Es noticia
¿Se puede desarmar a Hamás como se desarmó al IRA? Londres cree que sí, y quiere ofrecer el modelo a Gaza
  1. Mundo
Primera fase del plan de paz en Gaza

¿Se puede desarmar a Hamás como se desarmó al IRA? Londres cree que sí, y quiere ofrecer el modelo a Gaza

Al igual que el acuerdo de Viernes Santo, el plan de Trump pospone ahora la cuestión del desmantelamiento de las armas de Hamás para una fecha futura

Foto: El ex primer ministro británico Sir Tony Blair asiste a la Cumbre de Paz de Sharm El-Sheikh en Egipto. (Suzanne Plunkett)
El ex primer ministro británico Sir Tony Blair asiste a la Cumbre de Paz de Sharm El-Sheikh en Egipto. (Suzanne Plunkett)
EC EXCLUSIVO

El proceso que hace un cuarto de siglo puso fin a tres décadas de violencia en Irlanda del Norte podría convertirse en el nuevo manual diplomático para Oriente Medio. Reino Unido, que logró desarmar al IRA y sellar el Acuerdo de paz del Viernes Santo en 1998, ofrece ahora su experiencia a Israel y a la comunidad internacional para intentar lo impensable: que Hamás deponga las armas y que Gaza inicie una transición política supervisada por observadores internacionales.

El primer ministro británico Keir Starmer considera que las lecciones aprendidas en Irlanda del Norte pueden servir de guía en la segunda fase del plan de paz impulsado por Donald Trump. El premier ha confirmado que Londres está dispuesto a desempeñar un "papel de liderazgo" en la desmilitarización de la Franja. La misión no es fácil: lograr que un grupo armado, tras décadas de enfrentamiento, acepte transformar su causa violenta en un movimiento político.

El artífice británico de esa transformación que se vivió en Belfast, Jonathan Powell, es ahora una figura central en las negociaciones sobre Gaza. El que actualmente es asesor de seguridad nacional de Starmer, en su día fue exjefe de gabinete de Tony Blair. Por lo tanto, ambos se encuentran una vez más intentando poner fin a otro conflicto aparentemente insoluble.

Cuando las conversaciones de paz en Oriente Medio comenzaron a consolidarse en la Asamblea General de la ONU el mes pasado, había tres planes sobre la mesa: uno presentado por Egipto; otro por Blair y Jared Kushner, yerno de Trump; y un tercero por Francia y Arabia Saudí. Finalmente, aspectos de los tres acabaron alimentando la propuesta de Trump. Aunque el inquilino de la Casa Blanca otorgó gran peso a Blair, mostrándose a favor de que liderara un ejecutivo interino en Gaza.

Foto: israel-esta-perdiendo-el-apoyo-publico-de-hasta-sus-aliados-mas-cercanos-el-ultimo-alemania

El anuncio pilló por sorpresa a los ministros de alto rango del actual Gobierno británico. Según The Times, el ex primer ministro opera como un "agente unilateral", informando a Downing Street de lo que hace, pero actúa bajo su propio auspicio.

Al igual que el acuerdo de Viernes Santo, el plan de Trump para Gaza pospone ahora la cuestión del desmantelamiento de las armas de Hamás para una fecha futura y utiliza la misma idea de un "proceso" bajo la supervisión de observadores independientes, que incluirá la inutilización permanente de las armas.

Resulta significativo que, si bien el plan para Gaza establece que Hamás "no tendrá ningún papel en la gobernanza de Gaza de ninguna forma", no impide que antiguos miembros del grupo desempeñen un papel en el futuro de la franja, aunque sea a título individual. Este fue uno de los principios clave del acuerdo irlandés: que solo se puede avanzar cuando un grupo armado hace la transición de la fuerza a la política.

Por último, el plan también otorga a ambas partes el interés de continuar participando al establecer hitos que ambas partes deben alcanzar. Para los palestinos, es la promesa de una mayor autonomía vinculada a la desmilitarización de Gaza. Para los israelíes, es la seguridad y una prueba concreta de que la nueva "Gaza" nunca podrá representar una amenaza para Israel, como lo fue el 7 de octubre de 2023.

Los acontecimientos del pasado lunes, con la liberación de rehenes y el aumento de la ayuda humanitaria, no indican ni mucho menos el fin del conflicto. Pero la esperanza es que, como en el caso de Irlanda del Norte, la violencia en Oriente Medio, que ya tiene más de medio siglo de antigüedad, tome una trayectoria diferente. No obstante, todo llevará su tiempo.

Foto: guerra-gaza-netanyahu-acuerdo-hamas-1hms
TE PUEDE INTERESAR
'Olvidar' dos años menos un día: este es el otro relato que esconde la tregua de Netanyahu
Mónica Redondo Alicia Alamillos Gráficos: Miguel Ángel Gavilanes Mapa: Sofía Sisqués

El desarme del IRA no fue un gesto inmediato, sino un lento proceso de confianza mutua. El Acuerdo de Viernes Santo, firmado en 1998, estableció un marco político en el que los antiguos enemigos —unionistas-protestantes y republicanos-católicos— gobernaría en coalición en Irlanda del Norte. A cambio, se creó una Comisión Internacional Independiente para el Desarme, encargada de supervisar la entrega de armas de todas las facciones.

