"Las flotas fantasma de Rusia hacen más cosas que transportar petróleo"
La presión internacional aumenta mientras Moscú sortea sanciones con rutas alternativas y criptomonedas; expertos advierten sobre divisiones en la UE y nuevos riesgos para la seguridad y la economía europea
Tom Keatinge, fundador y director del Centro para las Finanzas y la Seguridad del Royal United Services Institute. (Cedida)
Años de sanciones progresivas siguen sin dar resultados. Rusia continúa financiando la guerra en Ucrania con la venta de gas y petróleo a Europa, transporta su producto a través de "flotas fantasma" y compra a China los componentes para sus drones pagando en criptomonedas, a través de un mundo digital que Bruselas sigue sin descifrar.
Con Donald Trump la situación puede tomar ahora otro rumbo. Aunque sus intereses no estén especialmente en la seguridad del Viejo Continente. ¿Estamos en un punto de inflexión? ¿Qué riesgos hay para la zona euro si se utilizan los activos rusos bloqueados? El Confidencial analiza el complejo escenario geopolítico conTom Keatinge, fundador y director del Centro para las Finanzas y la Seguridad delRoyal United Services Institute, el reputado centro de estudios de defensa y seguridad más antiguo de Reino Unido.
Pregunta: Donald Trump exige a Europa que deje de comprar energía rusa si quiere que Estados Unidos implemente contundentes sanciones a Rusia. ¿Por qué va a conseguir ahora que Europa cambie de estrategia? Y ¿hasta qué punto se puede confiar en él?
Respuesta: La única fiabilidad que ofrece Donald Trump es que no es fiable. No soy tan ingenuo como para pensar que cumplirá su parte del trato. Ahora bien, está diciendo en alto lo que mucha gente piensa realmente sobre este asunto. Y respecto a Hungría y Eslovaquia, dos de los principales infractores cuando se trata de seguir financiando la guerra de Rusia en Ucrania, van a escuchar a Trump antes que a [la presidenta de la Comisión Europea] Ursula von der Leyen. Así que creo que, en cierto modo, Trump tiene al menos una de las grandes claves para abordar el asunto.
P. ¿Cuál es el objetivo real de Trump?
R. Por supuesto, le gusta presentarse como la persona que pone fin a las guerras. Pero su verdadero enfoque es restringir la influencia de China, dado que Rusia depende de China para comprar bienes militares y vender energía.
P. ¿El hecho de que todo en la UE, en este caso sanciones, tenga que ser decidido por unanimidad es contraproducente?
R. Estamos viendo que la UE no está preparada para luchar contra Viktor Orbán por las sanciones. Hungría tiene excepciones, hasta el punto de que los rusos están construyendo una central nuclear en este país. La UE necesita que Hungría vote a favor de las sanciones, entre comillas, es decir, siempre y cuando no afecten a Hungría. Es una situación desafortunada y muy triste.
De ahí que muchos están intentando pasar de la necesidad de unanimidad a la votación por mayoría cualificada. En los países más expuestos a la frontera con Rusia, los Estados bálticos, Polonia, la República Checa, hay frustración por la lentitud, por lo que están empezando a diseñar su propio régimen nacional con el fin de, si fuera necesario, aplicar las sanciones como una especie de comunidad antirrusa.
P. ¿Por qué la UE no impuso desde un principio a Rusia un modelo de sanciones como el que Estados Unidos empleó con Irán? Esto incluiría presión sobre los aliados para que dejen de comprar energía a Rusia, ayuda práctica para identificar proveedores alternativos y depositar el dinero destinado a Moscú en una cuenta de garantía bloqueada para evitar que se utilice con fines indebidos, como la compra de armas para atacar a Ucrania.
R. Con Irán, había un consenso general de que era importante limitar sus ambiciones nucleares y mantenerlas centradas en fines civiles. Había más disposición, o menos reticencia, a respaldar iniciativas principalmente de Washington. En 2022, sin embargo, la situación geopolítica estaba más fragmentada y estábamos recién saliendo de la COVID con una inflación global muy alta.
La invasión a gran escala de Ucrania alteró tanto la seguridad alimentaria como la energética. El reto era complicado: presionar a Moscú sin empeorar la situación global y, además, sin afectar a la economía interna, especialmente en Estados Unidos, donde los precios de la gasolina influyen en las elecciones. Ahora, los mercados energéticos son mucho más flexibles. Se podría ejercer presión sin provocar una conmoción mundial. Pero conseguir ahora que los países acepten una visión que provenga de Occidente es más difícil.
P. ¿Es realista, por tanto, esperar que Europa deje de comprar petróleo ruso pronto?
R. No a corto plazo, a menos que Trump haga gestiones directas con Hungría y Eslovaquia. Podríamos estar iniciando un proceso, pero no es realista que estos países detengan sus compras de inmediato si no hay alternativas prácticas. Además, se acerca el invierno, lo que complica la situación energética.
P. ¿Cómo afecta la "flota fantasma" rusa a las sanciones y seguridad?
R. No es un fenómeno nuevo. Estos barcos han sido utilizados durante muchos años por países como Irán, Venezuela o Corea del Norte para evadir las sanciones. Lo que ocurre ahora es que se ha expandido de manera espectacular como resultado de la entrada de Rusia en ese mercado. Ahora estos barcos navegan por el Báltico, el canal de la Mancha o el Estrecho de Gibraltar, lo que preocupa a Occidente. Además de transportar petróleo ruso, se les acusa de dañar cables y lanzar drones, convirtiéndose en un riesgo de seguridad. La ley internacional limita nuestra capacidad de detenerlos, salvo que violen normas, por ejemplo, usando bandera falsa.
