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El sistema 'cripto' A7: la alternativa de Rusia al SWIFT para financiación ilegal y evadir sanciones
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LA UE BARAJA ACTUAR CONTRA ESTA DIVISA

El sistema 'cripto' A7: la alternativa de Rusia al SWIFT para financiación ilegal y evadir sanciones

Durante años el Kremlin se resistió a adoptar una criptomoneda oficial pegada el rublo, hasta que la guerra de Ucrania lo cambió todo. Ahora ha establecido un mecanismo transfronterizo con el que juega al gato y al ratón con Occidente

Foto: Centro de datos de un proveedor de servicios de minado de criptomonedas en la ciudad rusa de Bratsk. (Reuters/Maxim Shemetov)
Centro de datos de un proveedor de servicios de minado de criptomonedas en la ciudad rusa de Bratsk. (Reuters/Maxim Shemetov)
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Desde el inicio de la invasión de Ucrania, la guerra económica entre Occidente y Rusia está resultando ser uno de los frentes más dinámicos del conflicto. La imposición de sanciones masivas desde 2022 ha llevado a Rusia a inventar constantemente todo tipo de esquemas para evadirlas, y a sus adversarios a poner parches constantes sobre los huecos surgidos aquí y allá. El último episodio en ese sentido es el establecimiento de un esquema empresarial basado en la tecnología ‘blockchain’ y en una criptomoneda propia, que la UE se dispone ahora a tratar de atajar. Les presentamos A7, el intento ruso de establecer una alternativa al sistema SWIFT.

A7 es un sistema de pagos que ayuda a las firmas rusas a mover dinero entre países sorteando las restricciones derivadas de las sanciones. Fue establecido en 2024 por el oligarca moldavo Ilan Shor, exiliado en Moscú tras ser acusado de apropiarse indebidamente de una cantidad equivalente del 13% del PIB de Moldavia extraída de tres de los principales bancos del país, y que continúa moviendo las redes a favor del Kremlin en su país natal. Un 49% de las acciones pertenecen a Promsvyazbank (PSB), un banco estatal ruso vinculado a empresas de defensa rusas y sancionado internacionalmente.

A través de un complicado organigrama de empresas, A7 ofrece a sus clientes la posibilidad de realizar pagos en otros países gracias al secretismo imperante en el ámbito de las criptomonedas, muchas de cuyas empresas se resisten a operar bajo las mismas obligaciones legales de ‘conocer al cliente’ y diligencia debida que las entidades bancarias tradicionales. Si bien el mundo ‘cripto’ no ofrece un anonimato total -de hecho, casi todo es rastreable por investigadores especializados cuando se sabe lo que se está buscando-, sí permite enmascarar lo suficiente las transacciones como para garantizar una cierta flexibilidad en esos movimientos, al menos en una fase inicial.

“Los hallazgos de esta investigación sugieren que A7 ha construido un sistema basado en el dinero fiat y las criptomonedas para realizar transferencias a gran escala de dinero dentro y fuera de Rusia. La mezcla de los sistemas tradicionales y de las criptomonedas para mover dinero a través de las fronteras supone un régimen de sanciones”, explica un informe del Centro para la Resiliencia de la Información (CIR, por sus siglas en inglés), un ‘think tank’ con sede en Londres especializado en la investigación y denuncia de acciones híbridas contra países occidentales, publicado a finales de junio. “A7 se está expandiendo a gran velocidad financiado en gran medida por préstamos de instituciones estatales rusas”, añade el documento.

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Durante mucho tiempo, A7 recurrió a la criptomoneda USDT, de la firma Tether. USDT es lo que se llama una ‘stablecoin’, una criptomoneda asociada a una divisa tradicional -en este caso el dólar estadounidense-, lo que le otorga una volatilidad muchísimo menor que las criptodivisas convencionales como el Bitcoin. A7 también operaba a través de Garantex, una bolsa de intercambio ruso lanzada en 2019 que permitía la compraventa de criptomonedas por dinero tradicional.

El problema vino en marzo de este año, cuando las autoridades estadounidenses actuaron contra Garantex tras constatar que este fondo se utilizaba para dar soporte financiero a actividades maliciosas como servicios de ‘ransomware’, entre otros delitos. Tether, en cumplimiento de dichas sanciones, bloqueó todas las operaciones de este fondo con USDT, poniendo fin de forma efectiva a sus actividades. “Esto fue una llamada de atención para los rusos, que se dieron cuenta de que no podían confiar directamente en las compras de USDT para escapar de las sanciones, y que necesitaban una ‘stablecoin’ nacional”, ha explicado Elise Thomas, la autora del informe del CIR, a la cadena France 24. Desde el punto de vista de Moscú, había que buscar una alternativa.

La irrupción de A7A5

La solución fue recurrir a A7A5, una ‘stablecoin’ creada pocas semanas antes, el 10 de febrero, y anunciada como “la primera criptomoneda estable respaldada por el rublo”. Al mismo tiempo, se creó Grinex, otra bolsa de intercambio que retomaba las actividades de Garantex y que, según el Departamento del Tesoro de EEUU, era en realidad una continuación de esa operación llevada a cabo por los mismos responsables.

