido (REUTERS)

¿Era sostenible?

Llegados a ese punto, Rogers mira fijamente al público en un debate celebrado este lunes en Bruselas, tras repasar cómo la UE fue yendo en la dirección contraria a los intereses británicos: es así de fácil, si el Reino Unido no ha abandonado antes la Unión Europea es porque no se le preguntó antes. Los británicos, asegura, habrían votado contra el Tratado de Maastricht y el de Lisboa.

El exembajador, que tiene visiones proeuropeas y tiene una mirada muy crítica sobre el Brexit continúa: ¿habría sido posible que el Reino Unido hubiera continuado en la UE? No sin lastrar al bloque europeo o sin obtener unas excepciones quizás desorbitadas. Era una ecuación complicada. Rogers duda de por cuánto tiempo más podría haber coexistido Londres dentro del club comunitario.

Los británicos, asegura Rogers, habrían votado contra el Tratado de Maastricht y el de Lisboa

Quizás más que nunca el Reino Unido habría encajado con la Europa que está por venir si finalmente la revolución nacionalista encabezada por personajes como Matteo Salvini en Italia o Viktor Orbán en Hungría termina de cuajar a un nivel continental y consiguen frenar el proceso de integración. Con Países Bajos bloqueando cualquier integración económica por el momento y los países dominados por fuerzas nacionalistas oponiéndose a una mayor integración política Europa se parece ahora más a lo que los británicos preferían.

Pero para Rogers y Merkel, el Reino Unido nunca llegó a estar del todo dentro de la UE, y eso disparaba las posibilidades de que terminara de dar un pequeño salto hacia fuera. Él y Sabine Weyand, negociadora europea del Brexit, también presente en el debate, fruncen el ceño cuando una persona les pregunta por un segundo referéndum. Otra persona del panel pide que no se de por hecho que si hay una nueva consulta el resultado no será el mismo que el primero. Weyand asiente.

Sir Ivan Rogers, antiguo embajador permanente del Reino Unido ante la Unión Europea, y seguramente una de las personas que mejor comprende el encaje del país en el bloque comunitario, tiene una respuesta sencilla a la pregunta de por qué Londres no ha abandonado antes la UE: porque no se le ha preguntado antes a los británicos.

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