P. El petrolero Boracay, cuyo capitán por cierto es chino, ha sido recientemente interceptado en Francia acusado no solo de evitar las sanciones, sino de llevar a cabo incursiones con drones con Dinamarca. No es un caso aislado. ¿Hasta qué punto llega la provocación de Rusia con la OTAN?
R. Creo que su prevalencia y su ubicación sugieren que se trata de algo más que meros accidentes. Rusia ha descubierto una forma de interferir en la seguridad occidental con una especie de interferencia de muy bajo nivel y creo que Occidente aún no ha descubierto cómo responder en el ámbito del derecho internacional. Y aquí es donde las cosas se ponen más difíciles porque los rusos actúan al margen de las leyes, normas y estándares internacionales. Occidente insiste en operar dentro de esos estándares. Así que, a menos que estemos preparados para igualar a los rusos, ellos seguirán con esta metodología.
P. De cara a la próxima cumbre europea de finales de octubre, la Comisión Europea está analizando un nuevo mecanismo para destinar parte de los activos rusos bloqueados a la financiación de la defensa y la reconstrucción de Ucrania. En la actualidad, Euroclear, depositario central de valores con sede en Bélgica, invierte en el Banco Central Europeo los recursos procedentes de bonos rusos vencidos que quedaron bloqueados por las sanciones. La propuesta ahora de Bruselas es usarlos para adquirir bonos sin cupón emitidos por la Comisión Europea y garantizados por los Estados miembros. ¿Lo ve como buena opción? ¿Qué riesgos tendría para la zona euro?
R. La situación es compleja, pero existen soluciones de ingeniería, tanto financieras como jurídicas. Primero, todos los Estados deben acordar usar esos activos plenamente. Segundo, cualquier riesgo debe ser compartido; no es justo que un solo país, en este caso Bélgica, asuma toda la responsabilidad. Una vez acordado esto, se puede implementar un mecanismo como bonos de reparación rápidamente. Los argumentos sobre riesgos exagerados para la zona euro suelen ser promovidos por el Kremlin. Cuando los activos se inmovilizaron en 2022, sabíamos perfectamente que nunca volverían a Rusia. Sin embargo, el euro no se derrumbó y los tipos de interés no se han disparado.
P. ¿Qué papel tiene la criptomoneda en la estrategia rusa? La UE parece estar dispuesta ahora a imponer sanciones a A7A5, una stablecoin respaldada por rublos y vinculada a actores rusos sancionados.
R. Mientras que la flota en la sombra permite a Rusia obtener ingresos con la venta de su petróleo, las criptomonedas le permiten gastar luego ese dinero en comprar componentes de China para sus fuerzas armadas. Por eso, nuestro argumento es que deberíamos tratar el tema de las criptomonedas con la misma seriedad. Y, por el momento, la diferencia es enorme.
"Todos los Estados deben acordar usar esos activos plenamente"
Esto es peligroso porque las criptomonedas se han convertido en un asunto de seguridad nacional. La regulación se concentra en el intercambio de dinero fiduciario, es decir, una especie de dinero tradicional, a cripto. Una vez allí, es difícil supervisar las transacciones. Por eso, el ruble-backed stablecoin A7A5 es problemático, ya que permite convertir divisas en activos utilizables sin supervisión efectiva.
P. La victoria de un partido proeuropeo en las elecciones de Moldavia ha sido una prueba de fuego en la ex nación soviética, donde la interferencia rusa y las campañas de desinformación han gastado millones en un intento de impedirlo. ¿Está el Kremlin perdiendo su capacidad de injerencia?
R. Desde la elección de Maia Sandu en Moldavia, vemos que otros países están aprendiendo a proteger sus elecciones. Armenia, por ejemplo, debería estudiar esta experiencia de cara a las elecciones del próximo año. El riesgo siempre está ahí. Y no solo por parte de Rusia. Estamos viendo que figuras como Elon Musk también pueden influir masivamente en la política mediante redes y eventos públicos, como está ocurriendo en Reino Unido.
P. Hablando de Reino Unido, Londres ha sido durante muchos años el principal destino de los millones de oligarcas rusos. ¿Se ha conseguido acabar ya con el Londongrado?
R. La invasión rusa hizo imposible que el gobierno de Boris Johnson ignorara el problema. Desde 2022, Reino Unido ha fortalecido la legislación sobre propiedad anónima y lavado de dinero, mejorando significativamente su capacidad de respuesta. Otros países europeos podrían aprender de esto.
P. En conclusión, ¿es optimista sobre la respuesta de la UE y Reino Unido frente a Rusia?
R. Comparando cuatro años después de 2022 con cuatro años tras la invasión de 2014, Europa ha hecho un trabajo fantástico: sigue enfocada y motivada. Mi preocupación es que ahora se ha vuelto más burocrática y reacia a tomar decisiones que realmente presionen a Rusia. Ucrania necesita apoyo decisivo y rápido, no solo prepararse para una lucha prolongada.
Años de sanciones progresivas siguen sin dar resultados. Rusia continúa financiando la guerra en Ucrania con la venta de gas y petróleo a Europa, transporta su producto a través de "flotas fantasma" y compra a China los componentes para sus drones pagando en criptomonedas, a través de un mundo digital que Bruselas sigue sin descifrar.