Powell, que pasó años en negociaciones secretas con el Sinn Féin —el brazo político del IRA—, convenció a Londres de que la única manera de lograr el desarme era permitir que los antiguos insurgentes encontraran un espacio legítimo en la política. La lógica era simple, pero revolucionaria: nadie entrega las armas si no tiene algo que ganar al hacerlo.

El IRA no confiaba en el Estado británico ni en los unionistas y temía que la rendición de sus armas antes de obtener avances políticos significara una humillación. Durante años, los depósitos de armas permanecieron ocultos mientras los partidos intentaban consolidar las nuevas instituciones.

Foto: desmantelar-no-desarmar-como-europa-puede-ayudar-a-impulsar-una-paz-en-gaza

No fue hasta octubre de 2001, tres años después del acuerdo de Viernes Santo, cuando el IRA anunció que había iniciado el desarme "de forma verificable". Los inspectores de la comisión supervisaron en secreto la destrucción del arsenal: fusiles, lanzagranadas, explosivos y munición. Los detalles nunca se hicieron públicos, precisamente para evitar alimentar la desconfianza entre comunidades.

El 26 de septiembre de 2005, siete años después de la firma del pacto de paz, el IRA declaró oficialmente que "todas las armas habían sido puestas fuera de uso". El acto final del desarme fue simbólico, pero crucial: la violencia había terminado y el movimiento republicano pasaba a luchar únicamente por vías políticas. "Fue un proceso, no un evento", recuerda hoy Powell en sus conferencias. "Tuvimos que convencer al IRA de que entregar las armas no era rendirse, sino empezar una nueva etapa", matiza.

El plan de paz que Trump ha puesto sobre la mesa para Gaza contiene muchos de esos elementos. Entre ellos, no prohíbe que antiguos miembros de Hamás participen en la futura administración civil de Gaza, siempre que lo hagan a título individual y sin vínculos con la organización armada. Es el mismo principio que permitió que exmiembros del IRA se integraran en el sistema democrático norirlandés.

Foto: mision-salir-gaza-inteligencia-israeli

El nuevo "Consejo de la Paz", que supervisará la reconstrucción y la transición política de Gaza, contará con Blair como figura destacada. El ex primer ministro británico, que firmó el Acuerdo de Viernes Santo junto a Powell, vuelve así al tablero internacional como una suerte de mediador "no oficial", aunque en estrecha coordinación con el Gobierno británico y con el equipo de Trump.

Las últimas semanas han estado marcadas por una intensa diplomacia de bastidores. El enviado de Trump para Oriente Medio, Steve Witkoff, mantiene contacto diario con Powell y ha reconocido públicamente el "papel vital del Reino Unido" en los avances de las conversaciones. "El trabajo de Jonathan Powell ha sido incansable", escribió en X tras un episodio de tensión diplomática entre Londres y Washington.

El embajador estadounidense en Israel, Mike Huckabee, había acusado horas antes a la ministra británica de Educación, Bridget Philipson, de "delirante" por afirmar que Reino Unido había sido determinante en el diseño del acuerdo. La disputa, rápidamente contenida por los canales diplomáticos, revela lo complejo del equilibrio político entre los socios.

Foto: tony-blair-gaza-londres-ex-primer-ministro-palestina

Aun así, fuentes gubernamentales británicas defienden que la reconocida independencia del Estado palestino —decisión impulsada por Starmer— fue esencial para que las potencias árabes se sumaran al plan de Trump. "Era una señal de compromiso", explica un alto cargo. Arabia Saudí, Egipto y Qatar, miembros de la Liga Árabe, exigían un gesto simbólico de Occidente antes de desvincularse de Hamás y condenar los ataques del 7 de octubre de 2023.

El paralelismo con Irlanda del Norte no pasa desapercibido. Como entonces, nadie espera una paz inmediata, pero sí un cambio de rumbo histórico. El acuerdo británico de 1998 no acabó de un día para otro con la violencia sectaria, pero sí instauró un proceso político que, con sus altibajos, transformó radicalmente la región.

Hoy, en Londres, muchos confían en que Gaza pueda seguir ese mismo camino. Powell y Blair vuelven a compartir escenario, con la esperanza de que el método que pacificó Belfast sirva también para empezar a apagar la guerra más enquistada del planeta. El desafío, como entonces, será convencer a los que empuñan las armas de que la paz no es una derrota, sino el principio de una nueva legitimidad.

El proceso que hace un cuarto de siglo puso fin a tres décadas de violencia en Irlanda del Norte podría convertirse en el nuevo manual diplomático para Oriente Medio. Reino Unido, que logró desarmar al IRA y sellar el Acuerdo de paz del Viernes Santo en 1998, ofrece ahora su experiencia a Israel y a la comunidad internacional para intentar lo impensable: que Hamás deponga las armas y que Gaza inicie una transición política supervisada por observadores internacionales.

Reino Unido Tony Blair Irlanda del Norte
El redactor recomienda