Durante años, el Banco Central de Rusia había adoptado una postura muy conservadora ante las criptomonedas, rechazando experimentar con ellas al considerarlo demasiado arriesgado. No obstante, conscientes de su valor potencial, operativos rusos fomentaron su adopción en otros países, por ejemplo actuando como consejeros de Nicolás Maduro en la creación del Petro, la efímera criptomoneda venezolana, o aconsejando la introducción de criptodivisas en la economía de la República Centroafricana. En esas mismas fechas, los emisarios rusos que se reunieron con representantes del independentismo catalán mostraron un enorme interés en la posibilidad de convertir una Cataluña independiente en un paraíso de las criptomonedas.

Dentro de la propia Rusia, la guerra de Ucrania fue lo que lo cambió todo. En el verano de 2024, el país aprobó dos leyes legalizando el minado de criptomonedas y su uso en pagos internacionales, dando el pistoletazo de salida a una práctica que permite mitigar el impacto de las sanciones. Medio año después se anunciaba la creación de A7A5, una criptodivisa pegada al rublo mediante activos depositados en Promsvyazbank. Tan solo en sus cuatro primeros meses de operación, A7A5 se utilizó para mover unos 9.300 millones de dólares que de otro modo habrían afrontado serias dificultades transfronterizas.

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Pero A7 también se utiliza para otros propósitos aún más preocupantes. A principios de septiembre, un conjunto de documentos internos de este conglomerado empresarial fue hackeado y filtrado en internet, mostrando, entre otras cosas, que había sido utilizado para la financiación ilegal de partidos en Moldavia, como parte de la estrategia de interferencia masiva por parte de Rusia en las elecciones de dicho país.

Entre otras cosas, A7 habría utilizado una serie de apps, como una denominada Taito, para sufragar las operaciones de los activistas locales al servicio de Rusia, y otra llamada Callcenter para llevar a cabo encuestas ilegales en Moldavia, cuyos resultados adulterados permitirían luego promover la narrativa de un supuesto fraude electoral si la votación se alejaba de los intereses del Kremlin.

Kirguistán, el nódulo clave

En todo esquema hay otro país que juega un papel esencial: la república centroasiática de Kirguistán. Aunque el ‘token’ A7A5 es emitido por A7, la criptomoneda fue creada por una empresa nominalmente kirguís llamada Old Vector LLC, como kirguís es también Grinex. Meer, otro ‘exchange’ de Kirguistán, también permite convertir A7A5 en dinero fiat.

El motivo, según el director de A7A5 Leonid Shumakov, es que este estado tiene una regulación “amistosa” hacia las criptomonedas y está muy poco expuesto al sistema internacional de sanciones. “No es ningún secreto que esta jurisdicción está ayudando mucho a hacer frente a la presión a la que está sometida”, declaró Shumakov al diario Financial Times en junio. Además, las filtraciones de los documentos internos de A7 documentan la excelente relación entre el oligarca Shor y el presidente kirguís Sadyr Japarov, a quien el moldavo incluso le habría regalado un jet privado de lujo a cambio de su tolerancia y colaboración en las actividades del conglomerado.

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Mientras tanto, las autoridades occidentales no han estado de brazos cruzados. A mediados de julio, la Unión Europea sancionó a A7 por su papel en la operación rusa para socavar las elecciones presidenciales y el referéndum en Moldavia de finales de 2024. El 14 de agosto, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de EEUU volvió a sancionar a Garantex e introdujo a Grinex en la lista por primera vez. Pero eso no ha supuesto el fin de esta operación financiera: la semana pasada, el diario Financial Times publicó una investigación en la que mostraba cómo desde la imposición de sanciones a esta bolsa de intercambio, A7A5 ha sido utilizada para mover al menos 6.000 millones de dólares. Según este medio, más del 80% de los activos en esta criptomoneda en Grinex fueron destruidos mediante comandos informáticos y recreados inmediatamente en otros fondos ‘limpios’.

Ahora, la UE sopesa actuar directamente contra A7A5, según la agencia Bloomberg, que ha tenido acceso a documentos internos del bloque. Bruselas espera así reducir las actividades económicas de Rusia, limitando su capacidad de seguir financiando la campaña bélica en Ucrania. Según los últimos datos, hay alrededor de 41.600 millones de ‘tokens’ de A7A5 en circulación, valorados en un total de 496 millones de dólares. El total de todas las transacciones llevadas a cabo hasta la fecha con esta criptomoneda asciende a unos 68.000 millones de dólares. No deja de ser más que una fracción de lo que mueve la economía rusa y de lo que las sanciones han bloqueado, pero tampoco es una cifra menor. En esta guerra económica, menos da una piedra.

Desde el inicio de la invasión de Ucrania, la guerra económica entre Occidente y Rusia está resultando ser uno de los frentes más dinámicos del conflicto. La imposición de sanciones masivas desde 2022 ha llevado a Rusia a inventar constantemente todo tipo de esquemas para evadirlas, y a sus adversarios a poner parches constantes sobre los huecos surgidos aquí y allá. El último episodio en ese sentido es el establecimiento de un esquema empresarial basado en la tecnología ‘blockchain’ y en una criptomoneda propia, que la UE se dispone ahora a tratar de atajar. Les presentamos A7, el intento ruso de establecer una alternativa al sistema SWIFT.

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