De Kosovo a la India: los otros amigos que ha hecho Israel para evitar el aislamiento
El aislamiento internacional ha llevado a Israel a fortalecer lazos con potencias asiáticas, países africanos y aliados inesperados, diversificando su política exterior y buscando nuevos apoyos estratégicos
Visita del primer ministro israelÍ, Benjamin Netanyahu, a Kenia, en 2016. (EFE/Daniel Irungu)
En los dos años transcurridos desde los salvajes atentados del 7 de octubre de 2023, que generaron una gran oleada de simpatía y solidaridad globales hacia Israel, muchas cosas han cambiado. El rechazo a las acciones israelíes en Gaza ha modificado la percepción de gran parte de la opinión pública mundial hacia este país, incluso en aquellos rincones del planeta tradicionalmente más favorables hacia la causa israelí, como EEUU, donde un 59% de la ciudadanía tiene una visión negativa del gobierno de Tel Aviv y un 39% considera que "está yendo demasiado lejos", según una encuesta del Pew Research Center hecha pública este mes. Uno de cada cuatro judíos estadounidenses considera que se está cometiendo un genocidio en Gaza.
Esa situación quedó de manifiesto, por ejemplo, durante la reciente Asamblea General de Naciones Unidas el pasado septiembre, cuando decenas de delegados se levantaron y abandonaron el hemiciclo al tomar la palabra el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu.Una imagen que recibió amplia difusión en redes sociales como prueba del creciente aislamiento de Israel en la escena internacional, pero que también ofrecía la lectura contraria. La de todos los que permanecieron en la sala, muchos de ellos representantes de países no occidentales con los que el Estado judío ha forjado relaciones estrechas en los últimos años, como parte de una estrategia consciente para diversificar supolítica exterior.
"Israel, ante esta situación en la que se encuentra, ha puesto en marcha una estrategia de diversificación de relaciones con los países del sur global, no con todos pero sí con algunos. Indiaes un caso muy interesante, pero también están los Acuerdos de Abraham, el puerto de Haifa con los chinos, la cooperación que había con los rusos en relación con Siria… También lo vemos en África, donde ha seguido una estrategia bastante consistente desde hace bastante tiempo, de ir a por los pequeños, de granjearse el apoyo de países africanos medio pequeños, tipo Malawi", explica Eduard Soler, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Barcelona.
"Aun sabiendo que Estados Unidoses su gran garante y que siempre dará la cara por él, Israel también es consciente de estas rupturas y fricciones en Europa, que pueden llegar a afectar a la relación entre Israel y la Unión Europea. Así que hay un intento deliberado por parte de Israel de ir cultivando relaciones con otros actores más allá del círculo occidental", dice a El Confidencial.
La mención a la India no es baladí: este país asiático es probablemente uno de los éxitos más espectaculares de la diplomacia israelí en los últimos años. Como uno de los principales impulsores del Movimiento de los No Alineados y del impulso postcolonial, la política exterior india siempre había sido tradicionalmente propalestina. Nueva Delhi se opuso a la partición del territorio de Palestina tras la salida británica en 1947, fue uno de los primeros países en reconocer a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y se negó durante décadas a establecerrelaciones con Israel. Todo eso ha cambiado con el gobierno de Narendra Modi, que se declara admirador de la política israelí hacia los palestinos y mantiene una excelente relación personal con Netanyahu. En 2017, Modi se convirtió en el primer primer ministro indio en visitar Israel.
Más allá de la política, ambos países tienen una alianza comercial informal basada en gran medida en la compraventa de armamento y tecnologías de seguridad. Drones israelíes tomaron parte en la breve guerra con Pakistán de esta pasada primavera, igual que aeronaves no tripuladas fabricadas por el consorcio indio-israelí Adani-Elbit Advanced Systems han sido utilizadas en Gaza.
India ha importando unos 5.000 millones de dólares en armas israelíes durante el último cuarto de siglo. Incluso ahora, en mitad de esta tormenta geopolítica, Nueva Delhi ha hecho un gesto simbólico de apoyo a Israel, firmando a principios de septiembre un nuevo acuerdo comercial para facilitar las inversiones mutuas.
India es el segundo mayor socio comercial de Israel en Asia, tan solo por detrás de China. Y las crecientes relaciones con ambos colosos asiáticos marca un giro fundamental en la política israelí hacia el continente asiático. "Antes de los años 90, la cooperación de Israel —a menudo encubierta— se limitaba en gran medida a los países más débiles y pobres de Asia que no tenían otra opción que aceptar asistencia, incluso de un estado marginalizado como Israel.
Por contraste, las grandes potencias asiáticas mantenían relaciones mínimas con Israel —como Japón o la India— o no tenían ninguna, como por ejemplo China", explica Yoram Evron, profesor de Ciencias Políticas y Estudios Chinos en la Universidad de Haifa, en una reciente entrevista con el medio The Diplomat.
