El embajador de Palestina en España: "El 'acuerdo de paz' es, en el mejor de los casos, una declaración de buenas intenciones"

Husni Abdel Wahed (1968, Aqbat Jaber, Palestina) es embajador del recién reconocido Estado de Palestina en España. Antes, ya era el representante diplomático de la Autoridad Palestina, desde 2022. Menos de una semana después del anuncio de un acuerdo de paz alcanzado entre Israel y Hamás —diseñado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump—, y cuando el grupo palestino ha cumplido ya con la liberación de los últimos rehenes vivos en Gaza, Wahed advierte que "el diablo está en los detalles" y será clave lo que veremos en los próximos días por parte de Israel.

El diplomático palestino se muestra escéptico respecto a que Israel cumpla plenamente los términos del acuerdo, que incluye un alto al fuego y la retirada progresiva de tropas del enclave, y cuestiona qué papel se ha reservado para la propia Palestina. Aunque se felicita por el final de la masacre, el miedo a que no sea el final definitivo vertebra toda la conversación con El Confidencial.

En su discurso frente al Parlamento israelí (la Knèset), Trump no se refirió en ningún momento a los representantes palestinos, que no habrían participado en ninguna parte de la elaboración del plan, según asegura Abdel Wahed. El embajador teme que el plan no termine velando por los intereses de los gazatíes y que el Ejecutivo del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, pueda utilizar cualquier excusa para "seguir matando".

PREGUNTA. ¿Cómo valora usted este acuerdo entre Israel y Hamás?

RESPUESTA. Lo más importante es que se detenga el genocidio. El derramamiento de sangre, la destrucción y el sufrimiento. Esto aparentemente se está logrando. Esperamos que Israel no busque un pretexto para reanudarlo, porque hay varios líderes israelíes —entre ellos el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu— que están amenazando con que la guerra no ha terminado.

P. ¿Cree que es posible que Israel, entonces, viole este acuerdo de alto al fuego?

R. Quiero pensar positivamente, pero la experiencia nos dice que tenemos que ser cautelosos porque en oportunidades anteriores Israel siempre encuentra algún pretexto para seguir matando.

P. ¿El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, puede ser ahora una especie de muro de contención de Netanyahu para que no vuelva a violar el alto el fuego?

R. No soy adivino, por lo tanto, juzgo los hechos. Y los hechos son que por ahora tenemos una primera fase que acordaron Israel y Hamás. Estamos viendo a un presidente Trump que tiene la ambición de ganar el Premio Nobel de la Paz, que ha reiterado que esto es el fin de la guerra. Esperamos que cumpla su palabra.

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La pregunta es: si el presidente Trump o Estados Unidos podía detener el genocidio, ¿por qué no se hizo antes? ¿Por qué había que esperar el derramamiento de sangre y tanta destrucción, tanto tiempo para finalmente llegar a lo que se ofreció hace más de un año de la liberación de los rehenes y detener el genocidio? Recordemos que el alto al fuego se violó el pasado mes de febrero cuando Trump ya estaba en la Casa Blanca. El mes de marzo también Israel impuso este genocida bloqueo de la ayuda humanitaria que ha costado la vida de centenares por hambre.

Hay un detalle que hay que destacar porque ahora todo el mundo está muy contento y celebra esta fase. Esta es la única fase que tiene plazos y cuenta con cierta claridad. Luego hay que entrar en las fases siguientes y ahí no hay claridad, no hay plazos y hay que discutirlo todo. Y en los detalles está el diablo.

P. ¿Qué tipo de detalles?

R. No sé si realmente es un plan de paz, porque un plan de paz se hace entre enemigos y no se hace entre terceros que no están en confrontación. Sabemos que Estados Unidos es parte y es quien sostiene a Israel, quien le financia, quien le arma, quien le brinda protección… Pero quien ocupa Palestina es Israel y la paz se supone que se hace entre enemigos.

El plan de Trump no contempla ni un futuro Estado palestino con claridad ni contempla nada con respecto a Cisjordania, simplemente habla de la Franja de Gaza.

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Y hay otro pequeño gran detalle. Este consejo internacional precedido por el presidente Trump y secundado por Tony Blair… ¿Cómo lo podemos calificar? ¿Cómo lo podemos juzgar? ¿Es un protectorado? La verdad es que hay muchas más preguntas que respuestas. No hay detalles de ese plan. No hay detalles de cómo van a gestionar la Franja de Gaza, simplemente. O cómo se van a reconstruir todas esas viviendas que han sido destruidas por la guerra.

Esto es una declaración de buenas intenciones, en el mejor de los casos. Pero para implementarlo hace falta aterrizarlo con planes concretos que no se dan hasta ahora. Los casos anteriores no son muy alentadores, ni la participación del ex primer ministro británico en diferentes momentos de la historia contemporánea, ni el yerno del presidente Trump —Jared Kushner— ni el propio presidente Trump y su anuncio de la Riviera de Oriente Medio.

