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La UE busca salvar el recorte del 90% de emisiones en plena revuelta contra la política climática
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La UE busca salvar el recorte del 90% de emisiones en plena revuelta contra la política climática

Los Veintisiete buscan construir un consenso con cesiones de los más ambiciosos para mantener el objetivo de un recorte de emisiones del 90% para el año 2040

Foto: La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en Bruselas. (Reuters/Yves Herman)
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en Bruselas. (Reuters/Yves Herman)

Los ministros de Medioambiente de la Unión Europea se reúnen de manera extraordinaria este martes en Bruselas para tratar de llegar a un acuerdo sobre el objetivo intermedio de reducción de emisiones para el año 2040, incluso si eso obliga a los más ambiciosos a hacer concesiones dolorosas. El entorno no puede ser más complejo.

"Embarrado" y "feo", como explica una fuente diplomática. La UE llega a este debate en plena revuelta interna contra la agenda climática en muchos Estados miembros, como demuestra el hecho de que al mismo tiempo que se trata de cerrar este acuerdo se avance en República Checa en la formación de un Gobierno ultraconservador que tiene como piedra angular el ataque contra la agenda climática de la UE. Una vez acordado el texto entre Estados miembros, todavía quedará el acuerdo con el Parlamento Europeo.

El objetivo es claro: sí o sí conseguir que el 6 de noviembre, en Belém (Brasil), Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y António Costa, presidente del Consejo Europeo, puedan sentarse en la inauguración de la conferencia del clima (COP30) de la ONU con una meta ambiciosa bajo el brazo. Los ministros de Medioambiente están bajo una enorme presión para obtener un acuerdo, y la presidencia danesa del Consejo subraya que no contempla planes B.

Los daneses —que son los que pilotan este trabajo de 'mediación' entre Estados miembros— tienen claro que se ha entrado en el terreno de la 'realpolitik' climática. "Queremos llegar a un resultado, aunque sea imperfecto, porque la alternativa es que no haya un resultado", señala una fuente diplomática de la presidencia. En la misma dirección señalan fuentes de varios de los Estados miembros más avanzados en la agenda climática: el texto no va a ser ideal, no va a ser el más ambicioso, pero lo fundamental será tener texto.

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Los Veintisiete trabajan con una propuesta inicial que la Comisión Europea puso sobre la mesa para recortar las emisiones respecto a los niveles de 1990, un 90% en el año 2040, con la flexibilidad de un 3% de emisiones que pueden cubrirse con los llamados "créditos internacionales". Algo así como la posibilidad de que las capitales ‘compren’ la reducción de emisiones que se produce en otro lugar del mundo financiando proyectos que reducen emisiones.

Además, cuentan con un mandato más político que los líderes europeos dieron en un Consejo Europeo a finales de octubre, solicitando más flexibilidad y una cláusula de revisión. Desde entonces, la presidencia danesa del Consejo de la Unión Europea, que coordina las negociaciones a nivel técnico y ministerial, lleva trabajando con una propuesta para tratar de llegar a un texto de compromiso.

Fuentes diplomáticas danesas son claras: el objetivo tiene que ser sacar adelante, sí o sí, una ley climática con el objetivo para el 2040, una meta intermedia entre las dos que ya están recogidas en la legislación europea, la reducción del 55% en 2030 y la neutralidad climática en 2050. "A pesar de todas las turbulencias, las muchas discusiones y el entorno menos favorable, el texto que va mañana al Consejo sigue recogiendo un 90% de recorte", señala la fuente.

Para mantener ese 90% de recorte, los países más ambiciosos en la agenda climática, como son España o muchos nórdicos, están teniendo que hacer concesiones. Por ejemplo, la cláusula de revisión se ha incluido por petición del Consejo Europeo. Otro de los puntos fundamentales será hasta dónde empujarán los Estados miembros para dar mayor flexibilidad en el lado de la compra de créditos internacionales, con varias fuentes señalando la posibilidad de que aumenten desde el 3% actual hasta el 5%.

Un ejemplo de lo difícil que está siendo la negociación y el equilibrio lo aporta una fuente diplomática sueca, que explica que a la hora de recoger esta flexibilidad para ellos es fundamental que permanezca la idea de que es únicamente una "posibilidad", para evitar que se pueda interpretar como un requisito. "No creemos que vaya a ser rentable (…) y no queremos vernos en la obligación de comprar créditos", explica la misma fuente.

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Otra de las posibles cesiones que están sobre la mesa sería un "freno de emergencia" en caso de que en el futuro próximo quede demostrado que los bosques europeos no están capturando tanto CO₂ como el que asumen los modelos sobre los que la Comisión Europea ha construido su objetivo de 2040.

Los países más ambiciosos muestran preocupación por el hecho de que el acuerdo que pueda salir del Consejo de Medioambiente vaya a lanzar una señal de duda a los inversores internacionales. En la misma dirección señala Teresa Ribera, vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea, que ha subrayado que "retrasar la acción climática o reducir los objetivos por debajo de la senda prevista es una invitación a quemar dinero y perder oportunidades de inversión".

"Es una muestra de debilidad e incoherencia que tendría enormes costes económicos y humanos", ha añadido la española. Sin embargo, algunos de los países que más inversiones verdes acumulan admiten también que la peor señal que se podría lanzar a los inversores no son las cesiones, sino la posibilidad de que no haya un acuerdo.

Construir una mayoría

El gran reto para los daneses es lograr obtener una mayoría cualificada sólida, es decir, al menos 15 Estados miembros que representen a más del 65% de la población europea. La clave, señala una fuente diplomática, es "dónde descansa la mayoría cualificada", es decir, a qué constelación de países decide Dinamarca sumar a su texto de compromiso. Hay tres rutas posibles. La primera es hacer cesiones a Italia, que ya ha demostrado su insistencia a la hora de pedir concesiones en el ámbito del sector automovilístico; otra es Polonia. Con estos dos países es posible tener una mayoría sólida, pero los daneses deben tener cuidado a la hora de ofrecerles concesiones, porque entonces su mayoría se debilita por el lado de los países más ambiciosos.

Foto: union-europea-reduccion-emisiones-industria-1hms Opinión
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En todo caso, la presidencia sabe que los países que más claro tienen que hay que ir a Belém con un objetivo ambicioso están dispuestos a hacer cesiones dolorosas a cambio de tener un acuerdo. "Si todo el mundo mantiene su lista de máximos, no va a haber mayorías posibles", explica una fuente diplomática española, que admite que "estamos en un momento en el que las mayorías no son evidentes". La posición de España es tratar, en la medida de lo posible, de proteger la "arquitectura de la propuesta de la Comisión".

Los ministros de Medioambiente de la Unión Europea se reúnen de manera extraordinaria este martes en Bruselas para tratar de llegar a un acuerdo sobre el objetivo intermedio de reducción de emisiones para el año 2040, incluso si eso obliga a los más ambiciosos a hacer concesiones dolorosas. El entorno no puede ser más complejo.

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