Se cumplen dos años de los ataques de 7-O
Esta búsqueda en ocasiones clandestina de apoyos por todo el mundo hacía que algunos de los socios más importantes de Israel en el continente asiático estuviesen sometidos a cierto aislamiento diplomático, como Taiwán o Myanmar, o tuviesen una política exterior radicalmente independiente, como Singapur. En cambio, los grandes Estados musulmanes de la región, como Malasia, Indonesia o Brunei, se negaban incluso a reconocer la existencia de Israel, una situación que se mantiene hasta la fecha.
Pero poco a poco, el trabajo diplomático israelí ha logrado que otros países como Tailandia, Camboya, Filipinas, Vietnam, Laos e incluso Timor Oriental hayan establecido relaciones con el Estado judío a lo largo de los años. Algo a lo que también ha contribuido la postura de las principales potencias del continente. "Desde los años 90, y especialmente en el siglo XXI, el enfoque, nivel de interacción e interés estratégico de Israel en varias naciones asiáticas se ha alineado más con su importancia regional y global. Como resultado, los socios clave de Israel en Asia ahora incluyen a China e India, dos países que se han vuelto cruciales para su economía, política exterior, seguridad y posicionamiento estratégico", añade Evron.
El lazo balcánico
Estos nuevos amigos también incluyen países poco esperados, como es el caso de Serbia y Kosovo. En los Balcanes, Israel estableció relaciones diplomáticas con cada uno de los Estados después de la desintegración de Yugoslavia. Algunos de sus vínculos más curiosos nacieron incluso antes del ataque de Hamás del 7 de octubre y de la masacre en Gaza.
En 2021, Israel rompió con su política de más de una década y reconoció la independencia de Kosovo. Hasta ese momento no lo había hecho porque temía que ese apoyo pudiera ser contraproducente si los palestinos intentaban hacer lo mismo. Pero, sin previo aviso, Tel Avivse puso del lado dePristina, que prometió abrir una embajada en Israel.
Los analistas afirmaron en ese momento que la sorpresiva decisión de Israel se debió al acuerdo al que llegó Donald Trump entre Serbia y Kosovo en 2020. El objetivo de Tel Aviv era complacer a Washington. "No estoy seguro de que a Israel le interese involucrarse en este acuerdo", dijo Arthur Koll, exembajador israelí en Serbia, al sitio web Media Line, en el momento del reconocimiento. La decisión fue un revés para las relaciones con Serbia, que Israel considera como una de las más estrechas de la ex Yugoslavia.
Belgrado se negó a trasladar su embajada en Jerusalén y redujo su representación en Tel Aviv pero, el año pasado, la situación cambió. El Gobierno de Alexander Vucic se unió a una declaración liderada por Estados Unidos que pedía la liberación de rehenes israelíes por parte de Hamás y, según varios informes, ha estado vendiendo armas al Gobierno de Netanyahu para su ofensiva en Gaza. "Estas acciones podrían atribuirse a la cercanía de Serbia a Rusia y a su pretensión de controlar la política exterior de la ex Yugoslavia", apunta un análisis del Begin-Sadat Center for Strategic Studies (BESA).
Cada vez más presencia en África
Paralelamente, Israel sigue extendiendo su influencia en África. El Estado judío cuenta con 13 misiones diplomáticas en el país, tres representaciones económicas y un agregado militar en el continente, pero los expertos sostienen que esto es solo el inicio de su estrategia en el territorio. Este verano, un grupo de funcionarios israelíes y de Zambia se reunieron para celebrar la reapertura de la embajada israelí en Lusaka. Fue la primera vez en 52 años que se izaba una bandera israelí en la capital zambiana. "Israel regresa a Zambia. Israel regresa a África", declaró Gideon Saar, ministro de Asuntos Exteriores israelí, quien viajó al país para el evento.
Y declaró: "Muchos países de África están haciendo fila para que Israel abra una embajada en sus capitales últimamente", se jactó Saar en un discurso durante la ceremonia. "Decidimos empezar en Zambia".
Estas palabras coinciden con esos movimientos, totalmente calculados, para que Tel Aviv traiga a países africanos a su lado en un momento de aislamiento internacional por la masacre en Gaza. Estos esfuerzos han llegado a otros Estados como Nigeria, donde acudió este verano la viceministra de Asuntos Exteriores de Israel, Sharren Haskel. Después, continuó su viaje hasta Sudán del Sur, a quien le prometió ayuda en medio de un conflicto armado.
Malawi se une también a la lista, después de que Israel abriera una embajada en el país en 2024. Los dos países firmaron un acuerdo económico y el Gobierno de Nancy Tembo se convirtió en un gran defensor de Tel Aviv. "Seguiremos apoyando a Israel incluso cuando los demás no lo hagan", declaró Tembo durante la ceremonia de apertura. Añadió que todos los rehenes deben ser devueltos, afirmando que "nunca había presenciado actos tan inhumanos como los del 7 de octubre. Malawi reza por los rehenes".
Este es un ejemplo de la estrategia de Tel Aviv para seducir, con ayuda y armas, según varios informes, a varios países africanos con los que llevaba años sin mantener relaciones. Y además, se plantea como la contrapartida a Sudáfrica, que presentó una demanda contra Israel ante la Corte Internacional de Justicia. Pretoria se ha posicionado como uno de los principales críticos de Tel Aviv a nivel mundial.