P. Una de esas buenas intenciones lo vimos el 13 de octubre con el intercambio de prisioneros y con la liberación de más de mil palestinos, además de los rehenes israelíes con vida. ¿Cómo valora usted este nuevo intercambio?

R. La diferencia es que a los rehenes israelíes se les reconoce como tales. En cambio, a los palestinos los presentan como prisioneros, aunque en realidad también son rehenes: han sido secuestrados médicos, funcionarios, trabajadores sanitarios y humanitarios… ¿Por qué en un caso se habla de rehenes y en el otro de presos? También ellos son rehenes. Actualmente, hay unos 250 con condenas muy largas, y en las cárceles israelíes permanecen más de 11.000 palestinos detenidos, la mayoría sin cargos, sin juicio y sin acusación alguna.

"Si luchamos por la libertad, no podemos favorecer ni privar de libertad a nadie"

Nosotros vemos con buenos ojos la liberación tanto de los israelíes como de los palestinos. Si luchamos por la libertad, no podemos favorecer ni privar de libertad a nadie. Ojalá esto sea el comienzo del fin de todo este proceso colonialista que ha privado al pueblo palestino de su libertad durante 80 años.

P. Algunos nombres se habían barajado para incluir en ese acuerdo de liberación, como el del secretario general de Fatah en Cisjordania, Marwan Barghouti, cuya excarcelación finalmente no se ha producido, en parte por el temor de Israel a que pueda asumir el liderazgo en Gaza. En este contexto, ¿qué futuro tiene un plan político para Gaza que incluya realmente a Palestina, especialmente teniendo en cuenta los enfrentamientos internos entre Hamás y otras milicias rivales?

R. Israel ha creado un cuerpo de colaboradores liderado por un personaje nefasto, Abu Shabab. La información que yo tengo es que la confrontación fue entre estos y las fuerzas del orden de la franja de Gaza. No nos sorprende que Israel haya creado este cuerpo. Son sus agentes, a pesar de que pueden ser palestinos de nacimiento, pero son agentes israelíes. Israel ha sembrado la semilla del mal en la franja de Gaza y en Cisjordania también.

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Es normal que se vean estas manifestaciones porque Israel las ha originado.

P. ¿Qué repercusiones tiene para los palestinos, sobre todo, y para la gente de Gaza?

R. Para alguien con hambre, ¿qué es lo que más desea? Algo de comer. Para quien tiene sed, ¿qué es lo que más anhela? Un sorbo de agua. Y para quien ha sufrido la guerra, la muerte, el asesinato, el genocidio, ¿qué es lo que más quiere? Un poco de paz. Eso es lo que desea el pueblo palestino: paz interna y paz externa.

Tanto a nivel palestino como regional, aspiramos a alcanzar un acuerdo de paz definitivo, no un simple calmante. Todos los intentos anteriores lo han sido, porque no han abordado la raíz del problema: la ocupación israelí. Mientras esa causa persista, la guerra puede resurgir en cualquier momento. Ojalá la comunidad internacional tome conciencia de que la paz no solo garantiza la estabilidad y la seguridad de la región, sino también del mundo entero. Y que actúe en consecuencia.

P. ¿Qué es lo que más es necesario, además de ese alto fuego definitivo?

R. Se estima que un millón y medio de palestinos han perdido su hogar, porque sus viviendas han sido destruidas. Sin embargo, cuando se habla de reconstrucción, casi siempre se piensa solo en la reconstrucción material y rara vez se menciona la reconstrucción humana. Las guerras y los genocidios dejan secuelas devastadoras en la salud mental y emocional de las personas.

"Es inevitable que esto deje profundas secuelas"

Nuestros niños han sido víctimas directas de este genocidio: muchos han perdido la vida o han visto morir a sus familiares, amigos y compañeros; han pasado hambre, se han visto obligados a desplazarse una y otra vez, han dormido a la intemperie y han vivido todas las formas posibles del sufrimiento humano. Es inevitable que todo esto deje profundas secuelas. Y lo más triste es que, por experiencia, sabemos que los palestinos nunca han recibido atención psicológica ni apoyo en salud mental.

P. Precisamente le quería preguntar por eso, por el impacto que está dejando la guerra en generaciones jóvenes, sobre todo en los niños, en los adolescentes.

R. Yo no soy experto, pero yo lo he vivido. Yo nací en un campo de refugiados y he vivido la expulsión por parte de Israel. He vivido las consecuencias de la ocupación, la pobreza, las condiciones infrahumanas y sé que esto ha dejado profundas huellas en mí, en mi generación, en mi pueblo. Lo que se está viviendo ahora es mucho peor que lo que habíamos vivido en experiencias anteriores.

Es importante que los expertos en salud y salud mental tengan un diagnóstico y los recursos para atender a tanta gente que la necesita.

P. ¿Cómo valora usted la posición de España ante este conflicto?

R. Agradecemos profundamente y reconocemos a España por todo lo que ha hecho. Ha tenido un gran protagonismo y una gran capacidad de iniciativa, de gestión y de liderazgo y ha demostrado que tenía razón porque los demás han seguido sus pasos.

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