Ayúdame a ayudarte: EEUU presiona a los aliados que le paguen para enviar armas a Ucrania
Washington presiona a los socios europeos para que compren armas americanas para donar a Ucrania, mientras la OTAN demuestra los límites de la UE en sus proyectos de defensa
Estados Unidos le dice a los aliados algo así como "ayúdame a ayudarte". Que el envío de armamento americano a Ucrania estaba en riesgo era algo sabido por todos en la Alianza Atlántica cuando se certificó la victoria de Donald Trump en las presidenciales de 2024. Este verano, Mark Rutte, secretario general de la OTAN, llegó a un acuerdo con la Casa Blanca para que no se frene por completo el flujo de armamento crítico para que Kiev siga conteniendo a Rusia en el este del país, una iniciativa conocida como Lista de requisitos prioritarios de Ucrania (PURL, por sus siglas en inglés).
EEUU está dispuesto a seguir enviando armamento a Ucrania, pero no a que eso le cueste dinero. Así que PURL consiste en que Kiev comunica sus necesidades urgentes a NSATU, la rama de la OTAN dedicada a la asistencia y formación en materia de seguridad para Ucrania, que a su vez presenta la lista a EEUU, que la cruza con el stock que tiene disponible. De ahí, el resto de aliados pueden decidir pagar por cierto material que se encuentre en la lista final, de manera que Washington envíe ese armamento a Ucrania. Rutte ha señalado este miércoles, en los márgenes de la reunión de ministros de Defensa de la OTAN, que 16 socios ya han expresado su intención de hacer uso de ese mecanismo.
Estados Unidos acaba ganando siempre. Ha dejado de tener que donar a Ucrania y, además, obtiene un beneficio por la ayuda que los aliados europeos prestan a Kiev. Esta semana los americanos han aumentado y mucho la presión sobre los aliados para que ayuden a Ucrania, pero como sinónimo de que compren armamento americano a través de PURL. Lo ha hecho Matthew Whitaker, embajador americano ante la OTAN, y también Pete Hegseth, secretario de Guerra de Estados Unidos. Incluso países que tienen una relación tensa con Washington, como España, se plantean usar el mecanismo PURL para enviar armamento a Kiev.
Cuando Trump ganó en EEUU sus socios europeos asumieron que el apoyo a Ucrania dependería casi por completo de ellos. Washington dejó de anunciar nuevos paquetes de apoyo militar en enero de 2025, y desde entonces los Estados miembros europeos han asumido la carga. El instituto Kiel, que hace un seguimiento exhaustivo del apoyo militar a Kiev, señala que el envío de armamento incluso aumentó en la primera mitad del año, superando la media mensual del período 2022-2024, pero que a partir del verano, con la introducción del PURL, el flujo de apoyo cayó en picado: un descenso del 57% respecto a los seis meses anteriores del 2025. Una alta fuente militar de la Alianza ha señalado que no ve "los números del Instituto Kiel en el trabajo práctico" y que ve un "apoyo constante a Ucrania" sin "un decrecimiento".
"Solamente vemos picos y caídas por capacidad de producción, presupuestos y ajustes, asuntos domésticos que deben considerarse", ha añadido. El primer pedido bajo PURL se gestionó en septiembre, y fuentes aliadas explican que por el momento se está canalizando unos 1.000 millones de euros al mes por este nuevo mecanismo.
La historia del instrumento PURL dice mucho de la posición europea respecto a Ucrania y el debate más amplio sobre la seguridad americana. Las armas que Kiev necesita para mantener a raya a Ucrania son americanas, los europeos o no tienen capacidad para producirlas, o cuando la tienen no pueden hacerlo a un ritmo suficiente para cubrir las necesidades ucranianas sin descuidar sus propios ‘stocks’. La duda es cómo de profundo es el armario de material militar americano, cuándo se acabará el inventario. "No hay una fecha límite, hay un análisis permanente del ‘stock’ disponible", ha explicado una fuente aliada.
