El excomisario europeo de Justicia Didier Reynders, acusado de blanqueo de dinero

Didier Reynders ha sido imputado por delitos de blanqueo de capitales tras hacer inmensos ingresos de efectivo por boletos premiados de la lotería que habría comprado en una gasolinera cerca de su casa en Uccle (Bruselas) y por cientos de miles de euros ingresados a lo largo de una década, según ha publicado este martes el periódico belga Le Soir. Su información no ha sido confirmada ni por la defensa ni por la fiscalía de Bruselas.

Reynders saltó a todos los titulares de los medios españoles por tratarse del facilitador de la negociación entre el Partido Popular y el PSOE para la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) durante su etapa como comisario de Justicia, que se prolongó del 2019 al 2024.

El excomisario estaba siendo investigado desde al menos 2023, pero solamente se hizo público cuando fue interrogado justo después de abandonar su cargo en la Comisión Europea. La base de las pesquisas era una denuncia de la Lotería Nacional belga, de la que Reynders había estado a cargo cuando estaba en el Gobierno belga, y de la Unidad de Procesamiento de Información Financiera (CTIF), que consideraban que había una serie de transacciones sospechosas en la compra de boletos de lotería. Reynders está ahora formalmente acusado, una figura equivalente a la del imputado en el sistema español.

Según la investigación del CTIF a la que hacían referencia los medios que originalmente destaparon la historia, Le Soir y Follow The Money (FTM), Reynders habría estado blanqueando capitales con boletos premiados. En 2018, ING preguntó al todavía ministro por unos ingresos que sumaban 700.000 euros en efectivo a lo largo de diez años, que Reynders justificó que prevenían de la venta de obras de arte y antigüedades.

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No es la primera vez que sobre el político belga recae la sospecha de la corrupción, porque ya en su momento, en 2019, cuando era nominado para ser comisario de Justicia, un antiguo espía belga le acusó de haber cobrado sobornos por la construcción de una embajada en Kinsasa. Además de por otras operaciones como un acuerdo de venta de armas o la liberación de fondos para Libia.

Reynders es un histórico de la política belga dentro de los liberales franceses del Mouvement réformateur (MR), y como tantas otras figuras de la política nacional ha pasado por numerosos cargos a lo largo de los años antes de llegar a la Comisión Europea en 2019. Fue ministro de Finanzas entre 1999 y 2011 y de Exteriores entre 2011 y 2019. Era el punto álgido de una carrera que había comenzado muy pronto, llegando a ser presidente de la sociedad belga de ferrocarriles (SNCB) con solamente 28 años.

Desde 2024 Reynders buscó una salida a su situación política, que apuntaba a que no encontraría un nuevo cargo cuando terminara la legislatura europea: trató por segunda vez, y de manera fallida, de convertirse en secretario general del Consejo de Europa, una institución que no forma parte de la UE, y después se posicionó para volver a ser comisario belga. Pero el MR y el Gobierno apostaron por la que había sido su sucesora como jefa de la diplomacia belga, Hadja Lahbib, que se ha convertido en comisaria de Gestión de Crisis.

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Una de las funciones principales de Reynders en la anterior legislatura fue la de mediar entre populares y socialistas ante el bloqueo del CGPJ, intentando aplicar a las negociaciones la tradición de compromiso, flexibilidad y diálogo hasta el agotamiento que conforman la columna vertebral de la política belga, acostumbrada a los bloqueos permanentes y los acuerdos inverosímiles.

Sin embargo, cuando llegó el pacto entre el PP y el PSOE Reynders no apareció en la famosa foto de Félix Bolaños, ministro de Justicia, y Esteban González-Pons, vicesecretario de organización del PP, en Bruselas: el belga estaba ausente en su campaña por ser secretario general del CoE, y el papel de mediadora quedó en manos de Vera Jourova, entonces vicepresidenta de la Comisión Europea.