"No podemos comparar Malawi con India, claro, que se puede convertir en un socio, si no lo es ya. En cambio, estos otros países le sirven no para decir ‘no estamos solos’, o para que en un determinado momento, cuando, por ejemplo, se produce toda la escasez de trabajadores en el sur de Israel después del 7 de octubre, poder atraer a trabajadores de Malawi. Ese tipo de cosas", explica Soler.
"Israel se adapta cada vez más en sus políticas exteriores a un mundo que ya no es el de esa primacía o hegemonía occidental, y reconoce esa multipolaridad y se adapta a ella. Algo que se refleja en sus acuerdos de cooperación, también en esa lógica más tecnológica, donde estamos viendo esa alianza tan fuerte entre Israel y Emiratos Árabes Unidos", continúa Soler.
La complejidad latinoamericana
Quizá la región donde más ambivalente haya sido esta estrategia israelí sea Latinoamérica, donde los éxitos coexisten con fracasos notorios. Durante la votación en Naciones Unidas en 1947 sobre la partición de la Palestina británica, 13 de los 20 países latinoamericanos que entonces tenían derecho a voto apoyaron la creación del Estado de Israel, y en los siguientes años la diplomacia israelí logró establecer relaciones con prácticamente todos los países del continente. Pero desde entonces la larga historia del conflicto palestino-israelí ha ido produciendo algunos desencuentros.
Por regla general, los gobiernos latinoamericanos de derecha han tenido una mejor relación con Israel que los de izquierda, aunque muchos de estos países han logrado un equilibrio independientemente del color político de los partidos en el poder. Es el caso de Argentina, Paraguay, Uruguay, Guatemala, Panamá, El Salvador, República Dominicana o México.
Los ejecutivos de izquierda en Brasil o Chile han sido muy críticos con la ofensiva israelí en Gaza, pero cuidándose mucho de mantener los lazos diplomáticos, al contrario que Cuba —que rompió con Israel tras la guerra del Yom Kipur en 1973— o Venezuela —relaciones rotas en 2009—. Nicaragua rompió con Israel en 2010 pero restableció relaciones en 2017, solo para volver a romperlas en 2024. Algo similar sucedió con Bolivia, que rompió relaciones en 2009 bajo Evo Morales y las recuperó tras el golpe de Estado de 2019, y volvió a cortarlas en 2023.
La guerra de Gaza ha supuesto un parteaguas en muchos casos. Algunos países han redoblado su apoyo a Israel, como Paraguay, que no solo ha votado en la ONU contra un embargo de armas a este país y le ha apoyado en el caso presentado por Sudáfrica ante el Tribunal Penal Internacional, sino que en 2024 trasladó su embajada a Jerusalén. Lo mismo ha prometido hacer la Argentina de Javier Milei. En cambio otros, como Honduras o Belice, han optado por el camino contrario, rompiendo relaciones con el Estado judío.
Pero el caso más traumático es el de Colombia, probablemente el socio más estrecho de Israel en América Latina, por influencia estadounidense. La colaboración entre colombianos e israelíes se remonta a los años 50, y se ha basado en gran medida en la necesidad de Bogotá de armamento, capacitación y tecnología en los sectores militar y de seguridad, por su propia situación de inestabilidad derivada de las acciones de las guerrillas y el narcotráfico. El ejército colombiano utiliza elementos como los rifles Galil y los cazabombarderos Kfir, de fabricación israelí, y se ha beneficiado de la experiencia de instructores israelíes.
Por ello, la ruptura de relaciones bajo el gobierno de Gustavo Petro ha tenido importantes consecuencias para ambos países. Tras las primeras críticas del ejecutivo colombiano a finales de 2023, Israel anunció que suspendería las exportaciones de seguridad a Colombia, como forma de presión. Pero lejos de amilanarse, meses después fue Petro quien canceló las compras de armamento israelí, hasta que en mayo de 2024 proclamó que cortaría las relaciones diplomáticas, llevando a la retirada mutua de embajadores.
Y no parece que el presidente colombiano tenga intención de dar marcha atrás. Para paliar el vacío que deja la retirada israelí, Bogotá ha empezado a explorar otras opciones, como la adquisición de dos docenas de aviones Saab 39 Gripen de Suecia. La semana pasada, después de que Israel detuviese a dos mujeres colombianas que viajaban en la Flotilla Sumud, Petro decretó la expulsión de toda la delegación diplomática israelí que permanecía en Colombia.
En los dos años transcurridos desde los salvajes atentados del 7 de octubre de 2023, que generaron una gran oleada de simpatía y solidaridad globales hacia Israel, muchas cosas han cambiado. El rechazo a las acciones israelíes en Gaza ha modificado la percepción de gran parte de la opinión pública mundial hacia este país, incluso en aquellos rincones del planeta tradicionalmente más favorables hacia la causa israelí, como EEUU, donde un 59% de la ciudadanía tiene una visión negativa del gobierno de Tel Aviv y un 39% considera que "está yendo demasiado lejos", según una encuesta del Pew Research Center hecha pública este mes. Uno de cada cuatro judíos estadounidenses considera que se está cometiendo un genocidio en Gaza.