Es también la historia del rearme europeo. Como ha demostrado un reciente paper del think tank económico Bruegel, los socios europeos han aumentado la compra de material militar americano, especialmente de alta gama en ámbitos de la defensa aérea, misiles y aviones de combate. Cuando se trata de material crítico, aquí y ahora no hay debate: se mira a EEUU.
División del trabajo
¿Hay sitio en el corral de Bruselas, sede de la Alianza Atlántica y las instituciones europeas, para dos gallos en cuestión de defensa? Esa es la pregunta que se hacen muchos. Porque cada vez más la UE habla de seguridad y defensa. Todas las fuentes aliadas señalan que no hay solapamientos, que hay una división del trabajo. El mensaje es el mismo por el lado europeo. Pero en la práctica todo es más complejo. Una prueba de ello es que el mismo día que los ministros de Defensa de la OTAN se reúnen en Bruselas, los de países de la UE deben desplazarse al Consejo para otra reunión.
En ese encuentro, en el Consejo, han debatido el plan de la Comisión Europea para trabajar en una hoja de ruta para que los socios europeos tengan una capacidad de disuasión propia para el año 2030, que presenta este jueves. Muchos aliados quieren que cualquier esfuerzo comunitario en materia de defensa sea compatible con la OTAN. Pero es que la idea de desarrollar una Europa de la defensa con capacidad propia de disuasión hunde sus raíces en la idea de que no se puede depender de EEUU para garantizar la seguridad del espacio europeo, y la Alianza Atlántica descansa precisamente sobre la hegemonía americana. Son, de alguna manera, de proyectos que chocan tarde o temprano.
Rutte niega que haya ningún tipo de solapamiento. "Trabajamos en estrecha colaboración. El comandante supremo aliado está en contacto permanente con Kaja Kallas (Alta Representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad) y su equipo, y todos colaboramos con Andrius Kubilius, el comisario de Defensa", ha explicado el holandés. "Ni en la UE ni en la OTAN queremos hacer nada en lo que el otro sea mejor, ya que tenemos suficiente trabajo".
"Se lo puedo asegurar", ha proseguido. "También nos ayuda mucho el hecho de que Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, sea ella misma una antigua ministra de Defensa de Alemania, por lo que se podría decir que sabe de lo que habla. Me encanta trabajar con ella y nunca hemos tenido problemas en lo que respecta a esta división del trabajo", añadió Rutte este miércoles.
Pero una cosa son las palabras, y otra los hechos. Von der Leyen lleva semanas hablando de una iniciativa para desarrollar de manera europea un "muro de drones" para el flanco este ante las últimas incursiones rusas. La realidad, sin embargo, es que es la OTAN la que está desplegando todo un refuerzo del flanco este e incluso una iniciativa muy parecida a la del muy cacareado y poco concreto "muro de drones".
"La OTAN implementará una serie de medidas adicionales contra los drones que reforzarán, ampliarán y acelerarán nuestra capacidad para contrarrestar los drones", ha explicado este miércoles Rutte. "En estos momentos, en el marco de Eastern Sentry (una de las iniciativas que la OTAN despliega para reforzar el frente este), estamos probando sistemas integrados que nos ayudarán a detectar, rastrear y neutralizar amenazas aéreas. La innovación y la adaptación forman parte del ADN de esta Alianza", añadió.
Estados Unidos le dice a los aliados algo así como "ayúdame a ayudarte". Que el envío de armamento americano a Ucrania estaba en riesgo era algo sabido por todos en la Alianza Atlántica cuando se certificó la victoria de Donald Trump en las presidenciales de 2024. Este verano, Mark Rutte, secretario general de la OTAN, llegó a un acuerdo con la Casa Blanca para que no se frene por completo el flujo de armamento crítico para que Kiev siga conteniendo a Rusia en el este del país, una iniciativa conocida como Lista de requisitos prioritarios de Ucrania (PURL, por sus siglas en inglés).